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Para entender esta parte del relato, lee el anterior, la parte uno de "La Paja y Yo: el reencuentro con el Colorau".
El resto del día lo pasé en casa, con mi familia, me tomé una buena merienda, ya que el agua, el sol, y la paja, siempre producen hambre, entonces me la pasé comiendo y jugando a los dados con mi vieja (para los argentinos, vieja es Madre). En un momento se hizo de noche, y decidí entrar a darme una ducha para sacar los restos de arena que había dejado el río, y porque comenzaba a hacer fresco, por lo que siempre es mejor ducharte lo mas temprano posible.
En la ducha mi cabeza comenzó a transitar por lo transcurrido esa tarde en el río, y se me cruzaban los sentimientos, no sabía si había echo bien en rechazar esa posibilidad que tanto fantaseé, y comencé a pensar en como hubiera sido habérsela agarrado, al mismo tiempo se me comenzó a poner dura, por lo que mi hizo pensar que me gustaba en realidad la idea de hacerlo, también me di cuenta de que el pobre Colorau, se debía sentir sumamente avergonzado, por lo que decidí pedirle disculpas y tratar de hacerle sentir que no fue nada, que no lo hice, no porque esté mal lo que él propuso, sino por que acaba de acabar (valga la redundancia) y eso siempre hace que sienta culpa y que algunas cosas parezcan chocantes en ese momento.
Terminé la ducha, me cambié, fui a dar una vuelta con mi papá antes de comer; volvimos a cenar, y después nos jugamos un partidito de dados con mi mamá, la verdad que en todos esos momentos se me había olvidado todo lo que paso anteriormente. La noche se había impuesto espectacular, la luna iluminaba todas las piedras del lugar, entonces decidí salir al banco que esta en frente de casa a contemplar las estrellas, de repente, veo que una figura se acerca, era el Colorau, lo saludé y le pregunté a donde iba, me dijo que a dar una vuelta ya que la noche estaba tan buena, entonces le dije que me espere, que si no le molestaba, yo iba con él, me contestó que no había drama.
Salimos caminando, la situación estaba un poquitín tensa, pero los comentarios se referían a la hermosa noche, al clima lindo, al miedo de los ataques de algún perro, etc., hasta que llegamos a una piedra donde te podes sentar tranquilo y ver las estrellas, donde muchas veces había terminado tocándonos con alguna chica durante veranos anteriores; nos ubicamos, estuvimos callados unos minutos, hasta que me animé a hablar.
Yo: - Che... Colorau... sorry por lo de hoy... la verdad que me tomo de sorpresa el pedido y como acababa de acabar, valga la redundancia, siempre me agarra como culpa terrible y no se que pasó, como que me cayó mal la propuesta, pero te quería decir que no hay problemas, ya que... te confieso, varias veces se me cruzó por la cabeza hacerlo... así que sorry, no te sientas mal, ¿si? – yo sentí que con las palabras que había dicho se me iba un gran peso de encima, pero el Colorau quedó callado un buen rato, yo tenía miedo que lo haya ofendido o algo así.
Después de un rato, el Colorau, dijo: - te entiendo, la verdad que para mi fue el momento de calentura, como no es fácil conseguir alguien con buena onda para hacer estas cosas, me animé y por eso te lo propuse, pero esta bien, no te hagas problema.
Yo: - ¿...vos lo hiciste anteriormente con alguien? – le pregunté con un poco de vergüenza.
Colo: - si, una vez – contestó, como si no le importara que me entere de sus cosas.
Yo: - y... ¿se puede saber como fue?... si no queres contar, no hay drama..., pero siempre me gustaron esas historias.
Colo: - no hay drama, te cuento – se tomó un minuto, y comenzó el relato – una vez, estábamos con un grupo de amigos y amigas (3 varones y 2 minas), una de las chicas, estaban de novia con uno de los chicos y se fueron a coger a otra habitación, quedamos los tres, mi amigo comenzó a joder con el tamaño de mi miembro y la mina, que ya tenía unos tragos encima, bueno, todos los teníamos, pidió ver.
Con el alcohol que llevábamos todos encima, no tuve problemas y la saque afuera, los dos quedaron callados al principio, y luego comenzaron las risotadas nerviosas, como te conté, no se me pone dura fácilmente, entonces ella preguntó que si así estaba parada ya, le dije que a medias, que necesitaba que me ayuden un poco... entonces ella, preguntó que como, yo contesté, que alguien me la agarre, ella rió y estiro su mano, la agarró y comenzó a jalarla, no podía creer, ser reía, a todo esto, vi como mi amigo se la sacaba afuera y le acercabala mano de la chica, ella la agarró y también lo pajeaba. Luego de un rato de jalárnosla, se la metió a la boca, chupaba un rato una y otro rato la otra, hasta que en un momento se las metió a las dos juntas en la boca.
Yo: - y... ¿como hacía?, meterse semejante pija en la boca y encima dos... ¿como venía tu amigo? – pregunté, y yo ya la tenía dura como un palo, también...
Colo: - mi amigo es masomenos como vos de tamaño, está bien – afirmó el Colorau - ella lo hacía como una experta, yo estaba que volaba, me calentó mucho sentir la pija de mi amigo rozándose con la mía en la boca de la minita, la cuestión es que cuando estábamos en lo mejor, entraron los otros dos, la minita se asusto, y largó todo. Una vez mas quedé con una calentura única, y como ya era tarde, nos fuimos a dormir. Yo tenía que quedarme en casa de mi amigo, llegamos, nos aseamos, y nos fuimos a acostar, cuando se apagó la luz, él dijo en voz alta: "¡¡QUE CALENTURA QUE TENGO, me hubiera gustado llenarle la cara de leche a la puta esa!!", entonces me propuso, vení que tengo unas pornos acá, así terminamos con esta leche que tenemos, ¿te prendes?. Yo accedí de una, y me cruce a su cama, sacó unas pornos, sacamos las pijas y comenzamos a pajearnos, él cada tanto me la miraba y comentaba algo referido al tamaño, como ser: "Colorau, no tenés nada que envidiarles a los negros de las pornos...", yo que estaba concentrado en la paja, no decía nada, hasta que en un momento, él me dijo: "chee... ¿te la puedo tocar?, a ver que se siente tocar una tan grande..." yo con la calentura que portaba, accedí, me tentó la idea, acordándome de la sensación de habérnosla rozado en la boca de la minita. Él comenzó a pajearme lento, y yo, como un acto reflejo, también lo hice, estábamos los dos, pajeandonos el uno al otro, y la verdad que se sentía bien, esa noche nos hicimos como tres pajas así, sin necesidad de ver las pornos, solo pajeandonos el uno al otro. Y de ahí que me quedaron las ganas de repetirlo, pasa que es difícil conseguir alguien de confianza con quien poder hacerlo, por eso me animé a proponértelo a vos, ya que hablamos de pajas con tanta soltura...
Para ese entonces, yo ya tenía mi verga súper parada por la historia que había escuchado, tenía una calentura encima... así que decidí proponerle que lo hagamos, ya estaba jugado, no me importaba nada, aparte, nadie tenía porque enterarse, ya que no había nadie, con lo tal al Colorau no lo iba a volver a ver hasta el año próximo y solo de pasadita. La noche ameritaba que pase algo loco en mi vida, así que, sin dar muchas vueltas le dije: - Colorau..., ¿¿todavía sigue en pie la propuesta de esta tarde??.
Colo: - ¿Cuál, la de pajearnos? – contesto entre sorprendido y excitado.
Yo: - si... esa... tu historia me hizo dar ganas de probar, ya que es una fantasía que tengo desde aquella vez que nos la jalamos en el río, cuando éramos mas pendejos.
Colo: - ¿cómo queres que hagamos, la hacemos acá nomás? – preguntó exaltado.
Yo: - ...y si, no creo que venga nadie a esta hora... – conteste, ya un poco ansioso por la situación.
Sentados uno al lado del otro, yo tomé la iniciativa y desabroche mi pantalón, dejando afuera mi pija toda erecta y bañada de pre-seminales, el Colorau hizo lo mismo, comenzamos a pajearnos cada uno a la suya, hasta que él propuso – ¿la cruzamos ahora? – contesté que si, y él estiró su mano y me la agarró, yo con miedo estiré la mía y la tomé como a un palo. Él debido a su experiencia previa, comenzó a pajearme sin problemas, despacito, yo, en cambio, anonadado por la situación que estaba viviendo, no hacía nada, entonces con su otra mano, tomó mi mano y comenzó a moverla. Mi corazón parecía explotar, tenía una mezcla de excitación y miedo que nunca había sentido antes, por mi cabeza se cruzó ¡¡ESTABA PAJEANDO A UN HOMBRE!! ¡¡WAW!!, encima al Colorau.
Me la estaba haciendo bien rico, por lo que solté su pijota y me dediqué a disfrutar lo que él me hacía, por lo visto, a él no le importó, porque yo apoyé el peso de mi torso en mis brazos estirados hacia atrás, él sentado al lado mío, inclinado hacia mí, me la jalaba despacito, de repente le pedí que parase, ya que no quería acabar una vez mas solo, tenía miedo de volver a sentir esa culpa que había sentido anteriormente, sentí que iba a explotar, entonces junté fuerzas, y le propuse que se la iba a hacer a él, se acostó sobre la piedra, yo me incorporé, tome con mis dos manos su pijota y comencé a pajearlo, que sensación rara, nunca había tenido una pija con las dos manos, y encima la pija de otro, verlo gozar como lo hacía, me daban ganas de seguirlo pajeando, hasta que comencé a acelerar y él a gozar, a gemir, yo quise parar, pero él pidio por favor que no lo haga, así que seguí con mas ganas, le pedí que me avise cuando iba a tirar su guasca, así que cuando entre gemidos dijo "¡¡ahí vaaaa!!", yo apunté su manguera hacia el lado de sus pies y comenzó a tirar leche como un burro, una que otra gotita cayeron en mis dedos, no podía creerlo, seguía pajeando su pijota, que de a poco se iba bajando entre mis manos, cuando vi que él dejó de gemir y respirar tan profundo, recién ahí solté su verga ya semi-erecta.
Después de unos segundos de estar tirado ahí, él se incorporó y me dijo: - gracias, no sabes como me gustó..., pero ahora te toca acabar a vos – yo, que aún no había acabado y seguía con una calentura de puta madre, le contesté: - ¿me la vas a pajear vos, o preferís que yo termine solo? – pensando en que él también podría sentir lo mismo que yo había sentido esa tarde después de acabar, pero él contesto que no, que él me la iba a hacer, entonces yo me acosté apoyándome en mis codos, porque no quería perderme el espectáculo, y él comenzó a pajearme, con mas ritmo del que lo había hecho antes, apuró y apuró, hasta que yo no aguanté mas y largue un grito mezclado con gemidos, y comencé a largar leche, mucha leche, que cayo por todas partes, manchando el jeans, remera, piedra, incluso, hasta manché al Colorau, quien no parecía importarle. Nos incorporamos, también le di las gracias, nos subimos los pantalones y decidimos irnos a dormir.
Al día siguiente, yo debía viajar a la ciudad, por lo que después de comer, me puse a ayudar a mi viejo con algunas cosas, preparar el bolso, no tuve oportunidad de despedirme del Colorau, salí varias veces a la puerta de casa a ver si lo encontraba, pero no lo pude ver. Yo volví a mis actividades cotidianas, a las pajas por Internet y mi vida diaria.
Bueno, espero que les haya gustado el relato, poraí el final es un poco acelerado, pero ya se me hizo largo y quería terminarlo, de todas formas, espero que les guste y ya saben, manden mails contando que tal les pareció y a ver si consigo alguien parecido a mi amigo el Colorau, para que le echemos puñetas por cam, aunque mas no sea... jajajjaja
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