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LA ESPOSA DEL TENDERO

Una mujer muy bien cuidada ya que iba siempre al gimnasio, unas hermosas piernas color canela, unas nalgas paradas y duras y unas tetas que, aunque estaban operadas demostraban que había valido la pena el pago, así era Yanet, la estilista que era esposa de Juan, un viejo comerciante dedicando a los abarrotes, a lado de su estética se encontraba la tienda que distribuía de todo, desde un simple refresco hasta especias y carne, obviamente estaba claro que la guapa estilista estaba con el solo por el dinero, ya que siempre era cortejada por sus cuantiosos clientes que solo iban solo a ver su escultural figura, la cual mostraba en minifaldas llamativas o licras que transparentaban su hermoso cuerpo.



Yante era muy coqueta y se rumoraba que ya había tenido aventuras con algunos cuantos, incluso que fueron amenazados de muerte por don Juan y es que Yanet en ese entonces presumía 25 primaveras 15 menos que el viejo Juan y se notaba a leguas que le encantaba la fiesta, ¡pero con él no podía muchas cosas!



Yo logre entablar una comunicación constante con ella, yo tenía 22 años en aquel entonces y s eme hacia fácil querer penetrar a toda que me encontrara como la mayoría de los jóvenes de mi generación, Yanet me daba entrada, apenas me veía entrar y nos saludábamos de beso y abrazo, aprovechaba para tocar su hermosa espalda y su escultural cintura, su perfume se quedaba en mí, no solo me cortaba el cabello ya que a veces sosteníamos platicas que duraban hasta dos horas, recibía miradas de odio de muchos que querían su atención pero yo se las robaba.



De hecho, ya era rutina ir a verla diario y charlar un par de horas, la confianza aumentaba, ella me abrazaba, se acostaba en mi hombro, una ocasión don Juan estuvo cerca de vernos cuando nos abrazábamos, pero tuve suerte que trataron de asaltar su tienda, yo ya no aguantaba las ganas, quería tenerla en mi cama, así que sabiendo lo que podía pasar fui directo al grano.



L: Oye espero que no te enojes conmigo Yanet, pero te tengo unas ganas enormes, ¡quisiera una oportunidad de estar contigo!



Y: ¿Conmigo? ¿Jajá y en qué aspecto?



L: Te diría que, en todos, bueno eso me encantaría aún más, ¡pero me encantaría una noche contigo!



Y: Caray, jajá sí que fuiste al punto, y así nomás, ¿directo a eso?



L: Una noche, ¡o sea salgamos a divertirnos primero y luego vemos que pasa!



Y: La verdad me gustas, eres un chavo a todo dar, está bien, el sábado a las 6:00, estaré sola, ¡salgamos y veamos que pasa!



Ese día el viejo Juan no estaría ya que se iría a Jalisco disque a ver unos proveedores de tequila ya que quería hacer una bodega vendiendo alcohol, yo aproveche para salir a divertirme con su joven esposa, bueno no estaban casados, pero eran pareja y el la llamaba así.



Pase por ella a las 6:00 como habíamos quedado, ella me esperaba en la esquina del metro ya que no quería que la vieran por donde vive y trabaja, vestía muy sexy, una minifalda negra entallada, unas medias negras con ligero que se notaba al caminar y una blusa roja entallada escotada que mostraba sus hermosas tetas operadas pero riquísimas.



En cuanto entro a mi auto, en lugar del tradicional saludo, ella se lanzó a besarme, yo no desprecie sus labios y nos besamos con mucho deseo, ese beso mostro las ganas que ambos nos teníamos, fue un beso duradero y erótico, puse mi mano en su pierna torneada, la acariciaba desesperadamente y suave a la vez, ella también me apretaba mi entre pierna, baje a besar su cuello y luego pro encima de su blusa toque sus tetas, ella me apretaba la verga por encima de mi pantalón, estábamos calientes y queríamos cogernos ya, peor reacciono y sonrió me dijo que nos fuéramos!



Llegamos a un antro cerca de la Reyes la Paz, comenzamos a convivir y conocernos más a fondo, bailábamos y tomábamos un buen vodka, ella cada vez se transformaba más, yo aprovechaba cada instante para tocar sus piernas o besarle su mejilla o cuello, nos parábamos a bailar y ellas e me pegaba riquísimo, nos besábamos olvidándonos de si alguien nos veía.



Y: ¡Luis, de verdad me gustas!



L: ¡Y tú a mi corazón, desde que te vi me flechaste!



Y: ¡Jajá, eres un amor, lástima que tenga un compromiso!



L: Lo sé, ¡pero ahora estamos aquí y hay que aprovechar este momento!



Y: ¡Vámonos de aquí!



Salimos del antro y nos fuimos a un hotel, elegimos uno aún más alejado, estaba un poco extraño peor al final solo necesitábamos la cama para desahogarnos finalmente.



Entramos al cuarto e inmediatamente comenzamos el faje, me quite mi playera y ella lamia mi pecho y mordía mis pezones, le quite su blusa y sus enormes tetas quedaron al descubierto, las acaricia como un niño recibiendo su juguete en navidad, le mordí su peso oscuro, llevaba mi lengua de en medio de sus tetas hasta su ombligo, me quite el pantalón y ella acariciaba mi verga que poco a poco se endurecía más, baje su minifalda y vi una rica tanga e encaje negra y su ligero, eso me puso más cachondo, le besaba los muslos mientras hacia a un lado su tanga para ver una vagina hermosa, depilada y un poco estrecha!



L: ¡Que rica, estas hermosa!



Y: ¿Ah, Luis que rico, me vas a chupar?



L: ¡Si, déjame probar esta delicia!



Y: ¡Si, cómeme nene!



Comencé a devorar su rica vagina, mi lengua lamia sus labios vaginales, la llevaba de sus labios hasta el inicio de su ano, para luego pasar por sus muslos, ¡mientras el fetiche de las medias aumentaba apretando sus rodillas y pasando mi pene por encima de ellas!



Le daba pequeñas mordidas a su clítoris inflado, le metía dos dedos palpando su rica sexualidad, sus gemidos me ponían a mil, la puse en cuatro y agarrándole sus ricas nalgas, ¡le metía y sacaba mi lengua simulando una penetración!



Y: ¡Ah Luis, así que rico se siente!



L: ¿Te gusta nena?



Y: ¡Si, no pares!



Continúe tragando su rica vagina, mi lengua estaba escalada, ¡pero continuaba entrando y saliendo de la vagina que ya estaba húmeda y lista para recibirme!



L: ¡Deja te la meto!



Y: ¡Espera, deja ponerte el condón!



L: ¡Como gustes cariño!



Y: Uf, es grande, ¡mi gordo no la tiene así ni de broma!



L: No sé qué haces con él, pero bueno, ¡hoy estás conmigo!



Y: ¡Si y lo voy a disfrutar!



Antes de colocarme el condón, comenzó a darle unas ricas lamidas a mi tronco, lo hacía fabulosamente, bajaba y subía su lengua con una velocidad rápida lo cual me hacía moverme de la satisfacción, luego lo tomo con sus dos manos y lo metió a su boca, trago lo más que pudo de mis 21 cm, me encantaba ver como se ahogaba pero no dejaba de ingerir, me apretaba los testículos de forma monumental, agarro sus tetas y puso mi verga en medio de ellas, las apretaba y subía y bajaba delicioso, coloco el condón en la cabecita de mi verga y con su boca comenzó a bajarlo lentamente, acomodándomelo mientras sus tetas seguían apretando mi dura verga.



Y: ¡La tienes riquísima!!



L: Agh, que rico chupas, ese no te merece, ¡eres una diosa!



Y: ¡Mmm, no hables de él, mejor métemela rico!



L: ¡A sus órdenes madame!!!



Se acostó y abrió sus piernas, apoye mis manos en sus muslos y empecé a penetrarla poco a poco, el condone m lastimaba un poco pero conforme avanzaba mi verga, su jugosa vagina ayudaba a que resbalara mejor, se sentía apretadísima, lanzaba gemidos de placer, me apretaba el cuello, empecé a moverme fuerte, ¡le besaba el cuello mientras el mete y saque empezaba a agarrar velocidad!



Así mismo acostada empezó a mover sus piernas, me abrazaba con ellas, sentía riquísimo sus medias en mi espalda, le apretaba sus nalgas y mordía sus tetas, ella hacia movimientos ricos haciéndome jadear ya que a cada movimiento apretaba riquísimo mi verga.



Y: ¡Ah, que rico, hace tiempo no sentí así!



L: ¡Mamacita, eres riquísima, que rico agh!



Y: ¡Muévete Luis, así dame rico!



Y: Ah, me pones loco, ¡desde hace tiempo quería darte!



Y: Lo sé, agh, dame, aprovechemos que tenemos esta oportunidad, ah, ¡que rico!



L: ¡Uf, no me gustaría que fuera la última, ah!



Me acosté en la cama, ella subió para hacer un rico misionero, se movía fantástico, acariciaba sus piernas y sentir sus medias me la ponía aún más dura, ella seguía en su chamba, ¡moviendo su rica cadera y alzándose y dejándose caer para meterse toda mi verga!



L: ¡Yante, muévete más, que rico lo haces!



Y: ¡Agh, que dura, en serio, es la mejor de mi vida!



Yante era una experta en el sexo, estaba claro que Juan no la satisfacía del todo, se movía con una desesperación alta, sentí correr fluidos de su vagina, me movía ayudándola a sentir más rico, le tomaba las tetas y movía mi cadera de la misma forma que ella, sus gemidos inundaban la habitación, el ruido que generaba su semi corrida en mi pelvis me ponía como loco, ¡la tome de las manos y ambos nos movíamos como desesperados!



Sin sacarse mi verga se dio vuela y me cabalgo invertidamente, me encantaba ver como se hacía mis pies y movía riquísimo sus nalgas dejándose caer en mi verga, la metía y sacaba toda, me encantaba la sensación que sentía en la cabeza de mi pene cuando su clítoris chocaba con él, ella estaba suela como perra en brama, solo quería seguir sintiendo mi verga, ¡quería acabar y recordar esa noche por siempre!



Y: ¡Ah, que rico, papi me vengo!



L: ¡Si amor, termina, mójame todo!



Y: ¡Muévete, agh, muévete más!



L: ¿Así nena? ¿Te gusta este movimiento?



Y: ¡Sí!!! ¡Dios, me vengo!!!



Yanet comenzó a correrse y tener un orgasmo, se tambaleaba con mi verga dentro de ella, me fascinaba verla así, fui benevolente con ella, y la acosté, levante sus piernas y la penetre en esa pose, ella aun sentía su rica sensación de su orgasmo, mientras le mordía los dedos de sus pies por encima de sus medias que me ponían tan caliente!



Y: ¡Que rico, hace tiempo no tenía un orgasmo así!



L: ¡Prepárate amor, ahora trabajare para darte el segundo!



Nos acostamos de cucharita, esa pose la disfrute al máximo, la embestía y acariciaba sus piernas de arriba abajo, me ponía más duro al sentir sus delicadas medias, nos besamos, jugaba el clítoris, ¡estaba disfrutando a la esposa de don Juan!



Me puse de pie y la cargué mientras le ensartaba mi verga, me moví rápido, nos besábamos y yo caminaba con ella alrededor de la cama, que rico, ella era tan sexual y cogible que no podía resistirme a darle de todas las formas posibles.



Y: ¡Que rico me coges, mmm!!!



L: ¿Aprietas magnifico, te hacía falta esto verdad?



Y: ¡Como no lo imaginas, soy muy caliente y a veces me tengo que consolar sola!



L: ¡Tranquila, al menos hoy dormirás satisfecha jajá!



La puse en cuatro en la cama, la imagen de su trasero sacando fluidos y listo para mi me puso loco, desesperado, me quite el condón, ella me miro con asombro, pero no me dijo nada, la tome de la cintura y puse mi cabecita en su ano, ella se erizo completa, ¡entonces abrí un poco sus nalgas y empecé a empujarle mi pene con suavidad!



Y: ¿Qué haces??



L: ¡Que rico culo, uf, aprieta magnifico!



Y: ¡No, hace tiempo no hago eso, agh!



L: ¡Pues tengo que reinaugurar tu rico tesoro, uf!



Y: ¡Agh, despacio, ah, despacio!



L: ¡Si, así, déjate llevar, agh!



La penetraba suave, mi verga entraba hasta más de la mitad, ella no gemía ni nada, solo respiraba agitadamente, me encantaba ver las muecas que hacía, una ligera sonrisa de satisfacción a cada movimiento que le hacía, le acariciaba las piernas y le apretaba los muslos, ¡poco a poco fui subiendo la velocidad de mis embestidas!



Y: ¡Agh, así, mas, dame más papi, agh!



L: ¡Que rico culo, uf, aprieta delicioso, agh!



Y: ¿Te gusta rey? ¿Te gusta mi culo?



L: ¡Es de lo mejor, uf, toma, toma!



Aumente mis embestidas, eran con más fuerza y más violentas, ella gritaba, pero también se movía hacia mí, le encantaba sentir mi dureza en su ano, le jalaba el cabello y el daba unas nalgadas, tomaba sus manos y como policía se las doblaba simulando una detención, me hacía hacia atrás para tomar más vuelo y darle más rico, mi verga ya la empalaba por completo.



¡La misma fuerza de mis movimientos la empujaban hacía en frente en un momento ella quedo boca abajo en la cama, yo aun así seguía empujando mi verga, en es apose era más rico, ella movía sus caderas y agarraba sus nalgas para abrirlas y no le doliera tanto, le mordía su oreja, le daba de nalgadas, estaba haciendo mía a la esposa del dueño de la tienda de abarrotes!



Y: ¡Agh, que rico, me duele un poco, pero es más rico!



L: Dios, ¡si tu marido nos viera!



Y: ¡Ya te hubiera querido matar, agh!



L: ¡Jajá, así muestra sus complejos, agh, como no puede contigo!



Y: ¡Agh, olvídate de es panzón, métela, así, agh!



L: Mmm, que rico culo, agh, ¡lo voy a llenar de semen!



Y: Mientras sea solo mi culo, ugh, ¡no importa!



Me moví como loco, apoyado de la cama me empujaba con toda mi fuerza al culo de Yanet, ella gritaba ay me apretaba las nalgas para empujarse más a mí, ¡mi verga empezaba a sentir la presión y empezaba inflarse y prepararse para la explosión!



L: ¡Agh, me voy a venir nena, agh!



Y: ¡Si, que rico, termina, agh!



L: ¡Saldrá mucho, uf!



Y: ¡Dámelos todos!!!



L: ¡Ahí va, agh!!!



Y: ¡Dios, si, que rico, ah!!!!!!!



Un tremendo chorro salió de mi verga llenándole el ano de semen, nos movíamos salvajes, ambos estábamos en un rico orgasmo, su culo mordía sabroso mi verga y su vagina escurría de placer, ambos quedamos exhaustos en la cama, en un último acto de placer tome sus pies y me masturbe sacando lo último de semen que me quedaba, ella disfruto eso al máximo.



Reposamos un rato y nos aventamos una rica cogida más, esa noche disfrute como nunca a Yante, ¡sabía que tal vez eso no se repetiría y con esa noche me conformaría!



Después de esa rica noche, solo la vi unas tres veces más, pero ya no tuvimos sexo, el viejo don Juan al sentirse cornudo se la llevo a vivir a Puebla de donde es originario, pero eso no quitara que su joven y guapa esposa fue mía, ¡la sensual estilista Yanet!


Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
  • Media: 9.5
  • Votos: 2
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2207
  • Valoración:
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