Por: Talita Traveler

Sabrá ella que la espero en la penumbra del cuarto, desnuda y húmeda, con la mirada perdida en las manchas que el tiempo se ha propuesto hacer en la pared.

Seguramente ahora cuando posiblemente aguarda en la parada del tren vea la fotografía a todo color de esa playa en la que naufragaron nuestros cuerpos, me recuerde y en su memoria la imágenes salten como destellos y me desee. Me vuelva a desear, y quiera venir  para que juntas recorramos con nuestras lenguas nuestros cuerpos.

Quiero oler a ella, quiero sentir la viscosidad de su sexo en mi lengua mientras la transporto al placer infinito.

No se si llegara, pero en la penumbra la aguardo mientras mis dedos juegan con mi clítoris como si fuera ella quien lo poseyera con sus carnosos labios. Pequeños círculos suaves, esporádicos vibraciones y nuevamente la lentitud para hacer la agonía interminables. La imagino caminando descalza y en puntas desde el baño, aun el cuerpo húmedo y poblado de diminutas gotitas que se adhieren a mi cuando se aplaca a mi.

La redondez de sus nalgas me procura una fascinación increíble y luego ese triangulo vacío entre sus piernas que permiten colocar dos de mis dedos en plano para tocar su coño.

Y … colocada boca-abajo con sus nalgas levantadas, puedo separarlas para excitarme más con la perfecta redondez de ese tercer o cuarto ojo que espera pulsando  rítmicamente a que coloque uno de mis dedos mojados de saliva para que ella deje escapar un suave quejido, a veces es ella quién me lo ofrece.  –Méteme un de tus dedos mientras me comes el coño.- entonces le dibujo el contorno suavemente, pulsándolo a su vez al compas de sus latidos,levemente, sin brusquedad, para que cada vez sea mayor su propio deseo, su culo comienza a dilatarse comiéndome al yema de mi dedo deseando que me adentre en su laberinto oscuro, mientras su coño es cada vez más y más húmedo, el clítoris se empunta, sale de su caparazón de tortuga feliz y enrojecido deseando que lo chupe con mas fuerza.

A través de los ángulos de las cortinas veo que la luz de fuera se torna amarilla, la calle debe de estar acharolada por la lluvia de la tarde, espero que ella venga, que llegue antes de que sea insoportable hacerle al amor a sus recuerdos.