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Categoría: Confesiones

La noche en que me sentí como una puta (Y me gustó)

Hola, el relato de hoy inicia un sábado por la tarde, yo contaba con 25 años y me encontraba reunida con un grupo de amigos a quienes hace mucho que no veía, la velada fue alegre y divertida, sin embargo decidí salirme a eso de las 9 de la noche, ya que el lugar de la reunión se encontraba bastante retirado de mi domicilio. Así que me despedí de todo mundo y la anfitriona de la fiesta me acompañó hasta una base de taxis, abordé el auto y le di la dirección de mi casa.

Como el trayecto era bastante largo, eventualmente el taxista me hizo la plática, me dijo que se llamaba Raúl y comenzamos a hablar de distintas cosas, el trabajo, el clima, la familia y cosas así, luego de un rato creo que ambos entramos en confianza y pude notar que el taxista era un hombre maduro, de muy buen ver, se le notaban los músculos de los hombros y los brazos a través de la camisa blanca y ya pintaba alguna canas, solo las necesarias para acentuar su atractivo rostro, entonces la plática pasó un poco al lado íntimo, me preguntó por mi pareja y yo por la suya, me contó que era divorciado y tenía 2 hijos y yo le conté que me encontraba soltera en ese momento, y varias cosas más, entre ellas mis diversificadas preferencias sexuales.

Y una vez que habíamos llegado a mi domicilio (bueno, una cuadra antes, por seguridad jamás pido la bajada justo frente a mi casa) me di cuenta con horror que había olvidado mi cartera. Con mucha pena le dije al señor Raúl que no tenía dinero, que si podría pagarle otro día, y él me dijo: "Mire lo que pasa es que nos encontramos muy lejos y no me saldría la cuenta si vuelvo a venir para a acá, tendría que cobrarle un segundo viaje señorita y no creo que le convenga (la cuenta en ese momento era de más de 400 pesos) y prosiguió: "pero nos podemos arreglar de otro modo, usted dirá". Ya sabiendo yo sus intenciones, me hice la desentendida y le contesté: "de que está hablando don Raúl?" y me dijo: "No se enoje señorita, yo solo digo que yo le ofrecí un servicio costoso y no tiene con qué pagarlo, y pero si me hace un favorcito podemos quedar a mano" En ese momento no supe que decir, el señor Raúl no me inspiraba temor ni desconfianza, pero no sentía que fuera correcto pagarle con sexo, así que le dije: "Porque no se deja de rodeos y me dice lo que quiere?" y me dijo: "Mire pues, usted es una señorita muy hermosa, uno no anda viendo muchachas así de lindas por aquellos lares, se la pondré fácil, si me hace una jaladita quedamos a mano".

Como dije, la verdad es que desde el principio supe lo que quería, y honestamente me parecía más decente pagar los 800 pesos que masturbar a un hombre que acababa de conocer, pero la circunstancia, por rara o fuera de lugar que pareciera, me excitó muchísimo, y ustedes saben que cuando una anda con las hormonas alborotadas, no piensa claramente, así que accedí, pero le dije: "Está bien, pero solo lo voy a masturbar, no tendré sexo con usted, uy si intenta pasarse de listo lo acusaré de violación" y él me dijo: "no señorita como cree, si mire que lo que le estoy pidiendo es porque sé que estas son cosas que pasan una sola vez en la vida, y pues no tengo nada que perder, es más, como señal de "buena fe" de mi parte, tome, le doy las llaves del carro y mi licencia, guárdelas mientras hacemos lo que hacemos y si se siente amenazada puede irse y llevarse mis cosas". Entonces me entregó sus cosas y se pasó al asiento trasero junto a mí, se desabrochó el pantalón y se sacó su enorme pene, un pene grandioso, enorme, grueso y duro como roca, entonces me escupí en la palma de mis manos y lo tomé y estaba súper caliente, hirviendo casi y comencé a chaquetearlo. Les confieso que me encantó la sensación que me producía tener esa magnífica verga entre mis manos, apenas había comenzado a jalársela y yo ya me encontraba con las pantaletas totalmente empapadas, yo estaba excitadísima, se la seguí jalando lo más rápido que podía, y él solo recargó la cabeza hacia atrás y comenzó a hacer gemidos leves. Después de tal vez 5 minutos jalándosela sentí como sus piernas empezaban a temblar y me dijo: "Hágalo un poco más despacio chula por favor" así que bajé el ritmo a casi la mitad y en cuestión de 10 segundos eyaculó un enorme y caudaloso chorro de hermoso semen que fue a parar a la parte trasera del respaldo del asiento del conductor, luego soltó un par de chorros más leves que cayeron al piso y por último un torrente que salió de ojo de su pene y se derramó hacia los lados, cubriendo mi mano derecha, la verdad es que yo sentí delicioso cuando su semen tocó mi piel, estaba tan caliente y espeso, incluso tuve el impulso de probarlo, pero no lo hice. Entonces el señor Raúl, mientras se abotonaba el pantalón me dijo, "Ay señorita, disculpe, no quería ensuciarla" solo le respondí que no se preocupara, entonces el regresó a su asiento y de la guantera sacó una caja de pañuelos desechables y me ofreció algunos, los tomé y me limpié la mano.

Una vez finalizado el "pago" del viaje, me bajé del auto, le di sus cosas y me esperé a que se alejara, entonces caminé hacia mi casa sintiendo como me temblaban las piernas por los nervios de lo que acababa de hacer, una cosa era segura, llegando a mi habitación me iba a masturbar como loca. Así que llegue a mi casa, me lavé bien las manos, subí a mi cuarto, saqué mi dildo favorito y mi tubo de lubricante, me senté en mi cama, me quité las botas y mis calcetas y puse estas junto a mi almohada. Procedí a desnudarme por completo, puse un poco de lubricante en mis manos, me incliné sobre la cama y lo unté sobre mi ano y metí un poco uno de mis dedos, luego embadurné de lubricante el dildo y me lo metí poco a poco, hasta que estuvo hasta adentro, entonces me recosté boca arriba sobre mi cama, levanté las piernas lo más que pude y empecé a meter y sacar el dildo lentamente al tiempo que tomaba mis calcetas y los puse sobre mi cara y daba largas y fuertes aspiradas, lo cual me produjo una excitación aún mayor y así estuve cosa de 40 min, hasta que tuve un riquísimo orgasmo que me dejó completamente satisfecha y exhausta. Me saqué el dilo y lo puse en el lavabo del baño de mi habitación, y regrese a mi cama, me recosté y casi de inmediato me quedé profundamente dormida.

Al otro día desperté con una ligera sensación de culpa, pero la verdad es que había disfrutado mucho la experiencia, sé que para la próxima que alguien me pida pagar algún servicio con cuerpo debo pensármelo mejor, pero no me arrepiento de habérsela jalado al señor Raúl.

Espero les haya gustado mi relato, díganme que piensan, creen que me vi muy puta?

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 3
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