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La enfermera cachonda I

Esta es la historia sobre mi incapacidad para controlarme cuando un enorme pene se encuentra delante de mi. Se trata de cierto joven a quien tuve que hacerle una cura a las lesiones que sufrió en cierto accidente. Espero disfruten.

&&&&&&

Lo conduje a través de la cocina, y me detuve un momento para tomar del mostrador una pequeña botella de plástico, de esas que se aprietan para que salga el contenido. Esta contenía jabón antibacterial. Lo llevé por la mano escaleras arriba y comencé a subir cuando me llegó el primer signo de inspiración: se me prendió el bombillo. Yo iba de primero, y a dos pasos delante de él, dejé caer la botella de plástico a propósito y me incliné para recogerla. Sabía que esta acción haría que mi cuca le quedara a sólo centímetros de su cara, en medio de las escaleras, y supongo que supo interpretar la pista que le di para que hiciera algo al respecto…cualquier cosa…o dijera cualquier cosa…pero yo no podía quedarme así, en esa posición por mucho tiempo, en esta tan inclinada, porque entonces se notaría que no fue por casualidad o por accidente, que enseñaba el culo junto con la panocha.

Así que me enderecé y seguí jalándolo por el pasillo, agarrado de mi mano, hasta mi habitación, y allí lo coloqué en el borde de la cama para luego darle la vuelta y así poder quedar frente a mi. Por primera vez pude tener una buena vista de las heridas horribles, desagradables y feas en su rodilla y caderas. Rápidamente me arrodillé frente a él y recorrí la punta de mis dedos muy ligeramente sobre aquella contusión. Luego desplacé la mano mas arriba, hasta llegar a la lesión delante de su cadera. Me incliné para mirar bien de cerca y pasé los dedos suavemente sobre el área roja, metiéndolos muy, pero muy suavemente. Sentí cuando se retorció un poco, por el dolor, y me incliné para ver mas cerca todavía, simulando estar revisando o examinando la herida. Pero mis ojos no estaban mirando ninguna herida: sólo estaban enfocados en aquel pene justo delante de mi…a solo centímetros de mi cara…de mi boca.

La cuca se me volvió como un alboroto, me revoloteaba, agitada y me fallaba la respiración sintiendo como los jugos invadieron mi cuca. ¡Dios mío! Si pudiera… yo codiciaba hacer muchas cosas con ese pene…pero no podía.

Me puse de pie y lo empujé suavemente hacia atrás, para que se sentara al borde de la cama. Le levanté el brazo lesionado, simulando examinar la herida, pero con el rabillo del ojo, o de reojo, le veía el pene…allí estaba…ese pene desnudo…entre su piernas…sentado sobre mi cama.

La cuca de nuevo me comenzó a temblar por las olas de excitación, el ardor y la pasión, y sentí como me llegó otra cantidad de jugos vaginales. Ojalá que no se me chorrearan los líquidos fuera de la pantaleta!!

-Quédese aquí un momento -traté de susurrarle como con una voz gutural y destemplada. –Ya vuelvo.

Yo bajé corriendo, apurada, en dirección al baño, pero tuve que detenerme para recuperar el aliento y calmarme; respirar mejor. ¡El estaba en mi cuarto!! Sentado sobre mi cama!!! ¡Desnudo!! Y su pene estaba …justo allí!!

Recuperé la compostura y entré en el baño a toda velocidad, sacando el cepillo eléctrico de dientes, el secador de pelo, y el cepillo para peinarse, los cuales estaban colocados en una pequeña bandeja. Abrí la caja del botiquín y saqué un tubo de crema para primeros auxilios y rollos de algodón. Rápidamente fui hasta el gabinete en donde estaban la ropa blanca, y saqué gasa, vendas, y el peróxido. También tomé una tela para lavado de heridas, y la mojé con agua tibia. La apreté para exprimirla y así quedara casi seca, colocando luego todo en la bandeja y empezar a correr otra vez hasta la habitación.

Allí lo encontré muy tranquilo, sin moverse en el mismo lugar en donde lo dejé. Traté de no quedarme mirando demasiado su pene cuando me acerqué, para que no sospechara, pero mi boca prácticamente se me hizo agua sólo con pensar en ese machete frente a mi. Intenté colocar la bandeja sobre la cama, a su lado, pero luego pensé:

-Esto sería algo estúpido. No me va a dar resultados. Entonces me pasó por la mente una idea mucho mejor, porque estaba demasiado excitada: Me paré exactamente delante de él y di la vuelta, dándole la espalda, me incliné hacia delante y cuidadosamente coloqué la bandeja en el suelo. Mis pies estaban discretamente separados, de manera que yo estaba bastante segura de que podía verme la raja de la cuchara, y los labios mayores y menores de mi cuca entre mis piernas que se notarían mucho en esta posición que yo acababa de inventar.

Doblé mis rodillas ligeramente pero tropecé con la crema y el peróxido mientras tanteaba, buscando a tientas la crema de primeros auxilios. Yo estaba bien segura de que al estar inclinada de esta manera, con mis rodillas también dobladas, las nalgas se separarían y él podría ver mi diminuto hueco trasero y también una mejor vista de la cuca. Yo jugueteaba con la medicina un buen rato hasta que abrí el paquete con la gasa y las vendas. ¡Virgen María!! Quería que me tocara…me sintiera…me acariciara…que hiciera algo…algo, cualquier cosa, aunque fuera!!! Pasó un minuto, dos…pero, ¡nada: el hombre no reaccionaba!! Bueno, no insistí, me enderecé y me di la vuelta para quedar frente a él de nuevo. Le separé sus rodillas ligeramente y me quedé entre ellas, con el pañito mojado en mi mano. Apoyé un pié sobre en borde de la cama, por fuera de su cadera y tomé el brazo en donde tenía la herida. Lo coloqué sobre mi rodilla, para revisar el codo. Yo quería que…deseaba…rogaba… hasta rezaba… que en esta nueva posición sus ojos se posaran sobre mi abierta cuca, en este momento frente a su cara.

Le solté su brazo y di la vuelta, inclinándome de nuevo para limpiar el exceso de peróxido. Cuando di la vuelta para mirarlo de nuevo, pensé (o tal vez era lo que yo deseaba…y rogaba) que su pene ya se había puesto erecto aunque fuera un poquito, por todo lo que le enseñé.

Coloqué mi pie de nuevo sobre la cama, esta vez sin elegancia, de manera vulgar, y mis malos modales. Vulgarmente le mostré mi cuca justo a centímetros de su cara cuando tomé su brazo, y lo coloqué sobre mi rodilla de nuevo. Limpié suavemente con una tela la parte raspada y lastimada y ya segura de que había dejado de sangrar, solté el brazo. Me di la vuelta y me incliné una vez mas, esta vez para tomar un par de rollos de algodón. Repetí mi show colocando el pie sobre la cama, con las piernas abiertas, pero esta vez, cuando coloqué su brazo sobre mi rodilla, pude ver su ojos…mirándome entre mis piernas!! Entonces mi cuca me comenzó a temblar otra vez, en su interior por lo excitada que estaba, como si me llegaran ondas de placer.

De verdad…yo quería hacer eso…abrirme los labios de la cuca con las manos y preguntarle…rogarle… que…que…bueno…eso mismo. Meterme eso adentro.

Cuando terminé de asearle el codo rápidamente me arrodillé en el suelo frente a él para revisarle la rodilla. Yo sin querer dirigía la vista hacia su desnudo pene a sólo centímetros de mi cara cuando repetí de nuevo el proceso de limpieza, primero con el paño, y luego con el algodón y el peróxido. A pesar de que intentaba prestarle mucha atención a lo que estaba haciendo, intentando concentrarme, el clítoris me tembló sin yo querer, en el momento en que mis ojos se enfocaron hacia su pene, justo delante de mi cara. ¡Era tan perfecto aquel palo!! La boca se me hacía agua y sentí otro chorro de jugos que me bañaron la cuca. Terminé su rodilla y mi incliné aún mas, para ver la herida en la cadera.

–Ave María!! Ahora el pene se había colocado mas cerca, a menos de tres centímetros de mi cara…y de mi boca…

Limpié ligeramente la zona roja, muy desagradable, en la parte de delante de la cadera, y comencé a trabajar por los lados. No estoy muy se en cual posición quedó cuando se bajó hasta el borde de la camilla, pero así pude notar la herida que iba desde mitad de cadera continuando por un lado, para perderse de vista en el culo.

Le limpié tratando de llegar lo mas lejos que pude, y luego le susurré con la voz mas sexy que pude:

-Va a tener que levantarse y darse la vuelta un poquito.

Me dolió mucho decirle esto porque yo realmente no quería que se moviera hacia ningún lado, para que su pene no cambiara de posición, y quedara lejos de mi cara, pero me imagino que una vez que yo terminara mi “curación de enfermera”, tendría la oportunidad de darle a aquel pene todas las atenciones que yo deseara.

Luego me volví a agachar y él rápidamente se puso de lado. Era demasiado incómodo, con sus piernas rígidas y estiradas sin poderlas mover, sentado en el borde de la cama. Rápidamente, como rayo, me llegó mi primera inspiración: se me prendió el bombillo.

-Tengo una idea mejor -le dije arrulladoramente:

-¿Por qué trata de arrodillarse en el piso y se inclina sobre la cama?

El rápidamente hizo lo que le pedí y aunque pensaba que me daría un buen vistazo muy gracioso de su trasero, en esa posición tan incómoda, de todos modos se colocó en esa posición.

Desafortunadamente para él, pero con mucha suerte para mi, al limpiarle la herida, raspándosela, comenzó a sangrarle un poco, y un par de glóbulos de sangre, como gotas, le salían de entre las piernas…dos. Se le habían metido entre las nalgas, por la raja del culo. Se las limpié suavemente, una por una, todo el tiempo mirando su bello…apretado…perfecto culo, justo delante de mi cara. Terminé de limpiarlo y me llegó otra idea inspiradora, estimulante, excitante: agarré un tubo de crema para heridas y primeros auxilios y le dejé caer algunas gotas sobre el área que había limpiado.

Coloqué el tubo en su lugar de nuevo y comencé a utilizar la punta de los dedos para extendérsela…suavemente…muy suavemente…alrededor de la lesión. No pude evitar mirar entre sus piernas al echarme ligeramente hacia delante. En esta posición inclinada que él tenía, tanto su pene como las bolas estaban colgando entre las piernas, sobre el borde de la cama.

Yo solo quería…quería…yo quería… ¡Por amor de Dios, ¿Qué es esto que me está pasando?

Dejé que mis dedos continuaran tocándole las caderas, entre las piernas, la raja del culo. Sin darme cuenta, mis dedos ya se estaban acercando mas y mas a su enorme y gran raja, a sus bolas…a su pene…

Todavía me le quedaba mirando entre las piernas cuando de repente me quedé sin aliento y otra inundación de jugos me baño la cuca completamente.

Dejé de simular que no veía nada y llevé la mano a su otra nalga para comenzar a masajearle, restregar, apretar, las dos bolas a propósito…ya no disimulaba. Su pequeño y negro hueco me pestañeaba cuando me incline hacia adelante, para meter la lengua en aquel sitio y comencé a moverla, haciéndole cosquillas en las bolas con la lengua…siempre suavemente.

El tomó aire y se retorcía por la sensación…y no aguanté mas…continué haciendo lo mismo y mas duro. Estaba muy emocionada, por lo que me armé de valor y comencé a recorrerle todas las bolas, generosamente, las con todo lo largo de mi lengua. Eran tan sexy sentir aquello…sus bolas…mi lengua. Y ya no aguanté mas!!! Le lave con la lengua hasta la última parte, hasta donde podía llegar, teniendo que inclinarme mas y explorar su pequeño hueco con la punta de la lengua. El respiraba con dificultad y regresé a lasl bolas para seguirme dando banquete lamiéndolas por todas partes.

Muy suavemente le chupé la primera, y luego la otra, metidas dentro de mi boca, mi lengua recorriendo toda la piel tibia alrededor, atrapadas con mis labios. Levanté la cabeza un poquito y comencé a recorrer la lengua hacia arriba y hacia abajo del culo, evitando tocar en donde quedaba su pequeña abertura..esperando…esperando esperando…con paciencia, hasta que sus caderas comenzaron a sacudirse contra mi cara. Fue en ese momento cuando doblé la lengua hacia cierto punto y la metí derecho dentro de su diminuto hueco, para explorarlo. De nuevo comenzó a respirar con dificultad…y se sacudió. Ahora mis jugos bajaban libremente provenientes de mi cuca, goteando y chorreando por los lados de mis piernas mientras por fin traté de meter mi lengua dentro de su pequeña abertura. Di vueltas alrededor del rosado hueco, lamiendo….explorando…empujando. Sus caderas se movían...aplastándose contra mi cara…mi lengua…y pude oir como su respiración se tornaba pesada.

Bajé de nuevo mi cabeza, lamiéndole bien las bolas, pródigamente, con mi lengua, y luego chupándole la cabeza del pene entre mis labios. El estaba gimiendo cuando sentí que comenzaba a crecer el huevo dentro de mi boca y recorrí mi lengua en círculos alrededor de la suave cabeza de su órgano que ya se ponía erecto.

Retiré la cabeza para colocar mis manos sobre sus caderas. Le di la vuelta suavemente susurrándole:

-Creo que es hora de que te vuelvas a sentar sobre la cama.

A los dos o tres segundos, se había sentado, reclinándose sentado en el borde de mi cama. Yo me arrodillé de nuevo entre sus rodillas, separándoselas con mis manos. Extendí otra mano y abrí el puño para agarrarle el pene. Me incliné hacia delante, todavía mirando… con miedo, admirada, maravillada, por tan magnífica vista justo delante de mi cara. YA EL JUEGO SE HABÍA TRMINADO: Tenía que comenzar lo bueno para mi. Me incliné hacia delante y abrí bien los labios, empujando, hasta que sentí la cabeza de aquel pene golpear el techo de mi boca. Lo sostuve en esa posición durante un rato, moviendo la lengua en círculos alrededor del pene. Luego comencé a darle golpecitos con mi mano y sentí cuando de repente comenzó a hincharse y a crecer: se puso mas erecto.

Retiré mi puño apretado sobre su palo y eché mi cara hacia delante hasta sentir mis labios aplastar su bello pubico en el momento en que la cabeza de su pene me invadió mas la garganta. Me detuve por un momento a descansar, esperando a que me pasara aquella sensación: parecía que me estaba ahogando. Tan pronto como me pasó esto, me lo saqué de la boca y sólo la punta de su órgano quedó atrapada entre mis labios. Otra vez me movía hacia delante, disfrutando de la sensación que me producía la cabeza del pene presionando contra mi garganta.

Le di hacia atrás y hacia delante varias veces mas, y luego envolví con una mano la base del palo. Mi boca y manos se movían al mismo compás mientras sentía que se crecía y ponía duro. Sus caderas comenzaron a pegarse contra mi cara cuando dejé caer la mano que tenía libre entre mis piernas, para agarrarme la cuca. En ese momento me quedé sin moverme. ¡Estaba completamente mojada!! Los jugos prácticamente salían chorreando de mi cuca, bajando por las piernas, pero no me importó: mas bien usé la punta del dedo para comenzar a torturarme el hinchado clítoris mientras mi cabeza y mi mano empuñando el pene, subían y bajaban, mamándolo y haciéndole la paja, a todo lo largo del vibrante y endurecido órgano. Sentí cuando se endureció y ya sabía que iba a acabar: mi dedo volaba sobre mi clítoris a toda velocidad, masajeándolo, y pense: -¡Ave María Purísima!! Quisiera que me disparara todo eso dentro de la cuca…me lo lance adentro…quiero probar ese semen…bebérmelo…

Pero otra parte de mi ponía objeciones:

-NO! ¡No lo hagas! Pero otra parte dentro de mí decía: lo quiero, lo quiero adentro de mi cuca…lo quiero!!

La otra vocecita interior me hablaba en mi cerebro, gritando: -No, no lo hagas, …no hagas eso nena…vas a quedar embarazada… vas a quedar embarazada. ¿Quieres tener hijos?

La otra parte de mi cerebro gritaba:

-No me importa!! Yo sólo lo quiero a él. Que me lo eche todo dentro de la panocha!!

Esta discusión estallaba en mi mente y en ese momento las caderas de Marcos comenzaron a sacudirse contra mi cara. Su culo estaba todo el tiempo levantado, sobre la cama, cuando metió su pene entre mis deseosos labios.

-¿Qué hago? -pensé dentro de mi. Mi cuca estaba saturada, inundada con líquidos, el clítoris palpitaba cuando mi dedo lo restregó mas y mas rápido.

Mi “guerra” mental fue interrumpida por Marcos:

-¿Por qué no te montas aquí y te das la vuelta para que yo también disfrute?

Rápida como un rayo, me monté en la cama, mis rodillas sobre sus hombros y comencé a bajar mis caderas…mi cuca… y luego sentí su lengua acariciándome arriba y abajo entre las piernas, por detrás.

-¡Dios mio!! -pensé a mi misma cuando sentí un susto repentino. –Espero que no se le baje el huevo.

Sentí mis jugos corriéndome entre las piernas, mojados…pegajosos…a lo mejor le da asco y se la baja el pene.

-Qué tal que se le baje? -pensé, preocupada. Se detuvo un momento y yo me quedé paralizada: -Eso es. –Pensé. –Ya lo hiciste…hiciste que se le bajara. Le quitaste la oportunidad…

Pero se me olvidó que era un profesional. Segundos después, su lengua continuó…no acariciando..sino dándome lamidas igual que un perro lo hace cuando toma agua con mucha sed. Arriba y abajo…uno primero, primero yo, después él…ya se acercaba…mas y mas…

Me incliné, de nuevo para atrapar la base del pene con mi puño y empujarlo lo mas que pude dentro de mi boca. Seguí con mi movimiento mamando subiendo y bajando mi cabeza cuando sentí que sus caderas comenzaron dar empujones. El estaba devorándome entre las piernas con su lengua. Se movía hacia delante, su boca…su lengua…comiéndose todo lo que quedaba sobre las nalgas de mi trasero. Sentí cuando extendió las manos para agarrarme las nalgas , separándolas. Yo sabía que mi pequeño y negro hueco se vería vulgarmente a solo centímetros de su cara, y me pregunté si iba a…si iba a…bueno…ustedes saben…a…

Mis caderas se movieron en respuesta: sentí la punta de su lengua comenzar a acariciarme por encimita hacia arriba y hacia debajo de la raja del culo. Al principio, el no tocó mi pequeña abertura, pero acarició todo alrededor…acercándose cada vez mas…al hueco.

Sentí cuando los jugos me invadieron saliendo como inundación fuera de la cuca. Yo estaba moviendo mi trasero contra su cara…deseando que su lengua me…me…bueno, me…

Su pene comenzó a convulsionar, temblar entre mis manos y boca. Quería probar lo que saldría de este palo…pero una de las vocecitas me seguía grita: -No! Mámaselo mas para que te eyacule dentro de la boca!!!

La otra pequeña voz insistía: “Ten cuidado, porque te pueden poner una barriga”.

Su lengua por fin…por fin..tocó mi cerrado hueco y yo comencé a respirar con dificultad. Tuve que sacarme el pene de la boca para poder respirar. Mis caderas se sacudían. Su lengua … mi diminuto hueco…se sentía tan delicioso como me acariciaba el pequeño hueco con su lengua…algo vulgar y sucio.

Seguí con mi boca a su palpitante pene mientras su lengua furiosa y frenética me fustigaba …lamía…exploraba…mi pequeña entrada trasera.

Continuó en la gloria, en este paraíso tan soñado durante un buen rato, con mi culo presionando contra su cara mientras me hacía todo eso…él intentaba obligar a su lengua a introducirse aún mas, cuando sentí que había comenzado algo nuevo: su lengua me acarició suavemente hacia arriba y hacia abajo, a lo largo de mis labios de la cuca mientras mi clítoris estaba que gritaba por tanto placer; mi mano y boca se movían mas y mas rápido a lo largo de su órgano al mismo tiempo que yo presionaba, aplastaba mi cuca contra su cara pidiendo mas. Me retorcí …intentando desesperadamente que su lengua se colocara sobre mi clítoris. Su boca se acercaba mas y mas a donde yo realmente quería. Me estaba volviendo loca y estaba segura que mis jugos ya me inundarían…para bañarle la cara a este amante.

Finalmente…por fin…sentí un éxtasis como si estuviera en el cielo, en el momento en que la punta de su lengua pasaba contra mi palpitante y agrandado clítoris: acabé.

Si ningún aviso…sin darme cuenta que ya iba a tener el orgasmo…sentí que me venía…acabé…acabé…y volví a acabar.

Yo gemía, buscaba el aire, grité cuando aquellas maravillosas olas pasaron por mi cuerpo. Mis jugos salieron en gran cantidad de entre mis piernas, provenientes de mi cuca en el momento en que sentí su pene sacudiéndose. Mis piernas se apretaron fuertemente alrededor de su cabeza, dejándola aprisionada en el momento en que sentí otro espasmo que me estremeció. Su pene de nuevo se agitó, y extendí una mano, para tocarle suavemente las bolas. Sentí como se apretaban…al contacto con la mano. Ya era el momento…

Me detuve…pero todavía quería mas.

La pequeña voz de una persona enojada dentro de mi cabeza todavía insistía: “te van a embarazar, ¿Quieres un bebé?

Yo todavía buscaba aire, mi pecho se levantaba intentando aspirar el aire para que entrara a mis pulmones, cuando sentí su lengua regresar a mi clítoris, dándole muchas lamidas sobre la diminuta cabeza. Otra vez acabé.

-Esto no me puede estar pasando a mi -pensé. -¿Acabé dos veces en dos minutos?

Cuando pude respirar de nuevo con normalidad, me le quedé mirando a su pene, a solo centímetros frente a mis ojos. Yo palpitaba, me retorcía, me sacudía, con el clímax. Parecía como un pedazo de acero colocado entre las piernas de aquel hombre. Dios mío! Yo quería mas, lo deseaba..lo deseaba dentro de mi…pero la vocecita enojada dentro de mi cabeza…no me dejaba…

De repente sentí una inspiración y tuve una idea: Me bajé de arriba de él, rápidamente, para colocarme hacia el otro lado de la cama, en donde me puse en cuatro patas, reposando sobre mis manos y rodillas, frente a él, poniéndole el culo. Abrí mis piernas y comencé a pasarme un dedo sugiriéndole algo, hacia arriba y hacia debajo de mi inundada cuca, cuya raja ya goteaba. Me metí un dedo y lo hice girar alrededor, en círculos. Lo saqué, mojado con mis jugos, y me lo metí dentro del pequeño hueco del culo, acostada con la cabeza sobre la almohada y con ambas manos, y así me agarré las caderas, y alrededor del culo. Lo miré sobre mi hombro cuando me abrí las nalgas lo mas que pude. Sus ojos estaban fijos mirándome el trasero cuando le susurré con una risita: PUEDES USAR ESTE HUECO…ASÍ NO ME EMBARAZAS.

FIN

Traducido por Marcos Urbina
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CUENTO ORIGINAL EN INGLÉS

I led him through the kitchen, pausing to grab the small plastic squeeze bottle of anti-bacterial soap off the counter. I took him to the stairs and started up when my first flash inspiration hit me.

Two steps ahead of him, I "accidentally" dropped the small plastic container and bent down to pick it up. I knew that this should put my pussy just inches in front of his face.

I was hoping he would take the hint and do something...anything...but didn't want to linger too long in my bent over position. It would just be too obvious.

I straightened and led him down the hall to my room. Leading him to the edge of my bed, I turned him to face me. For the first time, I got a good look at the nasty ugly bruises on his knee and hip. I quickly knelt down in front of him. I ran my fingertips ever so lightly over the welt on his knee, and then moved my hand higher up, to the bruise on the front of his hip.
Leaning in close, I ran my fingertips gently over the red area, probing very, very gently.
I felt him wince a little, and leaned closer still, pretending to be inspecting his wound.
My eyes, however, were focused on his penis. It was right in front of me...inches away from my face...my mouth.

My pussy fluttered and my breath caught. I could feel the juices soaking me. Oh God how I wanted to...wanted to...

I stood and pushed him gently back, seating him on the edge of my bed. I held up his injured arm, pretending to examine his wound. But the corners of my eyes were still focused on his penis...right there...naked...between his legs...sitting on my bed.

My pussy fluttered again and I felt another flush of my juices. God I hoped I wasn't dripping.

"Stay right there for a second," I managed to whisper in a hoarse voice, "I'll be right back."
I scurried down toward the bathroom, but had to pause to catch my breath. He was in my bedroom! He was sitting on my bed! He was naked! His penis was...right there!

Regaining my composure, I entered the bathroom, hastily pulling the electric toothbrush, blow dryer, and hair brush off the small tray they sat on.

I opened the medicine chest and pulled out the tube of first aid cream and the cotton balls. Moving quickly to the linen cabinet, I pulled out gauze, bandages, and the peroxide. I grabbed a wash cloth and wet it with warm water. Wringing it almost dry, I placed everything on the tray and almost ran back to my room. He was still sitting right where I had left him. I tried not to stare at his penis as I approached, but my mouth was literally watering at just the thought...

I had intended to set the tray on the bed next to him, but then thought, "That would be stupid." A much better idea flashed through my fantasy inflamed mind.

I stopped just in front of him and turned around. With my back to him, I bent way over and carefully placed the tray on the floor. My feet were discreetly apart, so I was pretty sure he would be able to see my slit, and the lips of my pussy peeking between my thighs.

I bent my knees slightly as I fumbled with the tops of both the first aid cream and the peroxide. I was pretty sure that, bent over like this, with my knees somewhat bent, the cheeks of my butt would be parting and he should be able to see my tiny back hole, as well as a much better view of my pussy.

I fiddled with the supplies for a few moments, opening the gauze and the bandages. God I wanted him to touch me...feel me...caress me...do something...anything!

After a minute or two of...nothing...I gave up, straightening and turning to face him.
I moved his knees slightly apart and stood between them, damp wash cloth in my hand.
I propped one foot up on the edge of the bed, just outside his hip, and reached for the wrist of his injured arm. I draped it across my knee, inspecting his elbow again. I was hoping...wishing...praying...that in this position his eyes would be on my open pussy, now right in front of his face.

I let go of his arm and turned around, bending over again to retrieve the peroxide. When I turned back to face him, I thought, (or maybe just hoped...prayed), that his penis looked like it had swelled a little bit.

I propped my foot back up on the bed, again lewdly displaying my pussy just inches in front of his face, and reached for his arm, laying it across my knee. I dabbed at the scraped, bruised area with the cloth, and, satisfied it wasn't actually bleeding, released his arm. I turned and bent over once more, this time grabbing a couple of the cotton balls.

I repeated my show of propping my foot up on the bed. This time, when I placed his arm across my knee, I could actually see his eyes...staring between my legs. My pussy fluttered.
I really...REALLY...wanted to reach down and spread my lips open and ask...beg, for him to...to...to...

I finished cleaning his elbow and quickly knelt on the floor in front of him, inspecting his knee. My eyes were still distracted by his naked penis just inches from my face as I repeated the cleaning process with first the cloth, and then the cotton balls and peroxide. Even though I was kind of trying to pay attention to what I was doing, my clit was throbbing as my eyes were automatically drawn to his penis, right there in front of my face. It was just so perfect! My mouth was watering as I felt another rush of juices flush my pussy.

I finished his knee and leaned closer still, looking at the wound on his hip. Oh God his penis was now only inches away from my face...my mouth...

I dabbed at the ugly red patch on the front of his hip, and then started around the side. I'm not exactly sure how he landed when he came down on the edge of the deck, but this bruise started on the front quarter of his hip and went all the way around the side, disappearing under his butt.
I dabbed as far as I could, and then whispered in my sexiest voice, "You're going to have to kind of lift up...and maybe sort of roll over."
It kind of hurt me to say that because I really didn't want him to move anywhere that would move his penis from in front of my face, but figured once the "nurse thing" was over, I might get the chance to give his penis all the undivided attention I wanted.

I ducked back and he promptly rolled onto his side. It looked uncomfortable as hell, with his legs stuck out straight from the end of the bed. In a flash, the next inspiration hit.

"Better idea," I kinda cooed. "Why don't you scoot down here and kind of sort of kneel on the floor and lean over the bed?"
He quickly did as I asked, although I think he gave me a kind of a funny look as he moved into position.

Unlucky for him, but very lucky for me, this scrape was actually bleeding a little bit, and a couple of the droplets had dripped onto his upper thigh...a couple onto his butt cheek.
I dabbed at them one by one, all the while staring at his beautiful...tight...perfect butt, right in front of my face. I finished cleaning him and had another flash inspiration.

I grabbed the tube of first aid cream and dribbled a few drops onto the scraped area. I put the tube back down and started using my fingertips to gently...very gently...spread it around the bruise.

I couldn't help but bend over slightly and look between his legs. In his bent over position, both his penis and balls were hanging down between his legs, just off the edge of the bed.
Oh God I wanted to...wanted to...wanted to...
I let my fingertips continue playing with his hip, his thigh, the cheek of his butt. Without even realizing it, my fingers were getting closer and closer to his gorgeous crack, to his balls...to his penis...

I continued staring between his legs as my breath became short and another flood of juice washed through my pussy.

I stopped pretending.

I moved one hand to his other cheek and began kneading, rubbing, squeezing, both of them...deliberately...obviously...
His tiny back hole was winking at me as I leaned forward, sticking out my tongue. I began moving it, tickling his balls with just the tip...ever so lightly.

He gasped and twitched...but didn't resist...didn't pull away. Emboldened, I began lavishing them with the full length of my tongue. It was so sexy...his balls...my tongue. I couldn't get enough! I washed every little bit of them I could reach, even leaning forward and probing his tiny pee hole with the tip of my tongue.

He gasped again and I went back to feasting on his balls, licking everywhere. I very gently sucked first one, and then the other into my mouth, running my tongue all around the warm soft flesh while my lips held him captive.
I moved my head up a little bit and began running my tongue up and down his crack, avoiding touching his actual little opening...waiting...waiting...waiting...until his hips started humping back against my face.
Only then did I curl my tongue into a point and probe right at his tiny hole. He gasped again...and jerked.

My juices were flowing freely now, dripping down the insides of my thighs as I tried to push my tongue up inside his tiny opening. I swirled it all around the pink hole, licking...probing...pushing. His hips were rocking...mashing back against my face...my tongue...and I could hear his breathing start to become heavy.

I lowered my head again, lavishing his balls with my tongue, and then sucking the head of his penis between my lips. He was moaning as I felt him start to swell in my mouth and ran my tongue in circles all around the smooth head of his growing organ. I pulled my head away and put my hands on his hips. I twisted him around gently as I whispered, "Think it's time for you to sit back up on the bed."

Within a second or two, he was back up and sitting, reclining back on the edge of my bed. I knelt again quickly between his knees, spreading them apart with my hands. I reached forward and curled one hand into a loose fist, grasping his penis. I leaned forward, still staring...still somewhat in awe...at the magnificent sight right in front of my face.

The time for games was over.

I leaned forward and opened my lips, pushing forward until I felt the head of his penis hit the roof of my mouth. I held him there for a moment, swirling my tongue all around him. I started a stroking motion with my hand, and now could feel him quickly starting to swell and grow.

I removed my loose fist from his shaft and pushed my face all the way forward. I felt my lips mash his pubic hair as the head of his penis invaded my throat. I paused for just a moment, waiting for the gagging sensation to pass.

As soon as it did, I pulled my mouth back until only the smooth tip of his organ was between my lips. I moved forward again, delighting in the sensation of the head of his penis pushing into my throat.

I bobbed back and forth a few more times, then wrapped one hand again around the base of his shaft. My mouth and hand moved in unison as I felt him grow and harden. His hips started to hump against my face as I dropped my free hand down between my legs, grasping my pussy. I froze. God, I was soaked!

The juices were literally running out of me, dribbling down my thighs. I didn't care. I used a fingertip to start torturing my engorged clit as I bobbed my head and fist up and down the length of his throbbing hard on.

I felt his penis twitch and knew he was getting close. My finger was flying over my clit as I thought, "God...I want him to squirt...to shoot...I want to taste him...to drink him..."
Then another part of me objected, "NO!" I wanted more...I wanted...I wanted...

A tiny voice inside my brain screamed out, "Don't even think about it girl...no pregnancies...no babies..."

The other half of my brain was screaming, "I don't care! I want him!"

The argument was boiling in my brain as Brad's hips started jerking against my face. His butt was all the way up off the bed as he thrust his penis between my willing lips.

"God what to do?" I thought to myself. My pussy was drenched, my clit throbbing as my finger flew faster and faster.

My mental "war" was interrupted by Brad croaking, "Why don't you hop up here and turn around so I can play too?"

In a flash I was up on the bed, my knees straddling his shoulders. I started to lower my hips...my pussy...and then I felt his tongue tickling up and down the backs of my thighs.
"Oh God," I thought to myself in a sudden flash of panic, "I hope he's not grossed out."
I could feel my juices running down my thighs, wet...sticky...

"What if it turns him off?" I worried to myself.
He stopped for a moment, and I was paralyzed. "That's it," I thought, "now you've done it...you grossed him out. You screwed up any chance..."

I forgot he was a god...
Seconds later, his tongue returned...not tickling this time...but lapping at my thighs like a dog starving for water.

Up and down...one and then the other...getting ever closer to...closer to...
I leaned down, again grasping the base of his penis in a fist and pushijng as much of it as I could into my mouth. I resumed my bobbing motion and felt his hips start humping again.
He was devouring my thighs with his tongue. He moved upward, his mouth...his tongue...roaming all over the cheeks of my butt. I felt him reach up and grasp my twin globes in his hands, spreading them apart.

I knew my tiny little back hole was now lewdly displayed, just inches in front of his face, and wondered if he was going to...going to...
My hips were rocking as my answer arrived just moments later. I felt the tip of his tongue start to tease lightly up and down my crack. At first, he didn't touch my tiny opening, but teased all around it...getting ever closer and closer...

I felt another flood of juices wash out of my pussy. I was humping my butt back against his face...wanting his tongue to...to...to. His penis began twitching in my hand and mouth. God I wanted to taste him...but one of the little voices was still screaming, "No! You want more!"
The other little voice was still insisting, "No babies!"

His tongue finally...finally...touched my puckered hole and I gasped. I had to take my mouth off his penis, gasping for air, my hips bucking. His tongue...my tiny hole...it felt so delicious...so naughty.

I returned my mouth to his throbbing penis as his tongue began furiously lashing...licking...probing...my tiny back entrance. He continued this heaven for several moments, my butt pushing back against his face...trying to force his tongue inside me.
I felt him shift again, his tongue tickling lightly up and down the lips of my pussy.
My clit was screaming.

My hand and mouth were moving faster and faster on his rock hord organ as I mashed my pussy down against his face. I squirmed around, wiggling...trying desperately to get his tongue on my clit.

His mouth kept getting closer and closer to where I really wanted it. I was going crazy. I was sure my juices were flooding...drowning...his face.

Finally...finally...I felt pure bliss as the tip of his tongue brushed against my throbbing engorged clit. I came. No warning...no build up...I came...and came...and came...
I was moaning, gasping, whimpering as the wonderful waves washes through me. My juices gushed out between my legs as I felt his penis start to jerk. My knees clasped tightly around his head, imprisoning him, as I felt spasm after spasm shoot through me.

His penis jerked again, and I reached down a hand, gently cupping his balls. I could feel them starting to tighten...to contract. It was time...

I stopped...still wanting something more.
That little annoying voice inside my head was still insisting, "No babies!"

I was still gasping, my chest heaving, trying to suck air into my lungs when I felt his tongue return to my clit, lavishing warm strokes all over the tiny bud. I came again.

"This isn't happening," I was thinking to myself, "twice in two minutes?" As my breathing started to return to normal, I stared at his penis, inches in front of my eyes. It was throbbing, twitching, jerking. It looked like a piece of hard steel standing up between his legs. God I wanted it...wanted it...wanted it...in me...

The annoying voice in my head...denying me...
With a sudden flash of inspiration, I scrambled off of him, quickly moving to the other side of the bed. I got on my hands and knees, facing away from him. I spread my knees and pushed my butt up in the air. I moved a hand down between my legs and began suggestively running a finger up and down my drenched, dripping slit. I pushed a finger up inside of me, swirling it around. I pulled it out, wet with my juices, and pushed it against my little back hole. I laid my head down on the pillow and took both hands, reaching around my hips and grasping my butt.

I looked back over my shoulder at him as I spread my cheeks as far as I could. His eyes were glued to my rear as I hissed...

"Use this hole..."

THE END
Datos del Relato
  • Categoría: En el Trabajo
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