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Categoría: Confesiones

LA DE CASTELLANO

Era yo demasiado joven como para pensar que una mujer madura pudiese sentirse atraida por mí, pero así pasó y te contaré como. Sucedío hace ya muchos años, cuando asistía al colegio secundario, un colegio demasiado estricto en cuanto a la disciplina como para andar pensando en tener aventuras amorosas dentro de él.
En ese tiempo yo tenía varias chicas de mi edad con las que salía. Después de clase o durante los días de asueto, siempre había alguna que me llamaba para que la lleve al boliche a bailar, les gustaba lucirse conmigo. Yo en ese entonces tenía un buen físico, producto de las actividades deportivas que desarrollaba y además decían las chicas y mujeres que conocía que era atractivo y simpático.
A las chicas con las que salía, por lo general rápìdamente lograba cogerlas y ellas eran felices, aunque sabían que yo era demasiado jóven como para aspirar a algo serio conmigo.
Recuerdo que salía con Estella, con Analía, con Norma, con Ana María, con Nora, con María Ines, etc, etc, yo estaba siempre "chocho" de tener a quién coger.
También venían a casa a estudiar junto conmigo, especialmente si estudiábamos en mi habitación. Recuerdo que mi madre, complice a sabiendas, dejaba que estuvieran conmigo en mi dormitorio... se deba cuenta que lo que menos hacíamos era estudiar.
Por supuesto yo había aprendido algunos métodos para convencer a mis "amigas" de que debían dejarse coger, por lo general, les alababa el perfume de su pelo, lo que me daba lugar a acercarme a ellas para "atacar", luego de su sorpresa adquirían "calentura" y me dejaban hacer, etc, etc.
Pero lo que yo te quiero contar es la siguiente anécdota, el día que cumplía 14 años, en horas de clase, todos los compañeros y mis "compañeras" me felicitaban, estabamos en la hora de "castellano", nuestra profesora era una señora algo regordeta, de nombre Alicia, muy, muy seria ella, no dejaba traslucir nunca, cual era su estado de ánimo, siempre imperturbable, tenía creo, cuarenta años y no era fea... era bastante alta, rubia, de ojos celestes, y boca carnosa.
Ese día, el de mi cumpleaños, vino a mí y fué ese mismo día que la ví sonreir por primera vez, me deseó feliz cumpleaños y volviendo luego a su habitual seriedad, regresó a su escritorio.
A partir de allí observé que me miraba permanentemente en todo momento y a pesar de su seriedad, esa osquedad estaba solamente en su boca, en sus ojos había ternura.
Al terminar su hora se despidió y se marchó rápidamente de nuestra vista. Nosotros por nuestra parte, también comenzamos a retirarnos porque terminaba el día escolar para los alumnos.
Salí del colegio rumbo a casa, ese día, como nunca, solo, adelante mío caminaba, rumbo a su vehículo, Alicia, mi profesora de Castellano.
Miró hacia atrás y vió que venía detrás de ella, entonces, como nunca, con su seriedad de siempre se detuvo y me esperó. Pensé que había algo que no andubo bién mi clase del día de hoy y que ella me lo iría a reprochar como siempre lo hacía con todos lo alumnos, diciendo por lo general:
"...alumno, preste más atención porque tal cosa o cual cosa...".
Pero no, como con mi padre nos ocupábamos de hacer trabajos de electrónica, me dijo: "...Ingel... ¿podría decirle a su padre que vaya a casa a cambiar un tomacorrientes que no funciona bien?..."
Le contesté: "...si profesora; pero sucede que mi padre está viajando ahora... ¿está usted muy apurada?..."
Me dijo:..."si, la verdad es que estoy apurada pero podrías hacerlo tu, entonces?... si no me cobras mucho..."
..."si, profesora, cuando quiere que vaya?"... le contesté.
Me respondió: ..."si quieres, ahora mismo... yo te llevo en el auto"...
..."como no, profesora, es un trabajo que puedo hacerlo rápido y no le voy a cobrar nada"... le dije.
Subí al auto, partimos, no conocía su casa, solo sé que estuvimos andando casi un cuarto de hora para llegar a ella siempre en silencio los dos, ni ella decía nada, ni yo tampoco... llegamos, me invitó a bajar y me invitó luego a entrar a la casa, una hermosa casa moderna y amplia.
Me invitó a sentarme y me ofreció una gaseosa
para tomar ya que era una tarde muy calurosa.
Ella trajo gaseosa para mi y un vaso de leche para ella, tomé un trago y le pedí que me enseñara cual era el tomacorriente que debía cambiar.
Me dijo entonces que no me apurara, que había tiempo suficiente para eso.
Me preguntó con una amplia y sonrisa: "... ¿está bien fría la gaseosa?
Le contesté que estaba fresca y deliciosa.
Alicia me dijo que ella no le gustaban las gaseosas.
Yo le pregunté si siempre cuando hacía calor tomaba leche caliente.
"...Siempre tomo leche... me encanta la leche..." me contestó, pero esta vez con una sonrisa muy sugerente.
Me gustá su sonrisa y me puse más locuaz entonces... más simpático y reímos los dos en un par de oportunidades.
Siempre con sumo respeto hacia ella, en un momento dado y con una agallas que no sé de donde las sacó, (nunca me hubiera yo imaginado lo que me iba a suceder). Alicia se acercó a mí como nunca tan cerca estuvo y casi susurrándome al oído me dijo: "...¿te gustaría que te tome tu leche?..."
Me turbé, sé que me puse de todos los colores, no atinaba que hacer, ni que decir... no tenía coraje para nada... quedé paralizado. Más cuando ella bajó su mano y a través del pantalón acariciaba mi pija, que estaba tan endurecida que parecía iba a estallar.
Con sus manos me empujó suavemente para recostarme en el sillón, abrió mi bragueta y sacó afuera mi miembro, yo estaba totalmente sin habla y sin movimiento, aunque en un acto reflejo, moví mi cintura hacia atrás... ella me dijo entonces: "... no te resistas mi machito, te va a gustar... ya vas a ver...".
Se arrodilló delante mío y miraba mi miembro... mientras que con ambas manos me daba suaves y dulces masajes. De repente comenzó a pasar la lengua por la cabeza de mi pija, muy sueve y despacio... se dió cuenta que estaba por acabar y se detuvo un momento... luego introdujo mi pija dentro de su boca y comenzó siempre suavemente y muy despacio a mover su cabeza y masturbarme con su boca... sentía yo que por momentos ella gemía en forma deliciosa, yo estuve a punto de explotar
varias veces y ella entonces se volvía a detener. De repente me dijo: "... mi amor... voy a tragar todo tu rica leche... movete con todo y acabame todo en mi boca...".
Volvió a chupármela y yo a moverme con mayor violencia, metía mi pija hasta su garganta, yo estaba tan excitado que en pocos segundos más estaba listo para acabar, le dije entonces: "...ya te acabo... mi amor... quiero que tragues todo..."
Y alli empecé a acabar...sé que es mucho el semen que Alicia se tragó ese día, porque minutos después volvimos a hacerlo de la misma manera. Ella disfrutaba del sexo únicamente de esa manera... me comento.
Cuando ambos estuvimos totalmente rendidos decidimos despedirnos, yo partí para mi casa llevándome de ella, le promesa de muchos días y tardes más, iguales a esta.
Pero luego de este día... ella volvió a su habitual seriedad, a su inmutabilidad, a suy parquedad, nunca más volvió a ser la Alicia que conocí el mismo día en que cumplí catorce... hace ya mucho años, y ...¿quieres saber algo más?... aún la extraño.
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 6.06
  • Votos: 463
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
yamil lebev
invitado-yamil lebev 09-01-2004 00:00:00

Debo decirte que tu relato es sumamente interesante y emocionante. Sigue escribiendo. Yamil

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