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La primera ves

María Fernanda, ella es una chica de estatura normal, de cuerpo atlético, con una cintura de avispa, cabellos rubios y ondulados, pero por sobre todo una sonrisa muy linda. Bueno la conocí gracias a una prima que tengo, ella nos presentó e inmediatamente hicimos contacto visual y ambos nos gustamos. No pasó mucho tiempo para que fuéramos enamorados y comenzáramos a salir juntos. Ella de carácter bastante extrovertido y amiguera parecía que ya conocía mucho de la vida, grande fue mi sorpresa al darme cuenta que ella solo aparentaba, que en el fondo se escondía una mujer tímida e inexperta. Poco a poco nuestros besos y caricias se fueron haciendo más fuertes y apasionados con el pasar del tiempo y conforme aumentaba nuestra confianza.
Una noche un grupo de parejas nos reunimos en la casa de mi prima para charlar y tomar algunos tragos, entre risas y charlas los tragos iban y venían, poco a poco comenzaba a calentarse el ambiente en aquella fría ciudad. Yo les soy franco realmente me moría por tenerla entre mis brazos y poder tocarla y besarla enterita, es así que dando rienda suelta a mis impulsos la llevé a una habitación que estaba vacía y que ahí no dormía nadie. Ella estaba un poco nerviosa pero el deseo también se apoderó de ella, empecé suavemente a acariciarla, a besarle el cuello y a decirle al oído lo mucho que la deseaba, ella fue aflojándose y comenzó a dejarse llevar por mis caricias. Le saqué la blusa y seguí besándola por su vientre y comencé a tocarle y acariciarle sus hermosos senos los cuales para esa entonces ya tenía los pezones bastante duros y parados, como si estuvieran listos para ser besados y succionados. Ella acariciaba mi espalda y poco a poco su respiración se hacía más difusa y entrecortada. Aflojé su pantalón y se lo saqué no podía creer en ver su cuerpo y a ella echada en la cama casi desnuda diciéndome con su mirada que la tomara pero que fuera amable y delicado ya que era su primera ves. Mi corazón latía a prisa, la emoción me embargaba, así que continué con los besos y las caricias hasta que llegué a su vagina la cual era una caverna sin explorar, la besé y comencé a acariciar su clítoris ella ya no daba más de la excitación y me pedía que la penetrara pero yo seguía acariciando su vagína hasta que ella llegó a un orgasmo en medio de gritos y gemidos. Seguidamente comencé a penetrarla despacio, con calma con mucho cariño, sentía como poco a poco esa caverna virgen iba cediendo y acoplándose a mi pene, ella gemía y le dolía pero me decía que siga que ese era el dolor más lindo que había sentido en su vida. Una ves que la penetré comencé a moverme poco a poco mientras ella me pedía que lo hiciera que no parara, me apretaba el cuerpo con sus piernas y se estremecía todita. Yo seguí en lo mío hasta que llegué al orgasmo, y regué su cuerpo con mis fluidos, ella se estrujaba y untaba mi semen por su cuerpo mientras me decía que quería hacerlo de nuevo que realmente le había gustado mucho.
Bueno queridos lectores, muy pronto les contaré otro encuentro con María Fernanda, que fueron muchos y cada ves más apasionados…….hasta pronto
Datos del Relato
  • Autor: Cristian
  • Código: 16640
  • Fecha: 17-05-2006
  • Categoría: Hetero
  • Media: 3.84
  • Votos: 50
  • Envios: 0
  • Lecturas: 3350
  • Valoración:
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