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La muñeca hinchable

~~Todo comenzo con la tipica broma en su despedida de soltero. Los amiguetes, para no abandonar topicos, le hicieron caminar durante toda la fiesta amarrado a una ridicula muñeca hinchable. De aspecto zafio, oliendo a plastico, con sus ridiculos labios rojos y su boca abierta, tuvo que cargar de bar en bar con aquella cosa toda la noche. Al despertar resacoso al dia siguiente, la muñeca estaba inerte en el suelo de su habitacion. No recordaba haberla traido hasta casa, pero ahi estaba. Parecia increible que hubiera sobrevivido a toda una noche de juerga alcoholica, pero el plastico del que estaba hecha era tan basto que parecia tener el grosor de una puerta.
 Se caso segun lo previsto y partio junto con su esposa a la deseada luna de miel. A su regreso, ambos se instalaron en la casa de el. Fue entonces cuando su ya entonces mujer descubrio la muñeca, abandonada en el piso por las prisas. Esa es la muñequita con la que me hicieron pasear toda la noche, se justifico un poco avergonzado, mas por el desorden que por el objeto en si. Cuando iba a tirarla, contemplo los grandes ojos negros del rostro de la muñeca, cuya cabeza caia languidamente hacia un lado por la falta de hinchado durante el tiempo transcurrido. Los ojos, la cabeza caida, los brazos... la muñeca parecia exhalar un aire de tristeza, de pena, casi podia oirla suspirar al ser arrastrada hacia la basura por su mujer. ?Espera!, no la tires, guardala como recuerdo, me hace gracia. Su mujer se mostro algo extrañada ante la peticion de su marido, pero tampoco le dio excesiva importancia. Los hombres siguen siendo niños y, como tales, necesitan guardar sus juguetes. Finalmente la muñeca fue a parar, ya deshinchada, al fondo de un cajon.
 Pasaron los primeros meses de matrimonio, con toda la lujuria y la pasion que siempre conllevan. Poco a poco la rutina fue instalandose a vivir en su casa. Las largas noches de pasion se intercalaban con dias sin sexo, con intervalos cada vez mas largos. No transcurrio mucho tiempo hasta que el sexo se redujo a una sesion semanal y luego mensual. Porque aunque el seguia necesitando sexo diario, el deseo de su mujer se fue apagando. Estoy cansada, Mejor mañana, Tengo que madrugar... eran las frases contra las que, como muros, chocaban sus intentos de hacer el amor con su mujer. Dia tras dia obtenia negativas de ella. Sabia que no era nada raro, que muchas mujeres sentian sus deseos apagados tras el matrimonio, pero una cosa es saberlo y otra sufrirlo.
 El videoclub fue su primera tabla de salvacion. Aprovechaba que los jueves su mujer tenia clases de pintura para alquilar todo tipo de peliculas porno con las que masturbarse. Pero pronto agoto todas. Lo siguiente fue Internet, que aparecio como un oasis en su vida sexual. Comenzo a visitar webs pornograficas, sitios de relatos eroticos, con una mano en el raton y otra acariciando su verga. Transcurrieron los meses y pronto se harto de aquel sexo frio, de las imagenes y videos que saltaban en su pantalla, planos, sin calor. La idea de acudir a una prostituta no entraba en su cabeza de firmes convicciones matrimoniales. Jamas engañaria asi a su esposa.
 Fue una tarde de jueves, aburrido e incapaz de alcanzar un orgasmo con las actrices porno que follaban en la pantalla de su ordenador, cuando se acordo de la muñeca. Una extraña sensacion, entre excitacion y curiosidad le recorrio. Se acerco al cajon donde recordaba que estaba el juguete erotico. Alli, en el fondo, con la cabeza plana por la falta de aire, los ojos pintados le miraban. Tardo un tiempo en inflarla, pues la muñeca tenia el tamaño de una mujer menuda. Cuando termino la contemplo durante unos segundos. Parecia una mujer vulgar, con los ojos pintados sin gusto, el pelo alborotado teñido de rubio platino, los labios con pintura suficiente para cubrir tres bocas. Pero habia algo mas. Sus brazos tendidos, la boca abierta, su vagina preparada y sin vello... le llamaba, ella le estaba llamando, le incitaba, le queria, pedia ser poseida. La tumbo sobre la cama y le hizo el amor en silencio, introduciendo su pene en aquella fria y rugosa falsa vagina. La muñeca permanecia quieta bajo el, el ruido de los plasticos al frotarse parecian gemidos de placer. Esa boca lo excitaba, esa pinta de vulgar guarra, esa sumision, ese dejarse hacer... le excitaban cada vez mas. Recorrio con sus manos el cuerpo, ya caliente por su frotamiento, suave y terso, de formas perfectas, los pechos pequeños acabados en puntas de goma, como enhiestos pezones que le apuntaban para dispararle chorros de excitacion. Aumento el ritmo y, loco de frenesi, alcanzo uno de los mejores orgasmos de su vida.
 La historia se repitio cada jueves, preparaba la muñeca, jugaba con ella y hacia el amor. Luego la limpiaba y volvia a guardarla en su sitio. Poco a poco la fantasia fue creciendo. Empezo por vestirla con ropa de su mujer, primero unas braguitas, tangas, sujetadores. Pronto el vestuario era completo, faldas, blusas, medias y zapatos. Su fascinacion iba en aumento y casi le excitaba tanto prepararla para realizar su fantasia como el acto sexual en si. Y llego un punto en el que no se conformaba con la ropa de su mujer y adquiria lenceria, minifaldas, zapatos de enorme tacon de aguja. Incluso alguna joya y perfumes. Tambien comenzo a maquillarla, torpemente al principio, con distintos tonos de color. Compro pelucas, bolsos y pendientes y pulseras. Sus fantasias eran cada vez mas elaboradas. Unas veces era una sumisa secretaria, otras una doctora, una colegiala, una zorra... pero esto implicaba que cada vez necesitaba mas y mas tiempo para preparar todo, por lo que las tardes de los jueves no eran suficientes y empezo a buscar excusas para, justificandose con asuntos laborales, pasar dias enteros fuera de casa en los que alquilaba habitaciones de hotel y se encerraba con la muñeca.
 Una mujer sabe cuando la estan engañando. Y ella empezo a notar cosas raras. Primero se extraño de que fuera el quien la rechazara un par de veces, cuando antes siempre estaba preparado para hacer el amor. Se preocupo algo por esto, pero lo interpreto como algo pasajero. Algunos jueves notaba un ligero olor a perfume en su habitacion. Luego comenzaron los viajes de su marido, a menudo de dos dias, cuando por su trabajo no era logico que tuviera que desplazarse. Por fin, cuando comprobo extraños movimientos en su cuenta corriente, busco en la cartera de su marido mientras este dormia, encontrado justificantes de pago de tiendas de lenceria, joyas y ropa. Regalos que ella jamas habia recibido. Totalmente abatida, con el peso de la culpabilidad sobre sus hombros, se fue haciendo la idea de la infidelidad de su marido. Pero ella le amaba profundamente. A pesar de todo, hubiera dado su vida por el. Tras varias noches de insomnio decidio que le amaba tanto como para luchar por el. Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para recuperarle, para que su matrimonio se salvara y volvieran a ser tan felices como en su luna de miel. Lo primero que iba a hacer era hablar con la zorra que hubiera seducido a su marido, fuera quien fuera. Le diria bien claro que se alejara de el y que, si no lo hacia, deberia enfrentarse a toda la rabia que una mujer despechada era capaz de tener. Para ello se aposto un jueves delante de su casa. Si el la engañaba, debian ser los jueves, dia en el que ella llegaba bien tarde a casa. Estuvo esperando, pero ninguna mujer que no fuera conocida entro en el portal. Volvio a casa extrañada y comprobo que, como otros jueves, habia un ligero olor a perfume. Sin duda aquella puta debia ser una de sus vecinas, por lo que al siguiente jueves espero en el descansillo de la escalera, con la salida del elevador a la vista.
 Pero de nuevo la sospecha se tradujo en extrañeza. Ni su marido abandonaba la casa, ni nadie entraba en ella. Era imposible que entrara por la ventana, vivian en el sexto piso de una torre. Miles de ideas se pasaron por su atormentada mente. ?Y si era travestido?. Eso explicaba los recibos de las tiendas, el olor a perfume. Pero creia conocer a su marido y aquello no encajaba. Maquino entonces un plan mas elaborado para conocer la verdad. Necesitaba saber que pasaba en su casa cuando ella no estaba, tenia que verlo con sus propios ojos porque las dudas y los interrogantes la estaban matando.
 Llamo a su marido para decirle que no iba a pasar por casa, que se iria a sus clases directamente desde el trabajo. En lugar de hacer eso, se dirigio rapidamente a su casa y se encerro en el armario de la habitacion conyugal, cuya puerta dejo entreabierta para poder ver lo que ocurria en el habitaculo. Las imagenes se sucedieron ante ella como una pelicula antigua, lentas, con el ritmo desfasado, a saltos, irreales, como recuerdos matinales de un sueño atormentante. Aguantando cualquier atisbo de llanto vio a su marido sacar la muñeca, hincharla, vestirla amorosamente con lenceria altamente erotica, maquillarla... mientras la hablaba con dulzura, con autentico amor y devocion, mejor de lo que le trataba a ella. Su marido, ajeno a todo, continuaba con su fantasia, esposando a la muñeca con unas esposas de juguetes Queda usted detenida... y la multa le va a gustar. Su mujer, temblando en silencio, contemplo como penetraba a la maniatada muñeca, gozando con ese pedazo de plastico igual que habia disfrutado con ella. Asfixiada dentro de aquel armario, tuvo el coraje y la serenidad de aguardar a que todo acabara y, aprovechando que su marido lavaba amorosamente a la muñeca en el baño, salir de la casa.
 Estuvo vagando sin rumbo fijo, con la cabeza rebosando de pensamientos que, como una estampida de animales, saltaban dentro de su mente, desordenados, sin tino. Trataba de poner orden, pero lo que habia visto y oido desbordaba todo para lo que se habia preparado. Sin embargo, de algo estaba segura, todavia le amaba, y con todo su alma. Sin embargo, asi no podia seguir, no podia hacer como si nada hubiera pasado. Ella no estaba dispuesta a vivir una doble vida y fingir. Una idea cruzo por su mente. La dio muchas vueltas, la penso y repenso. Tenia que tomar una decision acerca de su vida y su matrimonio... y la habia tomado.
 Aquel jueves dejo el trabajo excitado, a sabiendas de que en casa le esperaba la muñeca. Tenia preparada una fantasia que se le habia ocurrido al leer un relato erotico en Internet. Iba a fingir que iban en un autobus y el se rozaba con ella, hasta empezar a meterla mano y follarsela de pie, contra la pared, como si fueran en el autobus. Llego a casa y se alegro al ver una nota de su mujer en la nevera Me he ido a las clases, tienes cena en la nevera. Te quiero. Perfecto para sus planes. Se dirigio a su cuarto para ponerse comodo. Cuando entro no pudo evitar un grito cuando se encontro de frente a su mujer. ?Que coño hacia alli?... y ademas... algo extraño... ?que tiene?, los pensamientos de su cabeza subieron como un remolino junto con un sentimiento de verg?enza al entenderlo todo. Ella lo sabia. Y ella... ella le amaba. Alli, junto a la entrada, su mujer permanecia quieta. Con los brazos doblados en L y las manos con los dedos juntos. Iba horriblemente maquillada, con los ojos muy pintados, el lapiz de labios esparcido mas alla de sus labios. Iba vestida con la lenceria que el habia comprado para su muñeca, con unas bragas abiertas por el pubis, que dejaban a la vista su coño... ?depilado!. Tenia la boca abierta, como lista para recibir una verga. Y no se movia, no hablaba, con la mirada fija y perdida. Era... ?exactamente igual que su muñeca!. Sin decir nada se puso detras de ella. Haciendo como que algo le empujaba rozo su miembro contra el culo de su mujer. Perdoneme, estos conductores, parece que les han regalado el carne. Ella permanecio igual, quieta, callada, sin cambiar de posicion. Exactamente igual que una muñeca.
 

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
  • Media: 4
  • Votos: 3
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1964
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