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Categoría: Maduras

La madre de mi enamorada

El presente relato sucedió y sucede entre la madre de mi enamorada y mi persona, todo por consentimiento mutuo.



Paso a relatarles el primer encuentro y como llegamos ha este hecho. Dayanna que es el nombre de mi enamorada vive no lejos de donde vivo junto a su madre y a sus hermanos.



Dayanna es bonita, llamativa, de amplias caderas, un trasero que llama la atención de los presentes, busto pequeño nada desproporcionada, de carita angelical, cabello negro como las de esta región del País.



Siempre la piropean desde elegantes frases hasta salidas y fuera de contexto, pero nadie se atrevía a más y no es porque tuviera algún defecto o cosa parecida; aunque pensándolo bien si, el defecto era su madre, dueña de esta historia, Perla que es el nombre de ella es una persona bastante conflictiva y gritona como las de mercado y otros detalles.



Con Dayanna nos conocíamos solo de "holas", hasta que cierta ocasión que nos encontramos en el centro de la ciudad, ella tenia prisa de volver a casa rápido, yo que había recogido paquetes de una agencia, me prestaba a tomar un taxi para ir ha casa, cual sería su prisa que se acerco y me pidió que la llevará, cosa que no me molesto.



Ya en el camino conversamos ligeramente, pero esto sirvió para entablar una relación mas fluida. Nos hicimos enamorados al poco tiempo, todo ha escondidas por cierto, hasta que hicimos el amor (Fue lindo y cosa de otro relato). Porque al día siguiente de haberla hecho mía; me presento a la madre, aquí es donde comienza la historia.



El día de la cita Dayanna estaba de lo mas preciosa pero sin llamar la atención, fue ella quién hablo y nos dejo solos. Perla que se había vestido para la ocasión estaba de lo mas formal y seria. No es una mujer por la que puedas perder la cabeza, entrada en carnes, de vientre abultado, cabello corto, pero eso si unas caderas que la hija heredo.



Comentan las personas que la conocen que ha tenido varias relaciones maritales y extra maritales en su vida, por lo que experiencias sexuales no le han faltado. Pero, desde que sus hijos crecieron ha estado sola.



Pasadas las preguntas de rigor, Dayanna nos llamo al comedor donde cenamos y conversamos mas relajadamente.



Habían pasado varias semanas de ello hasta que cierto día Perla se apareció en mi cuarto, discretamente vestida, algo ruborizada por el calor, entro al cuarto antes que le dijera que pueda pasar, se sentó en mi cama y me jalo hacia ella.



"Te deseo desde la noche que fuiste a la casa", dijo con voz entrecortada, quiero que me hagas tuya.



En ese momento entendí que lo que sentía por Dayanna era algo mas fuerte y la rechacé, le puse todos los peros que me llegaban a la cabeza, pero ella seguía empecinada con sus deseos. Perla en ese momento se paro y empezaba a tomar sus cosas para marcharse con la voz entrecortada, ahora por la vergüenza y casi sollozando se volteo, vi sus caderas amplias y una idea cruzo rauda por mi mente.



Para no desilusionarla, pero tampoco para darle esperanzas dije:



"Si Dayanna, tu hija, esta de acuerdo, por mi no hay problema"



Dio la vuelta me estampo un beso en la mejilla, vi una chispa de esperanza en el brillo de sus ojos, sonriendo se fue.



A la semana volvió junto con Dayanna al cuarto, como es de costumbre fue Dayanna quien hablo:



"Hemos conversado en intimidad y me ha pedido que la hagas tuya como lo haces conmigo, le he contado nuestros encuentros"



Después hablamos dio al final dejándonos solos.



No se como lo lograste le dije y la invite a tomar una copa. Tenía champaña por ahí, serví dos copas nos pusimos mas cómodos en el sofá, ya deseaba ha esa mujer llena de deseos, me olvide de prejuicios físicos, morales y de todo.



La empecé ha desvestir desde el saquito que traía puesto, se quedo con una blusa rosada, semi trasparente donde se podía ver el brasier también rosado que traía. Tenia unos senos grandes algo colgados por la edad y los hijo, pero no por ellos despreciables, rocié champaña por esos generosos senos, que de nena mi enamorada disfruto, ahora los disfrutaba yo rociada de champaña, cosa que también disfrutaba Perla que estaba dejándose llevar muy placenteramente a cada contacto con mis labios, dientes, manos.



Me desnude el torso tan rápido como pude, mientras le servía otra copa.



Flaquito sigue no te olvides de mi, dijo mientras me jalaba a la cama. Me arrodille detrás de ella y abrí la falda que llevaba, al baje muy lentamente junto con un juste de tela muy suave y satinada que dejaba ver su ropa interior rosada que tapaba gran parte de su cadera y grande glúteos, al medio la humedad de su intimidad a flor de piel y con ese aroma propio de mujer en celo.



Baje su calzoncito hasta donde se pudo sin destapar la parte delantera, la hice girar, tome con los dientes la prenda la baje hasta la rodilla descubriendo su intimidad en un abultado monte de venus la cual cubrió con las manos rápidamente mientras quitaba por completo la prenda húmeda, olorosa que junto con el brasier conservo hasta ahora.



La recoste en la cama, era un espectáculo que me llega a la mente mientras escribo, empecé a vaciar de a pocos la champaña sobre sus senos, sobre su vientre y las iba recogiendo, chupándole esparciendo hasta esa mata de vellos que cubrían su intimidad.



De repente me paro, ella se sobresalta me mira algo asustada, como quien dice "¿Qué diablos pasa?", Te voy ha rasurar todos esos pelitos que te cubren, diciendo me retiro al baño mientras ella se tocaba, sin mediar palabra de por medio.



En el baño tomo lo necesario para la faena y termino de desvestir, vuelvo al dormitorio totalmente desnudo, con el miembro a media hasta, ella lo mira fijamente sin dejar de tocarse.



Te gusta la champaña le dije mientras vaciaba un poco sobre mi pene aun flácido, asintió con la cabeza y la empezó a lamer torpemente.



La hice recostar , me puse sobre ella en posición de 69, puse debajo sus glúteos una toalla mientras cortaba con una tijeras esa mata de pelos, ella regía cada vez que cortaba se movía de momentos, la jabone todos sus rincones y con un rasurador la dejaba bien peladita mas clara y suave que el resto de su piel.



Esta para comer le dije Después de limpiarla adecuadamente, derrame licor en su bajo vientre la cual la hizo saltar por el ardor que producía, pero no soltó su presa, la cual estaba en todo su esplendor.



Empecé lamer la recién depilada piel, chupaba como un bebe que busca sustento, baje a su intimidad abrí los labios con la lengua hasta encontrar el clítoris, ya bastante voluminoso. Perla gritaba, jadeaba, se sujetaba del cubrecama rechinaba los dientes, cosa que aproveche para salir de encima de ella y me puse en frente sin dejar de chupar su intimidad, cada vez mas olorosa y húmeda



De rato en rato se arqueaba y se quedaba quieta por unos instantes, los suficientes para dar un respiro.



Mi pene ya pedía ha gritos hacer sus parte, empecé a navegar en todo su cuerpo, subiendo por sus caderas, su vientre, su ombligo, sus senos, su cuello. Puse mi miembro sobre su vientre y ella la cogió con las manos y empezó a menearlas. Baje un poco y ella la guío hasta su escondite bastante inundado por sus flujos de deseo.



Empecé a meterselo despacio, entraba en un lugar acogedor, caliente, húmedo, algo ajustado, hasta que toque sus glúteos con los testículos, ella emitió un grito un "ahhhhhhhhh!".



Empecé con el mete y saca variado la velocidad, Perla cerraba los ojos y a cada embestida emitió ese gemido. mientras me aplastaba los glúteos contra su cuerpo.



Me arrodille sin sacar mi bien empalmado pene de su deliciosa intimidad, alce sus piernas una altura, eché una copa mas de champaña a nuestra unión para luego coger sus glúteos a cada embestida que daba. Es un poco lento pero es profundo, entraban hasta los testículos



Terminamos casi juntos, Perla arqueo el cuerpo mucho mas profusamente y yo ya no podía aguantar tal sensación y me vine dentro de ella llenándola toda.



Me recoste a un costado de ella manchándola toda con nuestras sensaciones. Nos quedamos acostado uno al lado de otro sin decir una palabra.



Estuvo rico, riquisimo, dijo. No he estado en mucho tiempo con un hombre, y creo que mi hija ha hecho una buena elección, yo también.



Nos sentamos en la cama frente a frente, ella arrodillada, yo a pierna suelta mientras tomábamos otra copa (Que rica estaba la champaña, recuerden me comprar otra), ella miraba mi pene como estaba, le vertió el licor, diciendo dejarme beber de ahí, se tumbo a chuparla.



Lo hacia muy plácidamente, pero este no quería despertar, se hacia de rogar, apenas se mantenía, pero el placer de verla así era riquisimo (aun lo es). Lo dejo, se incorporo me miro a los ojos y dijo casi susurrando:



"Quiero que me hagas por atrás, nunca lo he hecho, y me gustaría probar la experiencia por culo propio".



El (mi pene) eso si había escuchado, ya se estaba irguiendo cual aludido, Perla se dio cuenta y dijo:



"Parece que necesita incentivo todavía, malcriado" y empezó ha chuparlo nuevamente hasta lograr su cometido.



Como quieres, pregunte, a lo que ella dijo, como tu quieras hoy tu eres el rey.



Hice que se echara boca abajo, vacie una copa de champaña a lo largo de toda su columna has la entrada de ese otro agujero, que esperaba deseoso.



Abrí sus nalgas para echar otra copa de licor en la misma entrada y ver como reaccionaba a esos actos. volví a la nuca y empecé a besar mordisquear toda su piel bajando hasta donde la espalda pierde el nombre, para luego saltar hasta altura de la rodilla y subir por entre sus muslos interiores, encontrando reacciones que favorecían mi ego. Pase unas cuantas lamidas y lengüetadas a su deliciosa cueva, ahora depilada y con mayores reacciones a mis movimientos antes de llegar ha ese lugar prohibido para muchos que pasaron por la vida de Perla.



Vacie otra copa de ese licor y empecé a lamer ese agujero estrellado, y notar una dilatación lenta, metiendo y sacando la lengua lo mas que podía. Para luego meter un dedo primero despacio hasta el fondo luego un poco mas rápido, cosa que la enloquecía de sobremanera, metí dos dedos y jugaba con ellos mientras frotaba con un tercero su cuevita húmeda



La masturbe un rato, me puse sobre ella, penetre nuevamente su cuevita para lubricar mi pene erguido en su máxima expresión por tener ese agujerito por estrenar.



La saque, eché nuevamente licor en su entrada y empecé a meter despacio, pero con firmeza mientras se quejaba de un dolor que no quería dejar pasar. Incluso para mi era doloroso pasar esa entrada, que paulatinamente se dilataba al paso del garrote que representaba el ser penetrada por ahí, cuando hubo entrado casi la mitad, Perla levanto las caderas un poco, abrí un poco mas las piernas, la cual aproveche para de un solo tirón metérsela todo, hasta donde pudo llegar.



Se dejo caer emitiendo grito, que me pareció de dolor, de felicidad, de miedo, de triunfo, de ira, de seguridad, de morbo, de tensión en un solo grito.



No hice nada por unos instantes, estaba en la gloria cabalgando a la madre de mi enamorada, empalmada por detrás, entonces empecé el clásico mete y saca despacio, sacaba todo menos la punta y volvía meterla hasta el fondo, ella alzaba las caderas cuando se la iba a meter y las bajaba cuando la sacaba.



Después de un rato empezamos jadear mas rápido, ambos, ella había metido su mano para frotarse el clítoris, cosa que ayuda con una mano mientras me sostenía con la otra. Termine dentro della con un chorro de esperma en su interior, que resumía por los lados, al poco rato termina ella arqueando la espalda dejándose caer completamente, y yo sin sacar mi herramienta sobre ella.



Estuvimos así por un rato hasta que se me bajara la hinchazón, nos quedamos dormido uno al lado de otro hasta que llego Dayanna buscando a su mamá.



Paso, nos encontró desnudos a ambos, me dio un beso en la boca, diciendo "Parece que la han pasado bien aquí" .



Dayanna dijo, me invitan a comer a lo cual dije si.



Perla y yo entramos a ducharnos, al salir me quede a contemplar como se vestía Perla ayudada por su hija, pero no le deje ponerse ni el brasier ni el calzoncito que junto con los vellos cortados conservo hasta hoy.



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  • Categoría: Maduras
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