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Como tantas veces había ido a buscar a la niña a casa de mi cuñada.
Timbro durante un buen rato y por fin me sale ella con la bata de casa y el pelo mojado.
-Hola Luisma. Pasa y perdona el retraso pero me estaba duchando y no oía el timbre.
-No pasa nada Carla. No tengo prisa. ¿Dónde está Leticia?.
-Mi marido se la llevó al parque con sus primos. Me dijo que a las 8 estarían de vuelta. Sólo falta media hora. Siéntate en el salón y espera un poco. ¿Quieres algo de beber?.
-No gracias.
Me senté en el salón y encendí la tele.
Desde el salón se podía ver el pasillo por el espejo con el dormitorio al fondo.
De repente observo a Carla completamente desnuda secándose en el dormitorio.
Mi polla se puso a cien. Intenté mirar hacia la tele pero mis ojos miraban hacia el dormitorio.
Tras unos segundo observándola, ella giró la cabeza hacia el salón (seguro que me vio) y cerró la puerta.
Cambié de cadenas en la tele pero no me concentraba con nada.
En unos minutos apareció Carla vestida con una falda blanca vaporosa y una blusa también blanca ligeramente transparente. Se podían intuir perfectamente sus duros pezones ya que el sujetador era bastante fino.
-¿Qué ves en la tele?.
-Pues no hay nada interesante. Hago zapping.
Tras estas palabras se hizo un silencio interminable, que se rompió con esta frase de Carla:
-Seguro que habrás visto cosas más interesantes en mi dormitorio.
Me quedé helado.
-No sé a qué te refieres.
-Venga tonto si te vi perfectamente mirándome por el espejo. ¿Te gustó lo que viste?.
-Pues la verdad es que sí (lo dije sin pensar mucho en lo que decía)
-Yo ya sé que hace años que no dejas de mirar mi cuerpo siempre que puedes. Sobre todo no quitas ojo a mis tetas. ¿A que sí?.
-Bueno …. (no sabía que decir). Eres guapa así que sí me gusta mirarte.
-Seguro que a mi hermana Sara no le importa que disfrutes mirándome ¿verdad?.
-Seguro que no. Ella siempre dice que eres la hermana más guapa de las cuatro.
Se sienta a mi lado en el sofá. Muy cerca de mí.
-Tú también eres guapo. ¿Sabes una cosa?
-…
-Alguna noche cuando follo con Juan te imagino mirándonos dentro de nuestra habitación y me excito pensando en tí. A veces imagino que te acercas a tocarme mientras él me folla.
Ufff. Eso ya acabó de conseguir que mi polla alcanzase la máxima erección. Mis pantalones ya no podían ocultarla y ella se dio cuenta.
-¿Qué es eso que tienes ahí Luisma?. Venga enséñaselo a tu cuñadita.
-Pero Carla que puede venir tu marido.
-No te preocupes. Todavía falta un rato para que llegue con la niña. Venga tonto enséñame ese bulto tan grande que escondes debajo de tu pantalón. No tengas vergüenza conmigo.
Al mismo tiempo que me hablaba, empezó a acariciarme mi polla a punto de explotar. Incluso me dolía por la falta de espacio dentro del pantalón. Así que le hice caso y se la saqué para que la viera.
-Uauu. Impresionante aparato. Mucho más grande que el de mi marido. Seguro que mi hermana estará contenta disfrutando de esto todas las noches.
-Supongo que así es.
-¿Puedo tocártela un poquito?.
-Carla que nos van a pillar.
-Venga porfa. Déjame tocarla que nunca vi una tan grande.
Antes de que yo le dijese nada ya ella me había cogido la polla y empezó a subir y bajar su mano derecha sobre ella. Al mismo tiempo con la izquierda me acariciaba los huevos.
Ufff. Estaba gozando como nunca con aquellas manos de mi cuñada. Cerré mis ojos e incliné mi cabeza hacia atrás sobre el sofá.
Tras unos segundos de caricias, note que mi polla se la había introducido en su boca y me estaba haciendo una mamada sensacional.
Quise pararla pero era tanto placer que la dejé hacer y seguí inclinado con los ojos cerrados. Que gusto me daban aquellos labios que tanto había deseado cada vez que veía a mi cuñada.
Tras unos minutos, ella paró y yo abrí los ojos. Me la encontré frente a mí bajándose las bragas y quitándose aquella bonita falda blanca. Su cuerpo estaba completamente desnudo ante mí.
Estaban claras sus intenciones. Su coño sin rasurar venía al encuentro de mi polla.
-Carla no lo hagas que nos pilla tu marido y me corta los huevos.
-Calla y disfruta.
Se sentó sobre mi y mi polla la penetró sin ningún esfuerzo. Aquella mujer tenía el coño supermojado y mi polla estaba dura como una piedra.
Empezó a subir y a bajar.
-¿Sabes Luisma?. Siempre he tenido ganas de follar contigo y he sentido celos de Sara. ¿Te gusta follar conmigo en mi casa?.
-Me encanta pero nos van a pillar.
-Schsssssss. Calla y disfruta cariño.
La levanté y la puse a cuatro patas sobre el sofá. Así ya podía llevar también yo la iniciativa.
Empecé a meter y sacar mi polla con fuerza en su mojado coño. Ella cada vez gemía más y esos gemidos pasaron a ser gritos de placer.
-Carla no grites que nos van a oir.
-Calla y no pares. Sigue por favor. Me encanta. Ahhhhh.
No tardamos en corrernos abrazados.
Le dí un bes en sus hermosos labios y le dije.
-¿Sabes una cosa Carla?. Yo también te deseaba cuando te veía por casa. Varias veces me hice pajas en el baño pensando en este cuerpo.
-Lo imaginaba. Me gusta que me lo hayas contado.
-Incluso a veces me imagino que tu hermano Mauro y yo te follamos uno por delante y otro por detrás. ¿Te gustaría ser follada así?.
-Sí que me gustaría. Mi hermano también tiene un buen pene. Seguro que lo pasaríamos bien los tres ¿verdad?
Nos besamos fuertemente mientras me corría dentro de su coño y ella sonreía con sus ojos cerrados. Fue el mejor polvo de mi vida.
En eso estábamos cuando oímos el ascensor.
-Mi marido.
-Joder Carla que nos pilla.
Me vestí rápidamente y me senté a ver la tele. Ella se fue al dormitorio corriendo desnuda por toda la casa.
-Hola Luisma. Aquí tienes a tu princesita. Que bien se lo pasa en el parque con tantos niños. Tienes que traerla más a menudo.
-Hola Juan. Pues sí. Seguro que vendremos más a menudo, ¿verdad Leticia?.
-Y Carla, ¿no está en casa?.
-Pues me parece que sí pero hace un rato que no la veo. Yo estaba viendo la tele y no estoy seguro si salió.
Fue a la habitación a buscarla y al poco tiempo volvieron juntos como si nada hubiese pasado.
-Bueno Leticia y yo nos vamos.
-Gracias Luisma por venir a vernos (dijo Carla mientras me guiñaba un ojo).
-Un placer venir por aquí a ver a la familia. Volveremos pronto.
Me costó levantarme pero afortunadamente Juan no nos pilló.
Después de aquella aventura con mi cuñada, la volvimos a repetir cada vez que iba a visitarla. Es una folladora terrible a pesar de sus casi cincuenta años. Me corro sólo de pensar en su cuerpo maduro y en sus tetas perfectas.
Seguro que ahora os estaríais pajeando si la conocieseis en persona. Ummmmm!!!!
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