Mi apartamento era bastante grande, con una hermoso altillo en el segundo piso y una terraza inmensa, descubierta, ubicada en el último piso del edificio. Ese día quedamos para estudiar. Arte. Ese fue nuestro pretexto para desnudarnos. En un dia frío como lo es típico de la ciudad, lo esperaba pacientemente sentada frente al computador, escuchando música y matando el tiempo mientra llegaba. El era mi amigo de siempre. Un hombre alto muy delgado quien despertaba en mi, pensamientos imposibles llenos de lujuria. Mientras la música recorria el lugar, yo no hacía otra cosa más que pensar en el, y en como alguna vez la química se hizo presente entre nosotros.
Pensaba en sus besos y en sus caricias. El frío me hizo una mala jugada, y mientras pensaba en las cosas que nunca podrían suceder, mis pezones erectos me hacian desearlo más y más. Pronto oí unos pasos en la escalera y volteé a mirar.
-Lo siento, dijo timido, la puerta estaba abierta y yo entre-
Mientras subía noté que su mirada se fijó en mis senos, pero al darse cuenta me miró a los ojos y con sus manos me tomó de la cintura para darme un beso y saludarme.
Me abrazo y dijo que me queria.

Entre los libros y el estrés imaginé la forma de hacer un espacio para nosotros y pensar en algo mas. No podía sacarme de la cabeza que lo quería.
Queria encontrarlo desnudo y dispuesto a mis fantasías.

La noche se posaba sobre la ciudad y el frío se intensificaba.

Mientras me las ingeniaba para tocarlo lo agarre de la mano y mencione la idea de salir a la terraza. Aceptando se levanto, y vi en sus ojos que seguiria mi juego.

Suavemente me tocaba con sus gélidas manos.
Entre la cintura, la espalda, los labios.

Me tomó la mano y con un bien usado erotismo descubrí que mis manos eran parte de nuestro juego. Sensibles al tacto y nunca tocadas de esa forma despertaron todo lo que yo resistía frente a el.
Despacio, fue acercandose y me besó como nunca. Besó mi cuello y con su lengua rodeaba mis orejas exitandome cada vez más.
En un impulso me quité la blusa que descubría mis pezones ya erectos.
Con sus manos los tocaba mientras desabrochaba su pantalón.
Allí con intervalos de fuerza y suavidad masajeaba su miembro y en nuestras caras el goze se intensificaba.

Pronto me alejó con brusquedad y se quitó la camisa y de nuevo. Ya completamente desnudo se acercó con y me sostuvo con fuerza contra las rejas de la puerta.
Sus dedos habilmente acarciaban mi vagina.

Separando mis piernas yo sentia un éxtasis completo y rasguñaba su espalda. No podía contralarme. Es indiscriptible lo que sentía.

Despues de caricias y su lengua introduciendose cautelosamente, tomó su miembro y abrió mis labios inferiores.
Su pene duro me penetraba una y otra vez aferrandome contra la reja de metal.
Entre los fuertes gémidos y la completa exitación miraba las luces de las casas y sentía el terrible frio de la noche ya sobre nosotros.

Sin darme cuenta tras de mi amante se acercaba silenciosamente quién cuidaba del edificio y había ya presenciado nuestra escena. Sin embargo no me importó. Deje que todo fluyera y seguimos.

Cada vez sentía mas la fuerza. En un instante aceleró su balanceo y nos sentimos como nunca.

Aun cuando lo recuerdo, y mientras cuento esto me excito, ojalá les guste mi historia y opinen sobre ella.