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La Dama de la Pasion

~~Hola, me llamo Alejandro, tengo 19 años, y me gusta mucho el sexo. Estoy ya cansado de tantos relatos que cuentan relaciones tan rápidamente, en las que sólo hay una cogida y todo se acaba, que quiero presentar mis ideas con más originalidad, con más variedad, para que los lectores de marqueze puedan disfrutar de sensaciones nuevas. Soy de Buenos Aires, Argentina, y si alguna chica quiere saber más de mí, mi dirección es macho_arg007@hotmail.com.
 Bueno, hermosa, ahora sigo con mi relato. Como ya te había dicho, ella y yo acabamos estirados en el baño, abrazados, con mi miembro dentro de su conchita, luego de una fenomenal cogida. Nos quedamos así un rato largo, totalmente exhaustos, dormitando brevemente. De pronto, ella se incorporó un poco y me dijo que esa noche teníamos que salir, para seguir con nuestras aventuras. Yo le dije que sí, que por supuesto que seguiría haciéndolo con ella, pero sólo sí aceptaba vestirse como yo se lo pedía, y, una vez que hubiéramos salido, aceptaba hacer lo que yo le pidiera. Laura aceptó en el acto.
 Claro que si íbamos a salir, teníamos que estar, esta vez, limpios de verdad. Así que al momento nos fuimos a bañar, lo que hicimos los dos juntos, pero sin pasar de unas breves caricias, pues deseábamos reservarnos para la noche. Nos secamos mutuamente, yo a ella y ella a mí, y luego le pedí que nos quedáramos desnudos en su casa, puesto que hacía calor y eso me excitaba. Ella me dijo que no había problema, siempre y cuando me mantuviese en el mejor estado para esa noche. Yo le dije que por eso no tenía que preocuparse.
 Así estuvimos unas horas más, comimos, etc, hasta que se acercó la hora de partir, y le pedí que me mostrara su guardarropa así podía elegir qué tenía que ponerse. Lo hice con cierta lentitud, escogiendo detalladamente cada prenda, pidiéndole varias veces que se probara alguna que quería saber cómo le quedaba. Finalmente, quedó con lo siguiente: zapatos aguja, sin medias, en los pies; una tanguita pequeña, blanca y bien bordada, abajo; encima de la tanga, una pollerita corta, tableada, que le quedaba a unos 15cm encima de la rodilla; y arriba, un top muy ajustado, que permitía que se le viera toda la panza, strapless, que le marcaba un escote fenomenal, más aún porque no llevaba corpiño y entonces se le notaban los pezones. Iba casi sin maquillaje, pero peinada con dos trencitas, que le daban un aspecto de niña que me excitaba aún más. En resumen, ganas de comérmela me aparecieron ahí mismo.
 Yo llevaba lo mismo que esa tarde: un saco azul con corbata, y un slip muy pequeño.
 Fuimos en remís a la disco. Cuando, llegamos, estaba lleno de gente.
 Pensé: “Mejor, así menos bola nos dan cuando empecemos a hacer cosas raras”. Inmediatamente, ella, que ya estaba un poco achispada, me sacó a bailar.
 Lo hicimos al principio con tranquilidad, como si nunca hubiésemos cogido; pero poco a poco empezamos a calentarnos, yo me fijaba cada vez más en sis hermosos pechos, en los pezones erectos que se notaban a través de su top, y el pene comenzaba a subirme de volumen. Ella acentuaba aún más esta sensación, porque se dio cuenta y empezó a rozarme con disimulo la entrepierna con su rodilla, para que yo me diese cuenta pero los otros no.
 Poco a poco, nos fuimos acercando más el uno al otro, hasta fundirnos en un beso apasionado, mientras bailábamos y nos acariciábamos mutuamente, yo sus ehrmosas anlgas, ella, subrepticiamente, mi miembro. Estuvimos así un rato largo, hasta que me cansé y le pedí que apráramos para toamr un trago. Fuimos, entonces, por él; pero le pedí que mientras lo prepararan, fuese al baño y se sacase su tanguita, para traérmela.
 Ella me obedeció sin dudar, y se amrchó para cumplir el encargo, mientras yo me daba vuelta y empezaba a beber un poco. un rato después, sentí que alguien me abrazaba de atrás y me ponía una tela húmeda en la mano. Me llevé eésta hasta la nariz, oliendo el delicioso aroma femenino que exhalaba, mientras daba vuelta mi cabeza para besarla otra vez.
 Después de beber los dos, seguimos bailando un rato, pero la cosa se puso interesante recién cuando comenzaron los lentos. Entonces nos colocamos el uno junto al otro, sensualmente abrazados, y comenzamos a acariciarnos todo, mientras ella podía sentir contra su húmeda conchita toda la dureza de mi falo erecto. Me cansé rápido de esta suerte de masturbación, y le pedí cogerla ahí mismo. Ella dudó un poco, porque el lugar estaba lleno de gente; pero con la calentura que tenía, no me resultó muy difícil convencerla.
 Fue así como disimuladamente abrí mi bragueta para de ahíu sacar mi pija, a la vez que le subía su sexy pollerita, y empecé a penetrarla. No sé si fue la penetración más larga, o mejor hecha, de mí vida; de lo que sí estoy seguro es de que nunca tuve una más excitante. A pesar de la pscuridad, y de que casi todos bailaban, yo bien sabía que habría alguno que se daría cuenta de lo que hacíamos; pero sabía, también, que esto era justamente lo excitante. Y fue así como me la cogí en asquel lugar, lentamente, para no resultar tan obvios y para que la excitación durara más; hasta que, finalmente, largué un largo chorro de semen en su interior, inundando toda su intimidad, mientras me fundía con ella en un largo y apasionado beso.
 Ella me dijo que había sido espectacular; por lo visto, también la había excitado al situación. Sin embargo, ambos queríamos más, todavía no nos dábamos por satisfechos. Ella me preguntó qué quería hacer, y yo le respondí que estaba deseando que me lo chupara, pero no ahí, mejor sería afuera.
 Así que salimos del lugar dodne tan bien la habíamos pasado. Nos fuimos caminando esta vez, buscando algún oscuro rincón donde ella podría devolverme algo de lo que yoo le había entregado. Finalmente, hallamos un lugar que nos dejó satisfechos; ahí le bajé su top de un tirón, para que sus tetas quedaran al aire. Laura, por su parte, se arodilló, abalanzándose sobre mi entrepierna. Rápdiamente me abrió el cinturón, y me bajó el cierre del pantalón, para dejar mi miembro al aire, y empezar a mamármelo con maestría.
 Fue una sensación realmente maravillosa, única. Ahí estábamos los dos, en emdio de la noche, semidesnudos, y haciendo el amor. Ella me lo chupaba realmente bien: despacio, deteniéndose de vez en cuando para la emr un poco, volviendo a tragársela entera después; también me acariciaba los huevos, y de vez en cuando em los chuupaba, poniéndome más cerca aún del cielo, si cabe. Fianlmente, sentí que estaba por explotar. Le pedí entonces que se tirara en la vereda, con sus senos al aire, mientras yo me sentaba encima de ella, colocando mi pene entre sus tetas, para que después ella me lo apretase y la cogiera por ahí. estuvimos así un rato más, cogiéndola yo por las tetas, alg que tanto em gusta, hasta que exploté, largando todo mi esperma en su cara, su cuello, sus senos. Me aseguré de luego de dejar mi miembro bien limpio pasándolo por la suavidad de su piel, y le dije que se cubriera con el top, pero que no se limpiase, que quería que llegara sucia a su casa. Ella aceptó, para sopresa mía, y nos incorporamos para volver. Cuando llegamos, sin embargo, estábamos tan rendidos de cansancio que nos tiramos en la cama sin hacer el amor.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
  • Media: 2
  • Votos: 1
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