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Categoría: Confesiones

La secretaria de mi esposo

Mi esposo y yo tenemos una buena relación sexual. Por algún tiempo, en nuestros primeros años de casados no hablábamos de nuestras fantasías, pero a lo largo del tiempo nos contábamos cosas como para excitarnos un poco más y salir de la rutina. Él trabaja en oficina y siempre tiene una secretaria que le ayuda con cosas que hace y documentos que entregar, y yo suelo tener una buena relación con ellas también. Después de todo, confío en él.

Hace un tiempo tuvo una secretaria llamada Jenny, bonita, joven de unos 26 años, y muy eficiente. Empecé a platicar con ella y me parecía muy agradable aunque mi esposo me decía que no platicara tanto con ella. Jenny, me caía muy bien. De vez en cuando platicábamos de ropa, maquillaje o de nuestros gustos por la comida. Durante unos de los viajes de mi esposo se me hizo fácil invitarla a tomar un café y luego a una pequeña escapada a la tienda de ropa. La verdad la pasamos como dos buenas amigas y todo parecía normal. Lo que sí fue algo extraño es que me pidió que pasáramos por el departamento de lencería. Jenny tenía un buen cuerpo y siempre usaba ropa algo ajustada, sobre todo, sus nalgas y sus pechos se notaban grandes. Me contó que le encantaban los conjuntos de lencería con encaje y que siempre usaba hilo (tanga), por lo que quería ver si había algo bonito que comprar. Me pareció raro que me contara algo así de íntimo, ya que me pregunto si yo había usado algo así antes y que si a mi esposo le gustaba, “Creo que sí”, le dije “pero hilo no uso. Me imagino que a mi esposo si le ha de gustar y tal vez algún día lo intente”. Deje pasar el comentario, y regresamos a la oficina para terminar el día.

A los pocos día, mi esposo regreso a casa, así que de hecho, estaba de regreso en la oficina el día siguiente. Como siempre solía yo hacerlo, lo fui a visitar y mientras estaba en su oficina note que entró Jenny, me saludó muy amable y me dio un abrazo, luego se acercó al escritorio de mi esposo. Jenny lo vio y sonrió con mucho gusto y le dio un abrazo a mi esposo que estaba parado cerca de mi, pero note, que le acercó todo el cuerpo y especialmente le puso los senos muy cerca. También su vagina parecía haberla pegado mucho al pene de mi esposo. Vi como mi esposo también la abrazo pero trato de que no se notara su incomodidad, así que pensé de momento que era mi imaginación, después de todo, lo hizo delante de mí y se veía que lo respetaba mucho por ser ella más joven y el mayor.

Como suelo llegar seguido a la oficina de mi esposo, empecé a notar que Jenny entraba a la oficina de mi esposo muy seguido, y siempre salía con una sonrisita picara. Por supuesto que entraba mucho porque era su secretaria. El asunto es que siempre se acercaba se inclinaba en su escritorio y dejaba ver su escote y sus grandes senos. Mi esposo es muy discreto, asi que por lo regular, fijaba su mirada en la cara de Jenny o en los papeles que le mostraba. La verdad, nunca lo vi tomándola en cuenta de una manera inapropiada, pero mi imaginación seguía corriendo. A veces, llevada por mi imaginación y fantasías, cuando hacía el amor con mi esposo me lo imaginaba con Jenny y eso me excitaba mucho. El solo en la oficina, y cogiendo los grandes senos de Jenny y chupando hasta enloquecer. Me excitaba tanto que me daba hasta vergüenza decirlo para que él no me dijera que estaba loca. Pasó un buen tiempo y Jenny dejó de trabajar con mi esposo, y no volví a pensar en el asunto, hasta que una de estas tardes, ahora en mas confianza y experiencia en contarle a mi esposo mis fantasías, le mencioné a Jenny.

“Sabes cuál es una de mis fantasías contigo?, Le pregunté. “Verte con otra mujer, más joven y con grandes nalgas y tetas como sé que te gustan. Tetas así jugosas para que las chupes y culo grande para que metas el pene por atrás”.

“A si?”, me dijo: “no me lo habías dicho, si no lo hubiera hecho”.

Yo le dije, “pues la verdad es que siempre fantaseé que te cogieras a Jenny. Nunca viste como te miraba? Tenía una mirada de picara cuando se agachaba a entregarte papeles en tu escritorio. Y luego cuando te abrazaba se te pegaba mucho. Como que tenía ganas de que te la cogieras. De hecho me pregunto una vez que si no te gustaba verme en ropa íntima sensual como el hilo?”.

“Si?”, me dijo él, “la verdad es que me tenía caliente”.

“Wow, nunca lo diste a notar?” Le dije. “No me digas que paso algo? Cuéntame, que me estas excitando”.

Mi esposo entonces me dijo: “No te vayas a enojar, pero la verdad es que varias veces me abrazaba de repente para decirme como me admiraba por ser un buen jefe con ella. Me metía los senos en mi pecho y se le sentían duritos y parados. Y su vagina, la sentía cerca de mi pene y me excitaba tanto que se me empezaba a parar. Ella creo que lo sabía, porque me miraba y sonreía así pícaramente y paraba la cola moviendo la cadera para que la viera cuando salía de mi oficina”. Estaba rica!

Yo me sorprendí, pero le dije a mi esposo que me siguiera contando porque me sentía caliente; celosa, pero rico y quería saber más. El continuo con su relato.

Un día, llego con un pantalos de vestir, tan apretado que se le veía todo el pussy bien marcado y metido, y ella vio que mis ojos se fijaron allí y solo sonrió. Cuando se voltio, se le veía sus nalgas paradas y sin calzón. Yo estaba sentado así que no vio como se me paro el pene, pero hasta me latía, tanto que tuve que ir al baño de mi oficina y pajearme. No pasó mucho rato, cuando regresó Jenny a volverme a excitar, ahora reclinándose en mi escritorio y parando la cola. Sus tetas se veían ricas, y la blusa estaba algo desabotonada, así que se veía el encaje de su brasier rojo. Me daban ganas de chupárselas y acabar así. Mi pene se volvió a hinchar y me puse algo nervioso, así que trate de evitar la mirada, pero ella no se iba.

Jenny se paró, y como yo estaba sentado, le vi su pussy marcado en el pantalón y ella se dio cuenta que la ví y solo sonrió y me miró a los ojos. Sin duda ella me vio excitado y entró al baño de mi oficina y me dijo, “me puede enseñar donde está el jabón de manos, creo que ya no tiene aquí”. Había abierto la gaveta bajo el lavabo y estaba agachada con el culo parado. Yo me levanté para enseñarle donde estaba, pero ella no salió del pequeño y reducido espacio, así que me acerque donde estaba ella por el lavabo, y ella no se voltio, solo medio paró el culo mas y me dieron ganas de metérselo por atrás. No me animé, pero mi pene estaba hinchado y roce mi pene un poco sobre sus nalgas paradas en el baño y ella se quedó quieta como esperando más. Nos quedamos así unos segundos y me dijo, quiere que me salga? Y yo le contesté, no, tú termina lo que estás haciendo. Jenny se quedó unos momentos mas con mi pene atrás rozando su culo y se sentía como si moviera el culo un poco para provocarme más.

Para todo esto, yo ya estaba bien excitada y mojada, tenía ganas de haberlo presenciado, pero esto era igual de excitante. Así que le pregunté a mi esposo si algo más pasó, esperando me dijera que sí.

Mi esposo continuó relatando: sentía unas ganas de abrazar a Jenny por atrás y cogerle los senos, bajarle el pantalón y tocare el mojado pussy, pero estaba inseguro. De repente, Jenny luego se voltio y me vio de frente y me dijo, porque no terminamos juntos, y bajo su mano, me toco el pene que ya palpitaba dentro de mi pantalón, y me beso suavemente. Yo me quede quieto, y ella me siguió besando, y frotando mi pene, me metió la lengua en la boca y le sabia deliciosa. Suavemente me desabrocho el pantalón, me saco el pene y me siguió besando con pasión, y a la misma vez acercando sus tetas a mi pecho. Me anime y levanté mis manos desabrochando su blusa, y no se como le saque el brazier. Sus tetas estaban grandes, y firmes, ricas para mamar; así que mientras me siguió besando y metiendo la lengua, yo le tocaba las tetas y sus pezones, hasta que ya no aguante, le baje el pantalón y su hilo y la subí al lavabo.

Le comencé a chupar sus tetas y sus pezones, tanto que ella empezó a gemir, mientras yo le decía, “me tienes loco y ya no aguanto”, y luego le comencé a acariciar su pussy. Lo tenía todo mojado y se le sentía caliente e hinchado y me dieron unas ganas de chupárselo como siempre lo soñaba. Así que aproveche y me lo comí; metía mi lengua hasta donde podía, y succionando besándole su pussy y me excitaba aun mas sabiendo que lo tenía apretadito y que así de jovencita como estaba, aguantaría terminar unas cuantas veces. Le salía lechita y yo ya estaba terminando la segunda vez sin haberlo aún metido. Le dije a Jenny que si quería mas y me dijo, “si, métemelo por favor, ya no aguanto”. Se lo metí tan rico que mi pene saltaba adentro de su vagina. Varias veces pensé parar porque sabía que no quería hacerte esto, pero no, Jenny estaba tan buena que no podía parar.

Mientras Jenny me seguía besando metiendo la lengua, de vez en cuando le chupaba mas sus ricas tetas y tocándole el culo, su pussy y todo lo que podía, mi pene estaba mas hinchado se lo metí una y otra vez. Aun ahora me excita contarlo. Creo que termine unas dos veces más estando adentro; estaba tan apretado cuando entraba que creí que me iba a volver loco. Jenny gemía tan fuerte que me daba nervios pensar que tu pudieras visitar la oficina en ese momento y descubrirnos, pero aun eso me excitaba más.

Terminamos como a las dos horas y yo me quedé como loco, no podía concentrarme en mi trabajo, y me sentía agotado.

“Te acuerdas”, dijo mi esposo, “esa fue la noche que te cogí bien rico y terminamos como dos veces?”

Claro que me acuerdo! yo también me imaginaba ver a mi esposo con Jenny en esa ocasión. Por eso termine dos veces.

Mi esposo siguió contando:

De allí en adelante Jenny venia mas y mas seductora a la oficina. En algunas ocasiones con la ropa tan delgada que le veía su pussy marcado, y sus ropas intimas mas y mas sensuales. Seguíamos trabajando y ella seguía poniéndome caliente con sus miradas y parando la cola cuando se agachaba a darme los documentos. De vez en cuando le tocaba las nalgas sobre la ropa y otras, cuando traía falda, que era seguido, le metía la mano y tocaba su pussy mojado.

Algunas veces cuando tu estabas allí, me salía a verla por el cuarto de archivos y la cogía y le tocaba su rico culo. Me tenía loco de excitación, hasta que una tarde de esas que llegaste a la oficina, se acercó a dejarme unos papeles y me paso una nota. Me dijo que ya no aguantaba y que en cuanto salieras tú de la oficina, iba a regresar para ir conmigo a algún lugar con la excusa de salir al banco a entregar unos documentos. Te mentí, si, pero así lo hicimos y fue el día que te dije que estaríamos fuera de la oficina por ir a unos asuntos del banco, y que Jenny tendría que ir conmigo para firmar. Jenny tenía todo planeado, traía una falda muy corta y se le veían sus sensuales piernas y sus nalgas bien paradas que se movían con sensualidad cuando caminaba, y claro, ella sabía que me ponía caliente.

Salimos al auto, y cuando se subió, se le levanto un poco mas la falda, y ella no hizo intento por bajarla. Se le veía la punta del hilo y un poco de su pussy. Ya me traía caliente y se me hincho el pene otra vez, me sentía tan excitado que no podía ni manejar. Llegamos a un apartamento que resultó ser el de Jenny, y allí me dijo, bajemos, tengo algo para ti. El lugar no era muy grande y su recamara estaba casi a la entrada, así que me pidió que entrara y yo ya estaba caliente. Se me acercó y me beso suavemente otra vez y poco a poco metió su lengua. Me besaba y me dejaba que yo le tocara las piernas y las nalgas, primero por encima de la falda y con sus suaves movimientos de cadera frotándose contra mi pene, mientras yo le subía la falda. El hilo de su tanga estaba bien metido y su culo estaba suave, firme y bien parado. Le comencé a meter el dedo en el culo y me excitaba cuando ella me rozaba su vagina en mi pene. Me llevó suavemente junto a la cama y saco mi pene por el cierre de mi pantalón acariciándome unas cuantas veces y luego me sentó en la cama. Ella se sentó en mis piernas y mi pene tocaba su culo mojado. Eso me excito tanto que mi pene empezó a latir. Ella se movía suavemente para excitarme más y se quitó la blusa y el brasier hasta que le empecé a chupar sus tetas, se sentían aún más firmes y grandes que la primera vez y aun sus labios parecían mas jugosos. Suavemente le metí mi dedo en su pussy que ya estaba mojado y sus caderas se movían hacia adelante y atrás como pidiendo mas. No se como ni cuando pero mi pene se metió en su pussy y ella gemía mientras apretaba, y mi pene se hinchó tanto que casi no podía resistir. Le chupaba las tetas, y cogía su culo y ella solo gemía. De repente me puse de pie, cargándola con sus piernas agarradas de mi, y seguía adentro. La volteé y la puse boca arriba en la cama y me quite el resto de ropa. Le quite todo a ella y tenía un cuerpazo tan rico que me daban ganas de terminar solo de verla, y su pussy ahora si lo pude ver rosadito y mojado, sus tetas paradas y grandes como me gustan y me acosté para chuparle el pussy. Me lo comí tan rico que podía sentir un saborcito dulce y aun ahora me excita. Con mi mano le tocaba las tetas queriendo chuparla toda a la misma vez. Me detuve un momento y le vi su culo, y me dieron ganas de hacer realidad mi fantasía de metérselo por atrás, así que abrí sus nalgas, le chupe el culo y le metí la lengua. Estaba tan rica Jenny que hasta culpa sentí porque te estaba poniendo los cuernos y lo estaba disfrutando.

Mi esposo me dijo en ese momento, “Ahora que sé que esta es tu fantasía, me hubiera gustado que estés allí”. Yo solo seguía excitada y creo que termine dos veces mientras su relato seguía.

Jenny no paraba de gemir y yo estaba loco. Volví a voltear a Jenny, ahora boca abajo y le pare el culo, me arrodille y le chupe bien el hoyito tocándole el pussy y de vez en cuando le chupaba allí también. Fue tan rica la sensación cuando le metí mi pene atrás, primero la puntita, luego más y más hasta que quede todo adentro. Solo recuerdo que me excite tanto al sentirlo tan apretado que termine dentro de su culo y grite. Seguí dándole y me excite otra vez. Jenny no dejaba de sacar lechita y yo le seguía tocando su culo y su cintura hasta que no aguante y volví a terminar. Jenny seguía gimiendo como por primera vez y así seguimos metiendo yo mi pene en su vagina. Bien apretada y se la metí tanto que termine una tercera vez. Luego, Jenny se voltio y nos acostamos los dos juntos y ahora sin ropa y con más comodidad que el baño de mi oficina. La abrace y acaricie sus tetas; se las chupe y bese con pasión porque estaban riquísimas y ahora sí podía disfrutar bien su cuerpo mientras ella se movía sensualmente frotando su cuerpo con el mío en la cama, y no se como me recupere tan rápido. Sus tetas, su culo, su pussy me volvían loco y nos seguimos besando, ella me metía la lengua y yo le metía la mía y empezó a bajar hasta empezar a besar mi pene que ya estaba palpitando y lo metió en su boca hasta tocar su garganta. Fue tanto que no recuerdo como la volteé y le chupaba su pussy mientras ella seguía chupando mi pene. Que rico! de acordarme me dan ganas de volver a ese momento. Chupaba tan rico que tenía que distraer mi mente, pensando, “que tal si me descubre mi mujer y esto termina mal?”.

Fue una locura que duró casi cuatro horas hasta que me di cuenta de que ya habíamos pasado mucho tiempo fuera de la oficina. Te tuve que llamar y decir que tuvimos un problema entregando los papeles al banco y que tardaría en llegar a la oficina, eso por si se te ocurría llegar y no nos encontrabas. Ese día, me dijiste que todo estaba bien y que no me preocupara porque pensabas salir con los niños al cine, así que cuando colgué, me sentí más relajado. Jenny y yo nos seguimos besando, la cogí varias veces más; no sabíamos cuánto tiempo más podríamos hacerlo y entre mas le cogía las tetas, se las chupaba y le tocaba el culo, me seguía excitando y no podía parar. Llegué bastante tarde a la casa, cansado de tanta excitación y sin dejar de pensar en Jenny. Cuando llegaste con los niños, me preguntaste si tenía mucho de haber llegado y te dije que si, pero había tenia un día agotador y solo me iba a descansar.

“Perdóname”, me dijo mi esposo en ese momento, “pero quería decírtelo hace mucho, no estas enojada?”

“No”, le dije, “siento como celos, pero ricos”. “Era mi fantasía pero se hizo realidad, que pena que no pude ver”.

“No te puedo mentir”, dijo mi esposo, “Jenny y yo no terminamos allí, pero luego te contare porque ahorita estoy tan caliente que tengo que pedirte que seas mi Jenny. Quieres?”

(Continuará)

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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