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La tormenta

Ese ruido me despertó, era la puerta, afuera se escuchaba una enorme tormenta, confuso por la lluvia pensé que era mi imaginación y cerré los ojos, pero una vez más el timbre rompió el sonido del agua contra la ventana.

Anduve por el pasillo, arrastrando los pies hacia la puerta, mirando mi reloj, con la vista borrosa, acerté a ver las agujas, las 3 de la mañana...

-Pero qué demonios? ¿Qué horas son estas?

Dije refunfuñando mientras giraba las llaves y abría la puerta.

-Espero que tengas un buen motivo para...

-Eh, perdona

- Pe... ¿Pero Carmen que haces aquí? ¿Qué ocurre?

Carmen era ese alguien, ya sabes todos tenemos a ese alguien, esa persona que por mucho que la conozcamos o pasemos tiempo sin verla te pone nervioso solo con su presencia, y si, Carmen estaba en mi puerta.

Cuando encontré el camino de vuelta de su profunda mirada de color madera, pude contemplar que venía calada, le debía haber cogido la tormenta, llevaba un vestido verde hasta la mitad del muslo, completamente pegado a su cuerpo por el agua, su piel brillaba por la poca luz que entraba por el pasillo, y de su pelo echado hacia un lado de su cabeza caían unas pequeñas gotas de agua.

-José, me escuchas?

- Perdona, si, ¿qué ocurre?

-Mi coche, está abajo, esta averiado, hace un ruido rarísimo, me ha dejado tirada cuando volvía de la ciudad.

- Bueno, pasa no te quedes ahí.

Pasando por mi lado, pude ver el borde de encaje asomando por encima del vestido junto con unas gotas cayendo por su pecho, y sentir ese olor a vainilla que me la transportaba a mi mente cada vez que cruzaba ese perfume por la calle. Se giró sonriéndome…

-Tienes algo para esto? Me dijo mientras señalaba su cuerpo mojado.

-Eh cómo?

-Que, si me puedes dar algo para secarme bobo, ¿no me ves?

-Ah! si claro, ¿quieres darte una ducha? Tengo la bañera recién instalada y algo de ropa de mi hermana que puede que te sirva, espera.

Le dije mientras me giraba y encendía la luz del baño.

-Pues claro que quiero, ¿no me ves cómo vengo? Y dando un giro de cabeza me dio con su pelo mojado en la cara, cerrando la puerta y dándome en los morros.

El agua de la lluvia golpeaba el cristal, y la ducha sonaba con una cancioncita que imaginaba salir de sus labios carnosos.

-Joseee! Escuche a Carmen desde el interior del baño.

-Que pasa mujer? Son las 3 de la mañana no grites.

-Como pretendes que me seque? ¿Recuerdas? Eso era lo que quería.

El albornoz, estaba en la habitación de cuando me duche aquella tarde, me acerque al armario del pasillo, alargando el brazo cogí una de las toallas grande, pero, al sacarla decidí cambiarla a una más pequeña y fui hacia la puerta, con dos pequeños golpes llame y abrí una rendija.

Al hacerlo pude ver atreves del espejo el lateral de su cuerpo, su pecho apenas asomaba por la mampara entreabierta.

-Toma, aquí tienes una toalla boba, y algo de ropa, es lo mejor que he podido encontrar

-Que tonto estás, dámela que no puedo salir, está el suelo mojado, me voy a matar.

Me decía mientras asomaba su cabeza y regalándome una sonrisa haciendo perderme otra vez.

-Gracias… Gracias he! ¿Qué esperas? ¡Se me secar solita eh! Me decía guiñándome un ojo mientras metía su cabeza en la mampara y veía la tela blanca de la toalla doblarse en su cuerpo.

Salí de allí nervioso, la sangre pasaba por mis venas a ritmo frenético, fui a la cocina y cogí una taza de café caliente que había dejado preparando mientras se duchaba.  La puerta se abrió, del baño salía vapor y apareció un tobillo, seguido de una pierna, mis ojos recorrieron cada centímetro de ellas hasta llegar al muslo, la toalla apenas cubría hasta el final de su culo.

-Qué clase de broma es esta? Como se nota que eres tío de verdad, me has dado una toalla de pelo,

-UY! ¡Yo que sé! Yo me seco con cualquier cosa.

-Anda sácame otra que me seque la cabeza, o me vas a tener metida aquí mala una semana jajaja.

¡Ojalá! Pensé yo, mientras me dirigía al armario y cogía la toalla grande que había apartado. Volví a la habitación y ella estaba de espaldas, con esa toalla blanca milimétrica, y bebía un sorbo de café mientras su mano apretaba su cuello.

-Qué ocurre? ¿Estás bien?

-Si es que me he hecho un poco de daño saliendo del coche, había un charco enorme.

Deje la toalla en la mesa de su lado y deslice mis manos sobre su cuello, apretándole suavemente donde se quejaba. Mis dedos daban círculos y ella movía su cabeza hacia atrás aliviándose. Las vistas eran preciosas, su canalillo, su pelo recogido y mojado, su piel...

-Maldita tormenta. Dijo mientras tiraba su espalda hacia atrás y la pegaba a mi pecho, mi corazón latía con fuerza, notaba las pulsaciones hasta en la llena de mis dedos.

Movió la cabeza hacia atrás y la puso apoyada en mi hombro, mientras levantaba su mano acariciándome la barba.

-Sabes?

-Que? Le dije yo, observando sus parpados, cuando abrió sus ojos marrones y mirándome a los ojos me dijo.

-En realidad vine andando a verte.

La bese, mis labios tocaron firmemente los suyos, mi mano se deslizo por su hombro y soltó el nudo de la toalla dejándola caer en el suelo, desnudándola.

Baje mis manos recorriendo suavemente todo su contorno hasta llegar a su cintura mientas la besaba, deje su boca, mientras continuaba con su cuello mis manos subían por su vientre hasta llegar a su pecho, cogiéndolo y dejando sus pezones entre mis dedos, mordí suavemente su cuello.

Un suspiro salió de sus labios...

Mi boca se acercó a su oído y le susurre. – No te imaginas lo que te deseo.

Las manos de ella, fuero hacia atrás, mi pantalón corto nada podía ocultar, metió su mano dentro de ellos y cogiendo mi sexo ardiente, lo soltó rápidamente, sonrió y dándose la vuelta me miro a los ojos. Los míos, admiraban un sueño viviente, que le cogía de la camiseta estirándole hacia ella, ella me beso fuertemente la boca mientras me quitaba la camiseta.

Me cogió del cuello ahora sin tela y volvió a besarme fuertemente mordiendo mis labios. La cogí, aprontándole su culo y levantándole en el aire, la llevé en el aire besando hasta llegar a la cama, soltándola boca arriba. Ella reía y me miraba, cogí la camiseta y le dije...

-Déjame a mí. -Dije

Le pase la camiseta por los ojos haciéndole un pequeño nudo y dejándola sin ver nada. Con ella tumbada suspiró hondo y la mire durante un segundo sintiéndome increíblemente afortunado. Besé su boca, devolviéndole el bocado mientras cogía de las muñecas a Carmen y fuertemente las puse al lado de su cabeza tumbada.

-No seas mala y disfruta.

Con las muñecas aprisionadas, baje por su cuello besándolo, continuando por su pecho hasta llegar a su pezón. Pase la lengua por el mojándolo cuando ella arqueo la espalda. Lo agarré con los labios suavemente pasando su lengua, solté una de sus manos y cogí el pecho mientras me movía acercaba la lengua al otro pecho, lamiéndolo dando vueltas con mi lengua y mordiéndolo tiernamente.

-Ay! Grito ella

Libere sus muñecas y baje la otra mano por el vientre de ella hasta llegar a su sexo, con las yemas de los dedos, rodeo los labios notando el calor. Subí la cabeza hasta la boca, y mientras le daba un fuerte beso los dedos tocaron los labios de su sexo mojándose y girando suavemente.

Respirábamos fuertemente, acompasados, nos besábamos, giraba mis dedos lentamente por su clítoris mientas ella respiraba fuertemente, pare en seco.

Ella en la cama, con los ojos tapados y tan vulnerable, escucho caer una prenda, cuando sintió las manos de él en las rodillas.

Las separe levantándolas y baje las manos por dentro de los muslos hasta que las separe. Roce el interior de sus muslos con mi barba, justo antes de colocar mi lengua encima de su sexo, escuchando el gemido que salía de sus labios.

Recorrí con mi lengua cada centímetro de su sexo, lentamente separándolos y dando vueltas, cuando ella bajo las manos y me cogió de la cabeza, aceleré el ritmo y con dos de mis dedos empecé a meterlos lentamente en el sexo, mientras mi lengua se movía rápidamente. Entrando y saliendo, mientras ella apretaba la cabeza con las manos. Respiraba fuerte, hasta que levanto sus manos hasta su cabeza y soltó su venda. Incorporándose, me cogió del cuello y me beso, me puse de rodillas mirándola. Bajando su mano, y volviéndome a besar ella cogió mi sexo duro pasando los dedos por él y más tarde cogiéndolo con la mano. Lo movía arriba y abajo mientras con mis dedos pasaban por su pelo, lidiando entre los mechones.

Recorrí mis manos por su cuello, bajando por la espalda suavemente cuando ella me pego un pequeño empujón. Caí hacia atrás, ella pego una pequeña risotada, bajo la cabeza, beso mi miembro duro y paso sutilmente la lengua. Levanto la mirada, nuestras pupilas se encontraron, y metió todo en su boca casi haciéndola desaparecer.

-Buff. -Notaba mi corazón en la garganta, el tiempo pasaba despacio disfrutaba cada subida y cada bajada.

Se incorporó, poniéndose encima mía lentamente, dejo caer su cuerpo y nuestros sexos se encontraron rozándose. Bajo su pecho, los pezones duros me tocaban el pecho. Cogió con una mano y acerque uno de ellos a mi boca, cuando ella tiro la cabeza hacia atrás levantando el culo, bajo su mano y cogió mi miembro durísimo lo empezó a recorrer por el calor de su sexo, lentamente lo mojaba, hasta que lo puso en la entrada de su sexo. Levanto su pecho, me miro, saco su lengua burlona y me dijo.

-Ahora mando yo. Bajando su culo y metiéndoselo dentro de su ardiente cuerpo.

Gemimos muy fuerte, ella empezó a moverse bajando y subiendo su culo, con los brazos estirados sobre mi pecho. Respirando fuertemente, su pecho saltaba, de manera hipnótica. Yo la miraba, guardando cada segundo, viéndola contonearse. Quito los brazos, bajo el pecho hacia mí y llevo los labios a mi boca besándome fuertemente. Mientras sus caderas se movían, bajé mis manos por su espalda hasta llegar al culo, lo apreté firmemente, le di una pequeña cachetada y le dijo en el oído.

-VAMOS!

Ella se movió rápidamente, el también, rodeándola con sus brazos gimiéndose en sus oídos hasta que juntos llegaron a la calma.

Respirando fuerte, ella se incorporó, el levanto su cabeza. La beso... Apretándola con sus brazos.

Datos del Relato
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