Hola, a pesar de tener casi un año leyendo los artículos de esta prestigiosa página es que tengo el placer de escribir un relato.

Como una gran parte de los escritores, soy un chico de 23 años, de Venezuela, al cual le gustan mucho las mujeres maduras, las cuales han sido victima de un gran numero de pajas, entre ellas puedo mencionar mis tías, profesoras, amigas de la familia, y cualquier otra poderosa mujer que se me encuentre en el camino.

Bueno al grano, hace aproximadamente una semana estuvo de visita en mi casa una de las hermanas de mi padre (mi tía) acompañada por su esposo, ellos viven en una ciudad cercana a la mía y de vez en cuando se dan una pasadita por mi casa.

Mi tía no es una mujer voluptuosa, ni la una belleza, pero tiene algo que desde mi adolescencia me atrae y ha sido una de mis fantasías mientras me pajeo en su nombre. Cuando he tenido la oportunidad de visitarla no he podido conseguir el momento oportuno para lanzarme y cometerla, bueno si es que por esa acción no me llevo un gran regañón por parte de toda la familia y por ella.

Ese día entre tanto hablantín de familia, mi tío (su esposo) me dio las llaves de su camioneta y me dijo que buscara en la parte de atrás una bolsa en la cual había ropa sucia ya que le habían pedido a mi mamá el favor de lavárselas porque ellos no tenían donde hacerlo.

Sin mucho pero me dirigí a la camioneta y cuando abro la bolsa para mi sorpresa me encuentro con una de las pantaletas de mi adorada tía. Mi asombro fue tal que mi verga no tardo mucho en pronunciarse. Desde ese momento quede muy caliente.

Pasadas las horas casi toda la familia (menos mi hermana y sus hijas) se fue con mis tíos en su camioneta a la playa. Desde que se fueron quede pensativo en como haría para revisar la bolsa donde estaba la pantaleta de mi tía. Mi hermana estaba en el cuarto de mis padres con sus hijas, así que me fui hecho el loco y como pude me las ingenie para agarrar la pantaleta.

Llegue a mi cuarto y la pase seguro a la puerta, echo esto olfateé la hermosa prenda íntima y para mi sorpresa todavía emanaba el olor de su calida pepita. No pude contener mi verga que casi estalla en el pantalón y la saque y me propine una gran paja en su nombre y teniendo en mi nariz el olor de su sexo. Después de tanta fricción no me podía contener de tanta excitación y solté un gran chorro de leche que se lo dedique a mi tía.

Después de tanto tiempo ojalá y se me presente la oportunidad de poder cumplir mi fantasía de cogérmela.