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Categoría: Maduras

La pordiosera

Eran las 6 de la tarde, me encontraba en mi casa regando el pasto del antejardín, cuando veo que por mi pasaje, entra una harapienta mujer, con un carro de supermercado, y un delgado perro vagabundo que la seguía, recolectando cartones y botellas que seguramente vendía en algún lado para subsistir.



Tiempo atrás, en esta misma pagina de relatos, encontré uno de un joven que en mi misma situación, había echo entrar a la pordiosera a su casa y que se la había follado en el cuarto de cachureos de atrás de su casa. Me acuerdo muy bien de ese relato, ya que me excito de sobremanera. En segundos me imagine estar en la misma posición, siendo yo ahora el protagonista. Lamentablemente otra vecina se encontraba al igual que yo afuera regando y además, esperaba la visita de un amigo que ya no tardaba en venir, por lo que esa tarde era imposible.



Mi casa quedaba al final de un pequeño pasaje de tan solo 4 casas. Mientras la mujer caminaba empujando su carro por el pasaje, mis ojos no perdían el contacto con su delgado cuerpo. Un vestido largo delgado, manchado, con sandalias y una cabellera que parecía que en días no había visto el agua. Su edad difícil de calcular, pero seguramente ya había pasado los 50 años. Para colmo cuando casi llega a mi lado, me percato le faltaban un par de piezas dentales. Se acerco hasta donde estaba yo y me pregunto si tenía lagunas botellas o diarios que tuviera por ahí para regalárselos. Le dije que si tenia, pero que lamentablemente estaba saliendo y los tenia en el cuarto de atrás y había que mover unas cosas para poder sacarlas.



Le dije que me interesaba deshacerme de varias cosas, no solo las botellas, para ordenar el cuarto de atrás y que si le interesaba, podía pasar mañana, eso si un poco mas tarde, para dejarlas mas a mano. La señora se mostró muy interesada y me dijo que mañana a la misma hora pasaría a buscarlas. Le dije que mañana llegaba a casa después de las 7:30 de la tarde, por lo que le aconsejaba pasar a eso de las 8 (cuando ya estaba oscureciendo). Me dijo que no tenía problema y que pasaría sin falta al otro día, a la hora que yo le decía.



En todo ese tiempo, mis ojos recorrieron cada parte de su cuerpo. No era muy alta, delgada, bastante delgada, con tetas de tamaño normal , algo largas y caídas, seguramente el brasier que usaba no sujetaba nada de sus flácidas carnes, casi nada de culo y unas piernas que nunca jamás hubiesen ganado un concurso de modelo. Pero era mi fantasía y haría todo lo posible por hacerla realidad.



Ese mismo día, ordené el cuarto del lavado, y recolecte muchas botellas que después de tantas fiestas en mi casa con mis amigos, se habían extra acumulado en ese lugar. Además junte algo de ropa que no usaba y unos cuantos diarios que solo ocupaban lugar. Mi plan estaba listo. A la hora que había citado a la mujer, mis vecinos por lo general no se encontraban en la calle.



Abriría el portón de la reja, y luego lo cerraría con candado para estar seguro que nadie nos interrumpiría. La haría entrar y luego cerraría un poco el portón de madera que impedía ver hacia el patio y luego, tendría solo que jugármelas para cumplir esa fantasía.



Llegue a mi casa a las 6 de la tarde, comencé a beber cervezas para tomar valor y esperar a mi visita. Mi vecina nuevamente regaba el pasto afuera, pero de acá a dos horas seguro ya estaría dentro de su casa. Dos niños solamente jugaban a la pelota en el callejón, mientras el sol comenzaba a ocultarse, acercándose la hora indicada.



Ya eran casi las 8 y los niños aun estaban jugando en el pasaje. Me fumaba ansioso un cigarro en la puerta de calle, cuando veo aparecer a la anciana mujer con su carro y su desnutrido perro. Fue el destino que quiso que su madre, justo en ese momento los saliera a llamar para que se entraran, cosa que hicieron inmediatamente pasando por el lado de la señora que ya estaba solo a una casa de la mía. Mi vecina miro a la mujer, pero no noto nada raro y se entro. Mi plan estaba funcionando nadie miraba el ingreso de la anciana a mi casa. Me saludo y yo, con el portón de la reja abierto, me hice el sorprendido al verla y la invite a pasar con el carro de supermercado por la reja, supuestamente para sacar las botellas.



El primero en entrar fue el roñoso perro, que después de una orden de la anciana, se quedo en la calle, mirando como yo cerraba el portón dejándolo afuera, separado de su ama. Después que entro con su carro por el portón de madera, lo junté sin que ella lo notara, impidiendo la visual de la calle hacia el interior de la casa.



La lleve hasta el lavadero y le mostré las botellas que tenia. No era una mujer tímida, al contrario, muy conversadora. Me hablaba del calor que había echo durante el día, de que se había levantado muy temprano etc.



Ella se coloco a recoger lo que le indicaba, agachándose, dándome la espalda, mostrándome su delgado culo, que en ese momento me parecía muy excitante. Yo vestía con un traje de baño y una polera. La delgada tela del traje de baño, no ocultaba para nada la tremenda erección que tenia, solo la polera que usaba suelta me tapaba el bulto de mi pantalón.



El lavadero es angosto por lo que al pasar por detrás de ella, supuestamente a ayudarle a recoger las botellas, descaradamente la roce con mi verga entre sus nalgas. Ella la primera vez se corrió instantáneamente, para darme la pasada, pensando seguramente que había sido sin querer, pero al volver a colocarse en esa posición, volví a repetir lo anterior, solo que esta vez, me aseguré que la señora sintiera perfectamente, con que parte de mi cuerpo la estaba rozando. Esta vez la anciana dio como un salto y me miro con una cara extrañada, pensando seguramente ¿que le pasa a este tipo con alguien como yo? …. Ya había acusado el golpe, solo tenia que esperar su reacción ….



Seguimos recogiendo las botellas y ella me miraba con una cara extraña. No podía descifrar si era cara de molesta, curiosa o con ganas de jugar. Me preguntó por mi mujer y le dije vivía solo y que era separado hace 4 años. Le pregunte a ella su situación y me dijo que nunca se había casado, que se había juntado con un tipo que era un estorbo, un delincuente, que luego se había separado de el para ir a vivir con el mejor amigo de el y que este había fallecido. Que ahora vivía con un tercer hombre en campamento a las afueras de la ciudad.



Le pregunte si no le daba miedo andar tan tarde por la calle sola y me dijo que no llegaba tan tarde y que tampoco le preocupaba eso, ya que no tenia nada de valor que robarle y que no creía que a ella , como mujer, le fueran hacer algo a su edad. Era mi jugada esperada….



No se confié .. siempre le puede pasar algo ….



¿ud cree? .. yo no creo



Si … los hombres son muy calientes .. y una mujer es una mujer , sin importar su edad …



Ja ja ja … Ojalá me pasara algo ..



¿si?



Si ….. ojalá … algo como lo de recién ….



¿como lo de recien?



Obvio .. ¿o cree que no me di cuenta?



¿De que se dio cuenta?



Que me apoyaste todo esto en el culo .. ( estirando su mano y agarrándome la verga sin ninguna timidez)



¿Le gusta?



Mira hijo .. a mi me gusta hablar de frente sin rodeos … si quieres pasarlo bien .. lo pasamos bien … no se porque te fijas en una vieja como yo, pero cada quien con sus gustos …por mi encantada … pero si me vas a follar , tiene que hacerlo con todo .. a si me gusta a mi …



Eso quiero hacer … !!!



No quedó mas que decir … La anciana se sonrió, mostrándome su fea dentadura, sin soltarme de la verga. Se acerco un cajón que estaba en el piso y sentándose sobre el, me miro a la cara sonriendo, diciéndome que me la chuparía como yo lo estaba deseando. Sin apuro la sacó de su envoltorio, saboreándose por lo que se iba a comer.



Me la toco de principio a fin , alabando el tamaño y la dureza de mi herramienta y sin decir nada mas se la metió de golpe a la boca. La chupaba deliciosamente, con muchas ganas , con fuerza. Con su mano sucia y llena de durezas me la apretaba bruscamente mientras se la tragaba. Su mano libre se metió por debajo de su vestido y se masturbaba ella misma mientras se engullía mi verga.



Estaba cumpliendo mi fantasía, una pordiosera en medio del patio, sentada en un viejo cajón con solo la luz del lavadero alumbrándonos, se atragantaba con mi verga en su boca, mientras yo le agarraba de su cabeza, de su sucio y canoso pelo atrayéndola a mi sexo.



Como 15 minutos duro la espectacular chupada de la anciana que no paro ni un solo instante. Luego se levantó y me dijo que ahora me tocaba a mi. Ya con confianza, la di vuelta bruscamente y la apoye sobre su mismo carro. Le metí la mano por debajo del vestido, llegando hasta su delgado culo. La manoseé por todos lados, sintiendo su sexo lleno de pelos mojado. Su olor se me impregnaba en mi nariz, fuerte y que decir del olor a su sexo cuando saque mis dedos mojados y me los lleve a la cara para olerlos. Sin más preámbulos, le subí el vestido dejándoselo en la espalda y bajándole los calzones se la metí sin contemplación. La anciana se quejo un poco de dolor al verse penetrada tan salvajemente por este hombre de 30 años, solo en su casa, pero en ningún momento eludió las envestidas que yo le daba. Una y otra vez mi verga perforó el olvidado coño de esta vieja y harapienta mujer.



Las botellas rodaban y sonaban en el carro de supermercado , que al tener ruedas se movía a cada penetración. Al poco rato la mujer estilaba de jugos vaginales y mi verga entraba sin recibir ninguna resistencia de parte del viejo sexo de la veterana.



Me encanta el sexo fuerte y sucio. La di vuelta y le dije que me moría de ganas de chupar esa mojada concha. Ella misma se levanto la falda y me ofreció su sexo, llena de pelos negros que casi le llegaban al ombligo. Era lejos la mejor concha que había visto, no se porque el gusto de las mujeres de depilarse esa zona, bueno, cosa de gustos, a mi me gustaban peludas y esta pordiosera tenia una tremenda mata de pelos.



Arrodillado delante de ella, se los separe con mis dedos. Estaba enredados largos. Su concha emanaba un olor increíblemente fuerte. No tuve reparos del olor y me sumergí en su sexo a chupar y beber todos sus jugos. La mujer se llegaba a doblar sintiendo descargas de placer, tomándome fuertemente de la cabeza y restregándome contra su sucio sexo, pidiéndome que se la siguiera chupando.



Un momento de cordura en mi mente, me llevo a pensar que estábamos muy cerca de la calle y que los quejidos de la anciana, mas el sonido de las botellas podrían alertar a mis vecinos sobre lo que estaba pasando, a si que me levante y la lleve atrás del patio, aprovechando de prender la luz del patio para poder verla mientras me la follaba.



Le saque el largo vestido y la deje solo con un desgastado sostén. Su cuerpo viejo y delgado quedó ante mis ojos, sus pequeñas caderas muy flacas, mostraban sus huesos sobresalientes, algo de vientre y brazos delgados. Ella misma se saco la última prenda que le quedaba mientras yo me sacaba la mía, quedando completamente desnudos en el patio. Me hubiese gustado llevarla a mi cuarto, para estar mas cómodos, pero tuve miedo de que me ensuciara la cama o se robara algo. Sus tetas flacas y largas colgaban casi llegándole al ombligo, de pezones negros y puntiagudos. Se las chupe sin contemplación, fuertemente, tragándomelas hasta donde me alcanzara la boca, con unas ganas locas, mientras ella gemía y con su mano buscaba mi sexo para apretarlo.



La acosté sobre el pasto y le separe las piernas lo mas que pude. Tuve ahí una mejor visión del coño que poco antes me había comido. Realmente lo tenía muy peludo. Se lo trajine con mucha detención, abriéndoselo, metiéndole mis dedos para luego llevármelos a la boca y saborear sus gujos, mientras ella abría las piernas y se masturbaba pidiéndome que la penetrara…



No le hice caso, en vez de eso, me monté sobre ella al revés y le comencé a chupar nuevamente la concha mientras ella hacia lo suyo con mi pene. Siempre e sido flojo en ese aspecto, prefiero estar yo debajo y ella arriba, a si puedo chuparla mejor, a si que al poco rato cambie a esta posición.



La anciana se quejaba como si la estuvieran matando, solo acallando sus gemidos cuando se metía mi verga en la boca, mientras que yo con todo su culo en mi cara, le metía la lengua por sus 2 orificios, alternando a veces con mis dedos que invadían todo el cuerpo de la mujer. Mucho rato estuvimos en esa posición metiéndonos lengua hasta que ella no aguantó más y acabo copiosamente en mi cara. Lejos fue lo mejor de todos, sentir la descarga de la vieja mujer empapándome el rostro con sus jugos, al tiempo que me apretaba tan fuerte la verga como si la quisiera arrancar con su mano. Me costo contenerme para no acabar yo también en ese momento en su boca.



Luego cambiamos de posición y ella igual que una perra en cuatro patas me mostraba su flácido culo esperando sentir mi verga dentro de ella. Pensé en ponerme un condón para hacerlo, pero estaban en mi cuarto y no quería detener más el coito con la pordiosera.



Arrodillado detrás de su desnudo cuerpo, le apunte la verga a su sexo y a penetre con furia, logrando sacar alaridos de placer al sentir como mi verga la llenaba por completo. Éramos 2 animales follando sin importar la edad o clase social, solo la lujuria y el placer era lo que nos unían. Sus delgado cuerpo era fácil de dominar y tomándola de las caderas casi me la montaba, metiéndole casi hasta las bolas dentro de su sexo.



Me acosté de espaldas en el pasto y mi extraña amante se monto sobre mí, con las piernas abiertas y tomándome la verga se fue sentando enterrándosela completamente. Nuevamente su cuerpo subió y bajo , con sus manos apoyadas en sus piernas enterrándose toda mi verga, viendo su feo y arrugado rostro, con los ojos cerrados y una sonrisa disfrutando a mas no poder, avisándome que estaba apunto de alcanzar un nuevo orgasmo.



Sus flacas y largas tetas rebotaban en su vientre con cada sube y baja, hasta que gimiendo como loca comenzó a acabar pidiéndome que le echara mi leche dentro de ella. Yo en ese instante, ya no aguanté más y me descargue violentamente al interior de la veterana. Litros de semen fueron invadiendo el peludo y sucio coño de la viejita que no paraba de quejarse y disfrutar al sentirse inundada por la leche de un hombre joven. Ya la vieja cansada se dejo caer completamente dejándose enterrada mi verga hasta lo mas profundo de su ser.



Se levanto y me limpio la verga con su boca. Mis manos por última vez le manoseaban sus largas tetas.



Nos vestimos riéndonos por lo que había pasado. Ella me dijo que mañana ni se podría mover después de todo el ejercicio que había echo. Que su actual pareja era muy viejo y aunque intentaba, no conseguía hacerla disfrutar y que conmigo, había sentido como hace muchos años no lo hacia. Ya ahí me comenzó a inquietar su presencia en mi casa y quería que se fuese lo antes posible para no ser descubierto. Ella tomo su carro y mientras le abría el portón, me dio un ùltimo y fuerte apretón a mi verga, por sobre el pantalón.



Afuera su perro se levantaba y moviendo la cola, recibía contento a su dueña. Me agradeció por todo, con cara de maliciosa, diciéndome que en un mes mas , pasaría a ver si tenia algo mas que darle …..



En un principio me dije a mi mismo que no volveria a caer en tentación .. sin embargo …



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Gracias por su tiempo y valoraciones


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 8
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