En uno de mis relatos, les comentaba sobre el barrio donde nací, y viví hasta los 14 años, y uno de mis amigos de infancia al que le decíamos El Beto, como diminutivo, tenía dos hermanas Cecilia mayor que nosotros ya era casada para ese entonces y Rina aún una chiquilla, a quien nosotros le llevabamos cuatro años de edad. Recuerdo que cuando yo tenía 12 años, le llevaba chocolates, algún juguete, y en el parque cercano, la subía a los columpios y otros juegos. Ella desde que tenía tres añitos decía que yo era su novio. Cuando yo tenía 24 años de edad, supe que el Beto había tenido un accidente, la verdad es que Beto fué el más intrépido de nuestro grupo, en ésta oportunidad en un certamen de motocross, se fracturó una pierna, tibia y peroné al caerle encima la motocicleta en una caída. Durante una semana estuvo en el hospital, ya que tuvieron que operarlo y colocarle unos tornillos en sus huesos. Un día sábado por la tarde llegué al hospital, sólo estaba su hermana Rina, ya que el resto de la familia asistiría a una boda de una hermana de la esposa de Beto y regresarían a casa ya de madrugada y Rina no asistió poe estar acompañando a Beto. Al rededor de las seis de la tarde terminó la visita en el hospital,al salir fuimos a un café cercano con Rita y empezamos a hablar de ella. Me comentó que estudiaba Admón. de empresas, que tuvo un novio con el cual habían terminado dos meses atrás, que estaba un poco triste, pero que así se la habían estado pasando, terminaban y volvían pero que ahora era un poco mas difícil pues le habían comentado que el novio estaba saliendo con otra chica. Luego empezamos a bromear sobre la infancia, y de su novio de ese entonces, y entre broma y broma, me dijo que era cierto que desde chica se enamoró de mí, que el tiempo había volado y que siempre le parecía un hombre muy guapo y atractivo. Rina era alta delgada de unos magnificos pechos, cabello negro liso un poco abajo de los hombres, sus cejas negras dibujadas sus ojos grandes color café oscuro , largas pestañas, su naríz chica algo chatita, y boca pequeña carnosa, bonitas piernas redondas y caderas hermosas, de culito parado, un chica bonita. Al salir del café fuí a dejarla a casa, antes de bajar en el auto nos dimos un beso, luego otro y siguieron otros, ella me dice que mejor entremos a su casa porque algún vecino puede vernos. Ya en la sala los besos siguen, y terminamos en su alcoba, ya los dos desnudos, yo beso sus hermosos pechos, y así centimetro a centimetra he recorrido su cuerpo esbelto, para posarme en su vagina depilada, chica, divina y su clìtoris que tiembla en cada lenguetazo, al ponernos en un 69 ella me dice, que mi pene es grande y grueso, que le encanta, chupa mi glande y un poco de mi tronco está siendo desgustado por su dulce y tibia boca, yo la acuesto boca arriba y le pregunto si es virgen y me dice que no, coloco mi verga en su entrada y empiezo a penetrarla lentamente, siento como se va ensanchando su vagina húmeda y caliente en cada centimetro que se va tragando, que sensación tan placentera es la de sentir resbalandose en la cuca estrecha, y así poco a poco estoy al fondo, mi pelvis choca con la de ella y siento el tope de sus nalgas duras en cada columpiada de mis testiculos, retorciendo nuestras lenguas, gimiendo de placer los dos, y contorsionandonos. y en un apasionado beso nos corremos los dos, ella aprieta con sus paredes vaginales mi pene, y yo la inundo con mi torrente de semen, nos quedamos inmoviles los dos, con el pulso acelerado, dándonos una tregua de veinte o veinticinco minutos, para luego fundirnos en otro polvo lleno de lujuria, cerca de la una de la mañana me marcho después de tres excelentes cogidas, y dos meses de hacerlo casi a diario, marcaron una etapa muy hermosa donde ella cumplió su deseo de tenerme y yo de gozarla al máximo, hoy día vive con el que fué su novio, y después les relataré la última vez que la ví.