Fue una tarde tan simple donde lleve a la pequeña de la casa a su clase de natación, ahí me esperaba su gran profesora, joven, en maya, con un culo enorme y bien trabajado, ya hacía rato que nos mirábamos diferente y siempre me la puso dura, se la notaba una verdadera hembra.

En un momento ella deja a cargo a otra profesora, camina hacia uno de los vestuarios, al paso me giña un ojo, yo sorprendido la sigo, al entrar al solitario lugar, de un segundo se saca la maya bien ajustada y me dice que la coja, yo perplejo no dude un instante, me desvestí y comencé a reventarla.

La puse en cuatro en una banqueta larga, le chupe el culo y lentamente le introduje mi verga súper dura, hasta que tomamos ritmo y la clavada comenzó a ser bien intensa, yo le tocaba las tetas, ella gritaba, le daba palmadas duras en esas nalgas, me calentaba tanto ver como se movía ese culo que me iba a hacer explotar.

Ella- Ahora si podes sacarte las ganas, te pensabas que no veía como me deseabas el culo.

Yo- Lo tenés enorme maldita puta, un culo gigante y cogedor, te voy a echar un polvazo.

Ella- Si que coges bien macho pijudo, que se muevan bien esas bolas enorme, matame macho.

Yo- Así te gusta hija de puta? No te imaginas como me la pones.

Quería que me cabalgue, pero era tanto los gritos que saque una de sus ojotas y se la puse en la boca para que la mordiera y no se escuchara tanto, saltaba tan bien en la pija que se notaba que era toda una experta, yo mientras te amasaba las tetitas, chiquitas pero bien calientes, los pezones calientes y paraditos, ella con sus manos hacia atrás me apretaba los huevos bien llenos de leche, el polvo era un infierno.

Ella- Que rico tener mi propia ojota bien mordida para que la gente no escuche como este macho me explota el culo.

Yo- Que hermosas tetitas tenés mi puta, esta es la pija que te esperabas?

Ella- No jamás me imagine terrible pedazo y que la uses de semejante manera, todo un macho semental.

Yo- Me encanta que ese culo enorme goce, se lo merece por estar tan abierto y profundo.

La abrí de piernas, bien abierta y empecé a cogerle la concha, una y otra vez la reventaba, una y otra vez la penetraba como un macho, me hacía sentir un hombre único, con su propia ojota se frotaba las tetas, se las escupía y me lo mostraba, yo más adentro la cogía, era un polvo hermosos, entre sudor, el calor de la piscina climatizada, y olor a ropa mojada, todo nos calentaba mas y mas.

Ella- Me abro bien macho pijudo, te gusta explotarme de esta manera no pijudo.

Yo- Frotate bien las tetas con tu ojota, se una buena zorra y calentame.

Ella- Soy tu puta papi, no solo nado en el agua, sino en el mar enorme de tu verga.

Yo- Sos la sirena de las pijas duras, una puta cogedora.

El momento de darle el jugo había llegado, la puse de rodillas y empecé a pajearme  mientras me miraba fijo a los ojos y a la verga dura, con sus uñas me acariciaba los huevos, solo quería algo y me lo decía, mi leche por toda su cara, comerme toda la leche para culminar un polvazo perverso y duro.

Ella- Dame tu leche papi, la deseo, deseo que me bañes toda mi carita de regalada.

Yo- Seguí acariciándome de esa manera las bolas putas, vas a sacar más leche.

Ella- Como te gusta que te la mire de esta manera, sabes bien que la tenés enorme.

Yo- Toma mi leche puta, exploto como una cascada, tenés que comerla toda.

Ella- Por dios, si que salió demasiado, como logre calentarte mira cuanta leche pijudo, toda bañada.

Fue así que ambos luego de secarnos y cambiarnos, volvimos a lo nuestro, yo al irme le agradecí semejante polvo perverso y le prometí volver por mas clases de natación, de ella sobre mi verga.