El poeta había terminado de presentar su libro, la gente lo aplaudía, levantó los ojos y se encontró con la morena del diario que lo miraba atentamente. La gente se agolpó a su alrededor, tuvó que firmar más de cien libros, había olvidado por completo a la morena. De pronto, por la espalda apareció la perodista de cultura del "Ilustrado", se presentó y le pidió una entrevista, claro que, en un lugar más apropiado. El poeta le pidió que esperará un momento, para terminar algunos detalles con su editor y se fueron a la habitación 458, en el asensor no había nadie, la morena fijó sus ojos en la boca de Marcel y metió la mano en la polla, éste agárró fuertemente los pechos redondos y mordió los pezones, ella se llevó la polla dura a la boca, el asensor se detuvó, se arreglaron, salieron y entraron en el cuarto, él la tomó por atrás, bajó el vestido negro y la braga mojada, le introdujo la mitad de la verga por cinco minutos, ella gemía, gemía, hasta que se la metío toda, se escuchó un sólo grito, él seguía follándola, metía el dedo medio en el culo, ella gritaba, sacó la verga y se la puso por el ano, los gemidos ahora eran más fuertes, su pelo se agitaba como los barcos en las tempestades, ella cayó tirada sobre la mesa del teléfono, él sacó la verga y se corrió en su cara, ella tomó la inmensa polla masturbandola hasta sacar toda la leche y llevarsela a la boca, beso largo rato la polla, la paseó por sus grandes tetas, y comenzó la entrevista...
Lo mismo que con el otro cuento... una pena... es otra historia que podría prometer...