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Categoría: Incestos

LA MEJOR TIA DE TODAS

Creo que hasta cierto punto es normal sentir atracción por algún miembro de tu familia, en mi caso es difícil no sentirla ya que mi familia está llena de mujeres muy sabrosa, caderonas, de buena pierna, no sé, a veces creo que es un castigo tener tanta belleza y abstenerse.

Su nombre es Lourdes, a ella la evadía yo mucho, solía rehusar ir a las reuniones de su casa pues me ponía tan caliente que no me gustaba ir, pero en una ocasión tuve que ir obligado por mis padres.

Lourdes ya tenía 40 años, una mujer caucásica, ojos grandes, boca pequeña, pero labios muy sensuales, unas tetas magnificas que siempre se pronunciaban en sus escotes, unas nalgas grandes en forma de corazón y que decir de sus piernas, era una delicia.

Al llegar al lugar ella se veía magnifica, traía un pantalón de vestir que marcaba excelente su cuerpo, traía tanga sensual ya que se le marcaba en el pantalón y una blusa rosa escotada mostrando sus grandes y ricas tetas.

Ella no solo esta buenísima, si no que es muy amable, sobre todo con nosotros, por eso a mí no me gustaba ir, ya que siempre la deseaba y mi verga me jugaba mal al ponerse dura y no permitirme disfrutar la convivencia.

L: ¿Porque no bailas hijo?

T: ¡Este… es que me duele el estómago!

L: ¡No me digas! ¡Deja te trigo una pastilla!

La fiesta estaba en su máximo punto, todos brindaban y reían, la verdad mis parientes son bien ebrios y les encanta el alcohol, yo también estaba más o menos ebrio, talvez era el más cuerdo de todos, la tía Lourdes brillaba con su luz, bailaba merengue de una forma espectacular, me perdía mirándole las nalgas ricas que tiene, yo estaba muy caliente, ella me miraba y me guiñaba el ojo, me sonreí pícaramente y continuaba con su espectáculo.

En un movimiento que no me esperaba me tomo de la mano y comenzó a bailar conmigo, todos aplaudían, tenerla y tan cerca me cohibía, no me podía mover muy bien y más con la verga parada.

Entre sus sensuales movimientos y los torpes míos le di un par de arrimones en sus nalgas con mi verga erecta, ella me sintió y me miro sonriente y comenzó a bailar aún más sensual, eso me tenía contra las cuerdas.

L: ¿Que pasa?

T: Nada, ¡es que no se bailar muy bien!

L: Jajá, ¿y que fue lo que sentí?

T: Perdón, no puedo evitarlo, ¡es que usted se ve tan genial!

Mi corazón se aceleró, creí que había metido la pata, pero Lourdes no dijo nada, solo se volteo y meneándose muy rico al ritmo de la música me pego sus nalgas deliciosamente dándome un rico masaje, no sé si los demás vieron, pero eso me hizo prácticamente venirme en seco.

Después de eso me fui a sentar y bebí un par de cervezas mientras ella continuaba festejando con los demás, yo serio he ido no paraba de verla, ella me miraba y me sonreía, me guiñaba el ojo, sabía que me estaba seduciendo, mi experiencia me lo dictaba, me estaba dando entrada, solo que no sabía qué hacer.

Poco a poco todos comenzaron irse y nosotros nos quedamos ya que la tía ofreció unos cuartos para que nos fuéramos mañana temprano ya que el alcohol domino por completo a mi padre que lo tuve que llevar a una cama, mi madre se quedó ahí, mi hermano y yo nos quedaríamos en el cuarto de servicio.

Yo no podía dormir, la imagen de mi tía bailándome y pegándome sus nalgas no salía de mi mete, tenía que despejarme un poco, tenía la verga más dura que el fierro y ni siquiera quería pajearme, necesitaba más, salí del cuarto y fui a la cocina a beber algo.

L: ¿Que haces aquí?

T: ¡Tía!! Perdón, ¡es que me dio sed!

L: ¡Descuida, puedes tomar lo que necesites de esta casa, todo!!

T: Gracias, tía, por cierto, bailas muy bien, ¡no sé porque no tienes marido o novio!

Lourdes me miro sonriendo, traía un camisón rosa que entallaba muy bien su figura, yo apenas contenía mi erección, sus piernas se le veían magnificas, torneadas, gruesas, quería tocarlas, pero solo me contuve bebiendo mi soda.

Ella camino directo a mí, sus tetas s ele movían, no traía brasear, ¡y lo que me dijo la verdad no lo esperaba!

L: ¿Porque preguntas eso? Quieres andar conmigo?

Su respuesta me dejo pendejo, ella me abrazo pegándome las tetas a la cara y carcajeándose fuerte, yo con una mano la abracé de su cintura y le respondí que con mucho gusto.

Lourdes me miro más seria y sentándose frente a mi comenzó a cuestionarme unas cosas que apenas si pude responder ya que sus piernotas cruzadas me excitaban más.

L: ¡Sé que todo este tiempo me observas!

T: Que el digo, ¡es verdad, lo que pasa es que eres espectacular tía!

L: Qué lindo, pero no lo olvides, ¡soy tu tía!

T: Mala suerte, jajá, aunque eso no impide nada, ¿no cree?

L: ¿Así? ¿Nada de qué?

Coloque mi mano en una de sus piernas acariciándosela tontamente, mi corazón estaba acelerado y apenas si podía hablar, pero ella estaba dejada, ¡no me dijo nada y escuchaba atenta lo que le proponía!

T: Tía, ¡daría lo que fuera por estar con usted!

L: ¡Guau!! Pero eres mi sobrino, yo quiero mucho a tu papa, yo Mo me limito en tener sexo con hombres más jóvenes, pero tú eres especial, ¡no podría!

T: Pero de verdad te deseo tía, no sabes cómo me pones, ¡desde hace años!

Lourdes me miraba fijamente, me puse de pie y caminé de frente, me sentí confiado, si ya me había comido a varias mujeres sabrosa y sentía que podía convencerla, le acariciaba la pierna metiéndole la mano debajo de su blusa sentí su hilo lo cual me puso más caliente le susurraba al oído lo rica que estaba, ella no contestaba, pero me permitía acariciarla, así que sin decirle más comencé a besarle su rico cuello.

L: ¡Tranquilo!!

T: ¡Esta buenísima tía, uhm!!

L: ¡Nos pueden ver!!

T: ¡Pues vamos a tu recamara!!

La comencé a besar apasionadamente, ahí ella cedió totalmente, me metía la lengua a la boca, besaba espectacular, le apretaba sus nalgas que, aunque estaba sentada salían de la silla, le bese su cuello bajando a sus tetas las cuales le lamí con desenfreno, ella lanzo unos cuantos gemidos, se puso de pie y tomándome de la mano nos fuimos a su habitación.

T: ¡Que nalgas!!

L: ¡Shh!! ¡Nos escucharan!

Apenas entramos nos aventamos a la cama, nos besábamos con pasión, mis manos acariciaban sus piernas y sus tetas por debajo de su blusón, le apretaba las nalgas con fuerza, ella me comenzó a quitar la ropa, su cara dulce ahora era de lujuria y deseo.

Me dio la vuelta y me quito el pijama que traía y mi bóxer, mi verga gruesa estaba dura y mojada, ella la tomo con una mano y comenzó a masturbarme suave mientras escupía en ella.

L: ¡La tienes gruesa!!

T: Que rico me la jalas, ¡uhm!!

L: ¡Hijo!! ¡Seguro eres bien cogelon!

T: ¡Ahora lo averiguaras tía!!

Lourdes comenzó adarme una mamada de lujo, primero bajaba mi escroto hasta donde podía y le daba mordidas, se atascó lamiendo mi glande mientras me acariciaba los testículos, yo apretaba su cabeza y le acariciaba las nalgas que desde donde estaba yo se le veían grandes y magnificas, abrió su boca como anaconda y tragaba mi gruesa verga, esa boca chiquita de pronto estaba grande tragándose mi grosor.

T: ¡Tía!! ¡Que rico, uhm, no mames!!  que rico!!

Coloco mi palo en medio de sus tetas y comenzó a hacerme una turca de lujo, se movía fantástico, yo me retorcía ese placer no lo había sentido jamás y eso que me había cogido a dos bestias sexuales como Ivette y Ángela.

L: ¿te gusta chiquito?

T: No pares, me encanta, ¡ah!!

L: ¿Ninguna putita te había hecho esto verdad?

T: Así tan rico como tú, ¡jamás!!

Lourdes mamaba tan rico y sus tetas apretaban chingon que no toleraba ms, unos minutos después me viene y me viene en su cara lo cual ella disfruto.

T: ¡Agh!!!! ¡Que rico!!

L: ¡Saca la lechita, uhm, que rica sabe!!

T: ¡Tía, uhm!!!

L: ¡Si, goza papacito, uhm!!

Me retorcía como un gusano y mientras gozaba mi orgasmo se despojó del blusón quedándose solo en tanga, se veía riquísima, sus piernas, sus enromes pechos, subió en mí y me besaba, mi verga que aun sacaba gotas de semen chocaba con su vientre batiéndola rico.

L: ¡Ahora te toca!

T: Si, como digas.

Yo pensé que se acostaría, pero en vez de eso se acomodó en mi cara, sus muslos grandes estaban a mi lado y su vagina agarbada para mí.

Le hice aun lada su tanga de hilo y me encontré con una pucha depilada, hermosa, como de una joven de veinte años, sin dudar comencé a lamerla sin control la tía se movía despacio, como si cabalgara mi lengua, con mis manos le abría su húmeda vagina y metía mi lengua saboreando su jugoso interior.

L: Que rico bebe, uhm, síguele, ¡uhm!!

T: Esta es una concha riquísima, ¡tía sabes rico!

Mientras mi boca devoraba todo su sexo, con mis manos apretaba fuerte sus tetas grandes, jugaba sus pezones, le mordía los muslos, por dios estaba en la gloria.

Mi tía se movía rico y jadea suave, eso me comenzó aponer duro de nuevo, sus fluidos y sus espasmos me tenía la boca llena, Lourdes ahogo su grito de placer al llegar al orgasmo solo se retorció en mi cara.

Ya con la verga dura nuevamente, la tome de la cintura y al lleve a mi pelvis, ella se empino un poco dándome un tremendo beso y mientras eso pasaba comencé a penetrarla despacio, gozando como mi gruesa verga entraba en ella.

Una vez que entré por completo me moví empujándole mi verga, ella cerraba los ojos y gemía suave, yo acariciaba sus muslos y sus nalgas y seguía empujándome fuerte a ella.

T: ¡tía!! ¡Que rico!!

L: ¡Ah!! ¡Esta buena tu verga!!!!

Lourdes comenzó a cabalgarme delicioso, meneaba su cadera en círculos, me apretaba los brazos y se daba suaves sentones en mí, rápidos y a veces lentos, en momento solo la puntita de mi grueso pene estaba en su concha, estimulando su clítoris y haciéndola jadear.

T: No grites tía, ¡nos descubrirán!

L: Es que esto esta rico, ¡uhm!!!

Sin sacarle mi verga la acosté en la cama, en la pose tradicional me movía como gusano, metiéndosela hasta el fondo, besando su preciosa boca, su cuello, sus orejas, ella me agarraba las nalgas y me empujaba hacia ella, movía rico su pelvis, me deleitaba acariciando sus nalgas, que rico momento.

L: ¡Coges muy rico, ah!!!

T: Estas buenísima, uhm, ¡soñé con esto por años!

Levante sus peirnotas y se la empujaba hasta el fondo, le besaba las pantorrillas y sus ricos pies, colocaba sus piernas en mis hombros y me hacía para delante haciéndola sentir el cielo.

L: Que rico, uhm, sigue, cógeme, así no pares, ¡ah!!

T: Tómala, uhm, ¡comete mi verga!!

La acosté de lado, levante una de sus piernas y se la metí en la pose que conocemos como cucharita.

Mientras me empujaba dándole mi verga, que por el tamaño de sus nalgas apenas si al alcanzaba, pero mis movimientos hábiles la hacían gozar mucho.

T: Que nalgas, uhm, ¡te adoro tía!!

L: Coges rico, mi amor, no pares, ah, ¡hace tiempo que no me cogían así!

Honestamente eso no le creí, Lourdes es el tipo de mujer que no importa de qué tamaño la tengas, tu edad, peso o color, simplemente das lo mejor de ti para hacerla sentir en el cielo, pero bueno, ahí estaba yo empujándome con fuerza y disfrutando el rico cuerpo de mi sensual tía.

T: ¡Tía ponte de perrito!

L: ¡Adoro esa pose!

Lourdes se puso en cuatro y se veía espectacular, su vagina se escurría nuestros fluidos, sus nalgas grandes lucían fantásticas, primero le di unas chupadas a sus carnosas nalgas, las lamí y mordí, coloqué mi verga en medio de ellas y me di un masaje, tenía que disfrutar su atractivo.

L: ¡Ya métemela!!

T: ¡Eres insaciable tía linda!

L: Jajá, ya, ¡cógeme hasta que te vengas dentro!

T: ¡Uf!! ¡Como digas!

Sin dudar la penetré y comencé a embestirla con fuerza, me movía rápido y solo me detenía para sacarla y empujársela duro nuevamente.

L: ¡Si!!! ¡No pares, agh, uhm!!

T: No vayas a gritar, ¡mis padres están a lado!

Lourdes meneaba su cadera muy rica, se empujaba hacia mí, ella solita se ensartaba y mientras yo apretaba sus tetas de ensueño, mi tía estaba en el clímax y yo a punto de llegar.

L: ¡Hijo!!! ¡No pares, uhm, así papacito, ah, uhm!!!

T: ¡Oh!! Que rico, uhm, me matas, agh, ¡me matas tía!!

Entre palabras y sensuales movimientos finalmente manos llegamos juntos, nos corrimos a charcos, ahogábamos nuestros gritos de placer, ¡que orgasmo!

L: ¡Ah!! ¡Que rico, uhm, que rico!!

T: Tía, uhm, tómala, ¡me dejas eco!

L: Si, lléname de ti, ¡uhm!!

T: ¡Te amo tía sabrosa!

Quede encima de ella, mi tía con los ojos cerrados y toda sudaba cayo rendida en su cama, yo quedándome sin fuerzas se al saque ya toda aguada y me quede encima de ella.

Cogimos tan rico que nos dormimos, casi a las 6 de la mañana me desperté y sin hacer ruido tomé mis cosas y salí de su cuarto regresando al mío.

Ya en el desayuno ella me miraba coqueta, por debajo de la mesa me acariciaba con sus pies, ahí supe que había ganado una nueva puta y esa era mi sensual tía.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 9.33
  • Votos: 3
  • Envios: 0
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Emilio
invitado-Emilio 19-09-2021 15:40:05

A mi paso con una tia hermana de mi papa…. es casada y una noche en una reunión en la casa se paso la hora y como andábamos tomando se quedo a dormir en casa y en ese entintes ella tendrá 50 anos y yo 22 y como no había camas disponibles la acomodaron en mi cuarto ….. cuandoentro yo ya estaba durmiendo y vi que le habían acomodado un colchón y a eso de la madrugada me hice el medio dormido y me levante y me tropecé a propósito com ella y le dije que no sabia que ella estaba alli y le dije que hacia frío si podiamos dormir juntos me dijo que si….. y al rato con el gran culo que tiene ya la tenia dura y se la empiezo a acomodar y ella no me dice nada y sigo y sigo y la siento gemir y de alli no paramos toda la noche, facil unas cinco veces ,,,,,,me dijo que su esooso ya no le daba atención y que seria bueno repetirlo mas veces que seria su secreto y su outa privada…….continuara

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