Aparecieron las calificaciones en el panel: "Suspendido en Física".
- Imposible, no puede ser -exclamé.
- Tranquilo, Mario, ha suspendido mucha gente -me dijo María, una compañera.
- No sé, yo creía que me había salido mejor...
- Pues vete a revisión. La profesora titular está atendiendo las reclamaciones de la gente y a estas horas ya no habrá nadie
- ¡Eso es lo que voy a hacer!
Mi compañera se dio la vuelta y pude apreciar con qué gracia movía su culo, perfecto, al caminar. Le quedaban muy bien los vaqueros. La verdad es que para ser el día de las notas estaba muy salido, además de enfadado. Me quité el culo de María del pensamiento y caminé por el pasillo destino al Aula de Física.
El pasillo estaba recién encerado. En la puerta buscada se podía leer "Prof. Lekumberri, Jefatura de Docencia". Llamé tímidamente con los nudillos y escuché la voz de la profesora, muy seria:
- Adelante.
Tragué saliva y entré.
- ¿Qué desea usted, caballero?
- Buenas tardes. Venía a revisar mi exámen de Física.
- Nombre.
- Mario...
- Ya sé. Aquí está el primero: 4,9
- ¿Suspenso con 4,9? -repliqué-. En otras asignaturas estaría aprobado.
- Pues en la mía no.
Silencio. Pensé que era una bruja. Ella me miraba desafiante. Estaba sentada en su sillón y yo de pie. Era una señora no muy mayor, de 40 años recién cumplidos, pero con aires de catedrático desde que la recordaba aparecer rugiendo por clase allá por primero de carrera. Tenía unos grandes ojos verdes, unos labios muy gruesos y provocativos, era pelirroja oscura y ancha de hombros, con unos enormes pechos que disimulaba muy bien aunque no en aquella ocasión. El botón de arriba de su camisa estaba desabrochado y se podía ver bien el inicio de sus pechos. Noté una erección que disimularon mis vaqueros. De repente, la profesora puso una mano en mis pantalones y sonrió. Debido a la sorpresa me quedé mudo.
Ante mi pasavidad, ella frotó su mano sobre mi paquete hasta que se me puso como un cañón. Acto seguido me desabrochó la bragueta, acercó sus labios, abrió la boca y se la metió entera.
- Ooh, prof...profe,....ah.
No pude decir más. Vi cómo ella tenía los ojos cerrados y moví su cabeza rítmicamente. De vez en cuando se la metía entera en la boca, hasta los huevos. Tenía la expresión de estar disfrutando como una loca de ese momento. Yo, con una mano, acariciaba su pelo pelirrojo rizado y estiraba la otra para acariciar esas tetas tan enormes que antes sólo había intuido. Cerré los ojos, pero podía sentir esa boca tan caliente que rodeaba mi polla y escuchasr los sonidos de su golosa lengua. Slurp, chup, chup.
Unos minutos después, ella puso sus dos manos en mi culo y aceleró los movimientos de su cabeza. No resistí más y descargué toda mi leche en su garganta. Llevaba tres semanas sin masturbarme, por lo que descargué numerosos chorros calientes en su boca. Nunca había tenido un orgasmo tan intenso. Ella no se movió un milímetro y se lo tragó todo, hasta la última gota. Después sacó mi pene de su boca y lo exprimió literalmente con la mano, recogiendo con la puntita de su lengua la última gota. Con la boca aún pegajosa, consiguió decir "Aprobado". Se relamió y me guiñó sus grandes ojos verdes. Se sonreía por mi cara de placer y sorpresa. Me subió la bragueta y puso un papel en el bolsillo de mi camisa. Luego me propinó un fuerte manotazo en el culo y dijo "ahora vete".
Salí por aquella puerta sin creerme lo que acababa de pasar. Esa noche, al acostarme, cuando me quité la camisa, observé que en ella había un trozo de folio donde estaba escrito "y para subir nota, mañana día 29 en el despacho del Director a las ocho". Pensé: "hay que ver lo que cuesta hacerse un buen Currículum, je, je".