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Categoría: Maduras

La gordita de mi vecina

Mi vida era normal, casado, dos hijos, 35 años. El barrio donde vivíamos era muy bueno, excelentes vecinos, con lo que frecuentemente nos juntábamos para tomar o comer algo, o simplemente conversar.



 



Justamente al lado de mi casa, vivía un matrimonio mayor que nosotros, ella de 40 años y el casi llegando a los 50. Mi mujer se hizo muy amiga de Marta era habitual encontrar a Marta en mi casa, o a mi señora en la casa de ella, cosa que no me molestaba para nada.



 



Como es habitual entre buenas amigas se contaban todo, y como mi señora no es muy buena para guardar secretos, terminaba contándomelos a mi.



 



Fue así como me enteré que Marta nos envidiaba en nuestra vida sexual, ya que mi señora, aun siendo delgadita, y muy tímida, era una verdadera diosa en la cama, y siempre estaba dispuesta a satisfacer mis necesidades a donde a mi se me ocurriese, es decir, en cualquier lado de la casa. Mi señora le contó que yo siempre duraba mucho, que tenia una buena herramienta y que siempre la dejaba satisfecha, mientras que a Marta, su marido la tocaba cada 2 semanas, algo rápido y casi siempre terminaba antes que ella, dejándola con todas las ganas.



 



La verdad, mi vecina no era para nada una modelo, al contrario. A sus 40 años, con 3 hijos, siempre pasada en varios, varios kilos, era no el tipo de mujer que me atraía generalmente, mejor dicho, para nada, pero después de esa confesión, me empecé a fijar más en ella. Miraba con mayor detención su enorme trasero, de grandes nalgas, y aun teniendo un vientre abultado, Marta tenía un enorme par de tetas, aparte de ser muy simpática y bonita de cara



 



Era completamente diferente a mi mujer, siempre delgadita, con un hermoso culo, pero de tetas pequeñas. Era algo que nunca había echo, estar con una mujer gorda como ella y la idea era bastante excitante.



 



Además después de esa conversación con mi mujer, me fije que marta me miraba con otros ojos. Era evidente que yo le gustaba, claro, a mis 35 años contra los 50 de su marido, yo alto, delgado, bien parecido, contra su marido bajo y gordo, era obvio que yo era más apuesto, mas encima mi señora se había encargado de dejarme muy bien puesto en el plano sexual.



 



Eso elevaba más mi ego y comencé a ser más atento con mi vecina, siendo más simpático, más caballero, y también mirándola con ojos de seducción, fijándome en su escote etc., haciéndole sentir que ella me atraía.



 



Nuestra relación cambio y ella también comenzó a mostrarse más sensual conmigo, más vanidosa. A pesar de su físico, que para muchos no le va a gustar, Marta causaba en mi algo especia, quizá por ser algo prohibido, quizás por ser tan distinta al cuerpo de mi mujer, su simpatía. Me imaginaba como sería esa cuarentona, con sus 85 kilos, sus grandes tetas en mi boca, sus grandes nalgas entre mis manos … mmm me excitaba mucho imaginármela así, pero lo veía bastante difícil al estar tan cercana a mi casa ya tan amiga de mi mujer.



 



Pero una noche, ya era tarde, estábamos los 4 , ella con su marido, mas una vecina del otro lado, conversando de cualquier cosa, en la entrada de mi casa, bebiendo algo para matar el aburrimiento Yo desde la tarde que había estado bebiendo cervezas y la cerveza provoca mucha excitación en mi, algo pasadito en copas, miraba con mayor atención y descaro a mi vecina. Ella usaba un pantalón corto, y sus gruesos muslos me tenían en extremo caliente. En una de esas veo que su vaso estaba vacío y le ofrecí servirle otro trago, mientras yo también iba a buscar otro para mi. Me extendió el vaso y con los dos me fui a la cocina. Mi verga estaba durísima y antes de entrar a la cocina, pasé al baño con el vaso de ella y sacándome la verga , la pasé por todo el contorno del vaso, donde ella si o si, tendría que apoyar sus labios. Incluso, afortunadamente unas pequeñas gotitas de semen me salieron en ese momento y tuve especial cuidado de dejarlas en la parte superior del vaso, sin que se notaran. Luego entre a la cocina y serví los dos vasos, preocupándome de que el liquido no topara los bordes.



 



Salí y le pasé el vaso a mi vecina, la que me lo recibió con una muy agradable sonrisa. Tan solo verla mientras conversaba que se llevaba el vaso a sus labios, apoyándolo donde minutos antes había pasado yo mi verga me tenía enfermo de caliente.



 



Al poco rato, el aburrido de su marido se fue a acostar y me quede yo solo con las tres mujeres. La mirada de Marta era muy lujuriosa y cuando yo hablaba no me quitaba la mirada de encima. Vi que su vaso nuevamente se había vaciado (no solamente la atendía a ella, si no que a mi mujer y a la otra vecina también) , le pedí su vaso para llenárselo nuevamente. Ella me lo paso diciéndome - este vecino me quiere curar !!!! – riéndose todas partí a la cocina, pero al mismo tiempo Marta le pidió el baño a mi señora y se fue detrás de mi. Yo en la cocina sirviendo los vasos vi como Marta pasa por el pasillo dándome una especial mirada y una sonrisa, entrando al baño de las visitas.



 



Sentí que entró al baño y afuera mi señora y la otra vecina se reían a carcajadas. Apague la luz del pasillo, que era la única que estaba prendida junto a la de la cocina y me quedé ahí esperando que Marta saliera. Al minuto siento que tira la cadena y caminé esos 4 pasos hasta llegar a la salida del baño.



 



Marta venía mirando hacia abajo y se asusto un poco al verme delante de ella. Sin pensarlo la tomé de la cintura y la empujé dentro del baño. Sin cerrar la puerta, con la luz apagada, nos besamos apasionadamente manoseándola por todos lados, haciéndole sentir toda mi masculinidad.



 



Solo unos segundos mis manos estuvieron en contacto directo con sus grandes nalgas, ya que marta se puso nerviosa, se soltó de mi y se fue donde las mujeres, Fueron solo 2 minutos de tener a mi vecina entre mis brazos, pero fueron divinos. Ya sabia que podía tenerla completamente, solo faltaba el momento y el lugar.



 



Marta desde ese día se mostró completamente distinta conmigo. Cuando conversábamos los 2 solos, nunca tocamos el tema, estaba nerviosa, callada, pero en compañía de otra persona, se mostraba de los mas natural, no pienso que nadie hubiese sospechado jamás lo que estaba pasando entre nosotros.



 



Pasaron dos semanas y una tarde en que volví a mi casa, Marta estaba al cuidado de mi hija menor, mientras que mi señora había salido a comprar a la esquina.



 



Mi hija (de 4 años) jugaba en su cuarto con su hija también de la misma edad . Cuando llegue yo y entre a saludar a las pequeñas, mi vecina me saludó y se fue al baño, sin pensarlo mucho, dándome cuenta que las pequeñas no se levantarían del suelo donde jugaban, me quedé en la puerta esperando que Marta abriera la puerta. Tal como la otra vez, la tome de la cintura y me encerré con ella en el baño. Me suplico que no, pero era tarde, ya mis manos manoseaban sus tremendas nalgas y sin poder resistirse, me besó apasionadamente. Sin dejar de tocarla le pregunté cuando nos podríamos escapar por ahí a terminar lo que habíamos empezado. Ella decía que eso no estaba bien, que no podíamos hacerle eso a mi mujer, pero a las finales dijo que me confirmaría. Me pidió que la soltara y dándole los últimos agarrones la solté, ya que mi mujer estaba por volver.



 



Esa misma tarde, Marta dejó a su hija unos momentos en nuestra casa y se fue al lado. Pasaron como 20 minutos y volvió. Cuando mi señora no estaba cerca, me pasó un pedazo de papel, donde me decía que el jueves tenía reunión de su hijo mayor. Me daba su número de celular y me pedía que la llamara el jueves a las 11 de la mañana para ponernos de acuerdo.



 



EL jueves a la hora que ella me dijo, salí de la oficina y la llamé No demoró nada en contestarme…



 



Hola



Eres muy puntual



Si … ¿como estas?



No se.. nerviosa … no se como llegamos a esto



Pero que dices … te parece que salgamos hoy



No se … me a miedo



No tienes por que temer .. es algo solo entre nosotros …



Es que no se .. Claudia es mi amiga … somos vecinos



Nunca nadie lo sabrá… ¿vamos? .. te animas



: …. Eehhh … si



Perfecto



Donde nos encontramos



Te parece en la esquina de XXXX con XXX .. ahí pasa poca gente



Ok .. a que hora



Dijiste a las 8



Si , tengo reunión de mi hijo, pero falto



¿cuantas horas tendríamos



No se.. unas 3



Perfecto… a las 8 entonces.



Bueno…. Pero estoy nerviosa .. ¿si nos descubren?



Tranquila … Pero no me vas a fallar



No .. puntualmente en ese lugar a las 8 , además a esa hora ya oscurece



OK … nos vemos



Nos vemos



 



 



 



 



Llegó el día y puntualmente me dirigí a la cita. Ahí estaba el auto de Marta, con ella adentro. Me estacioné delante de ella y en segundos ella se subió, muy nerviosa, apenas me saludó y me pidió que arrancáramos. Yo partí inmediatamente a las afueras de la ciudad, mientras trataba de que se relajara. Me miraba y se reía, me decía que jamás se le paso por la mente hacer esto, y menos conmigo.



 



Entramos al Motel, y mientras ella se daba vueltas por todo el cuarto, yo cancelé la habitación.



 



Con una bandeja con 2 tragos me tendí sobre la cama, mientras la miraba como se tomaba las manos y se daba vueltas por todo el cuarto.



 



Tranquila



No puedo estarlo .. nunca lo había echo



Ven .. siéntate acá … tomemos algo para relajarnos



No creo que ni con un litro lo pueda hacer



Tu marido no tiene sospechas de que no fuiste a la reunión



¡No! .. ni loca… estoy muy segura de que no sospecha nada . Además no puede salir de la casa, ya que me vine en el auto y tiene que cuidar a los niños



Ven siéntate acá ..



 



 



Se sentó a los pies de la cama, y casi de un sorbo se bebió su trago. Estaba muy nerviosa, le ofrecí otro el que de igual manera se tomó. Me costo un poco convencerla que se acercara un poco mas. Se notaba que toda su vida había sido fiel y que la situación la ponía muy nerviosa, pero de todas formas quería. Conversamos un rato de otro tema, tratando que se relajara, cosa que nunca ocurrió, A la finales le quité su vaso y lo deje en el velador.



 



Suavemente la bese. Ella temblaba mas que estando en mi casa, pero poco a poco se fue soltando y comenzó a disfrutar de mis caricias. Poco a poco no fuimos desnudando, sin dejar de besarnos, hasta que quedamos completamente desnudos.



Con suavidad acariciaba sus pechos mientras ella me masturbaba suavemente, Se sentía exquisita la suavidad de su mano sobre mi erecto miembro.



 



Sin dejar de besarnos nos comenzamos a masturbar mutuamente. Su sexo ya se encontraba completamente mojado, y para sorpresa mía, completamente depilado. Seguramente lo había echo esa tarde, especialmente para esa ocasión.



Marta se había tranquilizado, se dejaba llevar por sus emociones, disfrutando todas mis caricias sin poner ninguna objeción. Se entregaba al placer oculto de la infidelidad, con su vecino, sin que nadie nos viera, disfrutando lo prohibido.



 



Su cuerpo era completamente distinto al de mis esposa, y por lo mismo, una delicia, su olor , sus curvas, su piel todo , me hacia desearla y hacer con ella todo lo que se me placiera. Además tenía que dejar bien puesta la reputación qué mi mujer me había echo.



 



Tomando el mando de la situación, me arrodille en la cama, colocando mi verga a la altura de su cara. Se notaba su inexperiencia, ya que solo la miraba de reojo, sintiendo un poco de vergüenza de que yo la estuviese observando, a si que para hacérselo mas fácil, e indicarle que hacer, comencé a besar su pecho y su vientre hasta que me fui colocando sobre ella con mi cara sobre su sexo.



No se si su marido nunca se lo había echo o se lo hacía muy mal, por que apenas comencé a besar su sexo, Marta, se comenzó a retorcer de placer, pidiéndome que me detuviera, cosa que obviamente no hice, al contrario, aumentando mas la intensidad de mis lamidas. Su concha era grande, muy grande, con gruesos pliegues, completamente depilada, y un aroma a hembra caliente que me volvió loco.



 



En la misma posición le coloque toda mi verga en la cara y Marta no tubo otra opción más que chuparla. La verdad no lo hacia muy bien, y muchas veces se la sacaba de la boca, para poder gemir tranquila con la sensación que yo le estaba entregando. Quizás había sido muy rápido, contra esta inexperta vecina mía, pero su concha estaba deliciosa y sabia que de continuar así, no tardaría mucho en acabar.



 



Tal como lo había previsto, Marta dejando completamente de lado mi verga, comenzó a gemir mas fuertemente y trataba de que me bajara, seguramente le daba vergüenza acabar en mi boca, pero para mi, es algo indescriptible sentir como la mujer alcanza su orgasmo con mi lengua dentro y sentir como sus jugos se esparcen por mi boca.



 



Y Marta me dio ese placer. Con un gran gemido, Marta comenzó a retorcerse tratando de aguantar su eyaculación pero le fue imposible. Un abundante chorro salió expulsado de su concha llegando a parar completamente a mi boca. Con mayor fuerza le chupaba la concha mientras ella no paraba de quejarse y botar más y más líquidos, dejándome completamente mojada la cara.



 



Mi tímida vecina se había transformado en una fiera, se dio vuelta y separando sus piernas me pido suplicándome que al fin se la metiera …



 



¡¡¡ Vamos .. por favor.. hazme tuya …!!!



¡¡¡Encantado vecinita!!!



Ah que rica …..



No, tu estas rica …..



Me la folle como todo un campeón, diciéndole lo mucho que me gustaba tenerla así desnuda ante mi, sentir todo su cuerpo, mientras ella me decía que esa noche haría todo lo que yo quisiese, afirmándose de las rodillas y levantando sus anchas caderas para darme mejor cabida.



 



ohhhhhhhh que rica la tienes



Me encanta tu cuerpo



¿Tan gorda? .. ¿te gusta?



Me fascina .. tienes todo grande.



Que rico .. tu también me gustas mucho… eres muy bueno en esto…. Mi marido solo dura unos poco minutos y nunca me hace acabar



Yo te voy hacer acabar nuevamente .. y las veces que quieras



Eso quiero, pero quiero que tu también disfrutes .. ¿que quieres que haga?



Quiero que me des placer con tu boca



Lo que tu quieras …



Me coloque senté en la cama y Marta con toda su voluminosidad se acomodó entre mis piernas y comenzó a mamármela. La verdad no lo hacía muy bien, pero disfrutar de ese tremendo espectáculo, su grueso y gordo cuerpo a mis pies , dándome sexo oral era divino. Entre chupadas me confeso que a su marido se lo había echo solo un par de veces, pero que no le había gusta, mientras que ahora, sentir la mía dentro de su boca le parecía exquisito. Mas lo que yo quería realmente era disfrutar de su mayor atributo, su culo.



 



No me basto mas que decirle que se colocara en cuatro patas, cunado mi vecina ya había adoptado la posición. Lentamente me acomode detrás de ella, disfrutando el espectáculo de sus tremendas nalgas, realmente gigantescas. La manoseé entera, cada parte de su gran culo, acariciándolo, apretándoselo, descubriendo cada rincón



 



La tome de las caderas y separando un poco sus carnes, encontré la entrada de depilada y húmeda concha.



La penetre completamente, una y otra vez, viendo como sus carnes se bamboleaban cada vez que mi cuerpo chocaba contra el de ella. Mi verga como una roca, fue perforándole la concha a mi vecina, la que no dejaba de gemir sintiendo el placer de ser penetrada por su vecino.



 



Mucho rato después, de disfrutar semejante culo, que incluso sonaba por lo jugosa que estaba, mi vecina daba muestras de alcanzar nuevamente su orgasmo y me pidió que acabáramos juntos. Con más fuerza aun comencé a penetrarla metiéndoselo completamente hasta hacer chocar mis huevos contra su concha.



 



Gimiendo yo también fuertemente para darle aviso que mi eyaculación no tardaba en salir , mi vecina gimiendo mas fuerte aun, comenzó acabar estruendosamente mojándome completamente las piernas mientras yo descargaba en su interior la acumulación de casi 45 minutos de semen.



 



No pare de follármela, ya que mi verga, aun descargando todo su cargamento siguió dura, mientras mi vecina seguía moviéndose de adelante hacia atrás, enterrándose al máximo todo mi pene. Pasaron como 10 minutos más, cuando mi vecina, completamente mojada en transpiración, alcanza un tercer orgasmo, que la dejo completamente exhausta.



 



Conversamos un rato, acariciándonos desnudos sobre la cama, cunado suena su celular. Era su marido. Muy nerviosa se paro y caminó desnuda al baño. Después me comentó que era su marido diciéndole que llevara no se que a la vuelta de su reunión.



 



Nos dimos un último beso, y nos vestimos rápidamente. Estaba muy confundida por lo que había echo, pero a la vez, contenta, La deje en su auto y me pidió que no llegara atrás de ella, a si que antes de irme a la casa, me di una vueltas por el centro, para no levantar ninguna sospecha.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
  • Votos: 2
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