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No tuvo mucho tiempo para pensar, de hoy para mañana. Laura no estaba muy segura de por qué iba a volver al estudio de Alejandro. Había sentido algo nuevo, que jamás había sentido, pero le resultaba turbador aquel hombre. Le había dado instrucciones claras "Vuelve mañana, niña, con la misma ropa que llevaste a la exposición, pero sin ropa interior". Laura se duchó, con el mismo ritual que siguió dos días antes para ir a la exposición, pero no se puso ropa interior. La falda recta, por debajo de las rodillas, las medias, y la blusa blanca. Temía que se fuera a transparentar mucho, pero realmente no... De todos modos se puso una chaqueta fina encima para que se notara menos el movimiento de sus pechos que rebotaban libres bajo la camisa. Demasiado grandes para ir sin sujetador... no estaba segura de querer salir así a la calle. Se podía poner el sujetador y quitárselo allí en un momento, antes de entrar en el estudio. Pero él había insistido "Sobre todo quiero que vengas sin la ropa interior puesta Laura, nos ayudará, llegarás en mejores condiciones para mí". En algunos momentos las palabras del pintor de mujeres desnudas le sonaban un poco prepotentes. Ella no era para él, no era para nadie, era para ella. Pero por alguna extraña razón quería hacer lo que él le pedía... sería un "amo" de esos que dicen y que hacen que las mujeres acaten su voluntad sin miramientos?
Se perfumó, se peinó con un moño que le dejó el pelo tenso y recogido y salió de casa. Empezó a caminar y al momento se dio cuenta... estaba excitada. Llevar los pechos colgando y con los pezones rozando la ropa, le hacía excitarse. Se cruzaba con gente que no se daba cuenta del bamboleo de sus senos, pero en algún punto algún hombre se fijaba. Estaba segura de que más de uno notó que llevaba las tetas al aire. Entró en el metro y se sentó. Los asientos estaban a los lados del vagón, con las personas que iban de pie en medio. Tenía que tener más cuidado que nunca. Si abría las piernas por descuido se le vería todo. Se sentó rígida, erguida, con las piernas muy juntas y notó el traqueteo del tren al arrancar. Se le movían las tetas. Bajó la vista, llevaba la blusa abrochada, pero no tan arriba como el día de la exposición, podía ver perfectamente sus dos pechos caídos, sin ninguna sujeción y que bailaban al ritmo del movimiento del vagón. Y se dio cuenta de que los dos hombres que tenía delante la miraban. Era una mujer hermosa, y sus 40 años lucían espléndidos con el pelo recogido y la ropa que llevaba. Laura cruzó los brazos en busca de que sus pechos dejaran de moverse, pero sólo hizo que empeorar las cosas. Recogidos y elevados, aún eran más provocadores. Además la camisa se estiraba un poquito y los botones parecía que querían abrirse. Volvió a descruzar los brazos. Lo que faltaba. No se había dado ni cuenta, pero estaba mojando las medias. El roce de la costura de las medias en su sexo desnudo la estaba acariciando de manera impertinente. De hecho sí que había notado que al caminar le daba gustito... pero estaba demasiado ocupada con sus pechos como para haber disfrutado de ello.
Llegó a la parada, bajó y empezó a subir las escaleras. Y se dio cuenta de que subiendo las escaleras, las medias se estiraban ligeramente entre sus piernas, y su coñito quedaba libre. Se volvió a mojar. Quizás era mejor no fijarse mucho en lo que sentía porque acabaría mojándose los muslos.
En la portería del estudio, llamó al timbre. Alejandro abrió la puerta y la recibió en el rellano de su apartamento. "Laura...perfecta...pero quítate la chaqueta, por favor, hace calor acá dentro". Esa voz, grave y amable, cómoda, educada y con ese acento... le resultó confortable. En la mesita de centro, frente al sofá, había preparada una mesita con café, leche, azúcar, té y pastas. "He pensado que podemos tomar un café o un té antes de empezar la sesión de pintura, que luego es cansado" Alejandro sonrió y le indicó que se sentara en el sofá. Él se sentó en el sofá con ella, pero un poquito retirado, de modo que quedaba enfrente. "Café? Té? " "Un café" pidió Laura. No estaba segura de que fuera una buena elección, estaba nerviosa y la cafeína a lo mejor la ponía más. "Veo que fuiste obediente y no llevas nada bajo tu blusa" Laura se dio cuenta de que se notaba, tenía los pezones erectos. Todo el camino había estado notándose... "Sí, bueno... es un poco incómodo, porque me pesan colgando... pero a la vez cómodo, porque llevar todo libre... no sé... es agradable, pero claro... es incómodo porque se da cuenta la gente y te miran..." "Te han mirado Laura?" preguntó Alejandro sonriente. "Me temo que sí... pero bueno... es igual, no los voy a volver a ver...” Ella misma se tranquilizó con sus palabras. No lo había pensado así antes. " Si no te importa... desabrocha dos botones de tu blusa para mi...” Laura le miró un poco molesta. Estaba claro qué quería, pero podía ir más despacio, no? Además una cosa era que fuera algo que va pasando, pero provocar la situación así... respiró hondo. "Por favor Laura... me gustaría mucho ver tus senos provocarme dentro de tu blusa, sin ver tus pezones, no será nada... sólo la forma de tus senos... son hermosos...” Y Laura, que entre otras cosas tenía un verdadero problema a la hora de decir que no... Desabrochó dos botones de su blusa y dejó un gran escote a la vista del pintor. Él la miraba intensamente, y ella se notó excitada, y decidió hacer algo que no pensó que fuera a hacer. Recogió ligeramente su falda hacia arriba, y abrió las piernas, dejando su pubis rasurado a la vista de Alejandro. "Qué bella...., perfecto Laura... quieres azúcar?" Alejandro sirvió el café y lo saborearon charlando sobre arte en general mientras ella notaba cómo le excitaba estar expuesta ante aquel hombre. A mitad de café Alejandro le pidió algo más: "Diste un paso que me encantó pero... te importa quitarte las medias? La costura me molesta un poco para la vista" Laura sonrió, y se puso de pie. Levantó su falda hasta la cintura. "Date la vuelta" Laura dudó, pero era tan amable y pedía las cosas tan bien pedidas... Se dio la vuelta y dejó su trasero a la vista del pintor, con la falda subida a la cintura, y empezó a bajarse las medias, Al agacharse puso el culito en pompa. Tenía un culo bonito, aunque con algo de celulitis, cosa que a ella le preocupaba, pero que a su pintor parecía no importarle. Seguro que él se había dado cuenta... pufff... se había vuelto a humedecer. Sin medias, se bajó la falda lo justo para taparse, y se sentó en el sofá. Y volvió a abrir las piernas. "Laura... cierra las piernas para relajarte, y aprieta unos segundos fuerte" Laura obedeció. Fue juntando las piernas despacio, con su blusa desabrochada, y apretó sus muslos contra su sexo. Y tras unos segundos, se relajó y volvió a abrirlas. Notar el roce de su sexo la excitó mucho y decidió dar un paso más..
Sin mediar palabra se puso nuevamente de pie ante él y se desnudó completamente, dejando sus altos zapatos negros cómo única vestimenta y se inclinó dejando caer sus pechos ante los ojos del pintor. Le besó la boca y tomó su mano, llevándola hasta su sexo excitado. Él la acarició e introdujo un dedo en su interior, comprobando lo húmeda que estaba. Laura no pudo evitar arquear su cuerpo y mover sus caderas de manera rítmica y acompasada, masturbándose con la mano de Alejandro. Sus pechos bamboleaban al compás de sus movimientos y Alejandro retiró la mano del cálido y húmedo coñito caliente.
Laura se agachó ante él, se arrodilló, estirando su cuerpo haciéndolo así más esbelto y mirándole fijamente a los ojos, desabrochó los pantalones y los bajó lo suficiente como para comprobar que él tampoco llevaba ropa interior. Su pene estaba duro, pero todavía no del todo. Lo acarició sin dejar de mirarle, y metió una mano por debajo para acariciar sus testículos. De repente, se los llevó a la boca. Y la polla de Alejandro saltó entre sus manos. " Te gusta?" le preguntó mirándole con sus grandes ojos abiertos. "Continúa, sí....chúpamela" Y Laura obedeció y empezó a chupar la verga del pintor como nunca había chupado ninguna otra. Estaba muy excitada, y él la miraba con tanto deseo... no podía evitar ser complaciente con él. Le gustaba hacerlo y quería hacerlo bien. Recorría su polla desde la base hacia la punta y luego bajaba deshaciendo el camino andado. Y él empezó a soltar líquido. Laura se lo chupó y sin dejar de mirarle, se metió la polla dura en la boca y empezó a hacerle una mamada rítmica y cuidadosamente. Alejandro se estremeció de placer, y agarró su pelo desmontando el recogido que traía. "Suéltate el pelo, quiero verte sin nada... quítate los zapatos"
Laura se puso de pie, soltó su melena y se quitó los zapatos. Estaba completamente desnuda. Y empezó a tocarse delante de él. Acarició sus pechos, cuando se excitaba pesaban un poquito más, y pellizcó sus pezones. Decidió jugar un poquito con ellos, y dejó el peso de sus tetas colgando de los pezones pellizcados por sus dedos. Molestaba un poquito, pero la excitaba. Subió su pecho derecho hasta su boca, y sacando la lengua entre sus labios, se lo chupó.
Eso complació a Alejandro "Chúpate la otra" y Laura se lamió la otra teta. Y bajó sus manos por su vientre hasta su sexo, húmedo y excitado, y abriendo ligeramente las piernas y flexionándolas, se abrió los labios y con el coño abierto movió sus caderas como si estuviera follando. Estaba realmente excitada. Alejandro acercó dos dedos a su boca, y los introdujo en la vagina de Laura, y ella empezó a masturbar su clítoris fuerte, duro, acompañando el vaivén de sus tetas colgando.
Y decidió que se lo follaba. Apartó la mano del pintor y se sentó a horcajadas sobre su polla y se la metió sin usar las manos. Tan abierta y tan mojada, no necesitó ayuda para que entrara hasta el fondo. Y empezó a saltar encima del sexo del hombre, que la acompañaba agarrándola las nalgas que rebotaban sobre sus piernas. Laura estaba sudando. Con su mano derecha buscó su clítoris y se masturbó a la vez que se follaba a Alejandro. Y se corrió haciéndolo. Pero quería más. Y sabía que podía tener más. Se levantó y se puso de espaldas, introduciéndose la verga otra vez por el coño húmedo y cachondo. Y se lo folló así sentada. Alejandro agarró una de sus tetas fuerte con una mano y con la otra la masturbó como a ella le gustaba. Laura se dejó llevar, no se preocupó en ningún momento por él, se dedicó a sentir placer y a llegar al orgasmo utilizándole sin más. Y se volvió a correr. " Me has mojado el pene... me encantó... me tienes muy caliente, niña..." Y entonces tomó él el mando.
Levantó a Laura de sus rodillas y se puso de pie. La colocó a cuatro patas sobre el sofá y él se puso de manera que la pudo penetrar cómodamente. Laura se masturbaba mientras se la follaba. Y de repente él empezó a acariciarle el culo, y estimuló su ano. Lauro notó cómo se le abría. O ahora o nunca... "Fóllame el culo" y Alejandro sacó su polla empapada del coño de Laura y le folló el culo. Le costó un poquito entrar, pero ella estaba tan excitada que instintivamente lo abrió más, hasta que se la metió entera, todo lo grande que era, y empezó a darle pollazos duros y fuertes. Estaba muy excitado, quería correrse en ella, y le dio más y más fuerte. Laura empezó a gritar. Se masturbaba fuerte y empezó a chorrear por las patas abajo hasta que se corrió intensamente. Alejandro notó cómo la mujer cedía, metía y sacaba la polla sin ninguna dificultad. Ella seguía allí, aguantando las embestidas pero sin gritar ya. Alejandro sacó la polla, y la dio la vuelta. Se quedó de pie frente a Laura que, sentada en el sofá, le miraba ansiosa "Quieres mi leche, niña?" Laura asintió con ojos de deseo. "Sácamela tú, putita..." y Laura agarró la verga y empezó a masturbarle al ritmo que había sentido en su puto culo. Y metiéndose la punta en la boca, siguió así, mamándosela y masturbándole hasta que notó en su garganta un trallazo de semen que la hizo atragantar un segundo. Alejandro lo notó y la agarró del pelo para que no se escapara, y soltó su segundo chorro en su boca también y así hasta que quedó completamente vacío. Laura no podía creérselo, estaba otra vez excitada, así que con la polla del hombre en su mano izquierda y su boca, empezó a masturbar su clítoris con la mano derecha. Alejandro no dejaba de estar duro. Miraba cómo Laura se hacía una paja con su polla en la boca. Y tomó aire.
La hizo levantar y tumbarse en el sofá con las piernas abiertas, y volvió a penetrarla. Esta vez con menos miramientos aún. Las polladas eran brutales, Laura rebotaba en el sofá y sus tetas le pesaban y la golpeaban. Alejandro sin previo aviso, la abofeteó un pecho. Laura gimió de placer. Y Alejando continuó dándole duro y golpeando sus tetas que saltaban. En el poco espacio que quedaba entre ambos, Laura se metió la mano y se masturbó. Y se corrió inundando el sofá de fluidos. Alejandro notó el rio en su polla y se volvió a correr exhalando un grito, como un animal salvaje.
Y ambos quedaron exhaustos, se sentaron en el sofá y Alejandro sonrió. Laura cogió su blusa y se la puso, pero la dejó sin abrochar. Con sus pechos caídos y sus piernas cerradas, tomó la taza de café, y dio un sorbo... se rió... "vaya... Se ha enfriado!!" Alejandro respondió "Pues casi que vamos a acabar ese cuadro, niña..."
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