En mi anterior relato de esta serie les conté de cómo me alejé de mi novia y que a María se le fué el novio a otra ciudad.
Habiamos quedado con María que iría a visitarla una noche cualquiera; pasados unos días en que no había mucho que estudiar, ya el ciclo estaba terminando, como a eso de las 8 de la noche fuí a su casa, se demoró unos instantes para abrirme, estuve a punto de regresarme cuando abrió, tenía una toalla envuelta en la cabeza y una bata azul puesta, acababa de salir de la ducha, se le notaba los pezones de sus bien formados senos, me invitó a pasar y tras cerrar la puerta siguió delante mío y aprecié su bien formado culo que temblaba al caminar.
Me hizo pasar hasta el comedor y me dejó viendo televisión mientras preparaba una taza de café, no fué a cambiarse de ropa porque pensó que se iría a dormir así. Sirvió el café y nos pusimos a conversar, me preguntó de Marilú, le dije que la veía muy poco, que sentía que nuestra relación se estaba acabando. Cuando la pregunté por Raul, me contestó que no la escribía ni la llamaba, me comentó que habían tenido una bonita relación que con él había experimentado algo que nunca vivió con su esposo; se fué poniendo triste, sus ojos empezaron a lagrimear; entonces me puse de pie, me acerqué a élla para darla un abrazo de consolación, me miró, se puso de pie y correspondió a mi abrazo, sentí sus tetas contra mi pecho y el latido de su corazón, la besé en su cabello limpio con olor a champú y fuí masajeando su espalda, así permanecimos un momento, su olor a hembra me hizo erectarme lentamente, élla fué sintiendo mi pinga que crecía pero tampoco dejaba de abrazarme, besé su frente, levantó su cabeza para mirarme a los ojos entoces aproveché para buscar sus labios y besarla, nos besamos un rato, fuí abriendo su bata y besando su cuello, luego chupé sus pesones como un lactante, sentía su jadear de placer, me deslicé un poco más hacia su vientre, élla se sentó en la silla y abrió las piernas,no tenía tanga, me incliné metí mi lengua lo más que pude dentro de su vagina y la chupe por un largo rato, tocaba con la punta de mi lengua su delicioso clítoris para hacerla estremecerse de placer, se vino en mi boca un par de veces y me pidió que fueramos a su cama.
Dentro de su habitación empezó a desvestirme, me abrió la camiza, luego los pantalones, me bajó los calzoncillos, cogió mi pinga y se la llevó a la boca, lentamente la metía poco a poco sin apuros, cada vez más adentro de su garganta hasta que se la metió toda, que delicia se la tragaba completa, me mamó un buen rato cuando la noté cansada la pedí que se pusiera en cuatro, se acomodó sobre la cama, se inclinó hacia adelante y abrió un poco sus piernas dejando a merced mía su hermoso culo con abultada concha y rico hoyo, me dijo que estaba en días fértiles por lo que la dí unas cuantas metidas por su concha caliente para luego apuntar mi verga a su rico culo, me pidió que esperara un instante para untarse una crema de agua, luego empecé a introducir mi verga lentamente, sentí que la dolía un poco pero no se quejó de nada, cuando se la metí toda, empezamos un movimiento rítmico que ambos fuimos disfrutando, ¡cómo hacía el amor esa mujer!, que delicia, ponía toda su dedicación y esmero a la vez que disfrutaba, después de un buen rato no aguanté más, se me vino la leche y me estremecí de placer sobre élla quedando montado ya élla acostada bocabajo.
Nunca hé disfrutado de una mamada tan rica y estupenda con otra mujer como las que me hacía María, hasta ahora las recuerdo. Ella también me dijo que le gustaba mucho cuando la cachaba por el culo, porque no la hacía doler como Raul su anterior novio que la tenía muy gruesa.
Un día me pidió que nos casaramos pero la diferencia de edades me hizo desistir, me llevaba 17 años y en esos días eso pesaba mucho, ahora, vive con su hijo menor y su nuera, la visito cuando voy a Trujillo, se hace del rogar para salir diciendome: "respeta a tu mujer", pero al fín accede y nos enfrascamos en un disfrute de placer y sexo recordando tiempos idos.