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Categoría: Zoofilia

la granja del abuelo

El potro negro relinchaba inquieto. Elena se asomó a la ventana a ver que ocurria.
Pudo apreciar a la distancia, el forcejeo de aquel corcel, con una yegua, en la clara
intencion de aparearse. La hembra rechazaba la monta, tirando patadas, mientras el
macho insisitia mordisqueando las crines de la "dama" e intentando subir sus cuartos
delanteros sobre el lomo de la evasiva potranca.

Esta podia ser una escena normal en la granja de el abuelo, pero para Elena, una
mujer de ciudad y de gusto por vacacionar en playas, era algo totamente novedoso.
Apenas recordaba vagamente, la ultima vez que visitó esa granja cuando niña y en aquella
ocación, no le tocó ver algo similar a lo que hoy contemplaba : El cuerpo de un caballo,
con sus patas delanteras al aire, intentando introducir una enorme verga negra a la yegua,
lo cual la dejó sin atinar que pensar.

Elena tenía 35 años y ya un divorcio en su haber. Conocía el sexo y sus secretos, pero
algo como esto que estaba mirando le resultó morbosamente interesante.

Ella tenía una especial predileccion por los hombres bien dotados sexualmente, y el tener
a la vista un pene enorme como el del impetuoso caballo aquel, la excitó muchisimo.
Se agitó su pecho y un ligero temblor la recorria de pies a cabeza, mientras sentia suaves
latidos constantes en su vagina, que se habia humedecido de forma abundante.

No quiso contener su deseo y, tras asegurarse de que la puerta estaba bien cerrada por dentro,
se desnudó completamente y acercó una silla a la ventana, para seguir contemplando el "romance"
animal mientras sus dedos hurgaban con vigor entre los labios de su raja.
Afuera, el caballo lograba su objetivo, tenia ya empalada a la yegua y se escuchaban mas
fuertes aun los relinchos de las dos bestias en el climax de el apareamiento.

Elena continuaba gozando su rajita y sintiendo aproximarse un orgasmo, que pronosticaba
ser ¡ explosivo ! Justo cuando el caballo ya sacaba su tranca de la hembra y aun escurriendo
abundantes chorros de semen, lo que bastó para que Elena estallara en estertores de placer.

Se sintió mas relajada y deliciosamente satisfecha tras su orgasmo, pero no pudo dejar
de pensar en aquel pene enorme, el resto de la tarde.

lo que quedaba del dia transcurrió normal. LLegó la noche y Elena se retiró a su recamara. Cerró los ojos
con la intención de dormir, pero en su mente aun revoloteaba la imagen excitante de la mañana.Estaba
inquieta.

Bajó a la cocina a tomar un poco de agua, con la intención de relajarse un poco y asi poder conciliar
el sueño, cuando escuchó a lo lejos, afuera, el relinchar de el caballo negro, como una extraña coincidencia.

El corazón le palpitó de prisa. Sin apenas darse cuenta, se dirigió a la puerta de la casa y abrió.
Como automaticamente, dirigió sus pasos hacia las caballerizas. La luna iluminaba lo suficiente para poder ver
sin ayuda de alguna otra luz. Conforme se iba acercando Elena a la caballeriza, varias preguntas retumbaban en su mente:
¿ Acaso suponia que le tocaria la suerte de mirar de nuevo la misma escena que le excitó hacia algunas horas ?
¿ Seria tal vez que ella sentia algun deseo sexual por aquel animal ? ¡ No, no puede ser !- Se repetia una y otra vez,mientras
seguia caminando sin detenerse-¡ Como es posible que yo pudiera desear de ese modo a .¡UN ANIMAL !

Detuvo sus cavilaciones abruptamente, al escuchar el sonido de los casquillos de el imponente potro negro.
¡ Ahi estaba ya ! parada frente a la puerta de el sitio donde estaba encerrado el objeto de su inquietud.

Titubeó.-Pero.¿ que estoy haciendo ?. estuvo a punto de dar la vuelta y regresar, pero bastó un ligero
resoplido del equino, para devolverle la tentación que sentía. Decidida, abrió la puertecilla de madera y la cerró tras de si.
Ahi, en la penumbra el pelaje azabache del caballo, brillaba bajo los escasos rayos de luna que se filtraban por algunas
rendijas del rústico tejado. Elena estiró la mano y le acarició la frente, semicubierta por un mechon de la crin;
El animal retozó gustoso, siempre tenia una actitud jovial ante la presencia de las personas.

Ella perdió cualquier temor que hubiera sentido al notar la aceptación de su caricia. Deslizó la mano a lo largo de su cuello,
rozando al mismo tiempo con su mejilla el costado del animal. Un tanto nerviosa, pero con decisión, bajó su mano hasta la entrepierna
de el caballo, esperando encontrar aquella tranca que le inquietaba. No estaba ahi.Tan solo la oquedad por la que debia hacer su aparición
cuando fuera necesario. Se desilusionó un poco, pero entendió que, en los caballos como en los hombres, seguramente debia haber algo
que estimulara su líbido.
Se sentó en cuclillas y acarició con una mano los pesados testiculos del corcel, mientras que con la otra, frotaba delicadamente
el ducto por donde poco a poco iba asomando cada vez mas el grueso pene..¡ Gimió gustosa !

La excitacion de ella, le hizo ignorar el peligro al que podia exponerse por la evidente inquietud de el animal, que sacudia
por momentos sus patas traseras, tal vez extrañado por una sensación desconocida, y daba quedos relinchos agitando su cabeza.
Ella miraba embelesada la negra verga, que en ese momento ya estaba cuan larga podia ser, Respiraba el aroma viril del caballo,
mientras que con su mano ( que no alcanzaba a rodear la circunferencia de aquel cilindro de carne ) bajaba y subia en todo lo
largo de el tallo masturbando al potro.

Elena se abrió el ligero camisoncito que usaba para dormir, y comenzó a frotar sobre sus pezones el ancho orificio que
adornaba la cabeza de aquella verga, que ya chorreaba gotitas de el lubricante natural de la bestia. Se mojaba con el sus
pequeñas, pero deliciosas tetas, hasta que en un inevitable arranque de lujúria se la llevo a la boca. Primero mamó con fruición
la parte lateral de la verga, desde la base hasta la cabeza, sintiendo con la punta de su lengua, las hinchadas venas que la surcaban.

Intentó meter el floreado glande en su boca, sin conseguirlo.¡ Era enorme !, asi que se limitó a bordearlo con suaves mordiscos
sin dejar de bombear con su mano apretada, el prieto falo.

Sintió cansancio en sus piernas, por la incomoda posicion en que estaba, y se puso de pie, pero sin soltar ni un solo momento el sexo
de su "extraño amante". Con su mano libre, se quitó la braga, que ya estaba empapada de sus jugos sexuales y se dispuso a disfrutar de ese
miembro en su chochita.

Apoyada con una mano en el lomo del animal, se paró de puntitas, separando un poco las piernas y comenzó a frotar con fuerza contra su panocha
la punta de la verga. su vagina latia fuertemente anunciando un orgasmo. En ese momento intentó meter un poco de aquel pene en su perfectamente
lubricada raja, lo cual consiguió no sin un poco de dolor. Pero lo ignoró porque el placer que le estaba propinando el macho, era incomparable
con cualquier cosa sentida antes.

Por fin explotó en una venida volcánica, su cuerpo se sacudió de pies a cabeza al grado de sentir desvanecerse. Tuvo que afianzarse con las dos
manos al cuello del caballo para no caer.Se habia saciado. Pero queria ver brotar los chorros de leche del animal, para sentir plenamente realizada
su faena. Se inclinó de nuevo y comenzo a mamar y mastrubar al potro rapidamente. No tardó mucho, cuando un sonido extraño salió del hocico
del corcel y aquella manguera empezó a soltar gruesos disparos de semen que parecian no terminar nunca de salir.

Elena respiró profundo. Recogió su calzoncito del piso y se dispuso a salir de la caballeriza. no le importó que su camison fuera aun escurriendo
de semen .¡ Iba feliz ! Se despidió dejando un tierno beso entre los ojos del potro negro, sintiendo que habia encontrado un excelente motivo,
para visitar en cada epoca vacacional que tuviera, la antes aburrida granja del abuelo.

FIN.
Datos del Relato
  • Autor: pepe_69
  • Código: 21341
  • Fecha: 24-07-2009
  • Categoría: Zoofilia
  • Media: 5.97
  • Votos: 67
  • Envios: 11
  • Lecturas: 24468
  • Valoración:
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1 comentarios. Página 1 de 1
ru
invitado-ru 20-05-2016 16:31:49

debe tener una concha de aquellas, para aguantarse una pijaza así de grande...

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