<p style="&quot;text-align:" right;="" "="">Por: Talita Traveler

Canela

Miro tu cuerpo de mujer derrumbada y desnuda sobre el lecho desordenado y húmedo. Miro tus enormes pechos balanceándose en una respiración profunda, tus ojos cerrados, tus labios carnosos, tus largas piernas y tu sexo húmedo. 

Siento  ternura por esta criatura que se ha dejado amar sin reproches, que se había abierto como una fruta madura a mi antojo y mi pasión.

Desato tus manos para dejarte libre , beso tus senos aun erectos, Me pozo en tus labios y tus parpados.

Recito para mis adentros una frases que un poeta chileno dedico al silencio.  Cubro tu cuerpo con una manta para que no tomes frio y te hablo al oído.

- Tengo tu teléfono, descansa, mañana de llamo que tengas dulces sueños.-

Me visto sin prisa, sin tomar ninguna ducha, quiero llevarme tus olores impregnados a mi cuerpo, la fragancia de tu sexo, el perfume que exploto por todo tu cuerpo cuando conseguiste el máximo orgasmo.

Te dejo descasando en el mundo de los ángeles y los inocentes, en ese flotar ingrávido y sin norte. Desde que te vi bajando la escalera sabia que podias volar y yo he sido la inductora de tu despegue.

Mañana al despertar me buscaras por el apartamento, pronunciaras mi nombre y aguardaras con ansiedad latente a que suene tu teléfono y sea mi voz la que escuches.

Me voy humedad, inundada de placer a reventar.

No puedo dejar de oler mis dedos, son aspiraciones profundas que consiguen que en el ultimo envión pueda rescatar algo de tu olor profundo. La gente me mira con  curiosidad, el vagón del metro esta medio vacío y el entrar y salir de los pasajeros hace que en el aire floten muchos olores que no quiero  sentir.  Yo solo quiero el tuyo, el que traen los flujos de tu coño.

Lo pienso y me humedezco, apretó las piernas, empujo con mis muslos hacia adentro y hacia fuera para que mi vagina se abra y se cierre, lo hago lentamente, siento como mi clítoris se empunta buscando una lengua, una entre todas, la elegida, la tuya.

Trato de ser discreta con mis movimientos, pero no puedo, algo se me debe notar, porque el hombre que esta sentado al frente me mira con fingido disimulo y podía jurar que se ha empalmado, ¿Será mi imaginación? Pero no me interesa follar con un hombre, solo me interesas tu.

Ahora se me antoja que mi apartamento es muy grande. Grande y vacío, trato de entretenerme con la tele pero mi concentración esta anulada por ti.

Me acomodo en el sofá, desnuda. He colocado un espejo de pedestal pequeño en uno se los lados y abro mis piernas para que mi conchita se muestre magnificada, huelo una de mis manos mientras la otra juega en un ir y venir por mi vulva, esta abierta y latente, mis dedos giran en círculos concéntricos sobre mi clítoris que se agiganta con el compas alocado de mi corazón, es hermosamente grande no en exceso pero más que el promedio normal. Se que te gustara metértelo en tu boca y chupármelo como si fuera un caramelito, me unto las tetas con mis fluidos, me empunto los pezones y vuelvo a mi coño, lisito, sin un bellito, como me imagino lo tuvo que tener Eva, la primera mujer.

Meto un dedo y luego dos, busco mis propias pulsaciones, luego abandono mi cavidad para volver a los circulo concéntricos. Ahora eres tu que desde mi imaginación sales y me pides que te deje tocar mi culo. Y te dejo hacerlo, dejo que sean mis dedos quien te guíen por ese anillo que anida tantas sensaciones, me humedezco el ojillo con mis jugos, tu olor se ha quedado pegado a mi nariz así que oliéndote puedo jugar con mis dos manos, una entrando rítmicamente en mi culo y la otra girando cada vez más, y más y más en mi conchita, estoy a punto de correrme en ti, sobre ti, junto a ti.

Una de las cortinas se ha quedado abierta y desde el apartamento del frente alcanzo a ver como en la semi-penumbra un hombre me mira, Me  mira y su cuerpo lo delata, se esta masturbando, no me importa, él se masturba mientras tu y yo hacemos el amor.

Las imágenes se me mezclan el hombre de la ventana, tu cuerpo, tus tetas, tus labios comiéndome el coño, tus dedos en mi culo no lo soporto más y me dejo correr en un orgasmo  espasmódico que a chorros inunda el sofá de mis dulces flujos.

Mañana te llamare. Y querré que me ames como yo lo he imaginado.