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La tarde que sodomizaron a Berta.

Juan, Lucas y Ramón eran dos compañeros de la misma clase que Berta Gutierrez, hija del juez Jorge Gutierrez de la audiencia nacional.
Berta no era mala chica en el fondo, pero parecía siempre muy engreida. Era bella. Una chica morena, de ojos negros y cuerpo notable. Pechos pequeños y duros, cintura delgada, un trasero torneado y fuerte y unas bellísimas piernas. Aproximadamente un metro setenta de estatura.
Los tres lo estuvieron planificando todo el curso. Ahorraron un buen dinero para sobornar a Mariam, la mejor (y única) amiga de Berta en la clase a la que los cinco asistían. Cierta noche Berta y Mariam fueron a casa de Lucas. En principio era una especie de etapa para salir luego a una disco de moda. Pero lo cierto es que Lucas puso un líquido en el refresco que Berta se tomó en su casa. Es una substancia prohibida que le había costado carísima en el mercado negro. Pero dentro del ahorro que el trío había llevado durante meses cabía el presupuesto para el mismo.
El líquido en cuestión lo habían logrado en Ibiza. No sabían su nombre pero sí que la persona que lo ingería perdía el control sobre su cuerpo y su libido y, lo que era mejor para ellos, al rato no recordaba nada. De tal modo que con engaños Berta bebió esa sustancia. Diez minutos después Lucas estaba sentado en su sillón favorito con los pantalones por las rodillas. Mariam muerta de risa con una cámara de fotos a su lado y Berta de rodillas frente a Lucas haciéndole la mamada de su vida ajena a sus propias acciones.
Un par de horas más tarde despertaría en el coche de Mariam, creyéndose víctima de una resaca y con un regusto salado en su boca que no lograba entender.
Pues bien. Una semana después se encontraban Lucas, Juan y Ramón reunidos en la casa del último. Esperaban a Berta. La chica que desde hacía tres años les había despreciado por no ser guapos, ni ricos.
Ellos la habían odiado siempre. Pero en el fondo la habían deseado. Bien porque les parecía atractiva, que lo era. Bien porque la envidiaban, que lo hacían. Todo es posible en la mente de un chico de diecisiete años.
Llegó la hora. Berta llamó a la puerta.
Abrieron y entró sin mirarles siquiera. Salvo una asesina ojeada a Lucas.
Esa tarde, y todo el fin de semana, no habría nadie en la casa de Ramón porque sus padres se habían ido a la playa. Todo les salía rodado.
Por si fuera poco Berta se presentó con un vestido largo, hasta los tobillos. De tirantes.
Abrió su bolso y sacó un sobre.
- Contadlo si quereis. Hay tresmil.
Y tiró el sobre encima de la mesa del salón. Al golpear la mesa asomaron unos billetes de quinientos euros. Los tres se miraron incrédulos. Pero enseguida empezaron a reir.
Berta creía que la cara le iba a estallar de ira.
- ¿os sobra el dinero? ¡cogedlo y dadme las fotos y los negativos!
Juan se adelantó.
- Te daremos las fotos y tus negativos, lo prometo. Pero no a cambio de dinero.
Entonces Berta palideció.
-¿Qué quereis, violarme o qué?
- Queremos follarte. Pero tú te vas a dejar.
Berta cogió el sobre y se dirigió a la salida.

Ramón le respondió.
-Como quieras. Supongo que al magistrado Gutierrez le encantará ver en internet las fotos de su preciosa hija chupando una polla.
Súbitamente Berta se paró. Comprendió que el chantaje era grave y no les convencería con ese dinero. Y si buscaba más dinero su padre sospecharía algo realmente malo de ella. De modo que se dio la vuelta y volvió al salón.
-¡Cabrones!
Se sentó en el sillón y empezó a llorar. Lucas empezó a arrepentirse. Pero Juan le retuvo con el brazo.
-Ahora lamentas lo mucho que has pasado siempre de nosotros ¿verdad?. Tú tan rica, y tan mona. Y nosostros tres bichos raros a los que nunca te acercarías a menos que el dinero nos saliera por las orejas. Te damos una oportunidad para redimirte y se acabará todo. Tú serás perdonada y nosotros seremos recompensados. Sólo queremos follarte.

Berta era un mar de lágrimas y a duras penas pudo decir:
- ¿Es que no comprendeis? ¡soy virgen! ¿vale? Estoy acojonada. No quiero hacer esto. ¡Así no!
Ramón miró con complicidad a los otros y la dijo sonriendo.
- Eso es lo mejor boba. Que lo seguirás siendo. Tu papito podrá vender tu coño intacto a cualquier memo forrado.

Berta se secó las lágrimas y extrañadísima le miró.

-¿Qué dices, no entiendo?¿No decís que quereis follarme?.

- Sí.- dijo Ramón. – pero te vamos a dar por el culo.
-
Ante estas palabras Berta se quedó aún más pálida. Cogió su bolso y corrió a la puerta. Gritando y llorando. Pero antes de llegar Juan la agarró. Cogió una de las fotos de ella con Lucas y se las enseñó.
- ¿De verdad quieres que tu padre vea esto?

Y ella lloraba sin parar. Se agarró desesperada a Juan.
-por favor... por favor...

Ella la abrazó y la acarició la cabeza.

- Será un momento y se acabará. Me parece un buen precio ¿no?

Berta le miró con los ojos desencajados. Comprendió que no podía luchar contra eso. La tenían bien prisionera del chantaje. Miró a los tres y se rindió. Se llegó hasta el sofá y se sentó. Pero el miedo era tan grande que le fallaron los nervios y empezó a vomitar.

- ¡Puaj! ¡qué asco, tio! .- dijo Lucas.
- Cállate y ve por la fregona.- repuso Juan .- yo te traer

Berta bebió todo el agua cuando Juan ya había limpiado todo.
-¿Mejor?.- preguntó Lucas.
-Sí.- dijo ella.
-Empecemos.- repuso Ramón.

Unas lagrimillas asomaron a los ojos de Berta, pero se resignó. Con la voz quebrada dijo:
- ¿qué tengo que hacer?
- Ponte de rodillas sobre el sillón y date la vuelta.

Así lo hizo. Muy despacito y mirándoles con ojos de desesperación les dio las espalda mientras se apoyaba sobre sus rodillas contra el respaldo del sofá. Ante ellos quedó es espléndido espectáculo del trasero de Berta. Dos globos grandes pero muy bien formados, sin pizca de grasa. Poco a poco le subieron los faldones y le pusieron la falda en la cintura. Ante ellos aparecían unas castas bragas blancas. Mientras todo esto pasaba oían el llanto casi mudo pero inmutable de la chica. Lucas le bajó las bragas y se las sacó. Y aquel precioso culo quedó ante ellos. Era pálido y suave. Grande y firme. Sencillamente espectacular, el sueño de cualquier hombre. Empezaron a acariciarlo. Y si bien al principio las caricias eran acompañadas de llantos más agudos poco a poco se dieron cuenta de que aquello calmaba a Berta. Juan, el más apasionado, se dejó llevar y empezó a besar aquellos carrillos jugosos y jóvenes. Aquel tierno gesto calmó aún más los llantos de Berta.. Pronto estaban los tres recorriendo aquellos cachetes con sus bocas hambrientas. Besaban, lamían y mordisqueaban. Y el llanto de Berta se apaciguó más aún. Entonces Juan separó las nalgas y allí apareció: el virginal ano de Berta. Su sola visión endureció los ya hacía rato erectos penes de los tres chantajistas. Aquel ano les sorprendió por su bello aspecto: sorprendentemente rosado, regular, con el borde mullido como si nada ni nadie lo hubiera tocado nunca. Y en cierto modo era así (sobre todo en el sexual). Juan no pudo contenerse. Lo repasó con el dedo con un gemido y una ligera sacudida de la cadera de Berta. Y acabó por besarlo tiernamente. Miró a Lucas y Ramón que imitaron su gesto. Y tenían la sospecha de que Berta emitía un gemido de cierta satisfacción al contacto de sus labios con ese virgen culito.
Juan se acercó a la cara de Berta que forzó el llanto para obtener un último perdón.
- Tenemos que lubricarlo, preciosa. Te pondremos saliva y tú lo harás con tu dedo ¿entendido?
Berta le miró de reojo, cerró los ojos y asintió. Juan cogió la mano de la chica y la acercó a su trasero. Miró a los otros.
Ramón descargó su saliva un poco arriba del ano. Lucas hizo lo mismo. Y Juan salivó los dedos de Berta. Llevó la mano hasta la entrada del ano y le hizo acariciarlo. De tal modo que la saliva de los tres quedaba adherida y relajaba aquel esfínter. Berta obedecía las órdenes de Juan. Daba vueltas y lo dilataba. Le hizo meter la yema del dedo y seguir ando vueltas. Con tanta habilidad lo hicieron que Berta, a sus órdenes, consiguió introducir un dedo entero dentro de su culo. Ya estaban muy impacientes y le dieron a Berta su última instrucción. Le entregaron para que mordiera un rollo de papel. Entonces sus lágrimas se hicieron mares.. Juan se puso tras ella y puso su pene en la entrada de aquel ano. La sensación de ir a desvirgar aquel culo le podía.

Empujó hasta que el glande entró. Salvo por una ligera sacudida y un ahogado gritito de Berta la operación fue sencilla. Lo dejó ahí dentro hasta que ella se acostumbró y sus músculos del esfínter se relajaron. Entonces, sin pausa pero sin prisa empezó a empujar. Tardó unos treinta segundo en introducirla del todo por su ano. El cual, por otra parte, parecía admitirla con cierta holgura (cosa que alimentó su infantil creencia de que las chicas de nalgas grandes admiten mejor la penetración anal). A Berta le dolía mucho aunque nada comparado a su dignidad. Realmente no podía creer que aquello le estuviera pasando. Pero se lo creyó cuando Juan empezó a bombear y la fricción le hizo ver las estrellas. La excitación provocó su orgasmo en unos escasos dos minutos. Al sacarla ella notó fuego: el de la fricción y el de la leche que él había depositado en su culo. Ellos asistían atónitos al espectáculo del desvirgado ano de Berta permaneciendo abierto unos pocos segundos tras sacar Juan su polla. Lucas, siguiente en el turno, frenó el progresivo cierre del esfínter colocando dos dedos dentro de él. Juan se puso delante de Berta y la agarró. Tanto para que no se moviera como para calmarla. Ella seguía mordiendo y babeando el rollo de papel en su boca. Lucas metió la polla. Estuvo bombeando rítmicamente, emocionado por el continuo impacto de las fornidas nalgas de Berta en su ingle. Lucas, un pornófilo de tomo y lomo, se emocionó al punto de propinarle un par de azotes en las nalgas hasta que se corrió. Quedó echado sobre ella. Agotado. Sacó su polla y quedó mirando un rato aquel desvirgado ano bien abierto y enrojecido. Incluso olisqueó dentro y creyó adivinar el olor del semen que habían depositado.
Entonces tomó lugar junto a Juan sujetando a Berta que estaba mareada, asqueada y dolorida. Le extrañó que ambos la sujetaran. Pero pronto comprendió.
Ramón era un auténtico semental. Tenía un pene notablemente más grande que el de sus compañeros.
Lo apoyó sobre el ano ante los asustados ojos de los dos chicos. Y empujó suave pero firmemente. Una terrible sacudida acudió al cuerpo de Berta. Aquello era enorme. Ambos la sujetaron con fuerza y Juan le susurró al oido:
- tranquila, enseguida acaba.
Pero ella no le oía. Sólo podía pensar en aquel horrible garrote que la sodomizaba cruelmente. Por suerte para ella Ramón era aún peor amante que los otros dos y apenas tardó cuarenta segundos en eyacular.
Terminada la follada ella se tumbó un instante a descansar. Juan le dijo a Lucas:
- tráeme toallitas.
Le dieron agua que bebió como si le fuera la vida en ello. Juan le dijo.
- Siéntate sobre la mesa de costado que voy a limpiarte.
Con la falda del vestido aún en la cintura se sentó sobre una sola nalga, dejando la otra al aire y por consiguiente su ano. Aquel hasta hacía unos minutos virginal e inocente orificio estaba enrojecido, dilatado y supuraba una mezcla de tres tipos de semen distinto.
Juan esperó a que todo supurara solo y la limpió con mimo para redimirse de su repugnante faena.
Le ayudaron a ponerse las bragas. Le limpiaron el rostro y le dieron sus fotos con los negativos.
- Queda poco para que acabe el curso. Nosotros ya tenemos lo nuestro y no te molestaremos más. Nadie sabrá nada. Lo prometemos.
Berta les miró a todos con un profundo desprecio, no dijo nada y se marchó. Según salía pensaba en que ella no sería la misma y que ese ano que tanto le molestaba tampoco sería la misma. Y dudó seriamente si mantener esa idílica imagen ante su padre había merecido tamaño sacrificio.
Dentro estaban los tres chicos. Riéndose. Entonces dijo Ramón:
-¡Sal Mariam!
Y Mariam salió al salón con el rostro enrojecido y abrochándose los vaqueros.
- ¿Lo has grabado todo? Y Mariam sacó la cámara de vídeo que tenía en la otra mano asintiendo con la cabeza.
Datos del Relato
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1 comentarios. Página 1 de 1
plebita
invitado-plebita 15-11-2003 00:00:00

muy bueno tu cuento si eso es verdad pobre chica y que mala onda esos chavos me gusta tu forma de escribir sigue asi\\\==\\=\\=\=\=\\=\\=\\\=\=\=\=\=\=\=\=\=\=\=\=\=\=\=\=\=\=\=\\=\=\=\\=\=\=\=\=\=\=\\=\\\=\=\=

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