Lourdes es una hermosa trigueña que trabaja en nuestra oficina, tiene 37 años y es una mujer con unas cualidades físicas fenomenales, sobre todo sus grandes y empinadas tetas como sus redondas y abultadas nalgas. En varias oportunidades le he hecho insinuaciones sobre lo mucho que me gusta pero sus respuestas son de indiferencia. Una tarde que compartíamos en una fiestecita de la oficina por motivos del cumpleaños de otro compañero tuve la oportunidad de platicar más detenidamente con ella y ponerme al corriente de cuales eran todas las dificultades que había atravesado en su vida, había contraído matrimonio en tres oportunidades y los mismos no duraron mas de un año, su vida era bastante precaria y con el sueldo que obtenía debía mantener a su anciana madre y sus dos hijos menores, una hembra de 14 años y un varón de 12, los cuales vivían con su madre porque el piso que tenía rentado era a medias con otra compañera para ayudar en su pago. Aquella conversación terminó con cierto sentido de lástima hacia Lourdes y por momentos entender cuales eran sus preocupaciones y recelos hacia una nueva relación. No obstante, haciendo un ataque a fondo me ofrecí como la persona indicada para resolver si no todos, la mayoría de sus problemas, ya que era soltero, vivía solo, tengo una buena casa y todas las condiciones y comodidades para satisfacer a cualquier mujer. En ese momento no me dio respuesta alguna pero prometió analizarlo y consultarlo con su madre. Salí aquella tarde de la oficina sintiéndome el hombre más feliz de la tierra aunque solo tuviese una pequeña esperanza de que lo que tanto había deseado pudiese ser realidad. Cada día la veía en la oficina, pero de la respuesta esperada nada.
Después de casi dos semanas de espera y ya con las esperanzas perdidas Lourdes se me acercó para decirme que quería platicar conmigo, que le dijese donde podríamos hacerlo. Le ofrecí que mi casa podría ser un excelente lugar y que nadie nos molestaría. Ella aceptó y quedamos en vernos esa noche. Cerca de las ocho y treinta aproximadamente tocan a la puerta y cuando abro ante mi vista se encontraba la mujer más esplendorosa que jamás había visto, venía muy bien vestida y arreglada para la ocasión haciendo resaltar aún más todos sus encantos femeninos.
De forma inmediata la invité a pasar y la acomodé en una cómoda butaca de la sala mientras preparaba algunos tragos propios para la ocasión, ya que a ella le gustaba bastante beber. Después de algunas copas y platicar por largo rato de temas y cuestiones variadas la hice ir hasta el comedor donde había preparado una hermosa y apetitosa cena como para impresionarla. Después de cenar volvimos a sentarnos en la sala y continuó nuestra charla, en esta oportunidad más directamente sobre el tema que yo tanta esperaba. Acepté todos y cada uno de los requisitos que ella muy delicadamente me iba exponiendo, ninguno era tan difícil de cumplir y al final el más interesado en el asunto era yo.
El sábado en la mañana la ayudé a trasladar todas sus pertenencias para mi casa y que ocupara el lugar que yo tanto había deseado. Debo decir que es una mujer muy afanosa y trabajadora en los quehaceres del hogar, pendiente hasta del más mínimo detalle de limpieza y pulcritud. Era la mujer ideal que tanto había esperado y deseado. A la semana siguiente me comentó que su mamá nuevamente le había dado quejas de que su hija ya no le hacía caso, por lo que me pidió que consintiera traerla a vivir con nosotros, de todas formas teníamos una habitación libre, le dije que si lo deseaba podía traer a sus dos hijos, pero prefirió que fuese la hembra solamente para que la mamá no quedase sola. El domingo bien temprano fue a buscarla mientras yo hacía algunos arreglos en la casa, llegaron cerca de las once y cuando me llamó para que conociera a su hija, mi vista no daba crédito a lo que veía… Más que 14 aparentaba tener unos 16 o 17 años, sobre todo por la forma de vestir, su cara resultaba un poco amargada y a duras penas me devolvió el saludo. Lourdes haciéndome una seña de que no le hiciese caso la llevó para que se instalara en su habitación. Las escuché como peleaban y utilizaban tonos bastante fuertes en su discusión, la causa principal era por su forma de ser y comportarse, por la forma en que se vestía y la vida tan desordenada que llevaba. Dándole un buen regaño le prohibió salir de la casa hasta que su actitud no cambiase y nosotros le diésemos el visto bueno. Aquella chica era un verdadero desastre. Varias veces me senté a platicar con ella para tratar de convencerla pero apenas me escuchaba. El castigo lo cumplía asombrosamente al pie de la letra pero nada más obteníamos de ella.
La madre de Lourdes enfermó y tuvo que ir a hacerlo compañía por unos días. Deberán imaginarse lo que me esperaba con aquella fierecilla a mi cargo durante sus días de ausencia, pero trataría de hacerlo lo mejor posible.
Sentado en la sala viendo la tele sentí cuando bajaba las escaleras y la invité a que me acompañara, con un poco de mala cara accedió y se sentó a mi lado.
-¿Qué bebes?.. Me preguntó
- Es coñac
- ¿Me dejas probarlo?
- Me parece que eres muy joven para beber.
- Yo bebo más de lo que tu te imaginas y también fumo, lo que lo hago a escondidas para que no me regañen.
- ¿Tú sabes lo que estás diciendo?
- Si… y se también que no le vas a decir nada a mi mamá… ¿verdad?...
Diciendo esto una leve sonrisa se dejó ver en su rostro por primera vez en veinte días.
Pensándolo unos instantes decidí arriesgarme para ver si de esa forma podía obtener su confianza, a fin de cuentas la madre no estaba y en varios días no vendría. Le indiqué donde estaba la botella y las copas y la autoricé a que se sirviera un trago. Casi llenó la copa y cuando se lo señalé me dijo que no me asustara que se la bebería poco a poco. A medidas que ella tomaba mis ojos no se apartaban de ella para ver sus reacciones, pero parecía inmutable y que la bebida no le hacía efectos…la muy cachorra sabía tomar de verdad…
-¿Ves que yo se beber y la bebida no me hace nada?.
- Ya lo estoy mirando, sírvete otra si lo deseas.
Inmediatamente se paró y volvió a servirse otra copa llena. Yo estaba completamente sorprendido de cómo aquella mocosa asimilaba la bebida.
Cuando se levantó para servirse otra copa dio un traspié que casi cae al suelo, pero reponiéndose continuó su rumbo hasta el bar, yo también había tomado unas cuantas copas, por lo que la botella había llegado a su final. Desde el bar con la botella en alto me indicaba se había terminado, le señalé donde había otra y nos servimos las copas nuevamente. Como prácticamente no estábamos atendiendo siquiera lo que ponían en la tele me propuso poner un poco de música, acepté y ella subiendo a su habitación trajo un disco de una música muy fuerte y bastante estridente. Me explicaba que esa era su música preferida igual que la de sus amigos y amigas. Le hice el comentario de que esa música no se podía bailar y comenzó a darme soberbias demostraciones de cómo se hacía. Su cuerpo hacía las más difíciles contorsiones, su cabeza giraba hacia ambos lados sin cesar y lanzaba gritos como una loca mientras bailaba. A los pocos minutos el sudor invadía todo su cuerpo y la camiseta que tenía se tornaba casi transparente por la humedad, hermosas teticas con pezones bastante pronunciados se podían observar sin mucha dificultad, como estaba en short por sus piernas corría el sudor. Se quitó las zapatillas para buscar mayor movilidad y el suelo se iba mojando por su sudor. Era todo un espectáculo lo que estaba presenciando con las demostraciones de aquella chica que con la música quería exteriorizar todo lo que tenía por dentro. Me levanté y fui al baño a descargar un poco de todo aquello que había bebido y cuando regresé mayor aún fue mi asombró, Lourdita se había despojado de su camiseta y completamente desnuda en su parte superior continuaba bailando cada vez de forma más frenética.
-Si continúa así vas a terminar desnuda. Mira como esta el piso del sudor.
Su leve sonrisa se había ido transformando en carcajadas estrepidantes que señalaban claramente su estado de embriaguez. En dos oportunidades había perdido el equilibrio y fue al piso, pero levantándose de nuevo continuaba bailando. Con el objetivo de que se tomara un descanso puse un disco con una música mas suave, pero negándose de forma rotunda me increpó de que esa era muy vieja. Subió nuevamente a su cuarto entre tropezones y caídas y regresó con un disco que tenía una música que parecía árabe. Su baile ahora pasó de lo desenfrenado a lo exótico y sensual que de verdad me agradaba mucho. Con marcada malicia movía sus tetas y sus nalgas cuando se paraba frente a mi. El clímax llegó cuando al compás de la música se fue despojando de la única prenda que la cubría, el short, pues nada más tenía debajo. Una hermosa chocha joven quedaba a mi vista con abundantes vellos a pesar de su poca edad. Sin pronunciar una sola palabra la dejé hacer todo lo que quisiera por tal de que se sintiese a gusto. La chica, desnuda completamente pasó de lo sensual a lo erótico, acariciándose todas sus partes al compás de la música. Sin darme cuenta mi verga se había puesto dura y clamaba por salir de su encierro. Traté en varias oportunidades de forma disimulada de acomodarla para que la chica no se percatara de ello.
- Te vas a hacer daño, sácatela para que no sufra más, se te va a partir.
Ya a esa altura de la situación y sin pensar las consecuencias que aquello podría traerme me saqué el pantalón y mi verga saltó como impulsada por un resorte. Los movimientos de aquella chiquilla cada vez eran más provocadores y terminé por agarrarme la verga y comenzar a sobármela muy despacio mientras la observaba. Ahora en su baile y contorsiones se había lanzado al piso y daba vueltas con una mano entre sus piernas y la otra acariciándose las tetas, dándome a entender que se estaba masturbando también. De verdad que en ese momento perdí la noción de todo viendo aquel espectáculo, agachándome junto a ella la cargué entre mis brazos y sentándome en el butacón la coloqué de frente a mi y lentamente la fui depositando sobre mi verga que ya estaba ansiosa por probar aquella linda y jugosa chochita. Era increíble con la facilidad que la iba penetrando hasta que estuvo del todo sentada sobre mis piernas con toda la verga en su interior.
Robándome la iniciativa tomó mi cara con sus dos manitas y me dio un profundo beso en la boca mientras su lengua afanosamente buscaba la mía, que no demoró mucho tiempo en encontrar. Sin separarnos de aquel profundo beso sus caderas comenzaron a moverse en todas las direcciones dándome un gusto bastante difícil de describir.
-¿Te gusta así papito?
-Si ni niñita, sigue así que lo haces muy bien.
-Pon la música que a mi me gusta para demostrarte mejor.
Del dicho al hecho, con ella cargada sin sacarle la verga fuimos hasta el aparato de música y le puse el disco que me pidió. Nuevamente nos sentamos en el butacón y comenzó con sus movimientos locos y desenfrenados, subía, bajaba, sus caderas giraban en todas direcciones y su pelo cubría toda mi cara, quise chupar aquellas hermosas tetas pero sus movimientos me lo impedían, tuve que conformarme a jugar con sus pezones que se habían endurecido de forma extrema. Ahora era yo quien buscaba afanosamente su boca y su lengua tratando de limitar un poco sus movimientos. La apreté fuertemente contra mi pecho y sentí como iba llegando un primer orgasmo.
- ¡Chúpame la lengua, chúpamela que me estoy corriendo!
- Dame toda tu lechita mi niñita, dale la lechita a papi.
- Así, calientita, cogela, así, así asíiiiiiiiiii… me vengooooooo…. Dame mas verga que quiero sentirla en la garganta.
Mientras decía esto subía y bajaba desenfrenadamente buscando no desperdiciar nada de mi verga.
- Que rico me he corrido…ahora dame toda tu lechita papito, no seas malito con tu niñita, dámela, dámela.
- Cógela mi chiquitina linda, cógela, tu papito te va a dar toda su lechita, muevete, muevete, ya viene, ya viene, asíiiiiiiii, cógela putica cabrona, cógela, cógelaaaaa.
Fuertes chorros de semen bañaban aquella juvenil vagina conocedora de los placeres sexuales. Nos unimos en un fuerte abrazo mientras terminaba de descargar todo lo que tenía dentro de mí. Sin sacarle la verga la cargué nuevamente y con bastante dificultad pudimos llegar hasta su habitación, donde nos acostamos en su cama y nos mantuvimos unidos hasta la mañana siguiente.
Cuando desperté estaba solo en la cama, a los pocos minutos entró ella a la habitación con un fabuloso desayuno para los dos, la chica también conocía los quehaceres del hogar tan bien como su madre. La semana que estuvo Lourdes con su madre la pasamos de maravillas, la chica ha cobrado tremenda confianza conmigo y ya es otra persona, por mi parte me siento muy realizado por este logro, de más está decirles que la madre no sale de su asombro y preguntándome continuamente como lo logré, pero ese es un secreto entre nosotros dos. Hacerlo nuevamente en la casa no hemos vuelto a tener la oportunidad por la presencia de Lourdes, pero en el coche le hemos hecho muchas veces, pues cada día paso por su escuela a recogerla. Me ha prometido invitarme a una fiesta con sus amigos y amigas, así que ya les contaré cuando lo haga.