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Categoría: Maduras

La niñera

Nuestra familia se había extendido.



Nació Alejandra, fruto del amor con mi mujer, Maria.



Maria tenía 35 años bien llevados y disfrutábamos juntos de buenas sesiones de sexo.



Ella era algo petisa (como yo), mantenía su peso bien, sus tetas eran hermosas aunque no tan grandes como prefiero. Sus pezones eran hermosos y siempre supo que me volvían loco. Tenia linda cola, aunque nunca me dejo probarla.



Nunca decía que no al sexo y siempre estaba dispuesta a experimentar.



Mi nombre es Ariel, soy un poco más alto que Maria, 38 años no tan bien llevados fueron generando en mí una pancita que nunca quiere irse definitivamente considerando que no soy del tipo de actividad física o de ir al gimnasio.



Desde que nuestra hija nació el sexo se había vuelto algo apurado y ni hablar de tratar de armar tríos o intercambios, nuestra beba le tomaba todo el tiempo a Maria.



Yo por mi lado ya estaba resignado a que hasta que Alejandra tuviera por los menos 6 u 8 meses no podría experimentar mucho.



Nuestro pasar económico no era de los mejores pero nos permitían alguna que otra libertad como contratar una niñera para nuestra hija.



Realmente no era muy de mi agrado el contratar alguien que se quedara en casa ya que adoraba mi privacidad, pero después de pensarlo bien, lo tome como una perdida para que la libertad sexual fuera como antes del nacimiento.



Yo estaba tapado con el trabajo y le pedí a mi mujer que ella se tomara la molestia de buscar alguien para el puesto de niñera, conciente que mi opinión era solo de veto no de selección, ya que Maria no pondría el cuidado de su hija en manos de alguien que a ella no le resultara adecuado.



Durante 3 semanas vinieron a casa 4 niñeras recomendadas siempre por algún conocido.



Llego el día que Maria me dijo que tomo la decisión de contratar a Ángeles como niñera, ella venia recomendada por una familiar lejana y era según mi mujer la persona que estaba buscando.



Durante el fin de semana siguiente me encontré ordenando el cuarto de servicio de la casa para que Ángeles se pudiera instalar.



Ella tenía 52 años que no se le veían a simple vista, pelo negro con un corte no muy largo. Sus ojos eran oscuros y muy expresivos. Tenia unos cuantos kilos de más que habían inflado todo en ella, se notaba que su cola y pechos eran bien grandes, aunque en ambos casos algo caídas.



Maria conocía mis gustos en mujeres y en mi interior creía que era una picardía de ella contratar una madura y tetona como bien sabe me gustan.



Durante los siguientes días fui descubriendo la libertad perdida ante el echo de una persona mas en la casa. Ya no tenía las libertades de andar desnudo en la casa o de poder manosear libremente a mi mujer.



Mi trato con Ángeles era cordial y ella siempre estaba de un humor excelente. Maria me comentaba que se sentía ayudada y disponía mas tiempo ahora.



Sin embargo mi opinión era que mi vida sexual no seguía siendo la deseada, antes era la bebe y ahora era el echo de tener otra persona mas viviendo con nosotros.



Seria por eso que al poco tiempo comencé a mirar a Ángeles con otros ojos. Paso de ser una extraña a un objeto deseable.



Durante las mañanas mientras me preparaba para ir al trabajo, Maria dormía, Ángeles que se levantaba temprano para cambiar a la bebe me preparaba el desayuno y conversaba un rato conmigo.



A esas horas de la mañana Ángeles vestía normalmente un camisón y no se si mi necesidad de sexo me empezó a jugar malas pasadas. Yo espiaba el nacimiento de sus senos que se notaban caídos pero muy generosos. En más de una ocasión creo que me descubrió notando sus pezones, que se veían obscuros contra la tela del camisón, con una areola grande y una punta bastante desarrollada.



Empecé a notar que cada día su camisón estaba mas abierto, pensé que era imaginación mía, hasta que en algunas ocasiones que Maria se levantaba, Ángeles rápidamente se arreglaba sin que mi mujer lo notara, y yo perdía la vista de sus bellezas.



Para estos días el camisón de Ángeles me permitía observar con lujuria gran parte de sus tetas, los pezones eran lo único que evitaba que la tela se desplazara permitiéndome una visión completa de esos objetos de mi deseo.



Realmente no sabia si avanzar o no, ya que mi dosis de sexo se había reducido casi a nulo a pesar de mis intentos. El poco que teníamos era una mala copia de cómo lo disfrutábamos anteriormente. Solo era un simple contacto para sacarnos los deseos.



Tratando de discutir el tema con ella, terminaba siempre con ella cerrada y de mal humor.



Últimamente, mi visión de las tetas de Ángeles me daba motivo para una buena paja matinal. Creo que ella estaba conciente de lo que sucedía ya que terminado de desayunar y escondiendo una incipiente erección pasaba un rato en el baño descargando la leche acumulada.



Ángeles cada vez me mostraba más y ya era bastante descarada en la forma de hacerlo. Mientras me sirvió el café, al agacharse, me permitió una vista completa de sus senos.



Realmente hermosos, viendo sus pezones, grandes y caídos por los años y la gravedad, la aureola obscura como había observado, daban ganas de chuparlos y no sacarlos nunca de mi boca.



- Ángeles, discúlpame pero necesito ir al baño. Dije



- Claro, no te preocupes, tendrías que estar ya listo para salir.



Respondió Ángela con una sonrisa en los labios.



Yo en ese momento me sentía un adolescente con calentura. La erección que asomaba en mis pantalones era muy visible.



Entre en el baño y puse manos a la obra para sacar toda la leche que tenia en honor de esos pechos. Y la idea de cojerme esa madura hacía que mi pija creciera y se pusiera durísima.



No me costo mucho lanzar un borbotón de leche.



En ese momento escucho a Ángeles golpeando la puerta.



- Discúlpame, necesito poner las toallas, te molesta si paso? No vas a poder secarte cuando te duches.



- Dame un segundo Ángeles.



Limpio los restos de esperma desperdigados luego de esa gloriosa acabada y abro la puerta.



- Permiso, me imagino que si no hay tollas, secarte va a ser un problema.



Con una sonrisa ella pasa, me desplazo un poco para que entre, pero noto como deliberadamente frota su cola contra mi entrepierna, sin dejar de frotarme, cuelga un par de toallas y en ese momento con un último empujón de sus carnosas nalgas se retira. Y la sonrisa sigue sin desaparecer de sus labios.



La ducha vio salir otra carga de esperma mientras echaba una segunda paja.



Durante la noche al regresar, nada en el comportamiento de Ángela podía decir lo sucedido. Frente a mi esposa era una dedicada niñera y ayudante en los quehaceres de la casa.



Tengo que decir que casi no pude dormir pensando en lo sucedido, y esperando nuevamente otra ocasión como la anterior.



¿Café o Te? ¿Con tostadas?



Escucho desde la cocina al levantarme el sábado.



Mi mujer continua durmiendo y yo ya despierto fui a ver si conseguía mas muestras del cuerpo de Ángeles



Café.



Le digo.



La miro, y veo que hoy el camisón esta completamente cerrado. Mientras doy un suspiro, ella me sirve una humeante tasa de café. Va a la mesada y trae tostadas, se inclina y me dice:



Toma cuanto quieras.



Gracias. Respondo. Seleccionando un par.



¿No hay nada más que quieras tomar?



La miro, y ella picadamente pasa un dedo por el pliegue del camisón abriéndolo, dejándome a la vista no solo las tetas, sino también mas abajo, un monte de Venus depilado en la entrada de la vagina y con un delicado grupo de pelos arriba.



Te ofrecí ayer, pero pareciste un chico ante la primera ves que mira de unas tetas, te fuiste corriendo a descargarte y los dos nos perdimos la diversión.



Supongo que no te molesta que tenga edad para ser tu madre, por como me miras a escondidas, estoy segura que te gusta todo lo que ves.



No se como debía verse mi cara, por la sorpresa, pero tomando mi cabeza me la lleva contra su pecho. Como buen chico obediente, abro la boca y agarrando una teta con dos manos, llevo el pezón a mi boca que ya esta jugosa pensando en su premio.



Chupando como desesperado, cambio de una teta a la otra sin parar de chupar. Siento que ella gime de placer, y yo me encuentro con una locura tremenda por esos pechos.



En un momento ella me detiene, aleja mi cara y dice:



Ahora me toca un poco de diversión a mi, por todas esas pajas que te hiciste después de mirarme.



Se sienta en otra silla y abre sus piernas mirándome, con una mano abre los labios de la vagina que están brillantes de mojados.



Nene, mamita quiere que le comas la conchita. Dice con lujuria.



En ese momento, pese a mi calentura, me doy cuenta de lo que estoy haciendo.



Maria se puede despertar. Digo con algo de preocupación más que culpa.



No te preocupes, tu mujer se quedo ayer hasta tarde levantada, estoy segura que no se puede despertar temprano hoy.



Quiero sentir tu lengua por toda mi concha, que veas todos los jugos que tenia para vos y te perdías entreteniéndote solo. Sos un nene malo.



Mirando la sonrisa de ella me acerco a su vagina que huele hermoso, viendo que esta toda mojada, empiezo a chupar como poseso. Podía sentir como sus jugos mezclados con mi propia saliva empapaban toda mi cara.



La escuchaba gemir y temblar del placer. Por mi parte, la erección que tenia ya molestaba en mis pantalones.



La cola también nene. Chupale la colita a tu mamita.



Dice entre gemidos y se inclina para ofrecerme mejor acceso a su ano. Paso mi lengua que se entretiene cambiando entre su vagina y su cola.



Mientras me dedico un poco mas a su cola, meto un par de dedos en su concha y la siento temblar sin control por el placer que siente. Siento como se va dilatando su entrada.



Ella saca mi mano, junta mis dedos, y me los guía nuevamente a su concha lubricada. Empujo un poco y siento como se abre rápidamente para dejar entrar cuatro de mis dedos sin ningún problema mientras ella se retuerce.



Ahora chupame la conchita mientras me metes deditos en la cola. Eso pone contenta a mami y como sos un buen nene tenes que poner contenta a tu mami.



Cumplo al momento su pedido, pasando a seguir chupando y saboreando los jugos de su concha, mientras que con los labios dilatados parece cubrir toda mi cara. Bajo la mano y lentamente voy introduciendo uno de los dedos lubricados por sus propios jugos en su ano. Entra sin problema y ella sigue gimiendo. Chupo con furia su clítoris sintiendo como casi no puede mantenerse apoyada en la silla.



Se retuerce de placer y noto que es la cumbre de varios orgasmos mas chicos que ya había gozado. Mi cara se moja y mi boca siente el sabor de un torrente de jugos saliendo de su concha.



Cuando se relaja unos segundos mas tarde, levanta mi cara de entre sus piernas y nos besamos con pasión, ella lame sus jugos de mi cara.



mmm, me parece que mi nene necesita atención en algunas partes de su cuerpo.



Me levanta mientras ella se agacha y mete mi pija entre sus tetas.



Las escupe y me frota la verga entre las dos. Siento que estoy en el cielo.



Se da cuenta que no me hace falta mucho para que me lleve al clímax, por lo que se mete la pija en la boca y mientras mantiene su mirada en mis ojos largo un gran chorro de esperma. Veo que algo se le escapa por los pliegues, pero lentamente me chupa y limpia todo mi pene hasta dejarlo reluciente.



Sin tragar pasa un poco de leche a sus dedos, y luego frota con ellos sus pezones.



Sonriendo, traga, me mira y dice



Es para que se acuerden de tu lechita, no pienso limpiarlos hasta tarde.



Ahora date una ducha que mamita quiere que estés limpito y que tu mujer no se entere.



No sabia que pensar, esta mujer madura me había dado una satisfacción que hace tiempo no sentía y también me trataba como un muchacho que va a recibir un regalo.



No necesite pensar, me convertí en su nene. Ella seria mi mamita para darme placer y yo tenia que hacer todo lo que me pidiera para complacerla.



Note la satisfacción que sintió cuando se dio cuenta que había aceptado mi papel de muchacho a su cargo. Que ella seria mi guía hacia cimas de placer.



El resto del día transcurrió sin problema, Maria no se dio cuenta de nada de lo sucedido cuando se despertó mas tarde.



Ángeles se cambio el camisón por un buzo y una pollera larga que usaba diariamente y casi no me dirigía mirada mas de la necesaria.



A la tarde ella tenia que visitar a su madre llevando a Alejandra sin la compañía de Ángeles que se quedaría para ordenar la casa.



Trataba de no lucir excitado y expectante, cuando la despedí.



Estaba conciente de que Ángeles y yo quedaríamos solos unas horas.



La encontré lavando platos en la cocina, ella me miro y dijo:



Mamita no tiene ropa interior, métete entre las piernas y límpiame todos los juguitos que me mojaron pensando en mi chiquito.



Sin que me lo repitiera, me agache y levante su pollera. Un fuerte olor a mujer en celo salio de entre sus piernas. Abrí la boca y en esa incomoda posición comencé a lamerla desde la vagina, toda la entrepierna, su ano, mientras sentía que gemía pero sin parar de limpiar.



Cuando termino de limpiar yo continuaba lamiéndola. Se paro y me llevo a su pieza donde se desnudo y me desnudo lentamente a mí.



Se acostó con las piernas flexionadas y abiertas mostrándome su sexo, ofreciéndomelo.



Tome un par de segundos para apreciar su concha, con los labios gordos debido a los kilos de más que tenia. Brillaba por sus jugos y mis lamidas, paso sus manos por los labios abriéndolos en una invitación.



Volví a chupar esa concha y mojarme con ella. En esta ocasión estando solos Ángeles gemía de manera más evidente, y no pretendía controlar su cuerpo ante los temblores de su goce.



Atendí tanto la concha como la cola. No necesite ningún gel para meterle un dedo en la cola o para dilatarle la concha, que casi dejaba el paso libre a toda mi mano de lo dilatada que estaba.



Ella no paraba de decir



Si nene, seguí, no pares, lo haces bien, a mami le gusta lo que haces.



Creo que acabo unas cuantas veces hasta que en un momento me dijo:



Dale la pija a mami, dásela en la concha, mamita te va a hacer gozar.



Si mami, quiero entrar en tu concha, quiero sentirte desde adentro.



Conteste excitado.



A pesar de que había metido casi toda mi mano en esa concha, cuando introduje mi pene fue una gloria total. Sentía el calor y humedad que me abrazaba.



Mientras estaba yo sobre ella entrando y saliendo, me rodeo con sus regordetas piernas colocándolas casi sobre mi espalda. Yo no paraba de succionar sus tetas de las cuales me había apoderado, pasaron unos minutos repitiendo todos nuestros movimientos sin parar.



Es mi turno de cabalgarlo al nene.



Dijo en un momento, y me soltó para que me recostara y ella vino sobre mi.



Se introdujo el pene en una maniobra rápida y ella comenzó a moverse de manera loca.



Agarraba sus tetas mientras ella hacia que mi pija se frotara entrando de su interior.



Sentía sobre mi los pocos pelos que tenia en el monte frotándose vigorosamente ante su movimiento.



No sabía como contenerme para no acabar cuando se desprendió de mi y se puso en cuatro al borde de la cama.



En la colita ahora, quiero sentirte en la colita. Me encanta por la colita. Métela de una sin lubricante, me gusta así, no te preocupes que esta acostumbrada.



 



Lo que dijo era cierto, no necesite hacer mucha fuerza y mi pija entro en su cola. Sentí esa presión característica coger un culo rodeando toda mi verga. Bombeaba como loco, no sabia como había echo para no acabar todavía. Ella también se movía dando a nuestros cuerpos un movimiento de atracción y rebote continuo. Yo agarraba sus cachetes con fuerza para abrirlo y permitir que más de mi pija entrara por su agujero. Sentía mis huevos casi a la entrada del mismo.



No se como lo hacia pero continuaba moviéndose a pesar de que una de sus manos ya no la sostenía, sino que estaba frotando y entrando en su concha de manera. Era un gran cuerpo de carne y grasa de 52 años moviéndose como una desesperada.



Por suerte las otras casas de nuestros vecinos no se encontraban cerca, sino sus gritos hubieran sido escuchados por todos.



Se dio cuenta que estaba por venir



Dámela adentro, lléname de leche, no se te ocurra parar o salirte.



Dijo en vos de mando.



Creo que fue su orden lo que termino por hacerme acabar, sentí los chorros que largaba en su intestino, y como lubricaban mi continuo entrar y salir de su agujero.



Cuando termine de acabar caímos los dos sobre la cama, ninguno era capaz de sostenerse.



La abrace y me coloque sobre sus pechos para besarlos, ella comenzó a acariciar mi cabeza con una mano, mientras que con la otra continuo masturbándose un rato.



Sos un buen chico. Te voy a enseñar para que seas mejor todavía.



Me ofreció que la ayudara a lavarse, cosa que hice con agrado.



Ella me limpio completamente, terminando en una chupada de mi pene y una de mi cola que aunque me puso algo tenso, termine disfrutando.



Por su parte me encanto limpiar todo su cuerpo, pasando por sus pechos y vagina.



En un momento tomo una postura algo extraña y note que estaba dejando que por su cola saliera toda mi leche.



No estoy completamente seguro pero creo que con un movimiento rápido tomo un poco de los restos de mi acabada en su cola con la mano para llevarla a su boca.



 



Tengo que aclara que esto no termino acá, en las siguientes semanas las cosas se pusieron por mas extrañas en mi vida, pero eso es parte de la historia que voy a contar posteriormente.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
  • Votos: 1
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