Aquella tarde fría era el primer indicio de una aventura que prometía ser un cataclismo de emociones y placer. Pilar caminaba por el parque como todas las tardes de regreso a su casa luego de salir de la Universidad. Escuchando musica electrónica, hundida en su mundo, divisó a lo lejos a una chica que la observaba; no le dio mayor importancia y se recostó sobre el pasto encendiendo un cigarro. Miraba las pocas nubes que daban señal de una posible tormenta. Cierra los ojos por un instante para respirar el aire tibio y siente una presencia a su lado, siente un perfume dulce e intenso, siente la calidez de un cuerpo. Abre sus ojos y ve a una chica de pelo castaño, ojos negros y un rostro angelical lleno de pecas. Ambas chicas se observan; analizan cada centimetro de sus cuerpos, se miran como si estuvieran estudiando a su presa, sin pronunciar palabra, solo sintiendo sus ojos curiosos y las respiraciones nerviosas. De pronto ese silencio se rompe por un leve susurro :

-Tienes unos labios que deseo besar.

Sin tiempo para decir nada, Antonia besa apasionadamente a Pilar arrancandole un delicioso gemido. Sus lenguas bailan una danza que sus labios jamas habian experimentado, sentian el palpitar agitado, sus cuerpos temblaban ansiosos de algo mas , de un poco mas. Antonia lentamente pasa sus manos por encima de la camiseta de Pilar,levemente roza sus pezones provocando un suspiro largo e intenso. Rodea su cintura y acerca su cuerpo hacia ella sientiendo sus pezones erectos. Pilar a su vez posa sus manos en el rincon preciado de Antonia,jadeando y besandose locamente. Comienza a caer la noche y los besos y caricias no cesan. No importa el tiempo ni el lugar, solo importa la pasión y el desenfreno de lujuria de dos desconocidas que esta noche vibraran de una forma jamas antes conocida...