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Todo fue muy rápido, Luz no logra entender que es lo que pasa, él tampoco. Solo saben que se desean, sienten una enorme curiosidad por hacer el amor, quieren tenerse, poseerse. Lo piensan, imaginan, lo huelen, lo logran ver.
Todo comenzó, ese viernes, al parecer, o antes quizás, mucho antes. O después... la verdad es que no está claro, pero sentados ahí, en esa sala de reuniones, frente al computador, tratando de sacar algo en limpio, Luz no logra concentrarse imaginando rozar sus piernas. Le mira sus manos, grandes, blancas, sus dedos delgados, siente deseos se pasar suavemente sus dedos por ella y acariciar su antebrazo, imagina que lograría erizar su piel.
Ella humedece, sintiéndose tan cerca. Mira sus ojos, mientras él le conversa, mira su ojo izquierdo y se concentra en su color, hermoso, en la profundidad de su mirada, mira su boca y la invade un profundo deseo de chupar esos labios, morderlos. De meter su lengua y besarlo intensamente. En eso estaba cuando su lápiz rodó por la mesa y fue a caer a los pies de Matías, ella intenta acercarlo con la punta de su bota sin resultados. Entonces decide agacharse. Lo piensa un segundo. Y se mete debajo de la mesa. Toma el lápiz y después decide soltarlo, ella prefiere tomar ambas piernas de él a la altura de la rodilla y acariciar lentamente sus muslos hasta llegar a la entrepierna.
Matías no sabe qué hacer pero si sabe que es lo que quiere, no sabe qué hacer, pero si sabe que no tiene ninguna intención de frenar a Luz. La respiración de Luz se agita. Ella toma el lápiz, sale debajo de la mesa y ruborizada pide disculpas... "Esto no volverá a pasar Matías, lo siento".
Matías es demasiado tímido como para decirle algo, a pesar de la rabia que tiene en ese momento, con Luz, por su cobardía de último momento. Continúan en reunión, ninguno se concentra realmente y en un titubeo Matías le dice: no puedo seguir, no dejo de pensar en ti debajo de la mesa. Luz pone su pierna sobre las de él, por debajo de la mesa y le pide que la toque. Matías comienza a acariciar la pierna izquierda de ella. Desliza sus dedos suavemente por el borde interno de su pierna, la siente tan suave, tan firme. Luz estremece con cada centímetro recorrido, cuando Matías está muy cerca de terminar su pierna, ella siente una avalancha de placer que la hace eyacular, ella tiene un squirt y en ese mismo momento lanza un gemido y cierra sus ojos.
Matías la siente de él, tan frágil y entregada a sus dedos. Continúa subiendo, llegando a su calzón, mojado completamente. Lo retira hacia un lado, mientras ella separa sus piernas invitándolo a entrar. Él, nervioso y decidido a la vez se encuentra con su vulva, la toca suavemente, con la punta de sus dedos índice y medio busca recorrerla, abre sus labios, encuentra su clítoris, lo roza unos segundos y baja. Se encuentra entonces con toda esa humedad, liquida, inodora suave, busca meter sus dedos. A esta altura luz no es capaz de abrir sus ojos, esta 100% concentrada en los dedos de Matías, respira profundamente y de forma acelerada, él, la inspecciona justo como ella quiere, la recorre de la manera que espera, como si estuviera en ella, en su cuerpo sabiendo lo que necesita.
Después de un minuto de suaves roces y juegos en Luz llena de humedad... Matías retira su mano y la lleva a su nariz, quiere sentir su olor, quiere probar su moco transparente, quiere mostrarle que no existe nada que pueda darle asco de ella. Quiere mostrarle que la desea más que a nada. Sin pensarlo mucho Luz se para de la silla y se sube a horcajadas sobre él. Intenta desabrochar el pantalón sin resultados y le ordena hacerlo él: desabróchate el pantalón... Matías muy nervioso y ansioso obedece... la mira con sus hermosos ojos profundos, se baja el bóxer y saca su pene.
A esa altura duro y grande, lo toma con su mano derecha y Luz lo enfrenta con su vagina... Se deja caer sobre él, entra profundo ella lo abraza con fuerza y le susurra en el oído: me encanta adentro, déjalo ahí por siempre por favor... No lo saques, nunca, me encanta, es exquisito... Luz continúa susurrando en su oído lo mucho que disfruta tener su pene adentro, empujando sus paredes vaginales, estimulando su placer. El estar ahí, en esa sala aumenta su adrenalina. Siente ella como acelera sus latidos, aumenta la respiración. El olor de Matías entra por su nariz y la excita aún más.
No deja de susurrar en su oído lo mucho que disfruta ese momento. Entonces lame su oreja, le dice lo perfecto que es aquella situación. Para ella, es un momento mágico, un momento esperado por muchísimos años, ahí sobre él, lo siente suyo. Al abrazarlo, siente que son uno. Nunca había sentido algo así. Cada una de sus células lo anhela más cerca, aunque eso fuese imposible. Lo aprieta fuerte, lo abraza como queriendo traspasar su piel. Le gime en el oído: por favor no pares nunca. Pasa su lengua por su cuello… por el lado derecho, luego por el izquierdo, lo besa con desesperación.
Se mueve más fuerte y lo aprieta, siente que está teniendo un orgasmo interminable. Lo mira. En sus ojos el muestra un amor infinito. Una admiración increíble... Matías no puede creer lo que está viviendo. Esa mujer lo atrapó para siempre... "Te amo... No sé de cuando"... Ella gime... Fuerte aaaah!!... Siiii!!!... También te amo!!! Extiende su cuello y se afirma con ambas manos sobra la mesa a sus espaldas, entonces mueve su pelvis más fuerte. Matías la toma de las caderas y la ayuda. Ella lo mira y se muerde el labio. Se mueve fuerte. Hacia adelante y arriba y hacia atrás y abajo. Roza su clitoris con el cuerpo de Matías. Cada vez más fuerte.
Se acerca el final. Ella toma su cuello con su mano izquierda, mientras la derecha sigue apoyada en la mesa. Se siente montando un animal. Gime y gime. Aaaaah aaaaah aaaah siiiii dale!!! De pronto lo abraza con ambos brazos... fuertemente mientras pasa su clítoris rozando hacia abajo... Cuando este vuelve a subir. Ella termina. Junto con él. Entonces se miran a los ojos. Y comienzan a reír. Esto es un sueño, dice Matías, eres realmente magia...
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