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Categoría: Masturbación

La totona razurada

Cuidadosamente revisó la temperatura del agua que salía hacia la bañera. Se encontraba algo arriba de la marca ideal, lo suficientemente caliente como para enrojecer la piel. Luego echó un champú espumoso y lechoso en la tina de baño utilizando un movimiento de remolino con la intención de que se mezclara bien con el agua y toda esta se llenara de espumas.

Se miró en el espejo para echar una mirada a lo que parecía un cuerpo que no estaba en forma. A los cuarenta años, el tiempo ya comienza a mostrar los efectos del desgaste y el deterioro.

Es proverbial aquel desgaste que tiene lugar a partir de la mediana edad: líneas finas y diminutas arrugas. Venas como arañas que corren a lo largo de las piernas. Sin duda su esposo ya se había comenzado a interesar menos por ella y también mostraba menos interés en la intimidad. Pero ella todavía tenía una edad que aparentaba ser mucho mas joven. A pesar de que habían estado juntos por muchos años, nunca había perdido interés en su esposo desde el punto de vista sexual. El sólo pensar en acostarse a su lado le producía una gran pasión interior.

Metió su estómago, y se giró hacia los lados, para darse cuenta de que el tiempo había sido bondadoso con sus voluptuosos senos. Todavía lucían firmes y hermosos como los de una joven: grandes, llenos y bien redondeados. Era el campo de juego en donde mas le gustaba jugar, se dijo así misma jocosamente.

Entrando por un lado de la tina, se agachó lentamente para que las pequeñas burbujas del agua tan caliente le acariciaran suavemente la piel. Luego se acostó de espaldas para dejar que la espuma del jabón le cubriera las protuberancias del estómago y los senos.

Aunque la bañera era bastante larga para introducirse ella completamente, los pechos parecían flotar fuera de la superficie por encima de la espuma. Extendió una mano y se rozó ligeramente uno de sus pezones: obtuvo una respuesta inmediata aún al mas ligero contacto con su mano, y sin que fuera tomado en cuenta, el otro pezón también se puso erecto, apuntando hacia arriba.

Con el vapor proveniente de las aguas espumosas, se colocó tiernamente un seno en cada mano para darles masajes con gran suavidad. Esto le trajo recuerdos de la última vez que el marido le había hecho el amor dulcemente y la forma como se le habían puesto tan erectos y duros por la pasión de aquella noche en que le dieron una buena cogida. Oh, cómo le encantaba que él la dominara e hiciera todo, dándole órdenes y haciendo que se sometiera a todos los deseos de su marido. Sintió una sensación muy tibia, aún mas cálida que el intenso calor del agua, como un remolino que se formaba dentro de ella, en el momento en que deliberadamente bajó la mano derecha hasta la redondez de su estómago. Siguió bajando la mano, pero se detuvo justo en donde comienza el bello púbico y se preguntó si se atrevería, o debía tomar la máquina de afeitar para darse una buena rasurada y dejársela bien calva.

Muchas de sus amigas ya lo habían hecho y afirmaban que a sus hombres les encantaba. Intentó visualizarse con la cuca bien rasurada y sin pelos, y creyó ver una cuca igualita a la que tenía antes de que le llegara la pubertad. Así que decidió probar.

Se puso de pié para llegar hasta el estante. Allí agarró la crema de afeitar y una máquina desechable. Luego se sentó en el borde de la bañera, tratando de agarrarse bien, y comenzó a aplicarse la crema a lo largo del borde superior en donde comienza el bello, y luego continuó hacia abajo dándose cuenta de que esto la excitaba de verdad. Hasta sintió como le crecían los labios mayores cuando desplazó los dedos por los lados para untarse la crema. La humedad que sentía en este momento ya no provenía de la crema de afeitar.

Tomando la máquina de afeitar, abrió las piernas bien y comenzó en el lado izquierdo de los labios mayores que ya estaban separados. Se veía reflejada en el espejo colocado alrededor de la tina de baño, por lo que esto la excitaba, el sólo hecho de verse la cuca sin pelos. Luego enjuagó la máquina para comenzar a desplazarla hacia arriba del labio vaginal derecho, teniendo cuidado de no dejar pelos. ¡Dios mio! ¡Qué joven lucía la cuca sin pelos! Casi como una niña antes de la pubertad. No lo pudo evitar y se decidió a afeitarse alrededor del clítoris, con mucho cuidado. Acicaló bien la parte de arriba de la separación y por primera vez en su vida, vio un clítoris palpitando y poniéndose erecto, saliendo de la abertura en donde se guardaba. Abultado y crecido, sabía que en poco tiempo se le podía auto inducir un orgasmo.

Continuó afeitándose pero decidió dejar un parche de pelos con forma de corazón justo arriba de la cuca. Luego se la enjuagó bien para ponerse de pie y quedarse mirándola. El clítoris se dilataba y contraía, como palpitando, y ella extendió la mano para sentir la suavidad de su cuchara bien rasurada. Utilizando solo la punta del dedo índice, lentamente lo movió en círculos alrededor del clítoris. Sabía que esto resultaría en el cumplimiento de sus deseos sexuales, porque la excitaba demasiado; fue necesario detenerse continuar con su baño.

Pero resultó inútil. Sólo verse la cuca completamente desnuda y calva, bien rasurada y brillando por lo mojada de la superficie, era algo difícil de aguantar. Se acostó de espaldas en el agua y comenzó a aplicar mayor presión mientras rotaba sus tres dedos mas largos sobre aquel cuerpecillo eréctil.

¿Cómo puede una mujer hacerle entender a un hombre que esto es lo que realmente la estimula, la provoca? Que son las caricias en el clítoris lo mas importate? No se trata de introducirle el huevo vigorosamente hasta adentro, bien parado; no es morderle los pezones…no es esto. Sólo basta el constante ritmo de algo, lo que sea, aplicado al contacto con clítoris.

Las piernas se le pusieron tensas, el corazón le palpitaba aceleradamente, y su respiración se tornó difícil. De repente, todo se inundó con esas sensaciones que van mas allá de toda apreciación humana: Una inundación que pareció escaparse de su cuerpo cuando la cuca le comenzó a latir, a hinchase y encogerse. ¿Es que nunca se iba a interrumpir la salida de ese fluido como crema lechosa que continuó después de acabar? Fue mas que un baño caliente. Ahora el agua espumosa se había puesto tibia y las burbujas se habían desintegrado en una espuma de anillos diminutos a todo lo largo del borde de la bañera. Pero su cuerpo ya se había saciado y su respiración bajó al nivel normal. Lánguidamente, extenuada, terminó de bañarse. Aquel momento permaneció fresco en su memoria...y duraría para siempre…

End of Story

Traducido por Marcos Urbina
Traduttore_traidore

CUENTO ORIGINAL EN INGLÉS

She carefully checked the temperature of the running bath water. It was just a tad above pleasant, just hot enough to lightly redden the skin. She poured some milky bubble bath into the tub in a swirling motion hoping to get it blended and loaded with bubbles.

Looking in the mirror, she gazes at her somewhat out-of-shape body. At 40, time is beginning to show it’s wear and tear on her shape. The proverbial middle-aged spread, fine lines and tiny wrinkles, and a few minute spider veins that ran the length of her legs.

No wonder her husband had begun to show less and less interest in her intimately. But she still had the longings of a much younger woman. Even though they had been together a number of years, she had never lost her peaked interest in him sexually. Just the very thought of lying next to him rose a passion within her.

Sucking in her belly, and turning sideways, she sees that time has been kind to her voluptuous breasts. They still had their firmness and were just as perky as those of a youthful woman. Large, full and well rounded. His favorite playground, she jokingly told herself.

Stepping over the side of the bathtub, she slowly lowered herself into the sweltering water allowing the tiny bubbles to gently caress her skin. She lay back and allowed the lather to cover the swells of her belly and her breasts.

Though the bathtub was a rather long soaking tub, her breasts just seemed to float on the surface of the foam. She reached and lightly tweaked one of her nipples, only to have it respond immediately to even the slightest touch. And without regard, her other nipple joined in, erect and pointing skyward.

The steam rising from the frothy waters, she tenderly cupped both her breasts in each hand and massaged them gently. It brought about memories of the last time he had made sweet love to her and how it had erupted into a passion-filled night of fuck-fest. Oh how she loved for him to just take control of her, giving her commands and making her submit to his desires.

She felt a warming sensation, even hotter than the still intense water, whirling up inside her as she leisurely lowered her right hand down the curves of her belly. Stopping just short of her pubic hair, she wondered if she dare grab the razor and shave it bald. Many of her friends had done so and they claim that their men just loved it. She tried to visualize herself bald, almost seeing herself before puberty set in, and decided to give it a try.

She stood and reached on the shelf and took down the shaving cream and a disposable razor. Squeezing out just enough, she sat on the edge of the tub and began to apply the cream along the top edge and then moving downward, she realized how this was really exciting her. She could actually feel the swelling of her lips as she slid her fingers along the sides to smear the cream. The moisture she feels now isn’t just from the shaving cream.


Taking a razor, she opens wide her legs, and starts on the left side of her slightly parted lips. Seeing the reflection in the mirror that surrounded the tub, she is so aroused by the sight of baring her twat. She rinses the razor and then slides it up the right side of her lips, looking to see that no hair remained. Oh my! How young it looked! Almost like a pre-pubescent girl. She couldn’t help herself now and decided to shave around her clit. Very carefully, she rounded the top of the split and for the first time ever, saw her throbbing clit, protruding from the opening. Swollen and engorged, she knew she was only moments away from a self-induced orgasm.

She continued to shave but decided to just leave a heart-shaped patch of hair right at the top of her pussy. She rinsed it completely and just stood back and stared at it. Her clit was still pulsing and now she reached down and felt the smoothness of her clean shaven mound. Using just the tip of her forefinger, she slowly encircled her clit. Knowing the end result was fulfillment of her desire, she stopped and decided to finish her bath.

But it was absolutely useless. The sight of her now naked pussy, clean-shaven, bald, and the moisture glistening on it was just too much. She lay back in the water and began to apply more pressure as she rotated her three longest fingers over her clit. How can a woman ever make a man understand that THIS is what really gets her off? Not the deep thrusting of his hardened dick, nor the biting of her nipples… but this. The constant rhythm of something, anything, grinding against her clit.

Her legs tense, her heart quickens, her breaths are labored now. And suddenly, that rush of sensations beyond human perception. The flood that seems to escape her body as her pussy pulsates and throbs and swells.

The white creamy-clear fluid that flows as she cums and cums. Will it ever stop?

So much for that hot bath. Now the once-foamy bathwater had taken on a more lukewarm appeal. And the bubbles had disintegrated into a slight ring of tinier foam along the edge of the tub.

But her body was sated.

Her breathing slowed to a more normal pace and she languidly finished her bath.

But the moment remained fresh in her mind

Ever longing…

End of Story
Datos del Relato
  • Categoría: Masturbación
  • Media: 4.68
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