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Conocí a Pablo y María en un bar en Insurgentes sur, él un arquitecto de 43 años y ella una maestra de Secundaria de 38 años.
Pablo es un tipo bien parecido, con cabello cano y una sonrisa cautivadora y ella una mujer de cuerpo un poco graso, pero con todo bien acomodado y dotado, desde las piernas hasta sus senos sin olvidar su trasero redondo.
Salí a beber una cerveza saliendo del trabajo, me senté en la barra y noté que me observaban, debo de admitir que inmediatamente llamaron mi atención, ella me miraba y sonreía y el, más serio, miraba mi cuerpo de pies a cabeza.
Cuando el ambiente en el lugar subió, ella se acercó a mí y me dijo que si bailaba con su marido ya que ella no lo hacía muy bien.
La mire desconcertada, pero Pablo como si se tratara de un niño esperaba mi aprobación, asentí con la cabeza y me pare a bailar un poco de cumbia con él.
Bailamos una ronda completa, ante la mirada de su esposa, pero bueno, una vez terminada la ronda me dirigí a la barra, decidida a tomar mis cosas y marcharme, pero entonces fui interceptada por los dos.
M: Disculpa, somos Pablo y tu servidora María, nos gustaría invitarte un trago.
L: Hola María, soy Monique Letizia, ¡un gusto!
M: Que hermoso nombre, ¿eres francesa?
L: ¡De ascendencia jajá!
P: ¿Aceptaría beber con mi esposa y yo?
L: La verdad tengo que madrugar, pero les acepto una, sería muy descortés negarme a tan cordial invitación.
Un poco incrédula acepté y me senté en su mesa. Entre copa y copa me fueron explicando su situación, desde hace tiempo Pablo quería hacer un trio, su esposa de tanto pensarlo y oírlo acepto y me propusieron formar parte de su primera experiencia.
Tomamos unas cuantas copas más obvio me llamaban la atención, después de unos tragos más acepté irme con ellos, no sin antes poner ciertos acuerdos y grabarlos en mi celular (en estas épocas hay que tomar medidas así).
Llegamos a su departamento, ella inmediatamente fue por una botella, el me acariciaba la cara y mis piernas. Me encantaban sus caricias y ella coqueta, se sentó en frente y sonreía.
Brindamos por todo, por ellos, por mí, hasta por mi Luis. Finalmente ella tomó la iniciativa, se sentó a mi lado y comenzó a besarme el cuello bajando a mis hombros mientras su mano acariciaba mis piernas.
Ella me recostó en el sofá y me besaba pasionalmente. Eso me encantaba, mis manos comenzaron a acariciar ese veterano y rico cuerpo de María, mis manos apretaban sus duras carnes, ella continuaba besándome, mientras su marido observaba las acciones.
Ella me comenzó a quitar mi tanga y mi blusa, yo cerraba los ojos gozando lo que me hacía. Ya desnuda totalmente ella besaba y lamia con su rica lengua cada parte de mi piel.
P: ¡Esto es hermoso! Bésala amor, bésala!
M: ¿Te gusta? ¿Te excita verme con esta preciosa chica?
P: Me pone a mil, ¡continúen!
Me puso boca abajo y sentía su lengua en mi espalda, bajaba suavemente a mis nalgas las que apretaba y le daba pequeñas mordidas.
No se detenía mucho tiempo ahí ya que bajaba su lengua por mis piernas, sus caricias eran ricas, cada beso me prendía, me puso nuevamente boca arriba y sin dudar comenzó a ¡lamerme mi vagina! Metía su lengua y la sacaba para chupar mis entre piernas, era una experta mamando.
En eso Pablo ya desnudo puso su verga de unos 18 cm en mi cara, yo la lamia desde sus testículos hasta la cabecita, sin pensarlo comencé a metérmela de poco a mi boca, ¡sabia deliciosa!
Mientras tanto ella me metía los dedos y seguía dándome tremendas mamadas, yo hacía lo mismo con Pablo, succionaba su pene, jugaba con su cabecita, lo mordía suavemente, ¡estaba en el paraíso!
P: ¡Lety que rico mamas! ¡mi amor Lety mama rico!
M: Si bebé esta riquísima, no te equivocaste al elegirla, ¡tiene una vagina deliciosa!
L: Los dos son geniales, ¡háganme suya!
P: Uhm si, ¡tus deseos son ordenes!
M: ¡Lety, me alegra haberte hablado!
Acosté a María, me puse en cuatro y mientras le daba un rico oral, Pablo me penetraba suavemente, su verga se sentía riquísima, estaba durísima y me empujaba de manera deliciosa.
Yo movía mis caderas mientras a María me daba unos ricos dedazos acompañado de unas lamidas suaves, jugaba con su clítoris, Pablo gemía y ella también.
P: ¡Mi amor que rico coño tiene, mejor que el tuyo se mueve como diosa!
M: Y mama mejor que tú, sigue nena, ¡sigue mi amor!
L: ¡Que verga más deliciosa, métemela dame duro!
Pasamos a su cama, yo me acosté y María se me echó encima, me abrió las piernas se acomodó y comenzamos a tijeretear, el roce de su vagina con la mía era maravilloso, mientras tanto ambas se la chupábamos a Javi.
P: ¡Que rico uf!
L: ¡Marial que rico te mueves!
M: ¡Nena eres lo máximo, uf!!
La fantasía de Pablo se estaba cumpliendo, su esposa y yo se la chupábamos como si compartiéramos una paleta, continuábamos tijereteando y yo estaba fascinada con esa pareja.
Ella se acostó, Pablo le abrió las piernas y comenzó a penetrarla.
Yo me subí en ella para que me chupara mi vagina, después él se acostó y comencé a cabalgarlo, mientras me besaba con María y le hacía oral, estaba delicioso todo.
Movía mis caderas como nuca, la dureza de pablo me encantaba y María que estaba de pie en la cama, recibía lengüetazos en su húmeda y rica pucha.
M: ¡Ah, Lety, uhm!
P: ¡Muévete, que rico, ahg!
L: ¡Ah, uf, uhm!!
Yo me acosté, María se subió acomodando su vagina con la mía y me comenzó a cabalgar, mientras le chupaba la verga a Pablo.
P: ¡Lety que rico me vas a hacer venir!
M: ¡Nena que rico, coges maravilloso!
L: ¡Nena muévete, muéveteme!
María al parecer ya había tenido experiencias lésbicas, ya que sabía mover muy bien su vagina, yo devoraba toda la reata de Pablo quien solo gemía y se resignaba a lo inevitable, las acciones estaban en el éxtasis, pronto nos correríamos juntos.
L: ¡Ah, chicos, uhm, ¡María, ah!
M: ¡Lety, por dios!
P: ¡Agh, me vengo!!
Los tres no pudimos más y nos venimos juntos.
Yo sentía en mi vagina como escurrían los jugos de Raquel y en mi boca la leche caliente de Javi.
J: ¡Ah… Lety eres la mejor!
M: ¡Lety! mi amor Lety es maravillosa!
Nuestros fluidos salían riquísimos, el orgasmo era maravilloso, Pablo era quien más disfrutaba terminar en mi cara y María estaba metidísima con el orgasmo obtenido, de una gran forma yo también disfrute mucho.
Nos quedamos agotados los tres en la cama, platicábamos y nos conocíamos más, después de ese descanso continuamos follando hasta el amanecer.
Pablo me cogió más en el segundo round y María disfruto mucho cumplirle su fantasía a su marido.
Saludos su amiga Lety.
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