Todavía no llegaba el Profesor. Mientras lo esperábamos comenzamos a joder. Unos se tiraban sus maletas, otros se peleaban. Un compañero que le llamaban "Negro" se acercó a mi butaca y me preguntó:
- Flaco. Cuantas veces te has pajeado ayer, tienes una cara de limón de emolientero... ¿Cuantas? Dime. Sólo para mí - Lo miré y pensé: "que diablos, parece ser sincero y desea mi amistad", me acerqué a su oído y le susurré:
- "Negro". Nunca me he pajeado. Shshshshsh... No se lo digas a nadie Shshshsh - La cara del "negro" se transformó, la confianza que irradiaba se transformaba en malicia, de pronto se puso roja, igual a la de un demonio, sus ojos se pusieron oblicuos y filudos, y me pareció que todo el salón se transformaba en el infierno, en donde él era Lucifer. Rompió mis ensueños al comenzar a reírse como una hiena y luego rebuznaba como mula, y seguía riéndose, señalándome con su dedo. Paró y caminó hasta el centro del salón y dijo en voz muy alta a todos los compañeros:
- !Atención el Flaco dice que nunca se ha corrido la paja!- No se si todos lo escucharon, porque en ese momento entraba el Profesor. Lo cogió de las orejas y le dio una patada en el culo; el "negro" se fue a su butaca con la cola entre las piernas. Todos nos paramos en señal de respeto al Profesor, luego nos pidió que nos sentáramos; me miró y dijo:
- Alumno, por favor párese - me paré, y el profesor continuó - Usted...¿Nunca se ha masturbado? - Todo el salón saltó de la risa y yo quedé como una tachuela clavado en el piso. Hundido en la oscuridad, pidiéndole a la Tierra que por favor me tragara.
Aquella experiencia con los días y después los años la enterré en mi memoria.
Me volví con el tiempo en una persona sensible, voluble y apasionada. Apenas veía a una chica linda me enamoraba. Tenía miedo de decirle lo que sentía, y solo me contentaba con mirarlas. Si ellas me miraban, yo sentía que me amaban; y si me sonreían yo sentía el Paraíso; y si se acercaban para tan solo amistad, perdían el encanto para mi; me gustaba lo difícil. Me quedé con amarlas a través de la mirada, adoraba la fantasía y mi imaginación me la brindaba. Veía la hora en que salían de sus casas, o si estudiaban en la Universidad, veía sus horarios; sólo para cruzarme con ellas y...mirarlas.
Las conocía tanto, que sabía cuando estaban molestas, o contentas, o con problemas. Si las veía con alguien, ese día lloraba desoladamente, me sentía traicionado; al día siguiente, para que sientan lo que sufría...!No las miraba! Para castigarlas. !Que aprendan a sufrir! Creo que por eso mis amigos me llamaban loco o raro, ... Ellos... !Que iban a entender!, por lo tanto cada vez paraba más solo, y mi vida se hacía más oscura, esperando que algún día pueda encontrar a la chica de mis sueños. Debía de existir alguien que me estuviera buscando tanto como yo la buscaba...Era cuestión de paciencia, algún día sería mi día...
Pero, pasaron los años y los años...Y nada. Decidí meterme de cura y olvidarme de todas mis ilusiones, ya que en éste mundo no estaba mi alma gemela. Fui seminarista por varios años, y un año antes de entregarme a la Misión, llegaron de visita al monasterio un grupo de Monjas, en conmemoración del patrono de nuestra congregación, era nuestra semana de actividades. Ellas eran dos madres y a sus lados estaban dos novicias, me acerqué un poco, y cuando me fijé bien....Una novicia me estaba mirando y después me sonrió....Y entonces: Me enamoré.
No podía dormir tranquilo. Pensaba sólo en ella, sus ojos, su cabello, su...cuerpo, sus ropas, su voz, su nariz....En todo lo de ella. Y cuando recordaba su sonrisa me decía: !Ah ella me ama! !Es imposible que alguien me miré así!
Tuve que tomar una decisión, me averigüé en dónde estaban viviendo las madres y fui a buscarla. No estaba muy lejos, así que pedía permiso por las noches para salir a caminar. Me había enterado que la novicia salía a pasear a un perrito por la noche y lo llevaba a un parque; ella se sentaba en una banca y se quedaba cerca de una hora. Había averiguado la hora y me dispuse para atacarla...!Ella me amaba! me decía a mi mismo para darme valor.
Llegó la noche del día indicado, y salí a su encuentro. La vi sentada en nuestro parque... Solita - ¡Si...Me está esperando. Su corazón ha recibido mi mensaje ! - Pensaba...Embriagándome de mis conjeturas. Me acerqué sigilosamente y cuando estuve frente a ella...Pasé de largo. Paré y me di vuelta....Y luego la miré...Y ella me miró y yo la miré, y ella me miró y yo la miré, y... !Si me ama ! - pensaba.
- Hola - le dije, me senté a su lado y ella no se inmutó, mas bien se alegró y me dijo :
- Hola. ¿Tu estás en el Seminario no ? Sé que vas a entregarte pronto. Sabes eres bien lindo - la baba se me caía de la boca, y los ojos se me abrieron como un plato; su voz era como una canción y su cercanía me purificaba. No pude resistir mas y le dije :
- Yo..yo..Siempre..He..He..Querido decirles.. A las chicas.. Lo.. Her.. mo.. sas..Que sonnn - terminé de decirle mi verdad ya ella se le cayó la cara...Igual al «negro» , pensé que se iba a burlar de mi por haberle contado mi secreto.
- !Oh ! !Te escucharía el resto de mi vida ! - su carita brillaba como el Sol, y de pronto los dos comenzamos a temblar como ramas que son sopladas por el huracán de las pasiones.
No supe que pasó después, pero nuestras manos tímidamente se juntaron, como pidiendo auxilio ; estaban totalmente sudadas...Luego, sin dejar de mirarnos juntamos nuestros trémulos cuerpos, nuestras caras ; sentí su respiración !Que Rico!, su agitación, el corazón se nos quería salir, como si nos faltara oxígeno, y el único lugar que nos podía salvar de aquel naufragio inminente..eran nuestros labios...La besé y ella me besó, con tal ardor que después de muchas horas teníamos la boca y toda la cara, totalmente hinchados.
Nos separamos, pero cada noche nos volvíamos a juntar en nuestro parque. Llegó el momento en que queríamos meternos totalmente en aquel fuego ; quemarnos hasta morir. Una noche no pudimos soportar mas aquel embriagante abismo y nos revolcamos como puercos. Nos tocábamos todas nuestras partes íntimas, sudábamos, respirábamos vapor, le empujaba el miembro entré sus piernas, y ella misma me arrancó mi pantalón, y yo le alcé la falda y le rompí el calzón, y así...con « el malcriado » busqué su cueva, su bozquecito del placer, su sacro túnel del cielo. Sentí que trochaba sus vellosidades con mi machete, y avanzaba firme y valiente, con el cabezón bien en alto hasta llegar a su otra boquita, aquélla que aún no conocía, la zona santa...- pensé - « A la una, a las dos, ...y a las tres, y !fua Domingo de gloria..adentro !»
- !Ay !, !ay !, !ay ! - repetía y repetía, y después cambió - !ay que rico ! ! ah ! !me gustaaaa! ! !Si ! A la media hora estábamos empapados, y cuando iba a darla...Comenzamos a respirar profundo, como rebuznando, nos miramos los ojos y se nos volvieron blancos de placer... hasta que los dos la dimos al mismo tiempo.
Nos quedamos echados en el pasto, mientras el perrito me lamía el culo. Nos mirábamos, perdiéndonos en lo infinito de nuestros ojos, prometiéndonos el amor eterno... Todo, sin palabras. Nos separamos, y así seguimos por dos días mas ; luego me dijo que debía de regresar a su convento con las madres. Le rogué, lloré...Ella también lloró, me suplicó, pero debía irse ; la vi alejarse en la oscuridad del parque en medio de mi alma en llamas. Me quedé un momento mas, recordando todo, cuando de pronto vi que ella regresaba ; mi alma la sentí renacer, sentí que el cielo iba a ser nuestro hogar, y cuando llegó a mi lado me dijo :
- Shshshsh...No se lo digas a nadie...Shshshsh - se volvió a ir, y me dejó tan solo y tan desconcertado con ese secreto, y que también era el mío...Pues para los dos fue la primera vez.