Me despierto, estiro los brazos y doy un bostezo, miro a un lado el reloj y veo que son las 9 de la mañana, volteo hacia la puerta de la habitación donde hay un calendario y marca el día sábado 14, obviamente ese era el día anterior, Domingo, y mis padres habían ido a visitar a una tía, yo solo en casa y sin nada que hacer.
Estiro de nuevo la mano y tomo un control y presiono el botón de encendido, la TV no reacciona, era el control equivocado había tomado el del DVD, busco el control correcto y enciendo el televisor, la primera imagen en la pantalla fue la de una chica rubia mamando un bestial pene de un negro, había dejado dentro del DVD la película que había estado viendo el sábado y que no pude terminar de ver (ni terminar tampoco). Me quedo mirando aquellas imágenes por un momento cuando de pronto me percaté que debajo de las sabanas se levantaba una erección, me llevo la mano debajo de mis pantalones y comienzo a sentir mis testículos tibios y mi carne dura hirviendo de excitación, con mi otra mano libre me deshago de la sábana y ágilmente me bajo el pantalón hasta quitármelo por completo, y ahí está mi pene en todo su esplendor, un ejemplar digno pero sin exagerar, con algunas venas marcadas y el glande brilloso y candente, comienzo a masturbarme y respirar cada vez mas rápido, en unos segundos reacciono y decido no hacerlo por el momento, me levanto de la cama desnudo y aun con el pene parado, entonces me dirijo hasta el baño donde abro la llave de la regadera dispuesto a ducharme y relajarme, cuando el agua está tibia entro en la ducha y comienzo mi aseo personal, por un momento cierro los ojos y de inmediato me vienen a la mente las escenas de la felación antes mencionada pero esta vez era yo y no la rubia quien lamía el pene de otro hombre, tras un par de segundos la erección estaba de nuevo de pie, mi mano de nuevamente volvió a tomar mi miembro y a masturbarlo mientras la otra exploraba entre mis nalgas acariciando mi ano, intento insertarme un dedo pero no puedo por falta de lubricación, tomo la pastilla de jabón y embarro mis dedos que regresan a la entrada de mi culo y entran dos de ellos de inmediato, el dolor de ese pequeño desgarro no era muy grande pero si muy placentero, quería que entraran mas profundo pero ya no se podía. Mi calentura creció sin límites y tenia ganas de mas, abrí la cortina de la regadera en busca de algo y lo primero que encontré fue el destapacaños nuevo aun con su empaque que habíamos comprado hace poco, le quité la respectiva envoltura para dejar el mango libre, lo jalé a la ducha, tome la botella de shampoo y deje caer unas gotas sobre aquel falo de plástico que abría de penetrarme solo para lubricar un poco, teniendo el objeto frente a mi me coloque por encima de él, abrí las piernas y también separé mis nalgas y comencé a bajar poco a poco, la punta redonda del mango del objeto esta en la entrada mi ano, en cuanto lo sentí, dejé que me entrara, fue fácil por la dilatación facilitada por mis dedos y el shampoo como lubricante. Poco a poco descendía y podía sentir el resbalar de las “costillitas” del mango del artefacto por las paredes de mi conducto rectal, no se cuantos centímetros de aquel falo improvisado entraron en mi pero hubiera deseado que fuera todo el objeto por completo, sentía la punta del mismo contra mis intestinos, mi culo invadido y mi pene tan duro como nunca, deseando ser descargado y expulsando liquido preseminal a montones, mismos que tomaba con la punta de mis dedos y me los llevaba a la boca para saborear mis fluidos, mis caderas se movían con frenesí y mis rodillas se flexionaban para que aquel tubo entrara y saliera de entre mis nalgas, cerré la regadera como pude y sin perder la posición, estaba tan excitado que deseaba que mi consolador de momento me atravesara las entrañas y saliera por mi abdomen, comencé a masturbarme y no tardé en venirme inclinándome hacia delante apoyándome en mis rodillas y manos y sintiendo mi orgasmo al mas alto nivel y mirando como se disparaban chorros de mi semen viscoso en el piso del baño y algunas gotas de sangre resbalando por mis testículos provenientes de mi ano desgarrado por aquel plástico que me penetró y aun tenía dentro. Mi orgasmo terminó y las fuerzas de mis extremidades se vieron doblegadas por el cansancio, me recosté para después quedar desmayado (o dormido) sobre el piso embarrándome la panza de mi semen aun fresco y con aquel amoroso destapacaños aun insertado en mi culo.
como me hubiera gustado haberte hechado una mano, porque no me llamaste, es muy bueno, pero la pena es esa, el estar solo, me pasa a mi lo mismo, chao