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Fuimos directos al parking del gimnasio sin decir nada, un silencio tenso que me puso bastante nervioso.
-Este es mi coche-le dije.
-De acuerdo, voy a por el mío y me sigues. Suele haber sitio para aparcar en frente de el portal. Subo yo primero y cuando esté arriba me asomaré por la ventana.
Se quedó callada unos segundos, tomó airé y prosiguió.
-Es el segundo piso, así que me puedes ver perfectamente, porque el balcón da a esa misma calle. Te acercas al portal y yo te abro. Subes hasta el segundo piso y tendré la puerta entreabierta. ¿ok?
Simplemente asentí con la cabeza. En aquel momento como si me hubiera dicho de ir al Monte del Destino a la guarida de Sauron, que la hubiera seguido sin dudarlo.
Arranqué y cuando me adelantó con un bonito coche deportivo, simplemente me miró volviéndose a morder el labio. Yo no supe en ese momento si era afortunado, o aquello iba a convertirse en un suplicio.
Conduje por las calles ya medio desiertas, era tarde y hacía algo de frío. Además era un día entre semana sin demasiado movimiento en nuestra ciudad.
Estaba nervioso, ansioso, con ganas pero con dudas
Paramos en un semáforo, y me dio por mirar el móvil. Había un mensaje de mi mujer, sólo me dio tiempo a ver la primera parte
“hola cariño, te echo…”
Alejandra arrancó su coche y yo tuve que seguirla. Mis dudas aumentaron. Supuse que el mensaje de mi mujer proseguía diciendo que me echaba de menos. La confusión iba en aumento cuando el siguiente semáforo puede comprobar el resto del mensaje
“…te echo de menos, y sabes que te quiero... Estoy algo pedete y por eso te lo digo, lo siento”
La vi escribiendo en ese momento, pero tuve que volver a arrancar el coche. Joder, estuve a punto de pararme y llamarla, pero algo me empujaba a seguir a Alejandra. Bueno, ese algo estaba muy claro que era que me ponía como una moto.
Ya no hubo más semáforos, y no quise mirar el móvil por precaución. Vi como se detenía y me hacía un gesto con la mano. Aparqué donde me dijo. Corrí a ver el móvil
Me había mandado una foto con morritos
En ese momento vi como Alejandra entraba en el portal de su casa, y me miraba. Vi como su precioso culo se movía y creía que me iba a dar algo
Volví a mirar el móvil y mi mujer me seguía escribiendo
“si quieres cuando llegue a casa te compenso por lo del otro día”
“la verdad es que estoy un poco cachonda”
Esto no podía ser verdad, más de un mes a pan y agua, y ahora tenía a dos pedazos de mujeres dispuestas a follarme.
¿Qué hacer?
Vi como se encendía una de las luces del segundo piso. Tal y como Alejandra me había dicho. Vi como su figura se asomaba tras las cortinas. Joder era tremendamente erótico porque parecía estar desnuda. Su perfecta silueta se dibujaba como en una película de Hitchcock. Parecían advertirse hasta sus duros pezones.
Joder, joder, joder, ¿me la follo o no me la follo? ¿Me voy a casa y me follo a mi mujer? ¿Llamo a mi mujer y le digo que se vengan y nos montamos el trío del siglo?
Volví a mirar el móvil y mi chica me mandó otra foto abrazada a una de sus mejores amigas.
“mira guarrete, con Eva, que sé que te pone”.
Me mandó otra foto dándose un pico con ella. Mientras tanto Alejandra seguí en la ventana, parecía impacientarse por sus movimientos.
Otro mensaje:
“te voy a comer la polla como en mucho tiempo no te la han comido”.
Me cago en mi puta vida. Le tuve que responder porque me estaba viendo en línea.
“cuando te pones así de guarrilla, me pones mucho, lo sabes”
“lo sé, así que vete preparando”
A la mierda, decidí marcharme. No podía arruinarlo todo por un polvo, sí un polvazo, pero en casa también me esperaba otro. Arranqué sin asomarme si quiera, no podía volver a mirar a Alejandra porque no quería arrepentirme.
Llegué a casa corriendo, me duché a toda velocidad para evitar olores indeseados y me hice una foto ante el espejo, desnudo.
Se la mandé a mi mujer, me respondió al rato
“guarro, casi la ve Eva, que corte”
Déjala que disfrute, estuve a punto de escribirla, pero al final lo borré
“que escribías?”
“nada, que cuando llegues a casa te vas a enterar”
“jaja, ya ya”
“venga, cuando vienes, que estoy impaciente”
“no me queda mucho, prepárate porque voy con ganas de mucha guerra”.
“ok, no tardes”
Me puse ropa cómoda, y me senté el sofá para esperarla. Eran más de las 12 y en la televisión ya sólo daban tele tiendas, casinos, tarots y deportes. Zapeando llegué a un canal de estos pseudo-eróticos con chicas ligeras de ropa. Lo dejé para estimularme aún más, creo que me iba el masoquismo. En ese momento me hubiese gustado tener el teléfono de Alejandra para llamarla o escribirla y pedirle disculpas. Me sentía fatal, pero sé que si hubiera subido a su casa también me hubiera sentido fatal. Putos remordimientos, ¿por qué tendrían que existir?
El caso es que al final esto resultaba aburrido, y poco a poco me empezó a entrar la modorra. Mi mujer se retrasaba y yo estaba muy cansado del trabajo y del entrenamiento y de lo otro…
Me desperté con ruidos, de tacones y risas. No sabía ni que hora serían.
-Hola cariño-me dio un beso en los labios, su aliento desprendía un indudable aroma a alcohol.
-Nos liamos-dijo entre risas de borrachilla.
-Tu mujer que le gusta mucho un gin-tonic-una voz conocida apareció de la nada.
Allí estaba Eva, con una minifalda que parecía un cinturón, y con unos taconazos que ni los de Guti.
-Hola-fui lo único que atiné a decir. Entre lo dormido que estaba, y la impresión que me causó, apenas pude decir más
-Cariño, Eva se queda a dormir, que mañana hay que madrugar y ella vive a tomar por culo.
¿Podía argumentar algo en contra? Estaba claro que no. En ese momento tenía que haber dicho lo del trío, pero creo que me hubiera llevado un buen par de hostias.
-Buenas noches, chicas-me despedí encaminándome a la habitación
-Cariño, te recuerdo que la habitación de invitados está sin cama ahora-dijo mi linda mujercita
No podía ser verdad, hacía cosa de 3 semanas que nos llevamos el sofá-cama al pueblo. ¿Adivináis a quien te tocaba dormir en el sofá? En ese momento me dieron ganas de irme a casa de Alejandra, me acordaba del camino perfectamente. Lo malo sería que al llegar, o no me abriría la puerta, o me daría una paliza al verme.
-Yo duermo en el sofá nena, no te preocupes-dijo Eva.
-Ni hablar corazón, no es la primera vez que este duerme en el sofá
-Ni tú, ¿por qué no duermes tú?-la verdad es que aquello implicaba que yo durmiera con Eva, pero no era esa mi intención cuando pronuncié aquellas palabras.
-Pero que puto cerdo eres, anda vente para la cama Eva, que este es capaz de violarnos a las dos-las risas de borrachillas siguieron dominando sus palabras. Tú quédate aquí viendo el porno ese raro.
No me acordaba que la televisión seguía encendida y las imágenes pseudo-eróticas seguían en la pantalla.
Se fueron las dos riendo y dejándome con la palabra en la boca
-Que yo no decía nada guarro, joder
Desde la habitación se escuchaban risas y voces
-Ya ya, este lo que quiere es dormir contigo Eva. Guarro, que eres un guarro-me gritó entre risas desde la habitación.
Ambas reían. Me daban ganas de entrar a la habitación y “violarlas” a las dos, pero no creo que estuvieran por la labor. Eran dos perras ladradoras. Además a mi se me había cortado todo el rollo. Tenía esa sensación que se tiene de mal cuerpo cuando te quedas dormido en el sofá un buen rato, y te tienes que despertar para ir a la cama. ¿os suena?
Apagué la televisión y me tumbé en el sofá y me empecé a acordar de Alejandra. Más que acordar a arrepentirme. Recordaba sus dedos sobre mi polla , mis manos sobre tus pechos….Y me empecé a poner caliente. Y me empecé a masturbar pensando en Alejandra. ¿Qué estaría haciendo ella? Bueno ahora seguro que durmiendo, pero lo mismo antes con el calentón que llevaba puede que también se hubiera masturbado.
Pero pensar en ese pedazo de cuerpo me calentó tanto que tuve que masturbarme. Estuve un buen rato dándole al manubrio pensando en mi entrenadora personal. Cuando estaba a punto de correrme una figura femenina pasó delante mía. Joder¡¡¡ Era Eva. Me tapé porque a todo esto me había destapado con el calentón.
-Perdón-dijo ella. Fue hacia la cocina y parece ser que bebió agua.
La tía iba medio desnuda, había bastante claridad en el salón y se veía bastante bien.
Al volver a pasar me fije bien en su bonito culo, ya que iba en bragas y camiseta.
Se quedó allí parada mirándome.
-Al final va a ser que si eres un guarro
No me esperaba ese comentario, pero la respondí
-¿Qué pasa que nunca has visto a un tío masturbarse o qué? ¿Eres como las viejas que dicen que por hacerse pajas se te cae el pelo?
Se rió, y no supo qué decir. Pero no se fue
-¿Te vas a la cama o me voy yo con mi mujer?
-A tu mujer no la despiertas ahora ni a tiros
La tensión sexual había llegado a su punto máximo.
-¿Y tú no tienes sueño o qué?
-Bueno, algo
Miré hacia el suelo, levanté la mirada y recorrí su cuerpo desde sus pies desnudos hasta su boca. La boca de Eva me erotizaba demasiado. No hay nada más erótico que unos labios prominentes y apetitosos.
-Eva, tú sabes que me atraes, y aunque me encantaría hacer lo que crees que quiero, no puedo ser infiel a mi mujer en mi propia casa y con ella durmiendo.
-¿En tu propia casa?
Joder, no tenía esa intención al decir aquellas palabras, pero era cierto que podría tener un doble sentido
-esto…
-¿tu crees que yo traicionaría así a una de mis mejores amigas?- no lo dijo de forma indignada.
-Así que una de tus mejores eh.
No dijo nada. Yo bajé la cabeza. No se iba. Si esperara que yo diera el primer paso iba lista. Si no se iba es porque quería tema, no creo que mi mujer fuera tan retorcida como para ponerme a prueba así.
La miré, y vi como sus pezones estaban duros. Joder, que obsesión tengo con los pezones; pero es que es tan erótico cuando a una chica se le marcan bajo la ropa. ..
-Eva, estás muy buena y lo sabes ¿qué esperas ahí de pie?
-Nada, y tú que esperas ahí sentado
-Pues la verdad esperaba hacerme una paja y dormirme
Se rió
-Pues háztela
-¿Qué pasa me estás provocando para que me haga una paja aquí delante tuya?
-Yo no he dicho eso.
-Eva., no voy a hacer nada que ponga en peligro mi matrimonio
-Tu mujer dice que eres un soso, y que si te propusiéramos un trío te acojonarías
Me quedé perplejo sin saber que decir
-Ni siquiera eres capaz de hacerte una paja delante de un pivón como yo. Buenas noches
Pero será hija de puta, que hija de puta más grande. Con el calentón que llevaba y va y me suelta esto. En mi propia casa. Con mi mujer durmiendo la mona.
Joder o soy un gilipollas o un perro fiel. O ninguna de las dos cosas.
Me acosté en el sofá y me costó dormirme un montón. No me hice la paja por puro despecho y por el corte de rollo que tenía en lo alto. Apenas dormí nada pero aún así fui el primero en despertarme, me vestí corriendo, y antes de irme entré en su habitación. Apestaba bastante a alcohol, les subí las persianas, y la verdad la escena era bastante erótica. Estaban abrazadas y medio desnudas. Las mantas con las que se habían tapado estaban por el suelo. Me las hubiera follado a las dos sin dudarlo. Pero soy un soso, que pena de mi
Se despertaron protestando y me echaron de la habitación a almohadazos.
Pasaron los días, y mi mujer simplemente me dijo un “Lo siento”. No la busqué. Ella a mi tampoco. No me preguntó nada sobre Eva, menos mal. Yo tampoco le quise decir nada.
Llegó el día que tocaba ir al gym. Estaba cagado de miedo. Por todo., porque sabía que ver a Alejandra me iba a poner cachondo, pero también por saber como estaría ella para conmigo
-Hola, mi niño-me saludó como si nada-vamos a darle duro.
No dije ni pío, simplemente me puse a entrenar. Ella hacía como si no pasara nada, por una parte eso me tranquilizaba, pero había algo en su mirada. Se notaba que se guardaba una profunda ira por dentro. Y no hizo falta esperar mucho para sacarla hacia fuera. Me puso una rutina inhumana.
-No puedo jefa-supliqué cuando íbamos por la mitad del entreno
-Claro que puedes mi niño
Su venganza era más que obvia, y merecida.
-De verdad que no puedo jefa
En ese momento yo trataba de subir unas espalderas a pulso y pasar de una a otra.
-Claro que puedes-dijo mientras me agarró la polla por detrás y me la empezó a estrujar con fuerza.
Di un respingo, y me caí encima de ella de espaldas. Me di la vuelta, y me mordió el labio.
-hijo de puta, me dejaste tirada, me da igual que tengas mujer y remordimientos. Me tienes que follar sí o si.
La verdad es que no me lo esperaba, pero mi polla lo deseaba y se puso dura en cuestión de momentos.
-Me gusta tu “posha” cabrón-me la tienes que meter
Estaba estupefacto, le había dejado tirado más caliente que una perra en celo, y seguía con ganas de follarme
-¿Cuándo?-dije
-Ahora mismo, vamos a las duchas del personal.
-¿pero nos pueden pillar?
-No porque ya sólo quedo yo y la recepcionista-y ella no entrará porque no puede irse de la recepción.
Se levantó y se dirigió hacia la puerta y yo la seguí hipnotizado al ritmo de sus nalgas. Me llevó por un lugar distinto al habitual. Y llegamos al vestuario de personal. El olor era peculiar. ¿recordáis la peli de Porkys? Una de las profesoras se ponía cachonda y aullaba cuando entraba en el cuarto de la ropa sucia.
Pues creo que a Alejandra le pasaba algo similar. Porque según entró, cerró el pestillo y se puso a ronronear
-hijo de puta me dejaste con ganas la otra noche
-lo siento, me pudo la conciencia
-Y ahora ¿te puede?-dijo al mismo tiempo que se despojaba del top
Sus tetas eran de otra galaxia, parecían operadas, pero joder, que buena operación. Bravo por el cirujano.
Se acercó a mi, me agarró de la cabeza y me volvió a morder el labio y a lamer la barbilla
-¿te gustan pedazo de cabrón?
-Me encantan joder-y nada más pronunciar esas palabras, me atraganté con uno de sus pechos. Lo chupé como si de un recién nacido se tratara, con una mano amasé el otro pecho y pellizqué su pezón, con la mano libre agarré su culo y la apreté contra mí.
Ella arqueó la cabeza hacia atrás, y abandoné un poco sus pechos para devorar su cuello.
Alejandra gemía pausadamente, estaba muy excitada y yo más.
Llegué hasta su boca y eso no fue un beso, fue una comida de boca de película porno. Nuestras lenguas chocaban intentando imponerse la una a la otra. Ella había empezado a sobar mi rabo por encima del pantalón. Poco a poco fue metiendo la mano dentro y a masturbarme como ella sólo sabía.
Yo volví a sus tetas ya morder alternativamente sus pezones, Eran quizá, los pezones más duros que había probado jamás.
-¿Quieres follarme cabrón?-me susurró
No dije nada y llevé mi mano a su entrepierna.
-¿quieres follarme hijo de puta?
-SI-grité
Ella me cogió de la cabeza y me miró a los ojos.
-¿quieres que te la chupe?
-SI
-dilo más alto
-SI, quiero que me la chupes¡¡¡
Acto seguido ella se puso de espaldas y se apoyó contra los asientos poniendo su precioso culo sobre mi polla. Empezó a moverse de forma que me tenía al borde del colapso. Giró su cabeza y se mordió los labios
-Si quieres que te la chupe y quieres follarme antes tendrás que hacer algo por mi
No dije nada, simplemente asentir mientras rozaba mi polla con su culo y agarraba sus tetas por la espalda.
Se volvió a girar quitándome el placer de sus nalgas, y me agarró la cabeza con fuerza
-Cómeme el coño hijo de puta
Me llevó la cabeza con mucha fuerza hasta su entrepierna y empecé a besarla por encima de las mallas que llevaba. Estaban mojadas y me encantaba el olor que desprendían.
-Me lo piensas comer por encima de las mallas, cabrón? Vamos arráncamelas
Dicho y hecho, no se las bajé, se las arranqué y pude comprobar que no llevaba bragas ni tanga
-Cuando entreno contigo no me pongo bragas, para que se me moje más el coño y lo puedes oler mejor ¿te gusta?
-Me encanta joder-en ese momento me agarró la cabeza y mis labios chocaron directamente con su coño encharcado.
Me retiré un poco y pude comprobar lo tremendamente erótico que era. Mojado, brillante, con unos labios vaginales bien hinchados y un clítoris que iba a ser mío. Le di un profundo lametón desde el culo hasta el clítoris. Bufó.
Otro lametón igual. Gimió
Atrapé su clítoris con mis labios y empecé a jugar con él dentro de mi boca, mi lengua le daba ligeros golpecitos. Mis manos pellizcaban sus pezones, recorrían el resto de su cuerpo.
Ella se tuvo que sentar en los bancos y me puse de rodillas a comerle el coño como si no hubiese un mañana.
La penetré con mi lengua para dar vueltas en su interior, metí todo lo que pude y ella me agarró de la nuca, hubo un momento en el que apenas podía respirar, pero eso lejos de agobiarme me encendió más.
Pude separarme un poco y la dije
-¿Te gusta ahogarme con tu coño, puta?-tuve miedo de que se enfada por el vocabulario. Pero…
-Claro que me gusta, pedazo de cabrón. Come coño-y volvió a apretarme de la nuca obligándome a comérselo.
Estaba delicioso, el coño de cada chica es completamente distinto. Hay coños más salados, coños más amargos, coños que no saben bien, y coños dulces como el de Alejandra.
Subí de nuevo a su clítoris para poner mi lengua dura sobre él, y mover la cabeza de lado a lado. Al mismo tiempo mis dedos recorrieron sus muslos y llegaron a su coñito para empezar a penetrarla. En ese momento soltó un gran gemido al notar mis dedos índice y corazón follarla buscando su punto G.
Dentro de su coño mis dedos la penetraban y recorrían todas las paredes de su húmeda vagina.
-Como me gusta esa lengua cabrón, vamos haz que me corra. Cómeme toda.
No hacía falta que me pidiera nada, pero sus palabras me ponían fuera de mí, con ese acento que me cautivaba
No me daban las manos para recorrer todo su cuerpo. Su boca, su cuello, su vientre duro y plano, pufff. Saqué mis dedos un momento y los llevé hasta su boca, ella los chupó como si de un caramelo o mejor dicho, una polla se tratase.
Volví a llevarlos a su encharcado coño y le metí uno más.
Pegó un brinco y soltó un gran gemido.
-Hijo de perra-si, vamos fóllame con tus dedos.
Aparté la lengua de tu clítoris, y comencé a penetrarla con mis dedos con furia, mientras la miraba a los ojos.
Arqueó su cuerpo, el orgasmo estaba cerca. Así que me acerqué de nuevo a su clítoris y empecé a hacer círculos sobre él. Muy rápido al mismo tiempo que la penetraba profundamente y con los dedos arqueados.
Empezó a convulsionar, se estaba corriendo y no paré cuando chorritos de flujo salieron de su coño golpeando mi lengua y mi paladar. Joder encima se corría a borbotones, yo estaba a punto de correrme sólo del morbo que sentía.
Emitió un sonoro chillido, seguido de un gruñido gutural
-La concha de tu madreeeee
Dejó de echar su cabeza hacia atrás, me miró, me apartó de su coño
-Pará, pará
Me aparté, emitió una carcajada. Y volvió a cogerme la cabeza, para llevármela a su coño
Le pegué un lametón de nuevo apoyando toda mi lengua sobre sus labios vaginales. Volvió a convulsionar
-Arggg, joderrr
Más flujo salió de su dulce coño, se estaba corriendo de nuevo y aproveché para lamer más, y saborearla.
-Esta vez ahogó sus gemidos, pero lo disfrutó tanto o más que el primero.
Terminó de correrse y no pude evitar tragarme todo su flujo. Al terminar me miró y me sonrió, a carcajadas.
-mi niño, joder que bueno.
Sonreí, me levanté y mis pantalones parecían una tienda de campaña.
Ella se relamió, y se agachó. Me bajó los pantalones. Y admirando mi polla dura, la masturbó mientras me miraba a los ojos. Acariciaba mis huevos, y empezó a lamerlos.
Los mordía suavemente, subió hasta mi tronco y sacó la lengua, recorriendo toda mi polla hasta el capullo, el cual engullía por completo.
-Me vas a follar verdad-me dijo
-Como a una perra en celo
Justo al decir eso se la tragó de golpe, joder hasta el fondo. Era increíble. Me miraba con los ojos desencajados, mientras se metía casi toda mi polla hasta la garganta. Tosía, le daban arcadas, pero ella seguía sin parar.
Como siguiera así, no tardaría mucho en correrme. Pero se vez en cuando la sacaba y me la estrujaba para cortarme la corrida.
Volvía a metérsela y a hacerme una de las mejores mamadas de mi vida. En un momento dado paró, se dio la vuelta y juguetona se puso a 4 patas sobre el banco.
Ronroneó, y me acerqué a ella. Lo deseaba mucho pero no tenía preservativos.
En ese justo momento sonó la puerta
-Alejandra, estás bien
Ella ni se inmutó cuando la chica de recepción habló. A mi me sorprendió bastante.
-Sí. Me resbalé pero ya estoy bien
Me miraba, el morbo y el deseo la superaban.
-¿seguro?
-Sí seguro, ahora estoy meando no te preocupes
Me acerqué a ella, la miré, miré su precioso coño.
-ábreme, que tengo que mear yo también.
-No puedo ahora nena
Ella me miraba, deseaba que la follara en ese mismo instante, aun con su compañera al otro lado
Yo pensaba en lo erótico del momento y no paraba de preguntarme
¿Me la follo? ¿no me la follo?
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