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Categoría: Incestos

La tía pudo con todos mis amigos. Vengarse del esposo, ahora va por má

Esta es una historia familiar que la propia interesada y su sobrino, quien relata, ha decidido que se contada para servir de escarmiento a los maridos celosos y controladores pero que al fin de cuentas terminó haciéndola cornuda, en su propia cama matrimonial y con la pendeja que atendía la casa.

Estaba convencida que esa vez que los pescó dándole una cogida tan gritada como escandalosa, no fue la primera, sino que es algo que viene sucediendo desde hace un buen tiempo.  La bronca silenciosa devino en la elaboración de una premeditada venganza, dándole a probar su propia medicina.

La tía Mara es considerada entre los varones de la familia como una de las mejores milf de las parientes, entre los primos hasta nos hacemos bromas sobre quién sería el primero en conseguir los favores de tan preciada veterana, aunque hasta el presente nunca habíamos tenido la menor oportunidad de acceder a los favores de la mejor tía.

Entre los sobrinos era voz populi que, al tío, esposo de Mara, se le iban los ojos en la muchacha del servicio doméstico de su casa, una pendeja bien pulposa, solo bastaba ver como se la comía con los ojos, tanto y del tal modo que intimida cuando nos pescaba deleitándonos viendo a la muchacha del servicio.

Una tarde me llamó la tía Mara, que necesitaba verme por algo estrictamente confidencial.

Me recibió en su casa, estaba sola, pero distinta, vestida con unas calzas de strech tan ajustadas como una segunda piel, remarcando esas deliciosas formas que siempre disimulaba con la holgada vestimenta, forzando la visión que pugnaba por perderse en ese trasero que va por una gaseosa y se regresa mostrando el buen “tetamen” contenido en el breve top de licra que se las eleva y realza el tentador volumen.

La he conocido cuando se casó con el hermano de mi madre y desde ese momento siempre hubo entre ambos una corriente de simpatía, el trato cordial y directo hacía la diferencia con el resto de los primos que me envidiaban por ese considerado mimo de su parte.

Siempre fue directa cuando hablamos, también lo sería en esta ocasión, con la salvedad que desde el inicio de esta plática se había saltado la diferencia generacional, el trato era más profundo y comprometido, entendía, pero aún no alcanzaba a comprender el sentido hasta que se sentó a mi lado y comenzó a desgranar la confidencia sentimental:

—Diego, eres un joven con quien tengo más afinidad, me has dado pruebas de tu discreción y confiabilidad, por eso voy a contar contigo para poder decir estas cosas que tengo atragantadas, no me preguntes para poder llegar hasta el final, solo escúchame:

Este era el prefacio que me abría un lugar de preferencia en su intimidad, y comenzó a contar con todo el pesar de su alma y la afrenta de la infidelidad de su marido. – “Querido Diego, casi siempre me has visto sin ropas ajustadas, por que debes de saber lo celoso y controlador que es mi marido, por sus celos renuncié a mostrarme tan sexy como me ha conocido, he sido la mujer más fiel desde que nos casamos y aguantado todos sus caprichos para no despertar el menos vestigio de duda sobre su esposa. Pero resultó ser un gran hijo de puta, la semana pasada he regresado antes de lo previsto y lo sorprendí en mi propia cama matrimonial dándole a la muchacha del servicio doméstico, estaban en una escandalosa cogida y disfrutada a mil. El tipo era todo un macho haciendo disfrutar a esa pendeja joven, haciéndole de todo mientras que conmigo solo hace el gasto de un aburrido marido. No tengas ninguna que soy una “malco” (mal cogida), pero ahora ya no más, esta vez sonará un tiro para el lado de la justicia, tú serás el elegido por esta veterana para consumar la venganza, plantarle un buen par de cuernos al crápula de tu tío”.

Sin darnos cuenta sus manos estaban anidadas en las mías, a partir de ese momento era su hombre, el joven había crecido en la consideración de la veterana tía, a partir de ese instante solo éramos hombre y mujer dispuestos a consumar el deseo de la tía.

Ella fue la que me comió la boca en un beso que llevó al paraíso sin escalas intermedias, la respuesta de mi parte no tenía mucho que envidiarle. Durante un buen rato estuve besándola con toda la calentura despertada en el primero de ella. Todos sabemos que el beso de lengua, esos que se dan con alma y vida consigue una intimidad que arrasa con todo y terminó por convertirnos en teas ardiendo en arrebatadora pasión.

La tía se paró delante de mí para que observe como se quita las calzas, sin nada exhibe el abultado papo, con el vello enrulado que sombrea la entrada al templo de todos los placeres, me lleva para que se lo coma como hice con la otra boca. Es tiempo de lamidas, hasta dejarla con las piernas temblando por la fiebre bucal que la enferma de mortal calentura. Mientras le como la cachucha, se desprendió del top y las tetotas quedaron a merced del sobrino goloso que se las consumió sin piedad. 

Mientras estaba engolosinado con el majar de sus pechos, volvía a recordarme que no debía dejarle marcas, que fuera prudente, cogerla todo lo que quiera, pero sin dejarle marcas que pudieran revelar estos cuernotes.

A su turno me desnudó con delicadeza haciéndome delirar con las caricias y mamadas llevadas hasta el límite. La cama fue el espacio para hacerle el amor, una rápida mamada y se montó, empalándose de tal modo que pedí que se detenga porque me está por hace llegar la eyaculación. – No importa, sigue moviéndote, no pares, deja salir esta lechita para la tía hambrienta.

Siguió moviéndose con toda la potencia de su calentura, la eyaculación imparable se elevó por la verga dentro de su chocho.  Con la eyaculación en curso siguió dándose, su orgasmo fue en plena descarga, el gemido de la tía fue lo más parecido a un relincho por la estridencia, pero que delicioso fue sentirla.

—No te hagas problema, tu hembra te pondrá en forma nuevamente.

Limpia y lame la verga casi sin perder la turgencia y la potencia.  La sábana sirve para quitarse el semen y exceso de jugos, necesita sentir mejor el contacto de mi carne en su carne, retoma la postura de amazona y vuelve a galoparme, un par de nuevos relinchos avisan de sus llegadas.  Se coloca de bruces, para que se lo haga desde atrás, quiere sentirme sobre su cuerpo y gozar la potencia de mi verga, eleva sus caderas montando la almohada, así hasta que me vengo nuevamente dentro de su puchita.

Ese ha sido nuestro primer encuentro sexual, en la semana hubo otros que aceitaron la intimidad y la idea de la gran venganza. En el último encuentro a sexo y fuego, buscó mi complicidad para ejecutar la fantasía de venganza gestada durante estos encuentros con su mejor sobrino…

—Diego, no dudo de tu prudente discreción, pero esto… es algo más…complicado. El tema es que tengo una fantasía desde hace años, pero necesito de ti para concretarla, debo ponerme en tus manos, ejecutarla depende de ti…. – Asentí.

Durante una pausa, desnudos, el semen se escurría, la venganza va tomando forma:

“Necesito lavar la afrenta sufrida por causa de tu tío, confío en tu absoluta prudencia y discreción, vamos a matar a dos pájaros de un solo tiro: plantarle los cuernos y que me hagas realidad una fantasía.  Mi fantasía es tener sexo grupal, hacerlo con varios hombres, jóvenes como tú cuanto mejor. Esa será la consigna, conseguirme dos o mejor aún tres jóvenes que te acompañen para realizar la fantasía de tu tía, bueno… de tu mujer”.

Tan pronto consiguió mi adhesión, me contó el resto del plan, minuciosamente planeado. Ella se ocuparía de conseguir la locación para el encuentro grupal, que, para evitar el problema de ser reconocida, ella usaría una máscara de látex, que le cubra los rasgos reconocibles, que tuviera especial cuidado en asegurarse que los muchachos estuvieran libres de cualquier enfermedad venérea, porque su idea era hacerlo sin condón, sentir como sus hombres vertían su vitalidad dentro de su sexo.

Aceptados todos y cada una de sus prescripciones, tenía dos semanas para conseguirme tres de los más confiables y discretos amigos para la reunión con “la veterana”, la presentaría como una mujer madura que había conocido y me pedía realizarle su fantasía.

En el tiempo acordado nos presentamos en donde la tía me había indicado. Mi padre y mi tío asistían a una convención de profesionales que duraba poco más de dos días y fuera de nuestra ciudad, ese fue el día elegido para el encuentro de sexo grupal. Los cuatro jóvenes llegamos para el encuentro, hice las presentaciones: - Los amigos eran: Xavi, Dany y Roby, ella simplemente “la señora”, que se presentó con una máscara de látex que le cubría parte de la frente y la cara hasta la nariz dejando al descubierto la boca.

Presentados y como para derretir el hielo, fui a poner un poco de música, el Xavi fue por las cervezas para ir haciendo más fácil el comienzo. Mientras poníamos orden al desorden, la tía se presentó en escena ataviada con bata de seda roja con capucha, zapatos de tacón alto del mismo color, era una sacerdotisa del sexo. La presentación causó el impacto deseado por ella, estimo que todo fue sensualmente calculado, y el efecto superó sus expectativas. 

Nos pidió quedar solo en calzoncillos, despojarse de la para mostrarse a los cuatro pares de ojos inyectados de lujuria solo con el portaligas, la brevísima tanga y el mínimo corpiño.

Movimientos y giros sensuales para mostrarse desde todos los ángulos al deseo de sus hombres. – Ahora los quiero ver con esas vergas listas para probarlas…

Los cuatro nos dispusimos a poner la herramienta en condiciones, ofreciéndole la verga para satisfacer a la señora.

Nos fue probando de a tres, una en cada mano y la tercera en la boca, podía con todos y por turno nos proporcionaba una mamada hasta dejarnos bien calientes, nos invitó a desnudarla por completo.

Tendida en el centro de la cama, la sacerdotisa se ofrece a sus jóvenes amantes. Es tiempo de transformar el conocimiento empírico en pragmático, saltar del video porno al sexo real, de realizar las fantasías de “la señora” y conseguirnos ese premio tan deseado por muchos y conseguido por tan pocos.

El lenguaje de la improvisación fue el comienzo de los cachorros cazadores sobre la gacela derribada, Xavi y Dany se apropiaron de los pechos, Roby a instancias de la tía introducía sus dedos en la cachucha, yo era asido del miembro y llevado dentro de su boca por ella misma.

El primer paso había sido dado, las ansiedades se derriten al fragor del deseo, las mamadas sobre la tía han conseguido calmar las ansiedades lógicas de la inexperiencia, la intensidad de las sensaciones va calmando los ánimos. Roby fue llevado por las manos de la mujer a incrustarse entre sus piernas para comenzar a lamerla en todos los rincones de la vulva, imposibilitada de gemir por mi verga, se la saca para poder respirar, pero sin dejar de masturbarme, los otros dos siguen prendidos a las mamas. Como si alguien hubiera dado la orden de cambiar, Roby dejo de lamerla para llevar su verga a la boca y Xavi ocupó su lugar, elevó las piernas de la tía y se la mandó de una, entrándole con toda la vehemencia de ser parte de un espectáculo porno como actor.

Comenzó a bombearle, agarrado de las piernas, le hicimos lugar para que pudiera volcarse sobre ella, doblando sus piernas de tal modo que se quedó volcado sobre ella, cogiendo fuertemente su concha y apretando una teta en cada mano. Sin pausa, pero con prisa sigue el bombeo incitado por la mujer que le pide, más fuerte, más rápido…

—Vamos machito, vamos, dame más fuerte, más rápido, estoy llegando.  Vamos no te detengas, después tendrás otro, ahora es mi tiempo, estoy llegando… Vamos dame más, mas.

El Xavi no hablaba, solo estaba concentrado en cumplir el mandato de la señora, de hacerle su voluntad, elevaba las nalgas en cada salida y se mandaba con todo en, movimientos urgidos por la calentura de él y la exigencia de la señora. – Ahhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhh, dale más rápido, más fuerteeeeee….

Fue lo último que escuchamos antes del ahogado jadeo que colmó todo su ser por un instante, aprovechado por el Xavi para cogerla con más intensidad y dejarse eyacular en un desgarrado gemido de macho joven entregándose todo.  Los gemidos del muchacho se acoplan a los de la señora que aún sigue en la procesión de ese orgasmo que la convulsiona.

Xavi desocupa el espacio entre las piernas de la mujer, no sin antes sacudir el resto del semen sobre los vellos de la tía. Dany se aproxima blandiendo la apreciable dimensión de su pija, ella le indica que le entre, así, como está, cargada de la esperma del anterior. Ni tiempo de pensarlo se volcó dentro de ella.

Comenzó el chapoteo de la segunda verga, entrando y batiendo la leche en cada arremetida. También lo traicionaba la calentura y la novedad, no duró demasiado tiempo en eyacularle dentro. Otra buena cantidad de semen vertido en la caliente tía.

Solo restamos nosotros, Dany fue el siguiente, limpiar un poco del mucho semen que pugnaba por salirse, se mantuvo un buen rato dándole verga, haciéndole sentir sus ganas, pero al momento de venirse elige terminarle en la boca, cediéndome el puesto de combate. Ahora somos dos asediando a mi tía que está procesando un nuevo y explosivo orgasmo, con dos potentes vergas, yo dentro de la conchita y Dany llenándole la boca de esperma caliente que degusta con fruición. La calentura de todo el espectáculo también puede conmigo y pronto voy a dejar fluir mi energía masculina dentro de la tía.

Había concluido la primera ronda, todos y cada uno había descargado su esperma, pero había sido solo el comienzo, lo que siguió fue más ordenado, más disfrutado. Sin temor a equivocarme creo que todos hemos pasado no menos de tres veces a descargarnos en ella, en dos ocasiones le hicimos el ano, yo uno de esos.

Esto que relaté fue solo una parte, esa primera experiencia, que se extendió durante toda la noche, aprendimos a disfrutarnos. La recorrida de varios capítulos del Kama Sutra disfrutado por los machos jóvenes y algo agotador para la hembra que había conseguido la más osada de sus fantasías y consolidado la venganza personal.

Retirados los amigos que me ayudaron a compartir los favores de la tía, usamos el día siguiente para amarlos y disfrutar las mieles de la temeraria aventura que le hicimos vivir a “la señora”, que demostró tener capacidad y poder aguantarse a todos mis amigos.

Te preguntó a vos, mujer madura, y posiblemente corneada, ¿has pensado algo así? ¿Te animarías a contármelo e intercambiar experiencias?

Nazareno Cruz

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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