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- Andrea, sabes de sobra que eres bienvenida a mi consulta, pero no puedes estar aquí suspirando continuamente por esa paciente tuya nueva- dijo Javi riendo entre dientes.
Yo estaba tendida en su diván, como si fuera una paciente más, con la mirada perdida en el techo.
- ¡No suspiro por ella!- exclamé con cierta irritación por su comentario. - Aunque no quisiera admitirlo creo que ha dado en el clavo.
A Javier lo había conocido en primero de carrera en la facultad. Desde entonces nos habíamos hecho grandes amigos. Estudiamos prácticamente las mismas asignaturas, nos graduamos en la misma promoción, y ahora, años después, nuestra amistad no solo se había fortalecido, sino que también hacíamos confidencias sobre pacientes cuando teníamos dudas e intercambiamos casos.
- ¡Claro que lo haces!- imitó mi tono de voz- Estas colgada por esa mujer, por eso vienes continuamente.
- Vale, vale- admití- Es posible que tengas razón. que este algo "colgada" como tu dices...pero deberías escuchar las grabaciones- una pausa intentando encontrar la forma de seguir, descrucé los brazos y me incorporé para mirarle- entonces entenderías el porque.
- Mira, una cosa es hablar de pacientes y otra muy distinta es escuchar grabaciones de sesiones privadas. Eso queda dentro de la consulta de cada uno, ya lo sabes- Su tono era ahora más dubitativo. Llevaba semanas con la misma cantinela, pero parece que ahora estaba más intrigado, seguramente por mi insistencia.
- ya, ya lo se, pero...
- Andrea- me interrumpió- no puedes pasar a depender de una paciente- su cara había cambiado a un rictus de más seriedad- así no la ayudarás.
- pero...
- Eres terapeuta- volvió a interrumpirme ignorando mis tartamudeos- no sexóloga. Esa... ¿Aurora se llamaba? Solo tiene continuas fantasías y sueños eróticos. Esta claro- continuó- que no entra dentro de tu especialidad aunque tratemos casos generales. Te viene algo grande el asunto por tu implicación emocional. Te esta afectando demasiado...deberías recomendar a esa mujer que cambie y consulte a un sexólogo...¡Tienes que ser profesional!
"Tiene más razón que un santo" fue mi primer pensamiento que me vino después de esa mini-riña. Tenía que hacer algo por el bien de las dos.
Javi se levantó de su asiento. Había captado perfectamente la pena y la tristeza que me empezaba a inundar por dentro por esa gran verdad y ante la posibilidad de deshacerme de Aurora. Se sentó a mi lado y me abrazó tiernamente para luego darme un beso en la frente.
- ¿estas bien?- preguntó- esto debería habértelo dicho antes pero... es la verdad después de todo.
- Si, si, tranquilo- aspiré con ruido, una pequeña lagrima amenazaba con saltarme de mis ojos semi-llorosos hacia la mejilla- tienes razón, es lo que necesitaba oír...
Segundos de incomodo silencio mientras me seguía abrazando con suavidad para darme cierto soporte emocional.
- ¿Cómo esta Carol?- rompí al final ese silencio y para desviar el tema.
Él me soltó y se levantó para apoyarse sobre la mesa del escritorio.
- Carol esta bien.. .como siempre, ya sabes- miró al suelo y jugueteó con los zapatos algo nervioso.
Carolina es la esposa de Javier. Yo misma los había presentado en una fiesta de universidad y el flechazo fue casi inmediato. Se casaron dos años después de nuestra graduación durante el cual vivieron un feliz noviazgo. Y aunque Carol era inteligente y se había sacado la carrera de empresariales sin problemas, ejercía como madre (1 niño de 4 años y otra de 2) y también como aplicada ama de casa. Pero en estos momentos pasaban una mala etapa, no sabía bien el porque, Javi evitaba hablar del tema. Lo que estaba claro es que no estaban viviendo el mejor de sus momentos... ¿separación? No tenía ni idea, pero sospechaba que si.
- Te echa de menos... y yo también- alzó la cabeza- Desde que rompistes con Carlos hace 4 meses nos tienes un poquito abandonados. Pregunta mucho por ti.
- ¡Uf!, más reprimendas, demasiadas para una sola tarde.
- Javi, necesitaba estar a solas, fue muy duro, ya sabes.. .lo pase francamente mal- intenté justificarme.
- Lo se, pero ya ha pasado mucho tiempo... debes volver a la circulación...y dejar de hacerte ilusiones con pacientes.
- "Vaya", recuerdo que pensé, "esa fue directa a la mandíbula".
-Javi... - endurecí mi volumen de voz.
- Perdona, me he pasado, no debí, es tu vida privada...
- Tranquilo, lo haces con buena fe... es bueno que alguien se preocupe por mi para variar- comprendí.
- Pues deja que nos preocupemos aun más... ¿Vendrás a cenar el sábado a casa?
- No se...-dudé, "¿Estaba ya preparada?".
- Venga mujer - insistió- no te hagas de rogar... será fantástico, como en los viejos tiempos.
- Viendo mis dudas, me miró un instante, madurando una idea y decidió cambiar de táctica.
- Mira, ven el sábado, y trae alguna de esas grabaciones, y después de la cena prometo escucharlas sin tanto lo quieres...- Lo había dejado caer con cierta malicia, que listo que era...No pude disimular una sonrisa de oreja a oreja al pensarlo.
- ¿Me estas sobornando?- pregunte con picardía y la sonrisa en mi rostro.
- Por supuesto- se rió también- ¿o que pensabas?.
- No se... - volví a dudar, aunque eran dudas más bien fingidas, para seguir algo más el juego. Me encanta hacerme de rogar...
- Eres dura de pelar ¿eh?
- Jaja- reí con mucho mejor humor- acepto el trato, no te haré insistir más- me levanté- luego te llamaré para confirmarlo...
Tres días después estaba delante de la puerta de la impresionante casa que tenían en las afueras. Ya no me parecía tan buena idea ni la cena, ni que escucharan las cintas... sobretodo con Carol delante. El sitio era realmente una maravilla. Dos monumentales pisos: la planta baja con una gran cristalera en varias zonas en lugar de paredes, donde se podía ver perfectamente desde fuera gran parte del comedor, la sala de estar, la cocina y un pequeño despacho. Arriba en el primer piso estaban las habitaciones y 2 cuartos de baño. Todo ello rodeado de un cuidado jardín, una piscina todavía vacía y un garaje para dos plazas.
Volví ha hacer un amago de llamar al timbre. Tragué saliva. Notaba rigidez en la zona superior de la espalda producto del nerviosismo y tenía la garganta seca. No podía ser que tuviera tanto miedo a una simple reunión social y además siendo 2 de más mejores amigos, ¿o si lo tenía?. Al final me sobrepuse, y volviendo a tragar saliva, conseguí dar unos tímidos golpecitos en la sobria madera de la puerta. Solo unos segundos bastaron para que Carolina, encantadora y guapísima como siempre me abriera la puerta, me diera 2 sonoros besos en las mejillas, un abrazo digno de un oso y me invitara a pasar.
La cena fue sencillamente fantástica y muy agradable. Conforme fue pasando la noche fui relajándome volviendo a ser que la fui meses antes. Los tres reímos, recordando viejos tiempos que casi habían quedado en el olvido (afortunadamente no del todo), la facultad, amigos, algo de conversación picante…no se notaba que estuvieran pasando un mal momento ¿solo aparentaban para mi?, no importaba, el momento era bonito y había que vivirlo.
Y llegó la parte más esperada. Nos dirigimos al salón. El matrimonio se sentaron en el sillón grande y yo en uno individual y muy cómodo a la derecha de ellos, y en medio del la estancia, encima de una mesita para tomar el café o la típica última copa, un magnetofón con una de las famosas cintas de Aurora en su interior.
- ¿Seguro que quieres que la escuche?- preguntó mi colega por si me arrepentía.
- Estoy segurísima- afirmé, aunque realmente llegué a dudarlo.
- Venga cariño…que no será para tanto…- dijo Carol.
- Ya verás…- dejé yo caer como una premonición.
Javi se levantó, apretó el play y se dejó caer otra vez sobre el sillón, pasando su brazo por los hombros de su esposa.
Durante 45 minutos, la voz de Aurora inundó la estancia con sus fantasías más tórridas. Con descripciones tan explícitas que asombrarían a cualquiera. La cara de mis anfitriones era todo un poema. Carolina toda roja, no sabía como colocarse, parecía tener un muelle entre sus glúteos que la incomodara y agitaba nerviosa una revista haciéndose aire. Javi cruzaba y descruzaba las piernas intentando disimular un más que pronunciada erección atrapada en los pantalones de su elegante traje que yo pude ver perfectamente de reojo, sudaba a mares y no dejaba de tocarse el pelo nervioso. La profesionalidad de la que se jartaba había desaparecido completamente. Y yo…¿qué decir de mí?, pues que a pesar de las veces que lo había escuchado, no pude evitar excitarme. Tenía los pezones durísimos, incrustados contra mi sujetador, incluso se me marcaban descaradamente en mi vestido de noche y mi coñito ardía como un volcán…esa dulce tortura que ocurría en las sesiones privadas con Aurora dentro de mi consulta se repetía ahora delante de mi pareja amiga.
Al acabar la primera parte de la cassette, el sofoco era evidente. Incluso se notaba que el ambiente esta algo cargado.
- ¡Joder con la paciente!- exclamó Carolina. Su tono de voz temblaba ligeramente.
Javi lo único que hacía es mirarme con ojos como platos y seguía intentando vanamente esconder su erección.
Ya os lo dije…ahora sabes lo que yo sufro Javi- le dije guiñándole un ojo en referencia clara al "problema" que tenia entre las piernas. El hombre, bajo la vista algo avergonzado y las 2 nos reímos. Pero la verdad es que me había calentado muchísimo y no solo por la grabación sino porque se notaba a un kilometro que estaban muy muy cachondos.
- ¿Puedo ir un momento al lavabo?- Pregunté. Necesitaba resfrescarme de forma urgente.
- Claro, ya sabes donde está- Dijo Javi- y…puedes estar todo el tiempo que creas oportuno…- añadió como "contra-ataque" de mi comentario anterior. Insinuaba que iba al lavabo para masturbarme, y la verdad es que tenia unas ganas horribles de aliviarme…pero no tenía intención de hacerlo allí. Abrí la boca para protestar pero lo deje estar…que imaginaran lo que quisieran, así les dejaría con la duda.
Me perdí escaleras arriba y entre en el cuarto de baño. Abrí el grifo del agua fría y me moje la nuca y los pómulos con cuidado que no corriera el maquillaje. Durante unos segundos me mire en el espejo. Estaba muy muy colorada, y respiraba con cierta celeridad…no me extraña que abajo pensaran que subía para darme un poquito de placer. Estaba muy mojada, el clítoris asomaba por encima de mi monte de Venus muy sensible. Cualquier rozadura con la tela de mi ropa interior al andar o al moverme me hacía ver las estrellas. Por unos segundos perdí el control de mi misma, y mi mano penetró bajo el vestido dispuesta a ir más lejos. Nerviosa, me moje otra vez la nuca y respiré hondo varias veces. Me reí de mi misma, parecía una chiquilla escondiéndose en el baño de sus padres u otras miradas curiosas. Al final logre controlarme lo suficiente para girarme y abrir un pequeño armario para coger una toalla de mano y poder secarme. Algo oculto debajo de la ultima toalla hacia bulto levantando un poquito a las demás. Curiosa metí la mano y me quede de piedra. Era un enorme consolador de látex negro. Al menos 20 cm y con el grosor de mi mano. "Vaya vaya con Carol, a ver si va ser verdad lo de la crisis" pensé. Lo estuve admirando un poquito, y lo volví a dejar en su sitio con discreción antes de que el deseo volviera a jugarme una mala pasada. Me dispuse a bajar…
Conforme bajaba las escaleras, pequeños susurros y jadeos crecían en intensidad. La voz era masculina, seguramente Javi, ¿qué estaría haciendo? Solo estaba iluminado el salón así que me acerque sigilosamente aprovechando que las sombras me cubrían. También se oía la voz de Aurora, habían vuelto a poner la cinta en marcha, ahora la otra cara. Me asomé con precaución y lo que vi aun me dejó más de piedra que lo que había descubierto en el lavabo. Desde donde estaba solo veía a Javi de espaldas apoyado en el sillón con la cabeza mirando al techo y los brazos en el respaldo del mismo. Pero lo que me mostró la imagen difusa del cristal que hacia funciones de pared fue totalmente distinta. Javi disfrutaba de ese modo porque Carol, inclinada sobre la entrepierna, le estaba deleitando con una sabrosa felación. Javi estaba con los pantalones bajados hasta los tobillos, y su verga se alzaba orgullosa como un monolito. La cabeza de su amada subía y bajaba sin pausa por ese soberbio miembro. La boca hambrienta, sorbía, lamía, mordisqueaba el glande, mientras una mano acariciaba todo el fuste al ritmo que marcaba la lamida. Unas veces aceleraba para el placer de Javi, otras veces disminuía el ritmo retardando la acción haciéndole sufrir.
-¡oh, cariño!, cuanto te he echado de menos- suspiró el psicólogo.
Unos gruñidos fue toda la respuesta de Carolina…estaba demasiado ocupada para responderle.
Pasado el susto de verlos así empece a dejarme llevar. Antes de darme cuenta, mi dedo corazón acariciaba una y otra vez mis labios vaginales por encima de la tela. El roce era exquisito y miles de sensaciones me recorrían todo el cuerpo. El calor creció en mi…y también mi humedad. Me incliné ligeramente hacia delante, para no perder de vista la imagen tan sensual del cristal y así facilitar la acción de mi aventurero dedo. Notaba como mi entrepierna estaba totalmente mojada. Apoye el hombro contra la pared y la otra mano se dedico a acariciar mis pechos, acrecentando más mi gozo. ¿En que me estaba convirtiendo Aurora?. Primero me hace cuestionar mi sexualidad deseándola y ahora me masturbo observando a una pareja, una simple voyeur.
Carolina se detiene para darle un beso apasionado a su chico.
¡Vamos amor, follame ahora mismo!- exclama lujuriosamente- ¡Te deseo dentro de mí!.
Pero Andrea esta arriba- Duda Javi, aunque se relame los labios.
Deja a esa guarra- El insulto no solo no me ofende sino que me calienta más- Seguro que se esta haciendo un dedo arriba. ¡Vamos vamos, date prisa!- Esta fuera de si…casi tanto como yo.
Se levantan con prisas y se desvisten con ansiedad. No saben que estoy allí, porque me suponen arriba, pero también saben que puedo bajar en cualquier momento. Aprovechando que están desvistiéndose mi mente se dirige al consolador que hay arriba. Subo rápidamente arriba, con enormes deseos de sentirlo dentro de mi. Lo cojo y vuelvo a bajar para no perderme detalle.
Ahora lo que veo es aun mejor. Ella esta donde antes estaba el, recostada en el sillón abierta completamente para recibirle. Javi de rodillas, acaricia y juega con su miembro la entrada de su dulce tesoro. De un fuerte golpe la penetra hasta la empuñadura. Los dos gimen a la vez. Segundos después entra y sale de ella ferozmente. Veo el pecho peludo de el sudar con los ojos casi en blanco. También veo el culo prieto de mi amigo a través de la pared de cristal martilleando a su víctima. Me imagino lo que debe estar disfrutando su mujer. Cojo el consolador y me lo llevo a la boca, ya estoy fuera de mi, y lo chupo y lo mimo como su fuera uno de verdad, con sangre en esas falsas venas de plástico. Pensar que no hace mucho ha estado explorando las profundidades de su verdadera dueña aun me pone mas frenética.
La habitación se llena de sonidos y olores libidinosos. Ellos jadeando acompasadamente, yo intentando ocultar los míos, la voz grabada de Aurora contando en segundo plano como sueña que es violada en el sótano por cinco machos varoniles y poco piadosos. También se oye el golpeteo de las caderas al entrechocar. Los huelo perfectamente, la fragancia de sus sexos llegan hasta mí. Me aplico aun mas en mi ficticia felación, imaginando que con mi boca hago disfrutar a un tierno amante.
Intentan cambiar de posición pero los dos caen del sillón cómicamente, ruedan por el suelo, en una amorosa pelea. Me escondo un poquito por temor a que me vean. Cuando vuelvo a asomarme, ella esta sobre él frotando piel contra piel pero sin permitir que la penetre.
¿Quién domina a quien ahora?- le pregunta la mujer.
Esos jueguecitos me están poniendo aun más mala. Con la punta del glande de mi nuevo amiguito acaricio mi sexo. Lo dejo por unos segundos a un lado y me bajo las braguitas, para luego retomar la actividad, imitando el movimiento de pelvis de Carol sobre Javi pero sin penetración. Ella sintiendo compasión de su prisionero se alza un poquito para con un gruñido dejarse penetrar hasta el fondo. Ahora si que los puedo admirar en todo su esplendor. El empujando hacia arriba, suspirando sin parar, mordiéndose los labios y con las manos recorriendo recorriendo la perfecta anatomía de su mujer. Ella botando sobre el, con los pechos bamboleándose al ritmo de sus caídas sobre el cuerpo masculino y respirando entrecortadamente.
Sin hacerme esperar a mi misma, Me penetro con ese enorme artefacto. El consolador entra centímetro a centímetro en mi cueva encharcada, abriéndome completamente. Jadeo, gimo, suspiro, cuando para mi sorpresa lo tengo totalmente dentro de mí, dentro de mi chorreante secreto. La suave textura de ese maravilloso falo acarician mis paredes proporcionándome un sublime placer. Me arqueo más concentrándome en mi y perdiéndolos a ellos de vista para facilitarme las cosas. Solo los oigo disfrutar. Lo saco casi completamente hasta volverlo a introducir en mi, cada vez mas rápido, mas ansioso, buscando mi placer que esta llegando en oleadas tremendas. Todo yo tiembla como si tuviera fiebre. Los latidos de mi sexo son cada vez más y más fuertes, siento la adrenalina correr por mis venas. Gotitas de fluido bajan por mis muslos. Me taladro una vez y otra y otra, hasta que abandonándome alcanzo un tremendo orgasmo que tengo que ahogar para evitar ser descubierta.
Después de recuperarme un poquito, miro hacia la parejita a tiempo para verles correrse a la vez. Tensan sus cuerpos, los gritos ya ni se molestan en disimularlos, parece no importantes. El descarga en ella en espasmódicos movimientos y ella los recibe con evidente gozo. Luego Carol se deja caer sobre el. Besándose tiernamente e intentando recuperar el aliento. Están sudorosos y desnudos en medio de su casa con visita en algún lugar de la misma pero parece no ser conscientes de ello.
Ha sido maravilloso- dice al final Javi, medio ahogándose por el esfuerzo de pronunciar esas palabras- ¡menudo polvo!- y ríen compulsivamente.
Será mejor que nos vistamos, antes de que Andrea baje- Comenta Carol.
Cojo mis bragas del suelo y el consolador con la intención de ir arriba y dejar todo como lo encontré… incluido a mi misma cuando le oigo comentar con gracia a ella:
¿Crees que nos vendería esas cintas?- Mas risas rozando la histeria.
Antes de perderme por el pasillo puedo percibir a lo lejos la voz mecánica de Aurora que susurra "Doctora, ¿soy ninfómana?….
¿Continuará?
Para cualquier comentario no dudéis en escribir.
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