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Después de cinco años de ausencia me apetecía explorar de nuevo mi ciudad, primero subí al Tibidabo para contemplar una panorámica y después la crucé para ir a cenar junto al mar; la última vez que lo hice en un restaurante del puerto olímpico las circunstancias eran otras pero me había a acostumbrado a disfrutar de las cosas sin necesidad de compañías forzadas.
Tras una cena más abundante de lo recomendable dejé el coche y a pie me dirigí a “Las ramblas”; gran arteria de la ciudad siempre en ebullición donde el ambiente está asegurado, llegando a la mítica “Fuente de Canaletas” vi mucho movimiento y es que había terminado el derbi catalán aunque desconocía el resultado me pareció que habría problemas; como en otra ocasiones había bastante policía para evitar que algunos violentos crearan disturbios pero eso no impidió que comenzaran a oírse algunos gritos acompañando a las primeras carreras, eso solo podía ir a peor y decidí retirarme de allí.
Un grupo venia corriendo hacia mí empujado a una mujer asustada; tiré de ella para apartarnos contra un portal y se abrazó a mi como a una tabla de salvación, un policía nos miró pero al ver que no intentamos huir siguió al grupo, abrace a la mujer por la cintura y nos metimos por unas callejas laterales en dirección al mar, caminamos en silencio hasta las atarazanas y me despedí con la intención de separarnos; ella ya estaba a salvo y yo caminaría hasta donde había dejado el coche. — No me dejes sola por favor. ¿Te puedo acompañar? Estaba con unas amigas pero nos hemos separado y no quiero regresar a casa todavía.
Aún tenía mi mano en su cintura y por primera vez me fijé en ella y lo que más me gustó fue su forma de mirarme, se veía muy sincera y eso sí que me impresiono a pesar de que por norma desconfiaba de las mujeres, pero eso en algún momento debía cambiar; se abrazó a mí y notar su cuerpo hizo que me excitara y la besé, la bese como hacía mucho tiempo que no hacía y me gustó la forma de responder y entregarse.
Poco después le dije donde tenía el coche pero que si no le apetecía pasear podíamos ir a casa directamente; no estaba dispuesto a perder el tiempo y quería saber si solo quería flirtear o realmente le atraía la idea de pasar unas horas conmigo. — Podemos ir a tu casa directamente pero no me importa pasear contigo si es lo que decides. No tuve que decidir nada, en ese momento comenzó a llover y como había parado un taxi en el semáforo lo tomamos para que nos llevara a mi casa y el coche ya lo recogería en algún momento del domingo, en el trayecto nos presentamos, ella se llama Paula y le dije que me llamo Juan; sé que no es un nombre exótico pero es el mío.
En el ascensor nos dedicamos a besarnos como posesos y nuestras manos exploraron el cuerpo del otro con ansia; ya dentro del piso seguimos con frenesí nuestra carrera que solo nos llevó a mi cama donde tuvimos un primer asalto; después de besar su cuerpo y acariciarlo con gran pasión me suplicó que la penetrara; no suelo hacerlo sin condón pero por primera vez en mucho tiempo no me paré a pensar y me dedique en cuerpo y alma a satisfacerla, consciente que una mujer satisfecha siempre se muestra más ardiente.
Después del primer orgasmo me sorprendió la facilidad para alcanzar el siguiente y además como aumentó en intensidad; había oído hablar de mujeres multiorgásmica pero lo máximo que había conseguido en alguna ocasión era continuar en un corto espacio de tiempo, pero nunca sin pausa entre uno y otro, cabeceaba a un lado y otro y me tenía atrapado con sus piernas mientras farfullaba. — ¡Sigue! Sigueeee. Naturalmente que continué, además me sujetaba también con sus brazos atrayéndome con fuerza como si temiera que la dejara, intenté retirarme al notar que me corría pero lo evitó con su presa.
Se arqueaba como si de ese modo pudiera penetrar aún más; me vacié por completo en ella que me abrazó para que no me moviera durante unos minutos en que guardamos silencio y al final de los cuales me hizo girar para quedar entonces sobre mi e irguiéndose me mostró su agradecimiento aprisionándome la verga con sus músculos vaginales obteniendo así una erección regular, lanzándose entonces a una desesperada cabalgada en la que consiguió otra serie de orgasmos que encadenó pero que no impidió que me vaciara por segunda vez, entonces se abatió sobre mi pecho y cuando se serenó un poco musitó.
— Cuéntame algo de ti, no quiero que me apartes y me gustaría que me arrullaras con tus palabras mientras me adormezco un poco, estoy muy cansada pero contenta de haberte encontrado.
La abracé con mimo y comencé a contarle de forma casual y casi impersonal algunas de mis cuitas. — Marche de esta ciudad que adoro hace algo más de cinco años poco después de divorciarme de la que fue mi pareja por casi diez s y que de la noche a la mañana decidió que ya no quería continuar conmigo; como no podía pagarme su mitad le compre yo la suya de esta casa donde apenas he vivido desde entonces.
— La misma mujer que nos ayudaba cuando estábamos juntos es la que en este tiempo se ha encargado de abrir la casa de vez en cuando para ventilarla y cuando le comunique que pasaría unos días aquí la limpió y me llenó la nevera de lo esencial; seguramente solo estaré un par de semanas, el próximo domingo asistiré a una boda y después de hacer algunas visitas volveré a la filial de Tenerife que es donde resido desde que marche.
En ese momento Paula levantó la cabeza y preguntó con gran interés. — ¿ Crees en las casualidades, también yo iré a una boda el domingo próximo. ¿Cómo se llama quien te ha invitado a la boda? Juan estalló en una sonora carcajada y añadió. — Matías, es mi primo Matías y no es que le tenga demasiado aprecio, fue el causante directo de mi divorcio y si no tuvo toda la culpa sí que fue quien le aconsejó a mi ex que si no estaba segura de seguir conmigo lo mejor era separarse y valorar la situación desde fuera; después la llevó a varias fiestas privadas donde se hartaba de follar con unos y otras hasta que decidió seguir ese camino.
Paula siguió interrogándolo. — ¿Y has venido para vengarte, conoces a la mujer que se casa con él? Juan replicó. — No es venganza lo que busco, solo recuperar esa pequeña parcela que me robó, la capacidad de estar cerca suyo y que no me duela, digamos que es una especie de terapia aunque no lo he visto aún y en cuanto a su futura esposa no la conozco aunque pienso que ha de ser una criatura muy ingenua si no ha sido capaz de descubrir qué clase de hombre es pero no le deseo ningún mal.
Después de un prolongado silencio Paula comenzó a sollozar; Juan no entendía nada y cuando le preguntó que sucedía ella se levantó y fue a por su bolso, sacó un portafotos que le entregó abierto, después de mirarlo y sorprenderse cuando levantó la cabeza ella le espetó. — ¿Cómo lo has hecho para conseguir acercarte a mi esta noche? ¿He de creer que no me conocías? Juan cogió su móvil, marcó un número y puso en marcha la grabadora; con el sistema manos libres se oyó la voz de Matías entre el barullo propio de una sala de fiestas.
— ¿Quién eres no veo tu nombre? Juan puso voz gangosa como si hubiera bebido y contestó. — Soy Juan tu primo, quería haber ido a tu boda pero me es imposible después de lo que pasó, pero esta noche estoy un poco más animado que otras veces y quería saber a quién has engañado esta vez. ¿No me enviaste ninguna foto de tu futura esposa verdad? Su primo le respondió con sorna. — Se trata de una buena chica casi tan tonta como puta, te envío una foto para que veas la cara de mamona que tiene.
Juan se quedó en silencio esperando que él otro continuara. — Ahora estamos ambos en la despedida de solteros y me consta que follará con quien le parezca pero no me importa porque además de que también yo lo haré, se que la culpa le hará disculparme de cualquier humillación a la que se me ocurra someterla, de hecho, al poco de conocernos le comenté que tenía que verme de vez en cuando con “Sandra” la ex de mi primo que se había quedado destrozada por la separación y aunque paso algunas noches con ella nunca me ha preguntado nada.
— Por cierto, ¿Has sabido algo de Sandra? Está hecha una buena pieza, me extraña que no haya venido a mí despedida de soltero, sé que aún sigue follando con unos y otras como cuando te dejó para entrar en esa dinámica y es que es una golfa de mucho cuidado con la que me sigo encontrando al menos dos o tres veces al mes. Bueno, te envío una foto de Paula y otra de Sandra para que puedas comprobar que ambas son unas mamonas de mucho cuidado y la próxima vez que esté con Sandra ya le diré que has llamado.
Juan ignoró ese último comentario y le contestó que esa noche aún tenía cosas que hacer y colgó.
Entretanto llegó un whatsapp que Juan miró después de cortar la comunicación; había una foto de Paula jugando con una polla como si fuera un caramelo y a continuación llegó otra de Sandra en semejante postura y ambas hechas en la misma habitación.
La situación era tensa; la conversación había sido esclarecedora pero la visión de esas fotos había turbado mucho a Paula y abrazándola le dijo. — Me has preguntado antes si creo en las casualidades y te aseguro que desde hace unos minutos he de responder con un rotundo ¡SI! La mujer se dejó abrazar y comentó como si hablara consigo mismo.
— Matías me habló de su primo; se había marchado a Tenerife después de divorciarse de una mujer maravillosa con la que estuvo él unos meses para consolarla pues la ruptura fue traumática y según me contó es que el esposo la hizo sufrir mucho con sus infidelidades, pero ya veo que la historia es muy diferente y Matías un desalmado; después de vivir juntos seguía visitándola de vez en cuando aunque nunca me la presentó ni yo le pregunté; estaba orgullosa de que se preocupara por ella y que pasaran la noche “charlando para animarla” como comentó una de las primeras noches que pasó con ella cuando ya vivíamos juntos.
Juan la llevó de regreso a la cama y terminaron de pasar la noches pero sin tener más sexo pero sin soltar ese abrazo que tanto bien hizo a ambos; no durmieron en absoluto y a media mañana salieron a desayunar a un bar cercano a donde había dejado el coche la noche anterior, después la acompañé y por indicación de Paula aparqué en un lugar desde donde se veía el piso que compartía con Matías.
Esperamos, cerca de las dos lo vimos salir y entramos nosotros; en dos bolsos y una maleta que sacó de un armario guardó una serie de cosas, sobretodo ropa zapatos además de un portátil, había dejado un elegante vestido sobre la cama que se puso directamente sobre la piel y con un guiño me indicó que podíamos marchar. Comimos en el mismo restaurante donde cené la noche anterior y después marchamos a mi casa donde pasamos la tarde en la cama sin comentar nada de lo sucedido desde la llamada a Matías.
Salimos a cenar y después caminamos por el paseo marítimo, me tomó del brazo para que parase y preguntó. — ¿Cuándo piensas marchar a Tenerife? Tengo unos cuantos días de vacaciones y me gustaría pasarlos contigo. ¿Me dejaras que te acompañe? La besé y le dije que estaría encantado de tenerla como huésped todo el tiempo que quisiera. Esa noche fue espectacular, volvimos a ser esa máquina perfecta de sexo en que ambos nos entregamos a fondo sin guardarnos nada; ver como enlazaba los orgasmos jadeando y bufando como una vieja locomotora era la mejor de las recompensas y cuando de madrugada quedamos rendidos me sentí muy afortunado por haber tropezado son ella y por su expresión supe que sentía algo semejante.
Nos adormecimos abrazados y entre brumas noté que se levantó y que hacia algo en el ordenador, más tarde la noté junto a mi otra vez y sus labios recorrieron mi cuerpo hasta quedar en posición para hacerme sexo oral hasta conseguir su premio; se durmió abrazada a mi otra vez hasta avanzada la mañana.
Llevamos unos meses juntos y ha encontrado un empleo en la isla, está decidida a pasar una larga temporada conmigo y estoy contento de que piense de ese modo, de Matías no he sabido nada directamente pero un amigo común con el que me escribo con cierta frecuencia me contó que explica a quien le quiere oír, que “dejó a su novia poco antes de la boda porque había descubierto que era una mujer infiel” aunque todos saben la verdad porque llegó a todos los contactos de su lista de correo una nota aclaratoria junto con un fichero mp3 donde se oís parte de una conversación
— Se trata de una buena chica casi tan tonta como puta, te envío una foto para que veas la cara de mamona que tiene.
Después de una imperceptible pausa se oía también. — Ahora estamos ambos en la despedida de solteros y me consta que follará con quien le parezca pero no me importa porque además de que también yo lo haré, sé que la culpa le hará disculparme de cualquier humillación a la que se me ocurra someterla, de hecho, al poco de conocernos le comenté que tenía que verme de vez en cuando con “Sandra” la ex de mi primo que se había quedado destrozada por la separación y aunque paso algunas noches con ella nunca me ha preguntado nada.
Supongo que es lo que hizo aquella noche cuando la vi en el ordenador y me alegró que lo hiciera porque Matías no merece ninguna consideración y jamás lo hemos vuelto a nombrar siquiera.
Agradecería todo tipo de comentarios
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