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"Contemplo la terapia a la que se somete mi mujer y en la que es torturada y violada por el Sr. Logan y el Sr. Johnson "
Como todos los jueves, acompaño a mi mujer a su "terapia", por llamarlo de alguna manera. Reconozco que cuando su psicólogo le propuso probar este tipo de tratamiento me negué en redondo y a punto estuve de ponerle una denuncia. Ella me lo impidió, pero durante varios meses, cada vez que iba a su sesión de psicoanálisis, teníamos una bronca y cuando decidió que empezaría con la "terapia" aunque yo no estuviese de acuerdo, pasé dos meses durmiendo en otra habitación y planteándome pedirla el divorcio, cosa que no hice por que tenía claro que me iba a costar una pasta.
Por cierto, soy Adrián y tengo 30 años, Elena, mi mujer, acaba de cumplir los 29, nos casamos hace ocho y ya hace casi dos años que ella viene a la "terapia", aunque yo apenas llevo viniendo con ella poco más de un año. Su psicólogo la dijo que yo debería acompañarla siempre, pero me costó bastante aceptar que ella se sometiese a este tipo de tratamiento.
El acompañarla no era para asistir juntos a la "terapia", yo no puedo pasar con ella de ninguna manera, lo que si puedo hacer, si lo deseo, es observar el desarrollo de la misma desde una habitación contigua a través de un cristal con espejo, sin que ni ella ni su terapeuta sepan si estoy observando, pero saben que existe esa posibilidad.
Cuando llegamos nos recibe Laura, es la encargada del centro é hija del psicólogo de mi mujer. Tras una pequeña charla sobre nuestra satisfacción por los efectos de la "terapia", pasamos a firmar el consentimiento para la sesión de ese día, pago los ciento cincuenta Euros que cuesta cada sesión y nos indica que pasemos un momento a la sala de espera. No pasan ni cinco minutos cuando aparece de nuevo acompañada de un hombre negro, le presenta como el Sr. Logan y será el terapeuta de Elena para la sesión de hoy.
El Sr. Logan nos saluda muy amablemente con una gran sonrisa y un cordial apretón de manos, nunca le había visto, pero se que el terapeuta nunca es el mismo dos sesiones seguidas, al menos pasan seis sesiones sin que repita el mismo terapeuta y el personal, salvo el director de terapeutas, va rotando con el de los centros de otras ciudades cada seis meses, a estas alturas creo que mi mujer ha debido tener más de cincuenta terapeutas diferentes."
Sr. Logan - "Señora, es un placer conocerla. Caballero, encantado"
Adrián - "Igualmente"
Elena - "Igualmente Sr. Logan, me temo que hoy estoy más alterada que de costumbre"
Sr. Logan - "No se preocupe Señora, verá como al termino de nuestra sesión estará muy tranquila."
Elena - "Estoy segura Sr. Logan"
Sr. Logan - "Caballero, estaremos en la sala número cinco, por si desea observar el desarrollo de la sesión."
Adrián - "Muchas gracias Sr. Logan, tomo nota por si decido asistir."
Sr. Logan - "Señora, creo que ya conoce el camino. Detrás de usted, por favor."
Elena - "Si, muchas gracias. Cariño, te veo luego y ya sabes que te quiero."
Adrián - "Y yo a ti cielo, disfruta y hasta dentro de un rato."
Nos damos un beso en los labios, le estrecho de nuevo la mano al Sr. Logan y les veo caminar por el pasillo. Hoy no tenía intención de pasar, pero es la primera vez, desde que vengo con Elena, que su terapeuta es negro, así que me dirijo a la sala número cinco y me acomodo en el sillón para observar la "terapia" de mi mujer.
La sala es toda de madera oscura, bien iluminada. Del techo veo que cuelgan diferentes ganchos, en una de las paredes veo una colección de fustas y similares y en la que está frente a mi un potro con un consolador en el centro. También observo una vieja cama de barrotes no demasiado grande.
Entra mi mujer y el Sr.Logan, nada más hacerlo, él la dice lo ha de hacer.
Sr. Logan - "Desnúdate zorra, rápido ó te arranco la ropa y tendrás que salir de aquí en pelotas."
Mi mujer obedece, pero antes de que pueda quitarse la ropa interior, el Sr.Logan la pone una esposas sujetando sus brazos a la espalda.
Sr. Logan - "Te dije que rápido, puta estúpida,"
A continuación la cuelga de uno de los ganchos por las esposas obligándola a dejar su culo más expuesto, la introduce una mordaza en la boca y sujeta sus tobillos con una barra que la impide cerrar las piernas.
Empieza a manosearla sin que ella pueda hacer nada, se recrea especialmente al apretar sus tetas y cuando mete su mano en la entrepierna de mi mujer lo hace con rudeza, obligándola a dar pequeños pasitos para que yo pueda ver su cara. La mordaza es un aro que mantiene su boca abierta y veo como las babas chorrean hasta el suelo, en su cara se puede apreciar que disfruta con la "terapia" y esto no ha hecho más que empezar.
El Sr. Logan tira de su bragas con fuerza, la tela se clava en su coño y la escucho gritar por el dolor, lo hace varias veces alternando los tirones con manotazos en el culo de mi mujer, fuertes, sin miramientos, dejando sus dedos marcados en las esplendidas nalgas de Elena, hasta que se cansa y corta las bragas con unas tijeras, al igual que hace con el sujetador, dejando a mi mujer totalmente desnuda.
Se pone frente a ella y le mete los dedos en la boca todo lo que puede provocándola arcadas que la hacen babear más aún. Con la otra mano le pellizca los pezones haciendo que estos se endurezcan y le azota las tetas hasta que se enrojecen. Los ojos de Elena están llenos de lagrimas, no se si es solo por las arcadas ó también por el castigo de sus tetas.
El Sr. Logan restriega las babas que tiene en su mano por la cara de mi mujer y le pone un par de pinzas en los pezones, tienen unos pesos, así que los estiran un poco. Mientras ella tose é intenta recuperar la respiración, él selecciona una especie de azotador con muchas tiras, no demasiado largas, pero con pinta de hacer daño.
Vuelve junto a mi mujer y comienza a azotar su culo con fuerza, ella está mirando al espejo, así que puedo ver sus expresiones mientras el Sr. Logan la azota, por eso se que el dolor debe ser mucho, tanto que al cuarto golpe ya esta llorando y suplicando que pare ó eso creo entender, con la mordaza no puede hablar con claridad, además, los golpes y la inestabilidad de su postura, provocan un constante balanceo de sus tetas que intensifican el dolor en sus pezones.
El Sr. Logan la gira poniendo su culo frente al espejo, veo las marcas que le ha dejado, son de color morado, en todo este tiempo nunca había tenido unas marcas así, pero al mismo tiempo veo como brilla su entrepierna, señal de que la está gustando, lo cual me tranquiliza un poco, pero no del todo. En esa posición el Sr. Logan le propina otra tanda de azotes, creo que incluso más fuertes que antes, dejando todo su culo amoratado y a mi mujer llorando intensamente.
La descuelga sin quitarle las esposas ni la barra de sus tobillos y la deja en el suelo. El coloca el azotador en su sitio y vuelve con un consolador de un tamaño considerable, este está sujeto al extremo de un palo, le restriega por el charco de babas que hay junto a mi mujer, se lo mete en el coño de un solo golpe y ella es incapaz de no gritar.
El Sr. Logan comienza a mover el dildo follando el coño de mi mujer, lo hace de manera rápida y profunda, de vez en cuando le saca de golpe, lo restriega de nuevo por el charco de babas y vuelve a metérselo de un solo golpe en el coño para continuar moviéndole sin parar hasta que Elena empieza a correrse, justo en ese momento lo saca y espera a que mi mujer se calme lo necesario para poder retomar su tarea sin que se corra inmediatamente, esta operación la repite unas cuantas veces, cada vez ha de esperar más tiempo antes de meter de nuevo el dildo hasta que mi mujer es incapaz de evitar tener un orgasmo salvaje, la veo como se agita buscando sentir algo que supla al consolador con el que el Sr. Logan la ha estado follando y termina llorando por la frustración de sentir su coño vacío.
Cuando él ve que mi mujer está más calmada, la libera, pero sin quitar las pinzas de sus pezones.
Sr. Logan - "¿Tienes algo que decir zorra?"
Elena - "Tan solo agradecerle su paciencia conmigo y asegurarle que sabe muy bien como ha de tratar a una zorra como yo Sr. Logan."
Sr. Logan - "¿Y a que esperas para demostrarlo?"
Mi mujer se arrodilla rápidamente a los pies del Sr.Logan y empieza a lamer sus botas. Ella mantiene las piernas separadas y sus manos a la espalda, mientras el Sr. Logan, sentado en una silla, observa el comportamiento de mi mujer. Cuando lo considera adecuado la manda limpiar las babas y fluidos con los que había ensuciado el suelo, ella gatea hasta llegar al charco de babas y comienza a sorber todas las que puede, cuando termina de sorber recoge los restos lamiendo el suelo con su lengua.
Sus manos permanecen en su espalda constantemente, al igual que sus piernas separadas, lo cual permite que su coño, al igual que su culo, estén perfectamente a la vista. Estoy seguro, viendo las marcas de su culo, de que le dolerá al sentarse durante unos cuantos días, pero también tengo claro que está muy excitada, tan solo hay que fijarse en su coño, abierto, rojo, inflamado y chorreando.
Sr. Logan - "Boca arriba y piernas en alto "
Obedece sin preguntar, el Sr. Logan le vuelve a separar las piernas con una barra en los tobillos, pero esta tiene unas sujeciones diferentes, además de un par de argollas que no tardan en ser enganchadas a una de las poleas para dejar a Elena colgada cabeza abajo.
Su cabeza apenas roza el suelo y su entrepierna queda a una altura perfecta para que el Sr. Logan pueda hacer lo que le apetezca. Lo primero que hace es sujetar los brazos de mi mujer de nuevo a su espalda, en ésta ocasión con unas correas por los antebrazos de tal modo que sus manos tocan los codos del brazo contrario. A continuación echa lubricante en su culo, lo extiende y en menos de un minuto ya tiene tres dedos metidos en el culo de mi mujer. Acto seguido sustituye sus dedos por un plug que mantiene su ano dilatado.
Acciona el motor de la polea hasta que la boca de Elena llega a la altura de su poya. Ella aún tiene las pinzas en sus pezones, el Sr. Logan juega con ellas haciendo que se balanceen, por los sonidos y gestos de mi mujer es evidente que la duele, pero cuando las retira y las vuelve a poner girando la pinzas 90 grados, el aullido de mi mujer me pone los pelos de punta.
Sr. Logan - "¿Algún problema?"
Elena - "Ninguno Sr.Logan. Perdón por el grito."
En la posición en la que está colgada Elena y dado que sus tetas son bien hermosas, además de naturales, estas cuelgan dejando ver la zona inferior de las mismas, máxime por el peso añadido que tienen las pinzas de sus pezones.
Tras deleitarse observándola y balanceándola unos minutos, coge un azotador similar al que uso en su culo, se acerca y comienza a azotar el pecho de mi mujer, lo hace con fuerza, pero no parece que el azotador cause el mismo daño que el de su culo. Sus tetas pronto empiezan a ponerse rojas, pero en ningún momento veo que lleguen a tener marcas del calibre de las que tiene en el culo, aunque tras medio centenar de golpes la piel esta de un rojo intenso y con algunas zonas inflamadas.
Deja el azotador en su lugar, se desabrocha el pantalón dejando a lo vista una poya muy grande, a pesar de no estar empalmado, se acerca a mi mujer y se la mete en la boca todo lo profundo que puede. Veo claramente que ella no puede respirar, pero él ni se inmuta. La saca dándole el tiempo justo a mi mujer para coger aire y vuelve a metérsela en su boca del mismo modo, pero como cada vez la tiene más dura y grande, a mi mujer le cuesta más evitar las arcadas y no tarda en volver a chorrear babas como cuando le metió los dedos al inicio de la sesión.
El Sr. Logan, una vez que está totalmente empalmado, comienza a follar la boca de mi mujer, tan solo la saca lo justo para que evitar que se ahogue y se tira así cerca de veinte minutos. Simultáneamente no ha dejado de manipular el plug que metió en el culo de Elena, lo ha sacado y metido varias veces, le ha girado y movido en círculos haciendo que el ano se abriese cada vez más y por la facilidad con la que lo ha sacado y metido las últimas veces el ano de mi mujer debe estar perfectamente dilatado. Tampoco se ha olvidado del coño administrándole todo tipo de manotazos, pellizcos y tirones hasta dejarle más rojo é inflamado de lo que estaba antes.
Cuando se aparta dejando a mi mujer tosiendo de nuevo, atragantada con sus propias babas y a duras penas recuperando su respiración miro el reloj, veo que ya ha pasado casi una hora desde que empezó la sesión y de las que yo he visto ha sido la más intensa que recuerdo, así que debe de estar a punto de terminar.
El Sr. Logan, sin guardarse la poya, llama por el interfono que comunica las salas con la recepción y lo dice me deja extrañado.
Sr. Logan - "Que venga el Sr. Johnson"
Me quedo muy extrañado, que yo sepa, en las sesiones nunca había nadie más que el terapeuta y al tal Sr. Johnson no recuerdo haberle conocido. Mientras llega, el Sr. Logan ha bajado a mi mujer hasta situarla, boca a bajo, sobre una especie de potro que deja su boca a la altura de su poya y libera sus tobillos, pero mantiene sus brazos sujetos con las correas.
El potro llega hasta su cintura, pero tiene un vibrador acoplado que llega justo a su clítoris y por la parte del pecho es más estrecho, de ese modo las tetas de mi mujer quedan colgando y manipulables. Para sujetar a mi mujer coge sus piernas, se las flexiona y las sujeta con correas al tronco, luego, con otra correa que le pasa por la cintura, la sujeta al potro dejando su culo, aún con el plug dentro, y su coño totalmente expuestos.
Cuando está terminando, entra otro hombre, supongo que será el Sr. Johnson, es también negro, pero más corpulento que el Sr. Logan. Se saludan con la mirada y procede a manipular las tetas de mi mujer, primero retira las pinzas tirando de ellas de golpe, luego las magrea como si las estuviese ordeñando, finalmente, tras un par de minutos magreándolas, las ata con una cuerda de modo que las convierte en dos bolas de carne con la piel tan tirante que parece que van a estallar. Por su parte, el Sr. Logan, ha puesto en marcha el vibrador y al hacerlo mi mujer comienza a jadear intentando no correrse de inmediato.
Nada más tener las tetas atadas, mi mujer es sodomizada por el Sr.Logan, lo hace de un solo golpe de nuevo y el Sr. Johnson, cogiéndola de pelo, hace lo mismo con su boca. La follan como si no fuese una persona si no algo con agujeros, de vez en cuando cambian sus posiciones, pero actúan con la misma brutalidad. A pesar de toda esa brutalidad, el vibrador hace que mi mujer se corra una y otra vez sin poder hacer nada por evitarlo, los pocos momentos en que su boca no está ocupada por la poya de alguno de sus terapeutas, no cesa de suplicar que paren, todo ello entre los llantos y los jadeos provocados por sus orgasmos.
Por mi parte hace ya tiempo que no dejo de dar vueltas en el sillón y por los escasos nueve metros cuadrados que tendrá la habitación desde la que estoy observando todo. En más de una ocasión he estado a punto de salir é ir a quejarme del trato, en mi opinión, excesivo de la terapia de hoy, pero se muy bien que mientras mi mujer no diga su palabra de seguridad ó pierda el conocimiento, da lo mismo que yo diga nada.
Tras otros quince minutos que se me hacen eternos, parece que se deciden a parar. El Sr. Logan suelta la correa que mantiene a Elena sujeta al potro y apaga el vibrador, en el suelo se ha formado un charco inmenso con los fluidos que mi mujer ha expulsado con sus orgasmos. Ella, sin dejar de llorar y agotada por la infinidad de orgasmos, les da las gracias, pero cuando ve que en vez de soltarla enganchan una polea a la cuerda que ata sus tetas, suplica de nuevo que paren.
Un vez asegurada la elevan dejando que sean sus tetas, las cuales están totalmente amoratadas, las que soporten todo su peso. Tanto el Sr. Logan como el Sr. Johnson han cogido sendos azotadores con los que se ensañan con las tetas y el coño de Elena, al mantenerla con las piernas flexionadas y sujetas por las correas al tronco, su coño está perfectamente expuesto y accesible para ser azotado duramente durante unos cinco minutos.
Mi mujer grita y llora de tal modo que me hace sufrir, pero se muy bien que ella es la única que puede parar la sesión y es evidente que no quiere, lo cual me deja muy confuso de hasta que punto es capaz de soportar.
La ponen a una altura adecuada para poder follarla estando ellos de pié y lo hacen los dos al mismo tiempo, uno penetra su culo y el otro su coño usando los agujeros de Elena a su antojo, por que, tal como está atada y colgada parece que no tuviese piernas, como si fuese tan solo el tronco y la cabeza de una persona y la actitud de sus dos "terapeutas" deja muy claro que no tienen ninguna consideración hacia mi mujer, pero a pesar de todo, ella vuelve a correrse en cuanto esas poyas llenan sus agujeros.
Un par de minutos después se corre el Sr. Johnson, lo hace dentro del coño de mi mujer y metiendo su poya todo lo profundo que puede, a pesar de ello, al sacarla, una buena cantidad de semen chorrea desde el coño de Elena hasta el suelo. El Sr. Logan, por su parte, sigue bombeando con fuerza, su poya entra y sale del culo de mi mujer como si fuese un pistón, para sujetar a Elena agarra sus tetas fuerza, apretándolas y pellizcando sus pezones lo que, sumado a las cuerdas que la puso el Sr. Johnson y a que todo su peso está colgando de ellas, la tiene que provocar un dolor terrible y confío en que no la cause un daño irreparable.
El Sr. Johnson, a una seña de Sr. Logan, coge un vibrador, es un mango con una especie de pelota grande en el extremo, le pone en marcha y le aplica en el coño de mi mujer, por la forma que tiene coge tanto su clítoris como algo más de la mitad de su coño. El efecto es inmediato y Elena comienza a correrse de nuevo una y otra vez, sus gritos por el castigo al que tiene sometidas sus tetas se mezclan con los de sus orgasmos.
Esta situación se prolonga durante más de cinco minutos y solo para cuando el Sr. Logan se ha corrido en su culo, también lo hace metiendo su poya hasta lo más profundo y al sacarla, como antes pasó con la corrida del Sr. Johnson, el semen chorrea desde su culo hasta el suelo. Accionan la polea para bajarla, pero antes de llegar al suelo paran y la obligan a limpiar sus poyas con la boca, ella lo hace con esmero, lame como puede esas poyas hasta recoger cualquier resto de semen ó flujos que pudiesen tener, incluso las succiona para extraer los pequeños restos de semen que pudiesen quedar en su interior.
Una vez que ellos consideran que ha terminado la depositan en el suelo boca abajo, tan solo sueltan el gancho de la polea, pero mantienen el resto de sujeciones, incluida la atadura de sus tetas y la ordenan limpiar el suelo, ella no tiene más remedio que moverse como si fuese un gusano y cada vez que hace el más mínimo movimiento, son sus tetas las que se aplastan un poco más. Como puede sorbe los restos del semen de los dos hombres y de sus propios flujos esparcidos por el suelo, mientras que ellos charlan sobre sus planes para esta noche ignorando a mi mujer.
El suelo ya está perfectamente limpio, pero ella sigue lamiendo y moviéndose como puede hasta que, sin dejar de hablar, los dos hombres se agachan junto a ella y la liberan de todas las sujeciones.
Se ve que todo su cuerpo esta anquilosado por que es incapaz de mover sus extremidades y no deja de quejarse con pequeños gemidos cada vez que sueltan alguna de ellas, en cuanto a sus tetas, una vez que han retirado las cuerdas, están deformadas y llenas de marcas. El Sr. Logan recoge todo, coloca las correas en su lugar y se van dejando a mi mujer tirada en el suelo sin preocuparse ni un ápice por ella. Al rato entra una mujer con atuendo de enfermera, una camilla y acompañada por dos chavales jovencitos que tambien visten atuendo sanitario.
La mujer, que tendrá unos cincuenta años, se agacha junto a Elena y la pregunta que tal está, lo hace con la máxima dulzura, intenta que sea mi mujer quien se ponga en la camilla, pero sus piernas aún no la sostienen, así que los chavales la cogen, la tumban en la camilla, la cubren con una sábana y se la llevan a la sala de recuperación.
Yo me quedo pensativo mientras observo la sala vacía donde hace un momento he presenciado como dos hombres han violado y torturado a mi mujer, con su consentimiento. Ninguna sesión había llegado a este extremo, ni las que yo he presenciado, ni las que Elena me ha contado. Necesito que me den alguna explicación, así que, mientras mi mujer es atendida en la sala de recuperación, hablaré con Laura, la encargada del centro, aunque tal vez debería esperar a mi mujer, al fin y al cabo ella es la paciente, pero sea como sea me siento incapaz de controlar esta situación.
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