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La pepa a mi maestro

~ Saludos. Soy Malena, actualmente ya tengo mis años pero todavía bien coservados, sigo con mi cinturita de 58 Cm y mi cadera de 90, mis sostenes son 32 B y de estatura mido 1.60 Mt... mi faz es de actriz y tengo ojos aceitunados, mi pelo es café oscuro y de estudiante siempre lo use largo hasta media espalda, siempre fui muy popular en las aulas y codiciada por mis redondeadas nalgas y mis piernas bronceadas.
El maestro Aarón por aquel entonces tenía 30 años de edad y parecía muy tímido, de mediana estatura y recia complexión, pelo y negros ojos con nariz aguileña, espaldas anchas y unas caderas estrechas pero piernón; y a mí me parecía como un digno ejemplar de la raza azteca.
Con la ventaja que yo me sentaba en un pupitre de la primera fila, cada vez que se podía como no queriendo y disimuladamente yo abría las piernas, y mi cortita falda del uniforme se me subía arriba del medio muslo; y el maestro hasta se ponía nervioso y más de una vez se le fue el hilo de la clase.
Una mañana caliente, me decidí a seducir descaradamente a mi maestro, me fui al baño y me quité el calzoncito verde pistache que llevaba, volví al salón y me senté en espera del maestro. El maestro entró al salón y luego de saludarnos empezó la clase, y en lo más interesante del tema cuando lo creí oportuno, a la hora que el maestro Aarón volteó a verme yo abrí las piernas para dejarle ver mis pelitos recientes y mi rajita abierta; el puso una cara de idiota que me parteció de lo más divertido pero de lo fogosa que estaba hasta me estaba sudando mi tamalito con pelos.
Desde ese día, el maestro y yo nos hicimos como cómplices: yo en espera de enseñarle mis calzones transparentes y él en espera de hacer vizcos con mi entrepierna. Con dicha confianza nos fuimos acercando, hasta que se dio la oportunidad de hacer una excursión a Teotihuacán para conocer un poco de nuestra cultura prehispánica.
Con la ayuda de una compañera "alcahueta", quien sabía que me quería cojer al maestro, en la excursión y las pirámides, ella tomó un brazo del maestro y yo me afiancé del otro, y con toda la naturalidad del mundo le pegaba mi seno a su brazo, cosa que me endureció el pezón hasta sentir un liviano ardorcito. Después de recorrer la antigua ciudad y subir a las pirámides, ya cansados nos dispusimos a comer, y mi amiga y yo invitamos al maestro de nuestro "lunch", y entre bromas y risas buscamos una sombra alejada de los demás alumnos de 4 salones que fueron.
Entre esa momentánea dispersión estaba mi oportunidad, y a mitad del refrigerio se me ocurrió ir a "cortar margaritas": "tengo ganas de hacer del uno". Dije muy sin novedad. Y de plano me porté como cualquier puta: "Me voy hacer junto a ese árbol, porque si me voy más para allá, vaya a salir alguien y me vayan a ver". ¡Usted volteese para allá maestro! El maestro obedeció. Yo me alejé a 3 ó 4 metros y junto al arbusto me levanté la faldita y me bajé la panty amarilla... solté un chorro fuerte que hasta me dio un poco de pena, pero conformé se apacigüo me volví a sentir super caliente: ¡Papel! dije a mi compañera. No traigo servilletas limpias. Respondió. A lo que el maestro ya no se aguantó y volteando a verme, me dijo, yo traigo Malena; y se fue acercando a mí sin apartar los ojos desmesurados de mi vulva abierta y chorreando. Me dio el papel, y luego de limpiar mi rajada y pelos me subí el calzoncito como una simple zorra. Para esto, guiñé el ojo a mi amiga y ella comprendió en seguida el juego.
Yo también tengo ganas de hacer del uno. Dijo la otra. Pero yo si me voy hasta aquellos arbolitos porque la verdad me da pena con el maestro Aarón. Y se fue casi corriendo hacia unos pequeños arbolitos "tambien arbustos".
Ya con el campo abierto, el maestro muy alterado y excitado me habló tiernamente: "Estás muy bonita Malena eres un bomboncito"... "usted también es muy lindo maestro y es usted un mango". El maestro quedó estático y sorpendido ante mi contestación, digna de cualquier puta y no de una niña de 15 años y medio.
A mi edad ya no era virgen pues me metía por vagina y culo desde el cepillo de dientes hasta zanahorias y delgados pepinos, también ya sabía lo que era mamar pijas, pues se las chupaba a 2 ó 3 compañeros de la escuela y 2 ó 3 vecinos púberes... por lo que pensando en que no había mucho tiempo qué perder me acerqué al maestro y repitiéndole lo guapo que era me colgué de su cuello y lo besé, el no tardó en corresponder a mis labios y comenzamos a besarnos como novios.
Luego busqué su lengua y jugamos con nuestra saliva, pero la situación era difícil y para estar un poco más seguros nos tendimos entre la yerba.
Tengo miedo Malenita, no nos vayan a descubrir y hasta la cárcel voy a parar.
Usted no se fije, nadie tiene por que saber lo nuestro, sólo mi amiga pero ella nos está echando aguas, pues ya sabe que estoy enamorada de usted. A esas alturas ya le había desabrochado el pantalón vaquero y le bajé el cierre, y como el maestro tímido no llevaba calzón salió disparado su gordo pene como si estuviera parado de tan grueso, tomando la iniciativa se lo empecé a chupar y lo cierto es que también tenía unos lindos huevos muy redondos y grandes cuales también lamí y relamí; él por mientras sacó mis chichitas y con sus yemas acariciaba delicadamente mi aureola y pezoncitos. El tiempo apremiaba y más o menos nos faltaba media hora para volver a reunirnos con los demás. Yo ya había visto revistas y pelis porno, por lo que sin perder tiempo le dije que se acostara a lo largo, mientras yo me monté en su vergota, primero me di algunos talones y de repente que me siento a fondo metiéndole toda mi pepa en su trancota, ya de 18 Cm, hasta topar con sus chulos huevotes; así cabalga y cabalga hasta que sentí un líquido caliente dentro de mis entrañas.
Después de esa pintoresca e histórica excursión. El tímido maestro Aarón me siguió metiendo la verga y yo seguí metiéndole la pepa. Pues aun que salí de la secundaria, todavía lo seguí buscando un año, hasta que en la prepa encontré a un muchacho más vergón y poco a poco se me fue pasando la calentura por mi maestro Aarón.
 

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