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Categoría: Maduras

LA MADRE DE MI AMIGO ME ENTREGA SU CULO GORDO

Mi amigo Julián, (yo Esteban 18 años ambos), me llevo a su casa para compartir una noche de ocio y juegos, pero yo no sabía que su mama estaba presente, ella Laura de 42 años, era una hembra morocha explosiva, con una cara de puta increíble, demostrando nuevamente lo bien que mantenía su cuerpo con gimnasio.

De repente en un momento de la noche, mi amigo se fue una hora con su padre a entregarle algo que le debía, yo me quede con ella en el comedor, donde por arte de magia se sentó al lado mío y comenzó a tocar mi pierna, se me puso dura la pija y no nos pudimos contener, sacando mi verga del pantalón y mostrándosela bien dura, ella no podía creer que sea tan grande, comenzándola a chupar.

Me lamia tan bien las bolas y la punta de la verga que yo gritaba de placer, nos quedamos totalmente desnudos, y comenzamos la faena.

La abrí de piernas, comencé a pajearla con mis dedos hasta hacerla acabar una y otra vez, ella se levantaba y lamia el flujo caído sobre el sillón, una puta con todas las letras.

La abrí bien abierta y comencé a clavarla, mis huevos rebotaban con una potencia increíble sobre el culo de la madura, gritaba, me pedía más y más, que nunca le saque la verga de esa concha bien caliente.

-madura- Es tan perverso esto que me imagino que mi hijo me está cogiendo, tenés la verga dura pendejo.

-yo- Señora la clavo con tantas ganas que no se imagina lo caliente que me pone hacerla acabar con mi verga.

Se abría cada vez más y sabía que eso me ponía como un salvaje, la miraba a los ojos y la besaba escupiéndole la cara y refregándole toda la saliva de perversión que le depositaba.

Yo sentado sobre el sillón todo con olor a flujo, me hacia la paja mirándola como me meneaba el culo, le pedí amablemente que se empinara que le tocaba recibir una buena culeada de madura madre perversa.

Le di varios golpes en las nalgas gritándole lo gordo que era ese culo, para luego introducir mi verga bien dura para que la sienta como se debe, clavaba una y otra vez junto al ritmo que ella me proponía, toda una experta culeadora, mi cintura reventaba de velocidad una tras otra clavada, ellas gemía sin importarle nada, me decía que me sentía como su marido, yo ya a esa altura bien sudado no paraba de contestarle que la cogía como mi mujer.

-madura- Sos mi macho cogedor de culos gordos, sos mío, no pares de moverte tan bien pijudo.

-yo- Madura hace que la ame, que bien moves el culo puta casada, pobre mi amigo le estoy reventando la mama.

Me pidió que me ponga en cuatro patas y yo realmente me asuste, pero era simplemente para hacer una de sus grandes perversiones, me secaría con su lengua de puta todo el sudor del culo y de las bolas, disfrutando al extremo todo mi jugo hasta de las piernas, perversa al máximo.

Se sentó sobre mi y comenzó a cabalgar como desesperada, saltaba y saltaba con su culo bien abierto por lo grueso de mi verga, yo le amasaba las tetas que rebotaban, ella se las escupía y pedía  mas fuerte las apriete y le muerda sus pezones, saltaba, gemía como una zorra en celo, llegado el momento comenzó a moverse con más intensidad pero si saltar de arriba abajo, solo se movía para adelante y atrás sin que la pija salga de su culo, acababa sobre mí como nunca y eso era explosivo.

-madura- Soy una experta cabalgadora viste pendejo pija grande, ahora si vas a entender por qué todos me desean

-yo- Yo sabía que cogía como diosa, por eso estoy cumpliendo un sueño, madura puta de mierda, mueva el culo, muévalo más.

Gritando como una puta loca me pedía la leche, me la pedía con tantas ganas que me levante rápido del sillón empapado y olorosa, la arrodille y le pedí que abra la boca bien grande tanto como el grosor de mi verga, le cogí un poco la boca, le frotaba por la cara la verga con saliva, le frotaba los huevos por los ojos, hasta que no aguante y explote de placer, cantidad de leche bañaban su cara, no paraba de gritar por semejante explosión, mis piernas temblaban, mis dedos apoyados sobre el suelo se estrujaban solos, me encontraba en un momento máximo de excitación, ella bañada y comiendo toda la leche, no daba más de placer, quedando prácticamente enamorada de mi verga y de este macho joven.

Luego de bañarnos y quedar aseados, llego mi amigo y continuamos la noche como si nada hubiera pasado con la vieja puta de su madre.

 

 

 

 

 

Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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