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La sensual sonia (tercer encuentro)

Poco más de un mes desde el segundo encuentro, Sonia volvió a llamar para quedar “para eso…” literalmente hablando, por mi parte lo estaba deseando, lo ambicionaba dicho sea de paso; para ese nuevo encuentro sin dudarlo quedé con ella en mi domicilio. Nuevamente la quedada fue por la tarde, no podía a otras horas y no quería levantar sospechas. Tras abrir la puerta, apareció guapísima, algo maquillada, con un estrecho vestido blanco de infarto, como ya definí en el primer relato, sin mangas, nada escotado cubriéndole todo el pecho dejando notar sus pequeños pechos empitonados al no llevar sujetador, por el contrario en su parte inferior la falda no llegaba al medio muslo cubriendo sus piernas unos eróticas pantys negros transparentes muy finos, de esos que dejan ver el color de la carne tras la textura negra haciéndola más apetitosa si cabe, por lo demás calzaba unos botines negros con altos tacones. El conjunto era tan estrecho que se le marcaban en demasía las nalgas, nunca la había visto así, parecía que en su infidelidad se desinhibía y se mostraba como le pedía el cuerpo, lo que no hace con su marido lo hace conmigo, de hecho tuvo que mentirle diciendo que había quedado para almorzar con unas amigas, luego tomaría algo por ahí y que volvería al anochecer, “ten cuidado con lo que bebes, no estas acostumbrada, y así vestida marcando ese culo más de uno se te  acercará para llevarte a la cama…” al parecer fueron las palabras que le dedicó Antonio, su cornudo marido. Sonia parecía una especie de doctor Jackie y mr. Hyde en el terreno sexual, había encontrado una salida en su monótona vida sexual. No ambiciona nada más, no soy el mejor amante del mundo pero le doy lo que precisa.



Realmente, Sonia estaba imponente, las medias negras hacían juego con su cabello y al mismo tiempo contrastaban con el vestido blanco que, a su vez, lo hacía con su bronceada piel. Sobre su aspecto físico no quiero redundar en lo ya dicho por lo que les invito a leer el primer relato. Nada más verla la besé en los labios pintsdos de rojos, al igual que sus uñas, sosteniéndola por el talle la deje pasar y sin soltarle la cintura me pegue a Sonia dándole un rabazo de campeonato, notando en su culo como mi polla ya estaba tiesa y dura, al detenernos en el salón comenzó a frotarse zarandeando el culo en redondo, apretujándole mi verga cada más larga a sus nalgas perfectamente diferenciables una de la otra por la estrecha falda blanca, estaba cañón todo hay que decirlo, con lo que baje poco a poco el brazo e introduje la mano debajo de la falda levantándosela para así palparle los muslos y masajearle el chochete, algo que agradeció sumamente, la notaba aquel día especialmente cachonda algo que pude percibir desde el primer momento, deseaba follárla desde que la vi así vestida, además manoseándole la entrepierna noté como se había dejado algo de vello en el pubis y carecía de prenda interior, sus pantys hacía las veces, pero concebí la idea de penetrarla con pantys, traje, y todo…, me puse excesivamente acalorado ante tantas sorpresas.



Antes de pasar a la acción, sin soltarle la cintura le enseñé el piso y, posteriormente, le ofrecí una copa para entrar en calor aunque no lo necesitábamos, ya no éramos unos desconocidos, cada vez que estoy con ella pienso en su engreído marido cuando medio borracho haciendo una broma de mal gusto levantó la falda de Sonia mostrándome su culo indicándome que todos se la quieren follar y no pueden, imagínense como me siento cuando la tengo encima o debajo penetrándola escuchándola gritar y gemir... Volviendo a la realidad, tomando en el salón, sus cachas me ponían cada vez más cardiaco, por que comencé a sobárselas llegando nuevamente a la entrepierna, ya gemía entrecortada, estaba deseando ser follada de una vez, por lo que al oído le hice una insinuación “quiero follarte el coño duro de pie y por detrás mirando y tocando ese culo redondito y prieto que me vuelve loco…”, me atraía el hecho de cogerla vestida con esas medias oscuras trasparentando la carne, era pura lujuria, le gustó la proposición y restregaba las piernas de la calentura que poseía, no tarde en levantarle la falda hasta la cintura, a través de los pantys percibía los pelos del coño y su raja, introduje varios dedos en el interior masturbándola poco a poco, estaba bien mojada todo sea dicho, quería saborearla bien y complacerla además de darme placer con su cuerpo. Me quedé en pelotas para estar más cómodo, la apoyé sobre una mesa de frente y me baje metiendo la cabeza entre las piernas para comerle el clítoris, delicioso escuchando sus gemidos placenteros a la vez que se amasaba las rígidas tetas a través del traje blanco, a los pocos minutos todo cachondo le dije “Sonia, date la vuelta, prepárate que te voy a coger… no puedo más…”, imagínense, de espaldas con la falda remontada hasta la cintura, abierta de patas con los tacones, los pantys cubriéndole las piernas y ese culazo respingón en pompa, era un culo limpio sin nada que distrajese la atención únicamente la erótica costura de los pantys.



Yo: “Sonia, cielo, te los voy a tener que partir para penetrarte”.



Sonia: “Pues hazlo, pero una raja nada más, tengo que ponérmelos nuevos, vamos a estropearlos pero en fin…, tendrás que comprarme unos nuevos, jajajajaja…”.



Yo: “Con mucho gusto, al final voy a tener que pagar por follarte…”.



Sonia: “mmmm, me siento como una puta con lo que me has dicho…, me has puesto más perra de lo que ya estaba…, estoy mojada…”.



            Efectivamente, no es una prostituta pero su comentario nos puso a los dos más calentorros, por lo que con unas tijeras rápidamente hice un corte en los pantys para así poder penetrarla vestida y con esta prenda al mismo tiempo, acto seguido clavó sus largas uñas en la excitante carne de su trasero y ensanchó los cachetes a uno y otro lado abriéndose el coño para facilitarme la entrada, era toda una invitación, ver aquellos muslo y, sobretodo, el culo abierto a través de los finos pantys transparentes y la carne rosada del coño me produjo muchísimo morbo y frenesí, era una visión excitante, ganas me dieron de cascármela pero no quería gastar energías y, tras toquetearle el culo un poco, sostuve la tranca con una mano terciándola para dirigirla al interior, traspasando los pantys primero para empotrándosela en el coño poco a poco, primero el capullo que saqué al instante jugando un poco, pero el cosquilleo era tal que al siguiente envite entró hasta dentro los 21 cm de carne aproximadamente, la tenía bien dura y gorda como una estaca dándole desde el inicio fuertes acometidas, recibidas con agrado por sus fuertes gemidos y jadeos, excitado la bombeaba enérgicamente sin perder de vista ese culazo a través de la erótica tela, incluso le suministré un par de cachetazos en el pandero, era a primera vez que le hacía esto a Sonia y fueron bien recibidos, le agrado por la manera de agitarse y moverse,  finalmente se apoyó sobre la mesa con las manos alcanzando pronto el orgasmo, chorreaba cantidad de flujos, “estamos dejando los pantys hecho una guarrería” comente jocosamente entre jadeos, “es igual, me sabe rico y merece la pena, ojalá me estropees muchos más a pollazos…” dijo entre gemidos, estuvimos en esta posición un buen rato hasta que con el frenesí nos sentamos en el sofá quedando sentada sobre mí de espaldas a horcajadas, “ahora te toca a ti trabajar, bota, bota, fóllame bien…, así, así…, mmmmmmm, que culo tienes…,mmmmmmm…”, muy excitada y sudorosa era máquina subiendo y bajando ese culo, ayudándola sosteniéndola por la cintura en algunos instantes y palpándole los altos y tiesos pechos gimiendo como un poseso, cada vez que la sacaba estaba más empapada, el roce con la tela me daba un cosquilleo especial, terminando por vaciarme en su interior…, fue un polvo formidable que nunca olvidaré, follarme a Sonia con ropas y metérsela a través de unos pantys resulta inolvidable. Sonia tuvo varios orgasmos durante el acto, “…al sacarla y meterla me dabas o rozabas en el clítoris… ¡que gustazo…!” comento suspirando con la respiración entrecortada.



Quedamos extenuados sentados, Sonia continuaba encima de mí, las respiraciones eran fuertes, sobretodo la mía, había sido un polvo descomunal con muchas dosis de erotismo, mientras nos recuperábamos masajeé sus muslos interiores y sus pechos, Sonia optó por quitarse el vestido para quedarse desnuda únicamente con los pantys, mmmmmmmm, valiente morbazo el que desprendía, dándose la vuelta se sentó sobre mis piernas frente a mi rozando con sus marcados pezones mi pecho, pasó sus brazos por mi cuello enseñándome la lengua para que le chupase y comiese la boca, cosa que hice al tiempo que masajeaba sus tetas y los duros pezones de arriba abajo y viceversa, su culo se asentaba entre mis muslos y rodillas por lo que en un momento introduje una mano debajo de los pantys para sobárselos y estimularle el agujero del ano introduciendo uno de los dedos para ir dilatándoselo, se estremecía al notarlo, estaba muy avivada esa tarde, supongo que por el deseo sexual que sentía.



Yo: “¿Quieres que te lo vuelva a follar?”.



Sonia: “Ajajaaa…”. Asintió con un sonido bastante sensual moviendo la cabeza con una sonrisa picarona y una mirada con sus ojos castaños de las que fundiría un iceberg.



Yo: “Déjame que juegue un poco con tu pompis antes de cogértelo, pero ¿no te dolió la otra vez, pensaba que hoy no…”.



Sonia: “Si…, claro que si…, pero de todo se sale… y se goza…, estoy deseando que me lo vuelvas a follar…me hechizó a pesar del dolor, un placer que no había sentido hasta el otro día”. Me dijo mientras jugaba con su pelo, definitivamente Sonia estaba esa tarde muy, muy caliente.



Yo: “Bueno, todo a su tiempo, sigamos, vuelvo a estar pletórico…,¿ves?”, le señalé la tranca erguida y rígida de nuevo.



Sonia: “mmmmmmmmmmmmm, se me hace la boca agua, vamos, échate encima de mí, necesito sentir tu calor”, me hablaba a la vez que se despojaba de los pantys, chorreando en la zona de la entrepierna, colgándolos de una silla “para que se sequen algo…”, decía mientras observaba su cuerpo y el breve triangulillo de vello púbico.



Se recostó sobre el colchón con las piernas reclinadas y, como me indicó, me arrojé encima de ella clavándome los duros pezones en mi pecho quedando mi polla sobre su sexo, decidimos amarnos con un poco de preliminares en las que nos tocamos mutuamente y nos besábamos comiéndonos las bocas hasta la campanilla, al rato recogió las piernas y enterré mi cabeza en su entrepierna lamiéndole hasta el alma, cuando no pude más me incorporé y aprovechando que estaba con las piernas flexionadas apoyando sus pies en el colchón resolví penetrarla de nuevo, por lo que alcé sus piernas hasta mis hombros, apreciando su culazo con aquellos orificios deseosos de ser invadidos, su ano jugoso conejo abierto, le pasé la palma por su raja y, sin solución de continuidad, le introduje con cuidado la tranca nuevamente por la vagina, proporcionándome esta postura muchísimo placer sobándole al mismo tiempo todo sus cuerpo con mis manos. Marcaba los tiempos hasta que logré encajársela hasta dentro para una vez conseguido esto bombearla  aligerando poco a poco la embestida para acabar de forma frenética sacándola y metiéndola, de nuevo alcanzó antes yo el orgasmo regando todos sus muslos de flujos que tras embadurnarme una mano se los di a chupar, estaba algo fuera de sí por el placer, quería más, la penetraba con intensidad en esta nueva posición que robábamos, y viendo su cara lasciva me fui considerablemente regándole el interior de leche caliente mientras escuchaba sus gemidos mezclándose con mis jadeos y entrecortada respiración.  Fue un gran polvo, señal de que lo estaba saboreando tanto como yo y eso, créanme, me llenaba de satisfacción, follarme a Sonia me colmaba mis expectativas, follarla apropiadamente y de esta manera tan lujuriosa encima era lo más que podía esperar.



Mientras nos restablecíamos, con sus coqueteos y toqueteos me hizo saber que quería un 69 pero al revés de lo habitual, esto es ella debajo y yo arriba, evidentemente no puse objeción alguna, es la primera vez que me visto así, daba lo mismo tenía a Sonia debajo por lo que manoseé primero el coño con los dedos y coloqué la cara entre los muslos para comerle todo lamiendo su interior tras separar los labios mayores pasando la lengua por todo el interior deteniéndome en el clítoris, se avivó muchísimo, mientras tanto mi cañón se rearmaba de nuevo, situándome en pompa todas mis partes quedaron expuestas a sus ojos, los testículos y el miembro colgando y, sobretodo mi culo, sin reparar en ello pronto note como me lo besaba, sobaba, e incluso me lamía el anillo de cuero y todo su alrededor, no introdujo nada pero sentía un enorme placer en toda esa parte, también pasaba sus largas uñas por el borde arrascándome otorgándome un cosquilleo atroz mezclado con un placer descomunal, tras más de cinco minutos de sobeteo pasó a besarme, pellizcarme, lamerme y a embutirse los huevos inflados en la boca, a la vez que con una mano me ordeñaba como a una vaca, mi polla debía de haber alcanzado unos 19 ó 20 cm de largo, dura como una piedra, al pronto se le introdujo en la boca y una mano viajaba desde las bolas hasta el ano pasando por toda la rabadilla, mamando continuaba hurgando en el culo con lo que el placer era inmenso, yo jadeaba enormemente, por si fuera poco Sonia alcanzó un gran orgasmo manando flujos por doquier, por mi parte había dejado de comerle el coño ante tanto gozo, me chupaba el glande despacito, daba pequeños bocaditos a la polla, con una mano me pajeaba el tronco marcando los tiempos, y con la boca succionaba el capucho, aceleraba y al rato aminoraba la felación, al momento se la introdujo entera iniciando una mamada excitante que hizo que aprovechase para follarle un poco la boca, pero al poco tiempo comencé a convulsionar con tanta lujuria, no pude más y descargue copiosamente en su boquita que pasó en segundos a ser blanca no dejado de chupar y de tragar a pesar de mi corrida. Traga igual de bien por la boca como por el conejo y el culo como pronto evidencié, me limpió el sable hasta la ultima gota, nunca la había imaginada tan lasciva.



Paramos y nos tomamos una copa, a la meda hora no podíamos aguantar más, se me monta de frente y me dice que le pellizque y coma las tetas mientras me la atrapa y se la empotra sola en el chichi hasta el fondo, colocando las manos atrás sobre el colchón empieza a mover lentamente y en redondo la pelvis, yo había descargado ya en tres ocasiones por lo que tendría más aguante. No os cuento lo que hice con sus pequeños pero firmes pechos, ¡de todo!, hasta que le pedí cambiar de postura, y es que me gusta follarla viéndole el culo, accedió riéndose, se me monta de espalda y esta vez se la clave comenzando a cabalgarme despacito moviendo la pelvis y caderas, me estaba gustando, es espectacular como lo hace en esta postura, en ese momento pensé que oficialmente era el amante de Sonia, me acordé de su marido “Sonia, me gustaría que Antonio nos viese…” le dije entre risas que acompañó por su parte, “que viese como te follo y manoseo tu pandero”, iniciando un sobeteo de nalgas a medida que botaba sobre mi tranca, se puso excesivamente cachonda aumentando en cuclillas el bombeo, al momento Sonia se colocó a cuatro en pompa, la visión es increíble e inicié mi trabajo bombeándola más aprisa dándole cachetazos excitándola a más no poder, empezando a gritar y jadear cada vez con más fuerza, le meto un dedo por el culo para lubricarlo y dilatarlo convenientemente, se puso muy perra, por lo que resolví follarle el culo que era lo que anhelaba, removiéndose de manera muy erótica “no te muevas Sonia, quédate así…”, la saqué y dirigí la polla al esfínter introduciendo primero la cabeza, le dolía algo pero menos que la primera vez con lo que me animé a dar un fuerte empujón introduciéndola hasta la mitad, en este momento dio un monumental grito de dolor por lo que le planteé dejarlo, pero no quiso quería seguir hasta el final y así fue, un tercer embate hizo que entrara toda la polla, toda sudorosa se estremecía parte de dolor y parte del gusto. Me detuve un rato con el rabo en su interior para descansar ambos, estábamos sudorosos, le acaricié el rostro y besé su espalda, inicié el bombeo lentamente escuchando sus gemidos cada vez que hacía el recorrido por la estrechez del recto de dentro hacia fuera y viceversa, a mí encularla me estaba dando un gusto de escándalo pero estaba temiendo hacerla daño, si bien una vez repuesta aumentaba el ritmo de las acometidas a medida que avanzaba la follaba, mis huevos llenos deseando descargar golpeaban en su sexo que se abría y cerraba al ritmo de la penetración, lanzando flujos como un rio merced a los orgasmos que estaba teniendo, como veía que no iba a tardar en correrme le cerré un tanto las nalgas, me incliné agarrándole los firmes pechos  atornillándole los rígidos pezones, y con la estrechez me hice una paja en su ano estallando plenamente corriendo en seguida leche calentita en su recto, era un delirio pasional y orgásmico que todavía no he olvidado. Mis buenas pajas me he hecho recordándolo, una de ellas con Sonia al teléfono.



Terminamos, quede exhausto tendido en la cama, Sonia se levantó y encaminó sus pasos al lavabo, fui tras ella y la vi sentada en el wáter abriéndose el ano para expulsar todo el semen que albergaba en su recto, la escena me provocó una nueva erección y el nabo se empinó rígido, parado frente a ella nos mirábamos y reíamos por la situación, al instante me cogió la tranca y comenzó un suave vaivén arriba y abajo experimentando un enorme cosquilleo, como había descargado bastante durante la tarde la masturbación se prolongó pasando al rato a ser felación, en un momento cuando ya notaba que me vendrían convulsiones la agarra la cabeza y comencé a follarle la boca mientras me miraba con los ojos bien abiertos y sus tetitas se movían oscilando levemente con las sacudidas, terminé por correrme viendo como se tragaba la leche por  su boca y a la vez expulsaba por el ano. Fue un momento sumamente erótico entre los dos, Sonia parecía abrirse cada vez más a experimentar nuevas sensaciones, y por mi mente corrió una idea que le propuse allí mismo cuando se incorporó y comenzó a lavarse  los bajos y a asearse un poco.



Yo: “Sonia, ¿Has estado alguna vez con una mujer?”.



Sonia: “¿Yoooooo…?, pero…¿Qué dices?”, girándose sorprendida por mis palabras



Yo: “No te asustes, era solo una pregunta”.



Sonia: “Si casi no he estado con ningún hombre, además no me veo, no me gusta”.



Yo: “Había tenido una idea, solo eso”.



Sonia: “¿Qué idea?, dime…, sorpréndeme”.



Yo: “No se…, hacer un trío para que lo probaras”.



Sonia: “mmmmmmm, ¿ya te quieres tirar a otra amiguita?, jejejejejeje”.



Yo: “Noooo, no es eso…, para eso, si quieres claro está, contratamos a una profesional que elijamos entre los dos”.



Sonia: “No se, no se… ¡yo liada con otra tía…!, a mi me gustan las pollas…”.



Yo: “El que lo hagamos, no quiere decir que te conviertas en lesbiana…, ella será nuestro objeto sexual…, experimentaremos juntos cosas nuevas…, por lo demás yo estaré”.



Sonia: “La verdad que la idea por raro que parezca me excita, pero…, déjame pensarlo”.



Yo: “Si claro, tenemos tiempo”, le dije mientras tome su mejilla y la bese en la boca.



            Mientras charlábamos nos vestíamos, se colocó los pantys rajados y manchados por la entrepierna, se habían secado pero echamos ambientador para que no oliese a sexo, “llegando así, mi marido no notará nada, nada más llegar entraré al baño y las tiraré”, no quería riesgos. La acompañe en el coche hacia su domicilio, se le había hecho tarde pero lo dio por bueno gracias a la tarde que había echado, llegamos, me detuve y nos despedimos hasta otra ocasión, “ya quedaremos”, me comentó con una gran sonrisa, muy satisfecha, pero sin decirme nada de mi propuesta, tampoco por mi parte quise atosigarla, únicamente era un deseo por ver como se comportaría Sonia en un lésbico conmigo por medio.  



Tras muchos correos y llamadas, algunas picantonas, al mes recibí un corto mensaje que me decía “tenemos que mirar a que prostituta contratar, yo he visto por internet a varias que podrían servir…”.



Sonia había aceptado mi propuesta.


Datos del Relato
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