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… Mi plan era convencer a mi madre para follar más seguido. Un día llegué más temprano de lo habitual a casa, y saludé como siempre lo hacía… -“¡Mama! ¡Papá! Ya estoy aquí”, pero esta vez no hubo respuesta. Extrañado un poco, fui directo a mi cuarto donde dejé mis libros, y después caminé hacia el cuarto de mis padres, donde la puerta estaba entreabierta con un palmo escaso de abertura. Lo volví a ver, aquello que cambió para siempre mi vida. Bueno, no es que un muchacho adolescente de casi 17 años hubiera vivido mucho, pero con todas las hormonas a flor de piel más salido que el rabo de un cazo…aquello era increíble. ¡Mis padres desnudos! Y en ese momento mi padre se disponía a clavar a mi madre de frente. Me agazapé bien atrincherado acomodándome al lado de la puerta, para poder ver sin ser visto, en el caso que alguno de ellos mirase hacia donde yo me encontraba. Mi padre le chupaba las tetas con frenesí, y mi madre le decía…
-“¡¡ Vamos por favor, clávamela ya!! ¡No me hagas esperar! Tanta abstinencia me está matando… de seguir así me tendré que buscar un amante o un buen consolador a pilas…”
Yo entraba en shock cada vez que veía a mi madre desnuda…, sobre todo tan dispuesta a entregarse al fornicio irracional con que se follaba a su marido impasible la más de las veces. Antes de tener relaciones con ella la había visto en pelotas cuando se duchaba sin pudor alguno con las cortinas recogidas, o en la playa con sus biquinis de escasa tela, donde su culo y sus tetazas se tragaban la prenda especialmente al salir del agua, pero no en una situación como esa en pleno acto coital… en algo tan íntimo como el culmen de la procreación. Era un subidón verla como una zorra cualquiera suplicando por una verga, eso era demasiado. Sin embargo, el morbo es descomunal. A mis 17 años, no se tiene la oportunidad todos los días de ver sexo en vivo y en directo, mucho menos y a sólo unos pasos de distancia de mi habitación y gratis, en la intimidad de tu propia casa, incluso aunque se tratase de mis padres, la situación es demasiado morbosa para cualquiera. El caso es que decidí quedarme a ver el espectáculo como hacía siempre, ¡Me sentía un poco celoso! Después de que mi madre le había pedido a mi padre que se la clavara, él la complació enfilando su ariete en ristre y sin ningún miramiento ¡¡La ensartó completamente!! Los ojos de mi madre se abrieron como platos al notar todo el invasor enterrado hasta las pelotas en su coño de un solo envión, mi padre le empezó a zumbar con duros embates, cada vez más fuertes y de mayor cadencia…, ella no paraba de gemir más afanosa a cada atracón de rabo. Empinó el culo buscando más profundidad o mejor acoplamiento, fue entonces cuando rodeó a su esposo con sus piernas, a fin de lograr el mejor acompasado del ritmo en las embestidas. Era obvio que los años de follar juntos, los hacían compenetrarse de inmediato, todo iba muy bien, hasta que al cabo de no más de dos o tres minutos, mi padre empezó a resoplar más fuerte, sus embestidas se hicieron más rápidas y más enérgicas, y de pronto la clavó a fondo convulsionando entre jadeos becerriles, uno, dos, tres y hasta cinco espasmos estentóreos descargando toda su leche en el interior del coño de su mujer y todo terminó. Se desplomó encima de mi madre alterada por la rapidez de su marido…
-“¡No, no, no, por qué siempre es así, siempre me dejas caliente! ¡Sólo piensas en ti! ¡Te comportas como un cabrón egoísta… ¡Yo también tengo mis necesidades!”
A lo que mi padre respondió… -“¡Lo siento, estoy muy cansado! ¡Ya no soy un chaval de 20 años! Tienes que comprenderlo… ¿Qué quieres que haga…?”
-“Como que qué quiero que hagas… concéntrate en hacerme disfrutar, aguanta pensando en las musarañas o en lo que quieras… ¡Necesito al menos 10 minutos de polla dura dentro de mi coño…!”.
-“¡Nena esto es lo que hay!”
-“¡¡Serás cabrón!! Acaso yo no trabajo todo el día como tú. Necesito desfogarme y que me follen como Dios manda. ¡Solo te pido un coito de duración razonable! Ya no que no me corres follándome, porque sé que eso ya no va a pasar…”.
Mi madre entonces, lo empujó hacia un lado y se levantó rápidamente en ese momento, yo salí disparado para la parte de enfrente de la casa, y haciendo como que estaba entrando en ese momento, grité mis habituales saludos. Mamá me respondió desde su cuarto…
-“¡Ya vamos! En la cocina tienes preparada la merienda”
La cogí y me dirigí hacia mi cuarto… no salí hasta que me llamaron para cenar. Tenía demasiado en mi cabeza. A esas alturas, las pocas experiencias sexuales que había tenido con mis amigas no habían sido todo lo placenteras que hubiera querido, además el problema de papá, parecía hereditario. Me propuse entonces vengarme de los dos… de papá por haberme dado esa inutilidad en el sexo con eyaculaciones precoces, me obsesionaba aguantar 20 minutos, media hora o 40 minutos follando sin eyacular como esas estrellas del porno… y de mamá por ese comportamiento tan inquisitorial que había mostrado conmigo desde pequeño, en contradicción a cuando está cachonda. Tal vez su trabajo le estresaba o le aburría, a saber qué, el caso era que los platos rotos los solía pagar su hijo riñéndome por diferentes cuestiones, pese a estos momentos “ayudándome” con mi estrés, no me libraba de alguna que alguna reprimenda cuando la mal follaba mi padre.
¡Tenía un plan y lo pensaba poner en práctica esa misma semana…! Mi padre trabajaba los sábados por la mañana en la oficina, y regresaba entre las 14 y las 15 horas, por lo cual tenía suficiente tiempo en completar mi meta… ¡FOLLARME A MI MADRE COMO DIOS MANDA! Adquiriendo los mismos derechos que su esposo de trincarla como me diera en gana. No soy nada celoso, o eso creía, así que no me importaría compartirla con mi progenitor… Nos la follaríamos a dos pollas. Dado que acostumbramos desayunar juntos el sábado, ese día no me levanté de la cama estratégicamente. Esperé a que papá se fuera y cuando oí el ruido del coche alejarse, me desnudé por completo y me cubrí sólo con la sabana y esperé. Como a los veinte minutos, tal y como lo había imaginado, apareció mi madre en mi cuarto recién bañada y perfumada y una bata sencilla que usa ella para andar más cómoda en la casa. Me preguntó que si estaba bien, que por qué no había ido a desayunar con ellos…
-“Después de espiarnos ayer como follábamos ¿No te estarás pajeando dentro de la cama para ponerlo todo perdido de leche? Porque si es así no te pienso cambiar las sábanas en toda la semana…”
-“No mamá, es que me siento mal…pero no me vas a creer de qué se trata”.
-“Vamos, soy tu madre y ya no me sorprende nada de un hombre. Además últimamente nos tenemos más confianza … ¡¿Anda cariño dime con franqueza qué tienes para quedarte en la cama?!”
-“Pero, prométeme que no te vas a reír”
-“¡Prometido!” Dijo, alzando su mano derecha y ese era el pistoletazo para mi dramatización…
-“Bueno, lo que pasa es que… hice una pausa, respiré hondo. Lo que pasa es que yo… volví a suspirar, ¡qué hijo deputa que soy! Y se lo solté de una sola vez…Mamá, creo que tengo problemas con el sexo, pues las veces que lo he hecho con mi novia, he durado tanto para correrme… mientras ella se corre varias veces, a mí no me da tiempo a terminar por que no pueden más. Siempre me deja empalmado diciéndome que eso no es natural. ¡¿Tú qué crees, mama?! ¿Crees que soy alguna clase de bicho raro?” Y al decir bicho, gemí un poco como queriendo llorar.
Mi madre no sabía qué decir oyendo semejante milonga, reaccionó… -“¡Pero qué me estás contando! Conmigo duras lo normal en un chico de tu edad…poco sí, pero suficiente ¡No esperaba mucho más de ti!”.
-“¡¿Pues entonces porqué con ella aguanto tanto sin correrme?!”
-“Pues no sé… eso puede ser por muchos factores. Qué la chica no te gusta suficiente, que no lo hacéis en un lugar cómodo, que te estresas cuando la estás follando y no ves la forma de rematar o que los condones no son muy sensitivos… No sé hijo son muchos factores, yo no soy una experta sexóloga”.
-“Entonces tal vez tendré que probar con otra, a ver si mi gusta más y duro menos…”.
Y me preguntó… -“¡Oye hijo! ¿Y cómo cuánto duras tú… ya sabes, follando con esa niña…?”
Yo le traté de responder con la mayor naturalidad del mundo, como quien cuenta las noticias… -“Mamá, duro en promedio una hora sin parar. A veces he durado menos, pero en promedio una hora”.
-“¡¿Una HORA?!” preguntó llevándose una mano a la boca como tapándosela. -“Sí, mamá, es eso malo”.
-¡Hijo, no creo que tengas nada de qué preocuparte! Si es cierto… lo que no entiendo es cómo conmigo, lo máximo que has durado son diez minutos escasos…, incluyendo las felaciones y la pajas”.
-“Puede que fuera la ansiedad y el morbo de tenerte…”.
-“O la novedad… ¡Pero ahora ya no hay tanta novedad entre nosotros! ¡¿Verdad?!”.
En ese momento advertí que había un cierto brillo en sus ojos, que nunca había visto antes, y al bajar la vista, me fijé en que sus pezones se marcaban totalmente en su bata, ¡Mi madre estaba excitada! ¡Y era por mí! Decidí ir al todo por el todo y agregué…
-“Sí, mamá, incluso eso me trae problemas, pues a veces cuando me levanto estoy empalmado y como duro tanto, tengo que esperarme mucho rato para poder bajar a desayunar… por vergüenza de presentarme con la tienda de campaña montada”.
-“Es normal que los jóvenes os levantéis erectos, es un recurso de la naturaleza para que la verga tenga un buen riego sanguíneo inflamando la masa cavernosa y esté bien preparada para el coito… Ahora mismo… ¿Estás excitado?” Me dijo con una mezcla de turbación y excitación que me terminó de decidir.
-“Sí, mamá, ¡Mírame!” Al decir esto, aparté la sabana que me cubría…
Dejé al descubierto mi polla al máximo de rigidez… imponente, majestuosa e incluso tenía el glande humedecido con líquido pre-seminal. Cuando volví a mirar a mi madre, ella me miraba con semblante casi indiferente con un tono de morbosidad… suavemente dirigió su mano hacia mi rabo, ella no lo dudó un segundo, creo también le excitaba la idea de quitarle el estrés mañanero a su hijo. Lentamente empezó a subir y bajar su mano a lo largo de mi tronco, lo miraba fijamente, con placer alternando su mirada entre mi cipote y mis ojos con una media sonrisa pícara. Yo por mi parte, en un dos por tres le quité la bata que tenía puesta, y sin darle tiempo a reaccionar le empecé a chupar las tetas. ¡Qué tetas más ricas las de mi madre! Y ella empezó a gemir…, yo le apretaba las tetas, se las sobaba, se las chupaba y mordisqueaba un poco, me di cuenta que eso la ponía a mil.
-“Ayer te vi espiándonos otra vez a tu padre y a mí detrás de la puerta cuando follábamos ¡Eres un voyeur incansable que le gusta ver como se follan a su madre! Un hijo de puta sin vergüenza”.
Paré de mamar su pezón derecho y la miré a los ojos avergonzado… -“Os llamé y no me contestasteis… pensé que estaba solo en casa y de pronto os encontré dale que te pego…no pude hacerla vista gorda a eso”.
-“Ya lo sé. Te oí pero tu padre no… Estábamos a otras cosas más urgentes. Ya vistes que me folló poco como siempre, pero él se quedó a gusto corriéndose dentro de tu madre… ¡Como siempre!”.
-“Sí ya me di cuenta. Te disgustaste mucho ¡¿Por eso estás tan enfadada con él?! Y la pagas conmigo.”
-“No, contigo no… solo con el cabrón de tu padre ¡No es para menos…! ¡¿Tu sabes los años que hace que no me da un orgasmo como Dios manda?!”.
Al oír eso no quise entretenerme más en preliminares, debía poseer a mi madre de una buena vez, no quería dejarla pensar y jugarme el riesgo que se arrepintiera. Bajé mi cabeza aún más y le besé el vientre, a la par que me inclinaba sobre su cuerpo le separé las piernas y ella se tumbó sobre la cama, sobre su bata abierta ofreciéndose sumisa inesperadamente. Se empezó a oír como suspiraba y jadeaba algo bajito pero constante, ella por su parte me abrazaba y me sobaba la espalda, sin hacer nada más, yo seguía en lo mío, volví a subir hasta su cuello…la besaba más, bajé a sus tetas tomando uno de sus pezones con mi boca y me prendí a él, se lo besaba, chupaba y hasta pequeñas mordidas le daba, y luego el otro y de regreso, con esto mamá jadeaba con más fuerza pegándome su pubis a mi pierna y me seguía abrazando más fuerte, bajé otra vez por su abdomen, y le extraje las braguitas, me fije que si bien no se había depilado el coñito, si se lo había arreglado, ya que se le veía poco pelo y bien recortado. Traté de mamarle su vagina pero se hizo a un lado…
-“No cariño, eso hoy no es lo más adecuado…ayer tu padre se corrió dentro y aún estará ahí su leche”.
Sin entrar en polémicas con ella, le empecé a meter uno y luego dos dedos por su caliente y mojada vagina un tanto dilatada. Ella subió el volumen de sus jadeos cuando me encarnicé en frotar su punto “G” en la parte superior de su entrada vaginal interna, me mantuve firme estimulándole esa zona con contundencia y delicadeza por no menos de cinco tres minutos…, hasta que de pronto convulsionó apretándome muy fuerte los brazos. Se comenzó a retorcer corriéndose muy abundantemente bañándome la mano con sus jugos, los cuales olían bien, sin tener un olor muy penetrante, con esos mismos jugos entre mis dedos, le fui acercando uno a la entrada de su culito, el cual a decir por ella conservaba virginal, y realmente lo sentí muy apretado y pequeñito, comencé poquito a poquito a deslizar un dedo hasta la base y de regreso…, primero mamá apretó mucho el culito cerrando con fortaleza el ano, pero hablándole quedo empezó a aflojarse y así se lo pude meter sin problemas. Al mismo tiempo con la otra mano le metí dos dedos por su vagina y al poco tiempo se corrió con más ruidoso orgasmo…
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-“¡Ya cariño, por favor métamela! ¡La quiero sentir bien dentro! ¡FÓLLATE A TU MADRE! ¡Métemela tan adentro que no quede nada de tus 18 cm de polla fuera de mi coño! ¡HASTA LOS MISMO HUEVOS!”.
Bastante empalmado y muy seguro de poder durar un buen rato follando antes de correrme, procedí a otro de mis fantasías pendientes con mamá, que me mamara la verga antes de follármela, como hacían todas las putas porno. Acerque mi verga a su boca, ella no se negó pero solamente le dio un pequeño beso en la punta, le dije…
-“Anda mamá, empieza poco a poco metiéndotela en tu boca”, ella abrió un poco más y quizá se metió la mitad de la verga y la sacaba, sin ponerle mucho ritmo ni nada, así que le empecé a hablar y a acariciarle su vulva jugando con los pliegues de sus carnosos labios vaginales con mis dedos diciéndole… “Venga mami, pónmela bien dura que después ¡Te la voy a meter toda sin dejar nada fuera…! ¡El cabrón de tu hijo sí te va correr con la polla dentro, como ningún otro hijo de puta de ha follado…!”.
Ella muy obediente puso su mejor empeño en darme la mejor mamada…, se metía casi toda mi verga y regresaba hasta la punta, con esto y mis dedos que la seguían acariciando en el interior de su vagina, no paraba de jadear. Torturó ricamente mi falo y mis huevos como ya me había hecho en más de una ocasión una vez extremadamente duro. Se notaba el placer que sentía al ver como crecía y se endurecía la polla dentro de su boca. Volví a acomodarme arriba para seguir chupándole las tetas, pero en realidad lo que estaba haciendo era acomodándome mejor para clavársela al estilo misionero. Mientras chupaba sus pezones erguidos y duros con más fuerza y le daba pequeños mordiscos. Con las manos le indiqué que separase las piernas, ella no se opuso en absoluto despatarrándose a placer en sutil movimiento de abertura… no se quiso dar cuenta que la follada era inminente. Con mi mano derecha guie la punta de mi glande hacia esa fuente de calor que me llamaba, que pedía ser llenada, y cuando dejé de jugar con sus ubres, la miré fijamente a sus ojos, ella abrió sus ojos escrutando mi pensamiento perverso de follarse a su propia madre, la misma que le dio la vida, sin saber si era como premio o castigo… Me miró extrañada espetándome con la mirada “¡¿Por qué me había detenido?!” No hubo más tregua, y en ese instante empujé con fuerza hasta el fondo, como si la vida se me fuera en ese esfuerzo. Ella abrió más sus ojos, al igual que hiciera con papá, me abrazó, y empezó a darme besos en toda la cara. Ahora me sentía ambiguo en mis sentimientos por ella, ver que siendo severa conmigo se volcaba cariñosamente cuando le hacía el amor, cuando nos hacíamos el amor o fornicábamos como animales salvajes.
Al fin estaba adentro de su cálida y húmeda cueva otra vez y siendo yo el que había tomado la iniciativa, ¡Cuánto tiempo había esperado ese maravilloso momento! Había fuego en la mirada de mi madre, se pasaba la lengua por los labios, pensando en el banquete que se iba a dar. Por fin podría dar rienda suelta a todos mis deseos reprimidos y sentirme libre al fin follando con tanto deseaba a la mujer que me quitaba el sueño muchas noches. Yo aproveché y empecé el mete saca, primero muy rápido (estaba muy excitado) y después un poco más lento, tratando de controlar y alargar al máximo el placer de la penetración. Con el cuerpo apoyado sobre mis codos sin hacer peso sobre ella, aun notado presión con sus tetas, la hincaba desde el capullo hinchado a la base apretando mis huevos contra su esponjosa vulva una y otra vez…, al llegar a fondo soltaba el aire comprimido en sus pulmones un gemido tras otro. Sus manos recorrían todo el cuerpo a donde podían llegar, desde la espalda a mi culo…sus piernas encorvadas totalmente despatarradas me daban acceso a la perforación extrema. Mi polla se deslizaba dentro de su cuerpo como un cuchillo en mantequilla, notaba cada pliegue de sus paredes vaginales en mi sensible glande y como éste llega a su pared vaginal donde notaba una agradable dureza. Me fijé aporrar de continuo ese bulto carnoso con mi capullo, y así al cabo de cinco minutos, creo que no llegaron ni a cumplirse, le di dos violentas embestidas cuando mi cuerpo se tensó electrizándome por completo con unas descargas iniciadas desde mi cabeza a mis huevos. Se inició un derramé sin contención de toda mi leche en su interior. El esperma en ingentes chorros de lefa se acumulaba en su fondo uterino… no fueron menos de seis los aldabonazos que me dejaban derrengado. Cuando ocurrió ella comenzaba a disfrutar más intensamente, me miró extrañada, y me reclamó…
-“¿Qué es esto? ¿No me has dicho que durabas una hora?”
A lo que contesté mientras sacaba mi cipote chorreante de su acogedora gruta…–“Es que las ganas me han podido mamá… yo creía que sí… pajeándome aguanto mucho pero no sé qué ha pasado…”
–“No esperaba que duraras tanto pero al menos que me corriese yo sí… ¡¿O es que tu madre no tiene derecho a un buen orgasmo?! Estoy apañada con estos hombres ¡Solo sabéis llenarme…!”
– “Lo siento mama, creo que es un problema de herencia, me tienes que aceptar como soy ¡Aunque el que goce sea sólo para mí! ¡Yo Te amo, mama!”
– “Eres un Hijo de Puta”, dijo resignada. “Lo que tienes que hacer es espabilarte y buscar la forma de aguantar más o se te acaba el chollo… A tu padre lo tendré que seguir soportando el poco rato que me folla, pero a ti te quito el privilegio de follar con tu madre sin no tienes más correa”.
-“Al menos que quieras que papá se dé cuenta de esto, creo que no te queda más remedio que aceptarme como tu amante… Además ¡Qué puedes esperar de un adolescente salido como Yo!”.
-“No me amenaces porque os mando a tomar por el culo a los dos. Mira cariño… esta casa es mía, tu padre y yo tenemos separación de bienes y tú no tienes donde caerte muerto… ¡¿Te gustaría quedarte en la puta calle con una mano delante y otra detrás o viviendo con el capullo de tu padre?! Piensa bien lo que deseas, porque se puede cumplir…”
Aquella amenaza me puso muy burro, yo continuaba empalmado y las ganas no se habían diluido, así que me fui a por mi madre, la enganché de la cintura y poniéndola de espaldas sobre la cama, me subí sobre ella, le enfile la verga a la entrada de su vagina. Mi bálano se rozaba con la misma vulva que chorreaba mi leche, en tanto ella buscaba mi polla contorneado la cadera y elevando el culo… se la quería meter. Dilaté un poco más el tiempo hasta que le metí la mitad, paré y la saqué hasta la punta y de nuevo hasta la mitad, así unas cuantas veces hasta que ella al sentirla entrando empujo hacia mí y se la empaló completa, me abrazo la espalda con sus piernas y comenzamos el vaivén. Notaba deslizar mi polla agradablemente dentro de su vagina acogedora…, en esa postura del misionero aguantamos como cinco o seis minutos, cuando le noto que se pone muy tensa, me apretó muy fuerte con sus piernas y sus manos en mi espalda para que no me saliera, algo que no pensaba hacer. Ella me atrapaba en su cepo y hasta un poco de dolor sentí a la altura de los riñones, entonces se corrió descontroladamente, se sacudía sin parar convulsionando sin sacársela del fondo. Yo dejé de moverme hasta que acabó de temblar, y luego volví a moverme con un movimiento cadente dentro de ella… me abrazaba y seguía como sollozando bajito. Pregunté cómo se sentía y me dijo que nunca había sentido tanto, que con su marido si llego a tener alguna vez orgasmos siendo novios, pero no tan ostentosos… Quizá serían ya como las diez de la mañana, metía mi polla hasta las mismas pelotas dentro de su vagina bien húmeda y encharcada de mi leche añadida a la de mi padre de la noche anterior y de los fluidos de sus dos corridas. El tronco venoso de mi verga resbalaba fácilmente hasta el fondo… ella se acariciaba el clítoris, que se ponía un poco duro y respingón, y así seguí por un rato frotando nuestros pubis de arriba abajo, pero aunque ella me pedía que se la metiera más fuerte, decidí cambiar de postura. La giré acostándola boca abajo y le metí una almohada por el abdomen para poner su culo en pompa…, sin reparos así se empinó y le comencé a poner la verga en la entrada de su culito, y poco a poco empecé a empujar, su ano fue cediendo y pude meter la mitad, hasta ponerse muy tiesa y dura…
-“Cariño, por favor que me está doliendo mucho ¡No seas brusco cabronazo! Al final vas a conseguir darle por el culo a tu madre. ¡Eres un pervertido cabrón… pero no pares metiéndola con cuidado!”.
Sin querer forzar más, dejé de bombear y permanecí con la mitad de la verga en su culo sin moverme, con las manos por debajo de su abdomen alcance su vagina y le metí dos dedos… empezó a jadear fuerte, al poco tiempo se tensó, la arrastré a la orilla de la cama conmigo parado enfrente de ella… Se la empecé a meter hasta el fondo, con esta posición, le abrí bien sus piernas colocando sus tobillos entre mi cuello y mis orejas…, así seguimos por un buen rato, se la dejaba enterrar hasta el fondo de su dilatado esfínter, paraba y de nuevo hasta afuera la extraía entera. Con mi mano la guiaba a su coño y otra vez al fondo, debía de gustarle el juego combinatorio, porque su coño no paraba de lubricar y manar fluidos… sus jugos me llegaban hasta mis huevos y se escurrían por mis muslos, no paré de disponer de su ano y coño hasta que me quedé permanente en su vagina. Mamá en un estado de casi inconsciente solamente se abría de piernas y empujaba su pubis para encontrarse con mi verga, se la metí al fondo, me quedé sin moverme, hasta que la propia señora empezó con un vaivén suavecito, pero su vagina me tenía bien apretada la verga, como que tenía vida propia y me la exprimía riquísimo. No sé cuánto duramos, pero sinceramente pienso que pocas veces he durado tanto follando sin parar ni correrme en mi corta vida sexual. Por su parte mi madre no abría los ojos, simplemente sollozaba, se corría, parábamos el ritmo, de nuevo continuábamos y así por lo que sentí mucho pero mucho rato, luego noté que ya no aguantaba más, sentía que mi verga estaba por expulsar el resto de la leche que me quedaba en mis huevos…, y entonces paramos el ritmo. Mamá apretaba la verga con las paredes vaginales, era increíble como sentir una mano alrededor de mi verga, luego aflojaba y de nuevo a follar.
Le di la vuelta poniéndose a cuatro patas como una perra obediente… Era increíble como esa mujer inquisidora que tenía por madre, podía cambiar tan drásticamente cuando obtenía su dosis de sexo, convirtiéndose en una perrita obediente y sumisa deseosa de ser penetrada hasta ser reventada a pollazos, aunque este fuera su propio hijo… así que se la metí otra vez hasta el fondo en el coño, al mismo tiempo que mi pulgar mojado con sus jugos se lo metía hasta el nudillo por el culito poniéndose súper cachonda. Ya durábamos poco más de 30 minutos sin dejar de follar hasta que me empezaron a temblar las piernas, ya no admitía más dilaciones pero ella no estaba dispuesta a renunciar a mi estoque viril y exaltado… me acosté de espaldas en la cama y ella misma trepó sobre mi verga y frente a mí se la metió hasta el fondo, unos pocos minutos después, se sacudió como muñeca de trapo y por fin se dejó caer en mi pecho, yo no aguanté más… No sé cuándo pero ya me fue imposible detener la corrida, la cual solamente he experimentado un par de veces más por la cantidad de esperma eyaculado.
Noté el subidón de marea y comencé a soltar mi lefa en tu coño otra vez. El primer chorro fue largo y cuantioso, después se concatenaron otros tres o cuatro chorros de leche más en su interior, hasta se noté cómo quedaba completamente seca la verga dentro de ella todavía dura unos minutos más, los cuales seguía bombeándose como ida. Finalmente nos quedamos sin mover, la verga no se me bajaba, pero ya no hacíamos nada más, esto duro algunos segundos hasta desenchufarnos, no encuentro expresión más atinada. Quedamos laxos, sin fuerzas para nada y en un éxtasis total. Ella se quedó sin moverse en mi pecho como cinco minutos más, cuando se me encogió la verga y se salió de la vagina ella sola, se giró abrazándome de costado y no dejaba de decirme que le había dado el mejor desayuno de su vida. Yo le insistía para que me diera más detalles, hasta que terminó reconociendo lo desesperada que estaba por mi verga, y que siempre estaría a mi disposición hasta que yo quisiera…, entendía que era muy vieja para mí y que seguramente pronto me fijaría en una chica más adecuada para pero que sin condiciones estaba a mi disposición como madre y como putita para su hijo.
Ya sin mucho afán de mi parte, quedamos en esa posición un rato más hasta que me acordé que no había desayunado todavía y me hallaba famélico. Me paré a orinar sin hacer ruido, me vi al espejo como un conseguidor exitoso, un macho que había marcado a su hembra, una yegua rebelde y desbocada. Ella entró en tanto me aseaba la polla en el lavabo… sentada en el váter a alivió su vejiga, me giré observando su entrepierna y ella automáticamente las abrió para que tuviese una buena panorámica de su coño meando un chorro contundentemente grueso. Había valido la pena la espera y la estrategia…, sinceramente había tenido un despertar excelente con una mujer que se me entregó sin condiciones y que pese a su edad se conservaba muy buena. Su temperamento pasional que tanto me hostigaba ahora lo reconducía hacia mis intereses…supe despertar para que se entregara sin trabas a mis deseos. Después fui a la cocina con mi madre, me preparó el desayuno y se quedó viendo como lo tomaba dándome conversación insustancial… ya había pasado casi media hora del último coito, y antes de darme cuenta, sin más se arrodilló a un lado de la silla y acercó su boca a mi verga, la empezó a ensalivar y se la fue metiendo poco a poco se endurecía y creía en su boca hasta quedar rígida cual mástil, aunque debo decir que sin la fuerza de antes, pero ella no paró mamármela y comerse mis huevos hasta que logró mi corrida, poca pero algo de lefa licuada consiguió extraerme… ella tragó hasta la última gota y siguió chupándome la verga por unos segundos dejándola impoluta y ella finalmente satisfecha de su dosis seminal…
-“¡¿Te ha gustado cariño…?! No sé qué pensar por la cantidad de leche que me has dado esta mañana… Ya nunca dudaré de tu palabra…, has demostrado que eres un semental como no imaginé fueras, hijo”.
Todo quedó zanjado y bien zanjado entre mi madre yo, pero el matriarcado no lo iba a ceder fácilmente…, ella era quien disponía de sus dos machos al libre albedrío, de los plazos y momentos adecuados…nosotros encantados que nos eligiera para follar con ella ¡Un método barato y simple de acabar con el estrés de cada día!
CONTINÚA...
Este es mi correo... trovo_decimo@hotmail.com por si deseas contactar conmigo, sugerirme o contarme alguna de tus fantasias que leeré encantado. ¡Muchas gracias!
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