Todo sucedió una noche, cuando salí de la universidad algo tarde. Vivo bastante lejos, así que cuando tomo un autobús tan tarde, por lo general llegando a mi destino, siempre quedan algo vacíos. Esta vez me demoré más de lo acostumbrado y ya no había transporte para mi casa. De pronto vi pasar el autobús de un amigo y, al hacerle señas, éste se detuvo. Iba totalmente solo y me dijo que no me preocupara porque él me llevaría a casa aunque antes tenía que hacer un mandado. No me importó y subí.
Al llegar al lugar donde él se dirijía, recogimos a dos hombres más que eran conocidos de él. Estaban tomando. Mi amigo bajó del autobús y fue a conversar con esos sujetos. De pronto, todo se tornó muy violento y salí para ver qué pasaba. Me contaron que mi amigo les debía dinero y si no les pagaba le golpearían. Mi amigo no tenía dinero y francamente yo tampoco, pero uno de los sujetos -llamado Paco- dijo que yo le gustaba mucho y podíamos hacer un trato. Al principio no me gustó, pero luego accedí. Para ser franca, no solo lo hice para que no le pegaran a mi amigo sino porque muy dentro de mí había soñado tener sexo con un hombre mayor, y esta vez serían dos.
Subimos al autobús y buscamos un lugar solitario. Yo vestía una minifalda bastante corta, con una blusa ligera, y no tenía sosten. Al llegar, nos estacionamos y Paco empezó a tocarme las piernas, los muslos y, cuando llegó a mi coño, se dio cuenta de que yo estaba bien húmeda. Eso le molestó un poco y me gritó "¡zorra!", pero continuó acariciándome. El otro hombre me acariciaba los pechos con la boca, me los estaba mamando deliciosamente mientras mi amigo miraba desde el puesto de al lado.
Paco, que era algo grueso, de unos 53 años, empezó a bajarse los pantalones, alegando que tenía que cobrar toda su plata y yo le pagaria hasta los intereses. Me arrancó mis pantaletas y me tendió sobre el piso. De un sólo empujón me metió su polla, increiblemente grande y dura. Comenzó con movimientos enérgicos que se fueron acelerando poco a poco, hasta que sentí cómo su semen me llenaba. Al terminar, yo estaba cansada, pero el otro sujero me volteó y empezó a empalarme. Me dolía horrores porque yo era virgen por mi culito y, en efecto, se lo dije; pero eso le excitó aún más y me dijo que no me preocurara porque ya no lo sería más y él le daría buen uso.
Luego de meter la cabeza de su polla, empezó a empujar. El dolor era horrible pero después se transformó en placer. Me gritaban cosas como "perra", y me preguntaban si quería seguir siendo sodomizada. Con sinceridad, contesté que sí. Al principio no me gustó pero después fue realmente delicioso. Comencé a moverme frenéticamente y a gemir. Él no se quedaba atrás y sentí, después de un rato, cómo se corría dentro de mí. Paco se molestó porque cuando él me lo metió yo no reaccioné igual, y cuando su amigo terminó me tomo con fuerza y empezó a sodomizarme con la botella de la bebida que tenían. Creí que moriría de dolor. Luego me obligó a decirle lo excitada que estaba.
Parecía un caballo. Cada embestida me hacía gritar de dolor. Luego, el otro sujeto se acercó y me metió su polla en la boca. Yo estaba fuera de mí. Cuando empezó a correrse dentro de mi boca, tragué con desesperación mientras que su amigo se corría en mi culito.
Al irse, le dijo a mi amigo que la cuenta estaba saldada. Éste me recogió de dónde quedé tirada, recuperándome de semejante follada, y me pidió que le dejara follarme, así que le dejé . Estaba tan llena de semen que su polla entró fácilmente en mi concha. Al llegar a casa, me duché y me dormí. Ahora, cada vez que veo a un hombre mayor, me excito mucho al recordar la forma tan brutal en que me montó aquel hombre.