-¡ No puedo! ¡ No puedo! – exclamo Elena, con la voz ahogada por el llanto
- Prefiero morir.
- No juzgue a las cosas, hija mía, con la vehemencia de tu corazón. El deber es frió, imperativo y cortante como la hoja de una espada. Si la mano te lleva a pecar, corta la mano, si el corazón te induce a pecar arráncate el corazón…Huye de tu pecado… sálvate, Yo te lo pido en nombre de Dios. En este momento bien sé llorar, hija mía, y sé también lo que es amar, como tu amas, y arrancarse de cuajo el corazón y ponerlo, como un exvoto en la penumbra de un altar…
Yo creía también que el dolor mataba… y heme aquí para demostrarte lo contrario y para enseñarte con mi ejemplo cómo es posible sonreír y alcanzar sosiego después de esas tremendas batallas. La gracia de Dios todo lo puede…
Oía. Los zapatos lo tengo roto no me comprare otro para que no se rompan
como vuelan mis ilusiones por mi gran amor. Como soñar contigo si cuando despierto tu no estas a mi lado. Como hacerte venir desde muy lejos y tenerte aquí, mi gran amor, voló y no se que voy hacer para realizar este sueño que solo tu puede lograr. Como hacer volar mis ilusiones, para mi gran amor que lejos está.
Dios alumbrame el entendimiento y sálvame el alma, que la tenia miserablemente perdida… Mate en mi corazón todos los deseos; los aplasté como si fuera víboras; me arranque hasta las últimas raíces de ellos; maltrate mi carne, lavé las manchas de mi espíritu, me abracé a la cruz, sangrando y muriendo, me arrastré por la tierra como un gusano, me refugié en la soledad; y el dolor, el dolor del cuerpo y del alma, el hambre y la sed, el cansancio, la miseria, el total abandono de las cosas del mundo curaron mi mal…
A fuerza de sufrir, a fuerza de martirizarme, más pobre y desesperado que logré domar la carne rebelde y matar el deseo y acallar en mi corazón todas las voces de la vida. Estuve muchos años como insensible, vi la muerte y la locura y el cortejo de las miserias humanas, sin dolor y sin miedo. Y abrazado a la cruz pegada mi piel a los huesos, convertida mi carne en espíritu, torne a vivir de nuevo y poco a poco; y el hombre que tornaba a la vida era otro hombre que había nacido dentro de mi…
Leo.