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Categoría: Maduras

La encargada del club y nuestro encuentro sauna

Me aventuro en esta ocasión a contar una experiencia que tuve con una mujer madura, a mis 20 años. La verdad es que la belleza esta en saber apreciar, y la belleza más atractiva a mi modo de ver es la imperfecta.



Una mujer madura ofrece experiencia, discreción y libertad, la cuestión es encontrar el lugar y la persona adecuada.



El club deportivo por membresía "el campestre" de mi ciudad, cuenta con algunas canchas de frontón, básquetbol, fútbol, ½ alberca olímpica, muchas áreas verdes y 1 baño sauna grupal; al fondo un bungaló de vivienda para la persona de mantenimiento.



Quien ahí habitaba era Norma, una señora divorciada de unos 45 años y sus dos hijos varones de 18 y 20 años. Ella era más bien alta (de 1.70 m. aprox.), morena clara, de pelo lacio y al hombro; de cuerpo llenito sin llegar a obesa, sus piernas eran gruesas y bien definidas, su trasero que ya había visto pasar mejores tiempos era grande y ya no tan duro, pero muy atractivo; su punto fuerte para mi eran sus enormes senos, bien naturales, juguetones por ya no ser tan firmes, de un color moreno bien claro y con unos pezones bien grandes (la aureola era grandísima) y la punta del mismo resaltaba siempre por sobre su sostén y blusa aún sin estar excitada, imaginen cuando lo estaba.



Yo en esa edad era bien ardiente, siempre estaba buscando el modo de verla o tocarla, a veces hasta resultaba demasiado obvio, pero ella me apartaba con delicadeza, tal vez me comprendía por que sus hijos eran de mi edad y siempre andaban atrás de las jóvenes que jugaban en el deportivo.



Así, por ejemplo, le pedía me prestara balones o pelotas, y en las agachadas de ella, yo aprovechaba para apreciar dentro de su blusa holgadísima sus nenas enormes; no había sostén que tapara totalmente su pezón por lo que siempre miraba buena parte de el. Norma incluso me dejaba ver un poco más (así lo sentía yo) durando más de la cuenta inclinada o moviéndose de tal manera que su pezón saliera del sostén y yo lo apreciara a plenitud. Yo, deliberadamente hacía deporte en puro short de licra (como los de los ciclistas), y ella al estar abajo buscando lo que le pedía quedaba a centímetros de mi pene erecto, el cual no podía evitar observar.



En muchas ocasiones en vez de estar delante de ella, me ponía a sus espaldas, provocando que en determinado momento al agacharse o pararse, se rozaran su trasero bajo su minifalda negra del club y mi pene bajo mi licra. Habíamos tomado cierta confianza entre nosotros, lo que me daba motivo de tocarla o verla a la menor oportunidad.



Una ocasión, la ví barriendo la orilla de la alberca y al llegar al lugar donde yo estaba dentro, me salí de golpe provocando que Norma me viera mi miembro bien despierto y con el glande tan hinchado que casi la pedía a gritos. En otra ocasión tuve la suerte de verla defecar, por un orificio que quedo tras su baño durante una remodelación en el lugar, aquel lugar solo duro un día, pero fue suficiente para darme cuenta de algunas cosas: su ano se abría una enormidad y se veía bellísimo; sus labios vaginales eran muy gruesos e hinchados y su obertura se veía a simple vista; y, una cosa que me sorprendió: lo tenía rasurado a rastrillo.



Las masturbadas por las noches pensando en ella eran obligadas, no dormía hasta eyacular pensando en su encanto de mujer madura.



Tenía yo que cuidarme mucho de sus hijos, eran muy celosos y ya comenzaban a sospechar de mí. Pero aquel fin de semana se descuidaron, era sábado y desde temprano se habían ido a una fiesta con sus amigos. Se quedo Norma esperando que se fueran los últimos socios para terminar de limpiar el sitio e irse a descansar; el último lugar que limpiaba eran las regaderas y sauna una vez que cerraba.



Yo permanecí dentro del club escondido dentro de los baños; la mire venir por la ventana y empezó mi plan, justo al entrar Norma pudo apreciar muy bien y cerca mi pene orinando en el mingitorio de la entrada, se sorprendió y sin dejar de mirarlo dijo: -"Caray te quedaste dentro, discúlpame por entrar así, ahora te abro la puerta de salida"-.



Le conteste (metiendo mi pene ya en mi short): -"Si no es molestia te quisiera pedir que me dejes bañar, no me tardo, mientras puedes seguir limpiando, te juro que no te estorbare, tu has tus labores normalmente y como si nada por favor ¿sí?"-



Norma me sonrío y contesto: -"Mira, estos son los momentos que yo aprovecho para bañarme, por eso limpio esto hasta lo ultimo, por eso lo hago solo con mi toalla encima, así que no te pases de listo que te conozco y apúrate para luego entrar yo al vapor "-.



Entre al vapor totalmente desnudo, al cabo de un rato entreabrí la puerta y pude ver que Norma ya limpiaba afuera del sauna las regaderas con tan solo una toalla blanca encima, la cual solo tapaba de medios pechos hasta bajo la cadera. Las inclinadas eran fenomenales, su culo sobre sus piernas era insoportablemente delirante, y una de sus niñas de plano se había botado fuera de la toalla.



Estaba apunto de eyacular sin siquiera tocarme el miembro, cuando la mire venir hacía mi, corrí a sentarme a la banca del sauna. Norma entro entró y me busco entre la oscuridad blanca del vapor, me encontró sentado con las piernas estiradas y el miembro bien firme. –"¿todavía aquí? Ya termine todo y tu todavía no te puedes ni bañar, y caramba cada vez tienes menos vergüenza conmigo Walter. Obviamente estas bastante caliente y no me refiero al vapor ¿o no?"



-"No lo puedo evitar, mira como te ves con tan solo esa toalla, ¿Tu crees que tus senos no me provocan, y tus piernas no quisiera tenerlas abiertas enfrente mío?"- le contesté, esperando una reacción de rechazo y hasta agresiva de ella. Cual fue mi sorpresa lo que me dijo sonriendo y con comprensión.



-"No te hagas el inocente, que eres tu el que tienes tiempo provocando estas situaciones, estas que no se como has aguantado y no me has penetrado a la fuerza; pero ahora arreglamos esto de una vez…"-



Sentado yo aún, Norma se puso de rodillas y acaricio mi pene (no muy grande, una cosa normal y que yo rasure en su honor) suavemente con su mano; yo, baje la toalla de sus senos para apreciarlos y sentir su calidez, viendo esto ella, puso mi miembro en medio de sus ubres y lo masturbo muy lentamente sirviendo como lubricante nuestro sudor. Estaba como les comete a nada de venir, por lo que en sólo ½ minuto al ver Norma que era inevitable se llevo la verga a la boca y no dejo salir ni gota, muchos chorros que no la dejaban ni respirar pero aguanto la venida.



Me recosté extasiado en la banca y la doña se acabo de quitar la toalla y se dio un regaderazo frío. Como a los 5 minutos estaba mi verga erecta otra vez y vino hacía mi nuevamente Norma, me dijo que me acostara en la banca y la complací; se sentó encima mío, metiéndose el pene hasta el fondo de un golpe, ya no estaba tan apretada, pero estaba riquísima. Cogió por unos 15 minutos sin parar, gimiendo mucho, se veía que ya le urgía una verga dentro de mucho tiempo atrás; en ese lapso yo eyacule dentro de ella pero eso no la detuvo hasta lograr un mega orgasmo, me sorprendió la mojadota que se dio y medio. Al acabar ella, se dio cuenta que me faltaba poco a mi e inmediatamente sacarlo dentro de sí, me masturbo muy rápidamente con su mano; al mismo tiempo yo no quitaba las manos de sus tetas que manifestaban un pezón impresionante, eyacule salvajemente hasta casi quedar sin sentido.



Me quede recostado en la banca no se cuanto tiempo más, estaba exhausto; Norma al otro extremo de la banca acostada abierta de piernas de frente a mi con su vagina rasurada a rastrillo (que suave era), descansando placidamente su baño y orgasmo.



En un momento dado me dijo doña Norma: -"Creo que es hora de que te vayas a casa Walter te van a regañar, mira, como lo tuyo es muy fuerte, o.k., si quieres cogeme una vez más como y por donde quieras y nos despedimos"-.



Claro que acepte la oferta, le pedí se pusiera de rodilla sobre la banca y con su culo hermoso al viento; la penetre por su oscuro y enorme ano bien lubricado por el sudor que emanábamos, la folle bien lentamente para disfrutar al máximo; norma pujaba y pujaba bien rico y fuerte de placer. Mis manos en esos momentos recorrían a placer sus senos impresionantes y su vagina hinchada y rasurada. La eyaculación fue demasiado intensa en cuanto a sensación dentro de su ano, tuve que detenerme de la pared para no desmayar.



Descansamos un poco y luego nos dimos un baño mutuo en la regadera fría. Nos vestimos y me abrió para salir del deportivo; no se ni como llegue a mi casa con aquella debilidad provocada por el vapor y la señora Norma.



Luego de esto, si hubo un par de encuentros parecidos por ahí, pero sin llegar a ser amantes en forma. Con los años el destino se llevo a cada cual por su lado, pero recuerdos de esta índole son imborrables. Ya les contare otra de normita, un día que este inspirado y melancólico como hoy.



Escríbanme señoras maduras me gustaría tener contacto con alguien para contarnos nuestros secretos y darnos un poco de placer por este medio electrónico.



Espero valoraciones y sobre todo comentarios, por favor, esa es mi recompensa, dese un tiempo para hacerlo estando seguro que las leeré mucho y con gusto.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 9
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