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Son estas, unas series de historias de nuestro país, ricas en sabiduría popular de trama simple en la que tantos argentinos nos reflejamos.
El vendedor de productos para el hogar de la marca Atma.
Oscar era un vendedor a comisión de la empresa Atma, muy conocida en la Argentina por la calidad de sus productos.
Le habían asignado, la venta de los productos en una gran franja de la provincia de Santiago del Estero, Tucumán y Salta en lugares que los centros de distribución no llegaban y a porcentaje relativamente alto. Para ese recorrido, usaba un viejo Citroen 3cv.
Fue así que en una calurosa mañana de diciembre, llegó a una población distante quince kilómetros de Frías.
Desembarcando en la calle principal se dirigió a ofrecer sus productos casa por casa, pero siempre una constante era la última palabra de despedida, algo así como
"María, esa si que esta en condiciones de comprarle, señor"
Intrigado, al cabo de varias horas de esa tal María, tomó el coche y accediendo a las indicaciones de una señora mayor llegó a la casa de María en la periferia del pueblo.
Ni bien húbose bajado de su coche una señora algo morrudita, le atendió con una sonrisa plena, pero su cara, le delataba como:
¡Muy puta!
Esta es muy puta se dijo por lo bajo, Oscar.
Al tiempo, Oscar había desplegado sus habilidades de vendedor, a los avances cada vez menos indirectos de las proposiciones de María que terminaban en un doble sentido en un lugar común, en la cama y encamados.
Oscar, que a todo esto estaba entrando en el juego de la gordita, ya le parecía hermosa y en verdad Maria que ya se había cambiado so pretexto del calor de Santiago del Estero dos vez de ropa, y le había servido dos pavas completas de mate, tenia unas buenas tetas, esas de la provincia gordas y venosas, nada cuidadas pero duras y esperando ser manoseadas, además usaba una calza nada apropiada a su figura que marcada una zanga profunda en la entrepiernas, que Oscar no dejaba de mirar transpirando.
A una pregunta directa de Oscar, Maria le respondió que su marido trabaja en la construcción en Buenos Aires y lo veía allá dos veces cada cinco meses, ah decía Maria ¡no sabes lo que la soledad!
Cuando ya Oscar tenia asegurada la venta de una cafetera eléctrica y una plancha a vapor, se animó a decirle en tono cariñoso si no se aburría, tanto tiempo sola, pero tenía dos sentidos esa pregunta, porque le quería vender un televisor y quedar bien.
María exclamando una exagerada respuesta le tira en su ropa, la taza de café que ella había recién efectuado en su cafetera, también comprada recién y a modo de disculpa, le dice que se cambie de ropa y aproveche a bañarse.
Aceptando por el calor Oscar se metió en el baño y cuando se encontraba entretenido bajo el agua, nota que la cortina se corre, era María que desnuda completamente y suelto el pelo, le arrincona y bajo la lluvia le empieza a besar, Oscar que en ello tampoco era lento, y accediendo a lo sexual puro, ya que hacia tiempo que no cogía, le rodeo como pudo y empezó, a besarla
María afiebrada, le arrinconaba en el vértice de la paredes y la lluvia y tomándolo de la boca con las dos manos, le desaparecía los labios de Oscar que sorprendido ya se había entregado a la presión amorosa de esa mujer, y así como pudo fue tanteando con sus manos los cachetes de Maria, que en ella producían espasmos violentos de placer y ahogados gritos producto que dejaba de besarlo a Oscar y elevaba su cara a la lluvia que se le introducía en la boca
Papá llevadme a la cama, mi macho
Y arrancándolo de la lluvia le tomo de la mano llevándolo en vilo a Oscar que a cada momento su figura de macho quedaba sofocada por la fuerza amatoria de María
Le tiro o deposito fuerte en la cama María, tomándole la cabeza le dijo
Bebed y comer, como lo había escuchado de la Iglesia, este es mi cuerpo; cuerpo que será tu cuerpo
Y llevándose la boca de Oscar a uno de sus senos y le apretó mientras que Oscar empezaba glotonamente a chupar el pezón de Maria
Esta es mi sangre, sangre Santiagueña gritaba exacerbada María y le apretaba aún más la teta contra la cara de Oscar que sinceramente, ya no sabía en donde se había metido.
Cuando María comprendió que su devoción, empezaba a producir en su vagina, ya la tarde comenzaba a vislumbrarse y los calores de esa mujer eran rojísimos, en sus cara y sus pupilas estaban dilatadas al extremo producto de la revolución sexual interna, deposito a lo largo de la cama a Oscar y poniéndose en cuclillas, se acercó a su cara y ubicándole su vagina apenas a unos centímetros de los labios de Oscar, le dijo
Sangre de mi sangre, bebed
Y le acercó los labios amplios de su vagina roja, rojiza que intuitivamente ese apretujado hombre emprendió en un arranque de pasión
Maria cada pliegue de su vagina que era explorado por la lengua de Oscar era rociado por abundante flujo, producto de calentura extrema, y tomándole la pija de Oscar empezó en un juego de gimnasia irreconocible para ese tosco cuerpo de mujer que ensayase esas piruetas amatorias,
Subía y bajaba sobre el sexo de Oscar con su boca gordota y en ese movimiento le permitía a Oscar tomar aire y entrar en la cueva de su vagina cada vez más, pero también sacaba con sus manos el flujo en sus ojos de la vagina de María,
Es puta se decía pero mas que puta; putisima
Y emprendía a los ruegos de Maria que cuando dejaba el sexo de Oscar le gritaba
Mas, mas mi macho bebed y comer mis jugos...
Cuan do María se sació y notó que de seguir en el hombre produciría su eyaculación, besándolo cariñosamente en la cara de Oscar le dijo
Haremos la comunión de cuerpos...
Oscar ya no entendía nada, es mas quería de algún modo acabar e irse pero la gorda le había robado su cuerpo y su voluntad
Dejando un flácido cuerpo el de Oscar a lo largo de la cama, dio vuelta el retrato de Pedro su Marido que cómicamente sonría en el Ital Park de Palermo con un monito en la mano, advirtiéndole a Oscar que o se preocupara que ella tenia un DIU EN SUS ENTRAÑAS, esto ultimo elevando su voz, se fue acomodando a medida que el sexo de oscar desaparecía en los pliegues de la cintura de Maria, ahí fue cuando Oscar sintió el calor excitante de una vagina mas que dispuesta y Maria al compás imaginario de un mar, pero algo agitado se empezó a subir sobre el grueso miembro de Oscar, y al cabo de un rato estallo apretándolo a Oscar que por reciprocidad, hizo lo mismo.
Salió Oscar de la casa de María a las ocho de la noche, o lo que quedaba de él,
Fue cuando Maria quedase dormida, después de una seguidilla de orgasmos, él se fue vistiendo, pero ella le tuvo en la cama por más de seis hora.
Y bueno, se dijo Oscar al fin vendí de contado dos artículos, no gane el día pero me desahogue...
Fue ello, lo que pensó cuando ingresaba al bar, presto a cenar y descansar algo de la paliza de Maria.
La chica que le atendió, una joven de sonrisa picaresca...
Al final de escuchar el pedido de la boca de Oscar, le grito al mozo:
Marche, una frita completa, con dos huevos a caballo un vino de la casa abundante pan para un pobre cristiano desencajado, que viene de la casa de Maria
Oscar, empalideció ante la sonrisa de un auditorio completo...
Gustavo Gabriel Camisasca
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