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Categoría: Incestos

La insospechada carencia de mamá 4ª parte

Fue esa tarde como podía haber sido otra cualquiera, cuando conocí a mi nueva madre, a pesar de ser una madura entrada en carnes, sabía cómo moverse en la cama y lo ejercía muy bien. Nunca hubiera imaginado a mi madre follar con tanta agilidad y versatilidad. Deseaba volver a tener un afer con mamá. No quería decepcionar a mi madre, así que me puse a leer consejos en diversas webs, una cosa llevó a la otra y acabé viendo porno como siempre. En media paja, sonó la puerta de casa y por esa hora debía de ser mi madre que llegaba del trabajo, sin embargo algo me hizo desconectar manteniéndome en lo mío totalmente concentrado…. En cuanto abrió la puerta para saludarme, encontré una madura increíble, mi progenitora me pareció más guapa de lo habitual…su cara era de por sí una delicia con sus ojos verdes y labios carnosos. No pude evitar fijarme también en sus tetas presionando por salir de un ajustado vestido de flores. Ella debió fijarse en mi erección, que se disimulaba mal por culpa de la vista sorpresa. Mantenía mi falo agarrado por debajo del glande mirándonos como cuando a un conejo le das las largas en medio de la carretera de noche, no era la primera vez que me veía en semejante actitud, pero esta vez no esperaba que me cazara.



– “Vaya cariño, Supongo que te pillo en tu momento de auto-placer…”



– “¿El auto-placer? ¿El momento…?” La sangre no me llegaba al cerebro, así que no entendí bien la situación, estaba tan ensimismado que todo me sobrepasó quedando en evidencia ante ella.



– “Perdona cariño, creo que vamos a tener una charla muy seria… No te molesto más y te dejo continuar con lo que haces” rió “Ya iremos viendo”.



Se dio la vuelta y subió por las escaleras mientras me fijaba en su culo contonearse a través de la puerta medio entornada. No me esperé y acabé mi paja pensando en ella. Al cabo de unos minutos la encontré picando a mi puerta justo cuando salí de buscar en internet, me dijo que me traía un plato con pastelitos que había comprado al salir del trabajo.



-“Te van hacer falta, el azúcar es lo mejor para alimentar el cerebro”.



Le agradecí el gesto y la invité a que los disfrutara conmigo, pero dijo que tenía prisa y les iban a engordar más de lo que estaba. Volvió a subir por las escaleras y me deleité de nuevo con los gestos de su cadera en unos apretados leggings. Aquello parecía un pulso entre la hembra matriarcal y el nuevo macho… Estuve pensando todo el día en ella, no podía quitármela de la cabeza. Bajé a comprar el pan, lavé el plato que me trajo con los dulces e hice un poco de ejercicio saliendo a correr por el parque de al lado… y me aseé listo para atacar a esa mujer que me estaba pidiendo guerra. La casualidad de estar en la cocina me adelantó la estrategia de mi ataque al encontrarla vestida con una de su fina bata de casa.



– “Ya he lavado el plato de los dulces… estaban deliciosos mamá, tienes muy buen gusto”.



– “Gracias cariño. ¿Quieres que te ponga otro trozo? Los tengo en el frigo por si quieres tomar más”.



– “No quiero, solo te quería explicar lo estaba haciendo en mi cuarto cuando has llegado…”



– ¡No hace falta cariño! Ya sé lo que hacías y No me ha molestado, anda pasa de ello”.



– “Es que me interesaba saber más sobre nuestro tipo de relación, ya sabes entre un hijo y su madre y lo que opinan otras personas, consecuencias y todo ese tipo de cosas, y claro algunas de las cosas que comentaban me han calentado justo en el instante que tú has llegado…”



-“¿Y has sacado alguna conclusión positiva?”



-“Bueno hay opiniones para todos los gustos pero… comencé a narrar…



…Si recordamos épocas más antiguas las familias preservaban sus riquezas casando a los hijos con parientes cercanos, de esa forma ninguna otra familia accedía a las herencias. En principio era como una estrategia de origen económico donde no se inculcaba el tabú o el miedo a casarse entre parientes, después llegaron los prejuicios sociales denigrándolo para que la riqueza no quedara en unas cuantas familias y así se distribuyera de mejor manera y hasta hoy. Pero aún existen civilizaciones donde la palabra incesto no se conoce, es decir, para ellos no existe porque pueden relacionarse entre hermanos, primos, madres e hijos o padres e hijas y tener descendencia sin mayor problema. 



-“¿Entonces estás de acuerdo que los progenitores follen con los hijos, y que los machos dejen  preñadas las mujeres…?



Yo no estoy de acuerdo con las relaciones entre niños menores de 16 años y adultos, porque son relaciones de abuso sean o no parientes, pero si dos personas de más de 16 años deciden que se gustan y son parientes el único limitante es el prejuicio social. Otro claro ejemplo son los clanes, ahí todos se vinculaban eróticamente con todos y socialmente funcionaban. Dicen que en la propia biblia encontramos como al morir el esposo de una mujer el hermano la tomaba como esposa. Yo pienso que el repudio hacia las relaciones eróticas en familia es un aprendizaje social lleno de prejuicios…, y estas relaciones entre familiares se da con mucha más frecuencia de lo que creemos. Por lo que he podido leer hay muchos padres que follan con sus hijos y las mujeres quedan preñadas sin problemas… Es un tema de controversia porque muchas personas tienen miedo de quedarse preñadas por si el bebé sufre algún trastorno, pero los médicos dicen que hay una baja posibilidad de malformaciones contrario a lo que muchos piensan. El incesto solo lo puedes ver como cualquier otro deseo sexual, hay muchas personas que optan por tener relaciones sexuales o sentimentales con una persona de su mismo sexo, pero no aceptan el hecho de que sean con algún familiar como que una madre y su hijo puedan llegar a tener coitos completos y además tener hijos por ello. Creo que toda persona tiene derecho a obtener placer con cualquiera mientras no haga daño a los demás, y si es dentro de la intimidad de la casa propia con mayor razón…- “… ¡Así, que no pienso renunciar a follar contigo…!”



Mi madre quedó paralizada de mi debate sobre el incesto y lo bien que me salió de un tirón atemperando total seguridad en lo que decía… Me hizo sentar en el sofá que teníamos en el rincón de la amplia cocina mientras traía más pastelitos y los dejaba encima de la mesa comedor. Dejamos de hablar de trivialidades comentando mis argumentos, hasta que me preguntó por mi novia y le conté cómo nos habíamos distanciado…



- “…Me has hecho ver otra perspectiva de la vida y aunque tengas 38 años me gustas más que esas niñas”.



-“¿No crees que soy muy vieja para ti…?”



– “Para nada mamá…estás muy bien con esas tetas impresionantes y nunca pensé que te pudieras mover así cuando follas para…” Me cortó de repente.



– “¿…Tener mi edad? Eres patético nene. ¡¿Me desnudas con la mirada todo el rato, te hago la mejores pajas de tu vida y hasta te dejo entrar en mi coño… y no se te ocurre nada mejor que hablar de mis tetas y que soy vieja para follar…?!”



– “Perdona mamá, yo no quería…”



– “¿No querías, que? ¿No querías decirme que me ves vieja para adularme o para follarme? Tu madre puede llegar a ser más puta que esas guarras que ves en las pelis porno y mucho más zorra que esas niñatas que te follas en el instituto…. Que yo me mueva así cuando me follan No es por casualidad, me mantengo en forma para disfrutar de todas las cosas que me ofrece la vida… Pero tú ¿Quieres hacerme una pregunta de verdad o vas a ser un niño que no da la talla?”



Estuve unos segundos en silencio, me había roto todos los esquemas, pero si quería ser directa, lo sería… – “Tus tetas. ¿Son de verdad?”



– “Sí hijo, ya veo que te siguen obsesionando mi tetas. Mira cuando era niña tenía complejo porque las tenía más grandes que el resto de mis amigas, incluso algunas aún no tenían cuando las mías eran enormes a los 12 años, pero pronto me lo quité de la cabeza cuando comprobé los beneficios que tenía que fueran grandes…los chicos me valoraban más a mí que al resto llevándolos como babosos detrás, luego me arrepentí de todos aquellos devaneos”.



-“¿Y por qué? A las chicas os gusta que vayamos detrás de vosotras, y a ti te encanta controlarnos…”.



-“Pero hay que pagar el precio de la mala fama… Bueno pero dejémoslo, todo eso ya pasó. Ahora me toca. Eres el típico que cree que lo sabe todo sobre sexo cuando se ha tirado a un par de chiquillas de su edad, pero descubriste que nunca has tenido sexo de verdad hasta que has probado a una madura experta como mamá. Te crees que lo sabes todo por haber hecho sexo anal o un trío con la Jennifer y el Richard cuando no puedes hacer que una hembra se corra con un buen cunnilingus”. Volvió a dejarme mudo, me dejó pensando que le apetecía que le comiese el coño.



– “¿Y cuál es la pregunta? Eh… Que sepas que sí que he probado el coño de una mujer… en más de una ocasión y creo que se han corrido haciéndoselo. En dos ocasiones he hecho el 69 hasta correrme…”



– “¡Uy!, perdone, ha probado el coñito de una niña… La pregunta es si tú tienes la boca para algo más que para decir estupideces… o estamos perdiendo el tiempo”. Mi madre necesitaba que le comiesen el coño y yo no había comido uno en mi vida, esa era la verdad, pero no podía renunciar a mi posición de macho predominante, ¿o sí? Aquella era una oportunidad de saboreárselo…



– “Está bien. Dices que no sé comerme un coño. Pues aquí me tienes, ¡Enséñame!”



– “Joder, por fin despiertas… al final no vas a ser tan atontado”, rió. “Pero vamos a ir más despacio”.



Mamá se sentó sobre mí a horcajadas. Puso mis manos en su pelo negro y nuestras bocas se comenzaron a fusionar en pequeños picos arreciando a besos llenos de lujuria. Se restregaba sobre mi entrepierna poniéndome a mil mientras sus manos levantaban poco a poco mi camiseta. Al mismo lento ritmo, yo posé mis manos en su culo y una vez allí, apreté fuerte pegando su cuerpo contra el mío, quedando sus tetazas a la altura de mi boca. Los empecé a devorar por encima de la ropa como un caníbal hambriento. Ella aprovechó para deshacerse de su bata y el top que llevaba para tumbarse en el sofá con las piernas abiertas. Me acabé de quitar la camiseta mientras me invitaba moviendo su dedo índice, pero cuando me dirigí a su chumino…, al clítoris, me detuvo con un pie en mi hombro.



– “Primer fallo, empieza desde abajo y luego sube… mis piernas y después mi ano también tiene derecho a ser lamido”. Me atoré al pensar que mi lengua debía pasar por su ojete antes de llegar al coño…



Le hice caso y volví desde sus labios vaginales sus piernas para recorrerlas con la lengua, saboreé sus muslos mientras le miraba desafiante a los ojos hasta llegar a su estrellado agujero, ella pensaba que no me atrevería pero lo hice con decisión. Me enzarcé un rato en su ano, al contrario de lo que me parecía al principio, aquel lugar me gustó y me excitó sobremanera, su piel y las rugosidades jugaban con mi sensitiva punta lingual… tras darle unas cuantas lamidas más con el extremo de mi lengua fui subiendo lentamente recorriendo el carnoso coño de mamá entre los pliegues de sus labios… chupándolos y separándolos para degustar el interior rosado, caliente y jugoso. Introduje mi lengua en su vagina follándomela y atiborrándome de coño, cuando de pronto noté su mano me empujándome contra su vagina. Empecé a devorarla con más ahínco, su olor y sabor eran extremadamente excitantes y me envalentoné casi al límite de morderlo, fue entonces cuando me paró.



-“No tienes que ir a lo loco como un perro hambriento, tómate tu tiempo y disfruta de cada parte”.



Le hice caso y comencé de nuevo una comida de coño en aquella madura que se ofrecía despatarrada ante su hijo con la necesidad de sexo por la nubes. Nunca pasó por mi cabeza que una mujer de su edad, vamos que mi madre tuviese tantas ganas de ser follada y que estando casada tuviese esas carestías insospechadas. Mi madre gemía y se retorcía como una puta hasta que me pidió que escribiese su nombre con mi lengua en su interior, a la vez que bajó su mano para ayudarme, abriéndose los labios como una flor hace por la mañana. De nuevo obedecí trazando cada letra en su coño trastornando su clítoris… una vez acabado lo volví a repetir con apellidos y así hasta que mi madre explotó eyaculando sobre mi cara con mis dedos metidos en su punto “G” follándomela. No esperaba aquello tan rápido, así que me retiré un poco mientras ella se empezó a reír… eso no evitó que me empapase la cara y me tragase buena parte de su chorro fluido.



– “¡Sorpresa! ¿Nunca habías visto un squirt hasta que te lo ha enseñado tu madre…?”



– “Joder, no me lo esperaba tan rápido, la otra vez te costó más… Nunca lo había provocado en una mujer”.



– “No lo hacen todas, pero ya te iré ayudando a reconocer cuando me voy a correr. Ahora que ya me has hecho disfrutar de verdad, mucho más que la otra vez, porque además de tus penetraciones me has comido muy bien la pepita… ¡Ahora te toca a ti y te haré llorar de placer!”.



Mamá me desabrochó los pantalones y bajó los calzoncillos de un tirón…, admiró mi polla unos segundos acariciándola de arriba abajo como el que mira una joya, escupió en ella, restregando su saliva con una paja lenta embadurnando todo el tallo desde la punta a las pelotas.



– “No me quiero arriesgar ya que es muy tentador, ¿Pero últimamente has tenido algún problema en esta preciosidad con la precocidad…?”



– “Nunca me va a ocurrir más, estoy aprendiendo a durar más sin problemas”.



– “¿De veras? Lo vamos a comprobar, a ver si mi niño está aprendiendo a follar con Dios manda ¡Tu madre te va a enseñar a ser un buen semental…! Día para ello no nos van a faltar y tiempo tenemos todo el que me permite mi trabajo por las tardes…”



Ella se sentó sobre el reposa cabezas del sofá y llevó mi verga hacia su coño. Yo la miré extrañado ya que pensaba que me tocaría disfrutar como un cosaco con mi verga en su boca, pero no fue así, ella lo leyó en mis ojos…



– “Cariño, si me la meto en la boca, no me aguantas ni dos minutos. Deja que haga para que me puedas hacer gozar lo que tu padre no me consiente ni aguanta”.



Se abrazó a mi cuello y me rodeó con sus piernas y en ese mismo gesto mi capullo en forma de seta expandió la bocana de su vagina forzando un poco la expansión de su coño, y consiguiendo que entrase mi falo sin problemas gracias a su lubricación y la rigidez encomiable de mi rabo. Directamente empecé fuerte, no quería esperar, pues si es cierto que no usábamos condón nunca, tampoco era normal que una mujer sensata se dejara inseminar con tanta frecuencia si no tomaba precauciones anticonceptivas, de ahí que lo diera por hecho. Yo no podía dejar aquellos labios carnosos cargados de lujuria, una lascivia impropia de una madre con su hijo, pero en esos trances no éramos más que un macho y una hembra que fornicaban como animales irracionales…, nos mordíamos los labios y nos besábamos sin parar paladeando nuestra fogosidad. La levanté del sofá girándola ante la posición un poco incómoda, allí se puso a cuatro patas empinando su culo que ahora sí igualaba en altura a mi cipote… Sin ayuda de enfilar, su chumino se trago mi bálano sin comedimiento hasta las mismas pelotas, y de ahí continúe mis embestidas mientras azotaba su culo.



– “¡Avísame! Lo quiero en la boca”.



– “Pues no creo que aguante mucho más joder”.



Ella se puso boca arriba, dejando caer su cabeza. Me agarré a sus tetas y llené su boca con mi polla. Ella se agarró a mis nalgas, llevando el ritmo. Podía ver y notar como su garganta daba paso a mi verga. Mi madre comenzó a darme besos por el pecho mientras usaba sus manos para recorrer todo mi cuerpo. -“Te deseo”, exclamé excitado creyendo que era el mejor de mis sueños, pero era mi madre la que en ese momento se deslizaba por mi cuerpo.



-“Lo sé, mi amor”, contestó una voz cargada de pasión que no reconocí como suya…, abriendo los ojos descubrí a una hembra completamente desnuda, la que me estaba besando la polla. Mamá me miró satisfecha la erección de mi verga y levantando su mirada, contestó:



-“Tienes la polla más hermosa que jamás me he comido…”



No supe o no pude reaccionar para expresarle lo que sentía al tenerla sometida a mis deseos habiéndose comportado tan seca conmigo durante toda la vida, y por eso  me quedé mirando mientras ella profundizaba sus caricias. La lujuria que vi en los ojos de mi madre era tan inmensa que quise detenerla diciendo…



-“No es el momento”, por qué no lo sé. Al oírme, paró un segundo y poniendo tono de puta, susurró en voz baja…



-“No sabes cómo he soñado que me dejaras hacerte una mamada sin que huyeras de mí. Sé que me he portado muy mal contigo, pero quiero compensarte permitiéndote que me hagas tuya…”



Dando por sentado que yo lo deseaba como ella, se deslizó hasta mi verga y con una dulzura sin par, se apoderó del pedazo que andaba empalmado al límite del dolor, y usando sus labios comenzó a besarme el capullo, a chuparlo y succionarlo jurando con mi orificio uretral.



-“¡Mamá!”



Mi chillido de auxilio para mi madre la confirmación verbal de mi deseo y sacando su lengua recorrió con ella todo mi estoque y mientras con una mano lo agarraba fuertemente y con la otra me acariciaba con ternura los testículos. Ese triple tratamiento y muy a mi pesar, consiguió su objetivo que no era otro que excitarme al punto de la locura.



-“La tienes muy hermosa, mi amor. Tiene el sabor dulce y brioso de un gran macho”, dijo satisfecha al ver que mi miembro viril llevaba más de 20 minutos alcanzado su tamaño máximo y dureza extrema.



Tras lo cual empezó a lamerlo de arriba abajo sin dejar de masturbarme lentamente. Aunque resulte difícil de creer, en ese momento me embargaban dos sentimientos contrapuestos. Por un lado, estaba totalmente excitado pero por otro, estaba destrozado por no haber conseguido evitar que esa madura cumpliera sus deseos y no los míos dejándome dominar una vez más por el temperamento de mamá.



-“¿Me amas?” Preguntó con una sonrisa mientras me daba otro lametón.



Tardé en contestar porque no podía decirle que mi amor por ella era de otro tipo y no fue hasta que sentí que de sus ojos surgían vidriosos rogándome una respuesta afirmativa justificando todo aquella relación incestuosa donde tanto se jugaba sentimentalmente…



-“Sí, mamá te amo con toda mis fuerzas, te deseo y te quiero hacer mía… ¡Quiero PREÑARTE!”.



Mi respuesta no era cien por cien mentira y no siendo tan juiciosa, dudé que deseara seguir follando con su pervertido hijo sabiendo la intenciones de preñarla, sin embargo no necesité más explicación de mamá al oírla pegar un gemido de alegría y abriendo su boca, comenzó a meterse en su boca alternativamente cada uno de mis huevos sin dejar de masturbarme. Para entonces mi excitación era brutal. Deseaba que mi madre culminara su felación con mis 18 cm de polla hasta el fondo de su garganta pero incapaz de exteriorizar mi deseo, la madura siguió jugando con mi mostrenco con sus manos y mamando con su boca solo el primer tercio del bálano y roscando el resto con su mano derecha y con la izquierda sopesando y jugando con mis huevos febriles.



-“¿Quieres sentirla en mi boca?” Insistió con lujuria en sus ojos.



No esperó mi respuesta y sin previo aviso, abrió sus labios y se la metió hasta el galillo. El ritmo que imprimió a su mamada fue lento pero constante. Buscando maximizar mi locura, cuando veía que estaba muy excitado paraba durante unos instantes para acto seguido reiniciar la felación con mayor ardor. 



-“¡Me encanta!” Reconocí derrotado mientras usando mis manos presionaba su cabeza contra mi rabo energizado.



Para mi madre, el hecho que encajara toda mi extensión en su boca fue el banderazo de salida e incrustándosela por entera hasta el fondo de su garganta, empezó a sacar y a meter mi verga sin quejarse. Era increíble como desaparecía por completo hasta que los huevos le golpeaban en la barbilla, sin duda el capullo hinchado debía de llegarle al mismo esófago. La precisión que demostró al hacerlo así como el calor y humedad de su boca, me hicieron temer que no tardaría en correrme. « ¡Esto no está bien!», pensé mientras hacía acopio de toda mi fuerza de voluntad para no derramar mi simiente. Mamá cada vez más segura de lo que estaba haciendo, aceleró la velocidad de su mamada y llevando una de sus manos a su coño abriéndose de piernas para palmar con toda la mano el frondoso chumino que posee, se empezó a masturbar mientras me preguntaba excitada…



-“¿Te gusta cómo te la mamo… te gusta ver a tu madre chupándote la polla como una zorra salida?”



Confirmé con la cabeza, imposibilitado de hacerlo con la voz, totalmente rendido y dispuesto a mi claudicación. Mi entrega lejos de satisfacerla, la azuzó y sin dejar de acariciar su clítoris con los ojos inyectados de deseo, me soltó algo que jamás hubiera jurado iba a oír de su boca…



-“Te prometo que a partir de hoy serás mi niño mimado y no tendrás queja de mamá. Seré tuya cuando, donde y cuantas veces quieras…si lo deseas… ¡TE DEJARÉ QUE ME PREÑES!”.



Tras lo cual me invitó a sentarme en el sillón, izando su cuerpo asió el cipote procurando ponerlo lo más vertical posible enfilando con su coño que esperaba altivo con sus grandes orejones entreabiertos para embutirse mi badajo…, puso mi polla entre sus pliegues y dejándose caer, se empaló con ella lentamente. La nueva postura me permitió observarle de cara y descubrir tanto la dulce expresión de su rostro como sus tetazas de grandes rosetones coronados por unos pezones erguidos, y sin pensar en lo que estaba haciendo, con mi lengua empecé a recorrer sus pezones y masticándolos con mis labios.



-“Siempre he sabido que te volvían loco mis tetas… cuando me cambio o cuando llevo ropa ligera con escote no paras de fijarte en ellas…pero sobre todo en la playa no dejabas de observarlas como un idiota para reparar si se salían del biquini”, gimió al sentirlo y terminando de llenar su conducto con mi ariete, clavó sus uñas en mis hombros y me pidió que la amara, que la follara y que la empalara hasta el estómago.



No tardé en sentir que mi madre empezaba a moverse sobre mí jugando con su cadera de una manera tan puta que me dejaba asombrado, se metía la polla hasta los huevos presionando su clítoris contra mi pubis y de retrocedía extrayendo todo el rabo hasta justo dejar su cabeza achampillonada entre sus labios vaginales, y aunque me no me avergüenzo, reconozco que en esos instantes impropios olvidaba nuestro parentesco para disfrutar de esa madura  notando su vagina húmeda y caliente con mamá sobreexcitada. Sus gemidos se acuciaron mientras ella incrementaba el compás de sus arremetidas soportando mis pollazos sin recato alguno, con el que usando mi verga acuchillaba su interior hasta convertirlo en vertiginoso mete saca de sonidos atronadores con nuestros cuerpos chocando y los chasquidos de nuestros genitales acoplados en un mar de lubricación… ¡Ver como se enterraba toda la verga en su vagina era demencial!



-“¡Me corro!” Aulló teniendo la polla de su reconciliado hijo lo más dentro que podía del coño.



La presión que sus músculos ejercieron en mi miembro viril un tormentoso placer, tocando cada terminación nerviosa que me enervaba al término de la locura y los jadeos que salían de su garganta fueron la gota que derramó mi vaso y sin poder aguantar más exploté sembrando su interior. Una oleada de calor recorrió en un instante mi cuerpo al mismo tiempo que mamá convulsionaba en un orgasmo espectacular e insólito. Apreté sus pezones justo cuando noté que ya no aguantaba más, descargando todo dentro de ella. Me apoyé exhausto mientras ella me relamía la boca conjugando todos los deseos en uno. Se incorporó con sus piernas abiertas para enseñarme como mi verga totalmente empotrada eyaculaban en su interior dando espasmos que solo ella y yo percibíamos. Los chorros de leche brotaban como un geiser en el fondo del útero de mi madre, sus gemidos se rimaban con cada aldabonazo de blanca leche y espesa que se estrellaba contra su pared vaginal rellenado el cérvix de mi progenitora. Ella apretaba deseosa de ser la mejor anfitriona y hospitalaria de mis millones de bichitos que se amontonaban en el fondo vaginal para iniciar raudos su carrera final por las trompas de Falopio y conquistar el vientre de mamá. ¡No tendrían miramientos de preñarla! Tras los dos primeros lechazos, le siguieron otros tres o cuatro menos cuantiosos menguado la presión paulatinamente, hasta quedarnos agotados pero felices…, cayó sobre mí mientras su cuerpo sufría los últimos embates de su orgasmo y yo acaba de inseminar a conciencia la vagina por donde hace casi 17 años vi la luz de este mundo, fue entonces cuando sin levantar su cara de mi pecho, confesó…



-“¡No sabes cómo necesitaba que me hicieran el amor! Me haces muy feliz cubriendo mi carencias, esas que tu padre no me satisface desde hace mucho tiempo como mi cuerpo necesita…”



Desgraciadamente, sí lo sabía pero también que al acceder a ello, unía amor filial e instinto animal en un solo acto cuyo destino era unirnos y ser cómplices de por vida. Aunque mamá tenía todo lo que me resultaba enloquecedor en una mujer… firmeza, personalidad, un cuerpo hecho para follarlo de madona y deseos incontenibles de follar, no podía olvidar que era mi madre y esposa de mi padre. Estaba todavía pensando en ello cuando abrazándome escuché que me decía…



– “No creas que esto ha acabado, tienes que hacerme disfrutar el doble la próxima vez”.



– “Dame un rato que me recupere y te volveré a ensartar como te mereces…”, Le espeté envalentonado con unas ganas tremendas de volver a empezar pese a que mis piernas flojeaban del descomunal orgasmo.



– “¡Te voy a enseñar a usar los dedos! Ven aquí mientras se recupera tu soldado de acero.”.



Mamá cogió mi maño y me chupó dos dedos. Luego me miró y los introdujo hasta su garganta. Entendí el mensaje y repetí lo mismo. Llevé los mismos dedos a su coño y sin dejar de mirarla a los ojos, empecé a masturbarla. Ella levantaba un poco su culo y gemía más que antes. Fue a llevar una mano a su tesoro, pero la agarré y se la coloqué detrás de su cabeza. Aumenté mi ritmo frotando con fortaleza la zona superior de su entrada vaginal donde descubrí su punto “G”, notando como me ardían mis dedos impregnados del flujo y mi esperma recién descargado en su coño. Le mamaba las ubres y le propinaba un mete saca al ritmo que ella me indicaba con el lenguaje de su cuerpo…, chupaba y succionaba sus pezones alternándolos con su boca que se me ofrecía divina y jugosa. Eran besos de desquiciados amantes que se comían los labios luchando con las lenguas mamándoselas deseosos de más placer que nunca era suficiente… no cedía en meter y sacar mis falanges de su chumino encharcado produciendo grande alboroto de chasquidos hasta que finalmente ella volvió a correrse en una súbita e incontenible corrida expulsado varios chorritos de flujo que me empaparon entera la mano…



– “Esto te lo tenías escondido ladrón… Se te da mucho mejor de lo que imaginé. A partir de ahora me follaras y me sacarás un squirt cada día… Hacía tantos años que no tenía uno que se me había olvidado lo que se siente al tenerlos. ¡Ahora no voy a poder vivir sin ellos!”.



– “Te los haré si me prometes que me la mamarás como solo tú sabes hasta hacerme reventar dentro de tu garganta…y después me dejes follarte por el coño hasta vaciarme del todo los huevos”.



-“A estudiar canalla, ¡Tu mami necesita descansar!”



Agradecí sus palabras y mientras el enanito bueno que todos tenemos dentro me echaba en cara el haber disfrutado de esa manera tan obscena con mi propia madre, el contrario saltaba de alegría soñando con preñarla si no la pifiaba antes. Mi madre y yo nos fundimos en otro increíble beso y finalmente ella se quedó dormida desnuda entre las sábanas de su cama de matrimonio hasta la hora de cenar, mientras a mí me hubiera gustado fuera entre mis brazos… Aquella tarde mamá me enseñó unas cuantas lecciones prometiéndome que sería mi profesora por mucho tiempo y la acogedora de todas mis fantasías, siempre y cuando yo cumpliera con las suyas. Mamá se estaba alejando de su marido y acercándose peligrosamente a su hijo… sin embargo no es de la que deja escapar un pájaro si puede retener a dos, y les puedo asegurar que es una mujer capaz de manejarse a dos machos a la vez. ¡Fornicábamos sin recato fundiéndonos los genitales en acoples feroces sin paragón!



CONTINÚA...



Este es mi correo...  trovo_decimo@hotmail.com  por si deseas contactar conmigo, sugerirme o contarme alguna de tus fantasias que leeré encantado. ¡Muchas gracias!


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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