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Categoría: Confesiones

La culpa es de tu hermana ¡la muy zorra!

Mario es un muchacho joven y atlético, bien parecido mas bien alto, de cabello al ras, estilo militar, quien acaba de regresar a la casa de su amigo Nacho, después de un partido de fútbol, siendo muy de confianza de la casa, pues se conocen desde niños y como se encuentra muy agotado después de un arduo partido, entra en la alcoba de su gran amigo y sin muchas consideraciones prende el equipo de sonido y luego se deja caer sobre la cama.

En esos momentos en la otra habitación, ocurre otra escena diferente, Lalita, la hermana menor de Nacho se encuentra n su habitación, ella igualmente regresó hace poco del colegio.

Se las voy a describir: tiene algo mas de quince años, de cabello claro largo y lacio, con unos labios gruesos y unos dientes muy blancos, su sonrisa es enigmática, la hace parecer algo mayor de lo que realmente es, por otro lado es una niña muy dulce y agradable, moderna y descomplicada, todos los amigos de Nacho la merodean, le mandan saludes y le coquetean siempre que pueden, ella la verdad no les presta mucha atención porque piensa "que pereza tener a alguien cercano a su hermano", además esta muy desarrollada para su edad, pues tiene unas piernas largas y bien contorneadas fruto del deporte que practica regularmente, un par de tetas de película, una cinturita de avispa y unas nalgas esculturales, una mente de casi niña metida en cuerpo de casi mujer...

De igual manera les voy a contar algo que sucedió en esa ocasión, era un lindo día de verano como cualquier otro, el calor insoportable, las prendas lo mas vaporosas posible, aquel día, esta chica, regresó de su entrenamiento como porrista del equipo de fútbol, lo primero que hizo al entrar a su habitación fue quitarse la pantaleta debajo de la falda pues estaba húmeda y sudada, se sentía realmente incomoda, no tenia ninguna otra prenda debajo para que no se le marcase, como es la vanidad, un suave y agradable frió invadió su entrepierna, que bien se sentía, ya se disponía a quitarse el resto del uniforme para proceder a bañarse, cuando empezó a sonar el teléfono incansablemente...

-Rin....Riiiinnn...Rinn."y el bendito teléfono inalámbrico de su cuarto no aparece por lugar alguno...."

Entonces, decide contestar desde el cuarto de su hermano, sin muchos preámbulos entró rápidamente en la habitación por temor a que se cortara, no tenia la menor idea que Mario se encontrase allí, lo contempló por unos instantes, llamo mucho su atención el bulto que insinuaba en medio de las piernas, alli concentró su mirada, lo contempló descaradamente pensando para sus adentros que el no se daría cuenta de nada...

-Esta bien bueno...que rico lo que tiene allí entre las piernas, ¿cómo será? Y ese solo pensamiento hizo que le recorriera un calor por el cuerpo..., pensó...con sus amigas habían fantaseado innumerables veces sobre todos los compañeros aunque todo se quedaba en especulaciones ya que hasta el momento las experiencias reales eran muy pocas y mas aun las que se confesaban siendo ciertas, cada que podía contemplar un hombre semidesnudo sentía esos calores concentrados entre las piernas, el único hombre desnudo que había podido observar era el del libro de anatomía, sin embargo para sus adentros pensó, ... "pero es el mejor amigo de Nacho, además es muy engreído y es casi un niño...," meneo la cabeza como evaporando aquellos locos pensamientos.

Siguió de largo, dio la vuelta a la cama, tomó rápidamente el teléfono y se paró junto a la mesa de noche quedando frente a la ventana y de espaldas a la cabecera de la cama donde se encontraba Mario durmiendo.

Efectivamente la llamada era para ella, se trataba de su amiga Tami y el tema era el mismo de siempre, largas conversaciones triviales, que como le parecía fulano, que el uno le había dicho, que la otra decía...., que si esto ... que si aquello, todo giraba alrededor de un tema especifico muchachos y sexo...

Al principio habló bajo como evitando despertar a Mario, luego se enfrasco en una conversación con su amiga, estaba mirando por la ventana y diciéndole no se que cosas a su amiga cuando de repente se quedó petrificada.....

No se atrevió a voltear a mirar, Mario la estaba rozando las piernas con la yema de los dedos y experimentaba una gran cantidad de sentimientos encontrados, los pensamientos la invadían, temor primero, "que se creía este intruso", por un momento pensó en detenerlo pero el hecho de saber que el estaba allí, sentir a Mario contemplándola completamente, como nunca nadie la había visto, era muy excitante, era una primera experiencia, era consiente que le estaba dando una ración de vista completa, su rostro se encendía, su mente era como mil pensamientos en uno, los calores la invadían, escalofríos recorriendo todo su cuerpo en forma intempestiva, en forma descarada Mario había empezado a acariciar sus muslos desde donde se encontraba acostado y ella no sabia como reaccionar, en un momento pensó en colgar y salir corriendo....

Pero no lo hizo, se quedó tratando de seguir hablando por teléfono con su amiga como si no estuviera pasando nada, se confesó que no se atrevía a voltear mas por temor a la reacción de Mario, ella no quería que el se detuviera, deseaba fervientemente que el continuara con la exploración de su anatomía,

Mario se había dado perfecta cuenta de su presencia desde el instante en que ella había entrado a la habitación, el corazón le empezó a latir aceleradamente, sus sentidos se pusieron alerta, sus ojos aparentaban estar cerrados pero la podía ver perfectamente y el conjunto era encantador, su mente le repetía, "esa faldita corta de porrista le quedaba de maravilla", a cada instante estaba mas cerca, las piernas resaltaban muy ricas, cuando al fin se colocó en contraluz de frente a la ventana Mario tenia una vista muy excitante, sus piernas casi juntas ocultaban esa conchita apretadita, casi sutil, sus bellos brillaban de cara al sol, sus formas se dibujaban perfectamente y por encontrarse mas bajo, desde su posición podía contemplar totalmente las nalgas de Lalita, no había barrera alguna sus blancas y redondas nalgas se veían perfectamente, su falda mas que tapar dejaba ver todos sus encantos. Aquella visión era sobremanera sensual, el bulto de Mario crecía a cada instante, sentía que se iba a explotar, sin embargo sus movimientos seguían siendo precavidos pero sus dedos continuaban acercándose cada vez mas a aquel sitio donde ella concentraba el placer.

Lalita, empezó a mover casi imperceptiblemente sus caderas con cada caricia como infundiendo animo a Mario a que continuara su exploración, aunque cada vez la emoción era mayor, se sentía delicioso como la mano jugaba explícitamente con los labios de su raja, este ya lo estaba haciendo sin recato alguno aunque Lalita no le daba la cara, ya que no se atrevía a mirarlo porque se perdería el encanto, seguía de espaldas hablando, interpretando su papel, como si nada estuviera ocurriendo y mirando al patio, con una mano sostenía el auricular en con la otra se estaba acariciando los senos disimulada pero descaradamente con movimientos circulares por encima de la blusa, sabia que apretar los pezones y masajear los senos le producía mucho placer, en un momento su mente le ordeno que abriera sus piernas y su cuerpo le obedeció inmediatamente, con el fin de permitir y facilitarle que Mario invadiera sus partes mas intimas, eso era lo que realmente quería en esos instantes, para que negarlo, su cuerpo le pedía guerra y ella deseaba que la tocaran toda, su mente no quería pensar mucho.

Era su primera vez, pues nunca antes se había dejado tocar allí por nadie, aun mas ella se había acariciado mas veces de las que estaba dispuesta a aceptar solamente porque muchas de sus amigas le habían dicho lo bueno que era hacerse una paja, era una rutina de hacerlo y luego arrepentirse por guarra, aunque ella lo considerara por su educación como algo pecaminoso, al final el placer se anteponía y la guerra la ganaban sus manos que ya sabían hacer maravillas en aquel sitio....

La voz se empezó a sentir algo diferente, así se lo manifestó su amiga.

-¿que está pasando allí amiga?

-Naaadaa...(por sus muslos escurrían líquidos lubricantes que manaban de su sexo)

¿Seguro....?

-"Siii..."

-Pero que tienes, te siento extraña?

-"Nooo...", monosílabos por temor a ser descubierta y por que no podía casi ni hablar de la emoción....como decirle que quería que le metieran no uno sino dos o tres dedos o... eso si mejor eso... cochina yo..y que no se le ocurra parar!!!.

-Se te escucha diferente....

-Nooo, ahaha...se mordia los labios, la emoción de aquella situación tan extraña, era indescriptible, no pares y su vista por momentos se nublaba.

Mientras decía esto sus muslos se cerraban y apretaban para abrirse nuevamente, la mano de Mario, que para esos instantes ya estaba totalmente empapada con sus líquidos, Mario hizo algo que encendió mas si es posible a Lalita, se llevó los dedos a la nariz como oliendo el mas rico de los manjares y luego se metió los dedos a la boca para lamerlos rápidamente.

su respiración era acelerada y casi no podía entender las idioteces que le decía su amiga, y poco le importaba, su mundo se concentraba allí entre sus piernas y en las sensaciones que estaba experimentando, para esos instantes Mario le había introducido un dedo en su rajita, otro de sus dedos trataba de entrar en aquel otro orificio, y lo peor de todo es que el placer se hacia insoportable, los músculos genitales se contraían espasmódicamente, el dedo hacia presión en los pliegues de su ano la acariciaba entrando y saliendo mientras su pubis era invadido de una forma .

Algo nuevo ocurrió de pronto, Mario valiente, contemplando como respondía el cuerpo de esta chica, descaradamente levanto un poco su cabeza y con las manos, hábilmente atrajo el culo de Lalita a su encuentro, aunque permaneció acostado, lo que hacian unos instantes las manos de fueron reemplazadas mas bien reforzadas, por la boca de Mario que se pegó completamente, unos labios que querían comerse totalmente aquella almejita tan húmeda y olorosa, chupaba y jadeaba, ella igualmente movía rítmica y aceleradamente la cabeza y las caderas, quería sentirse completamente invadida aunque no se atrevió a cruzar palabra alguna con su adversario y seguía tratando de no perderse en la conversación con su amiga.

-Te estas masturbando...

-"Cochina", le dijo su amiga entre risitas,

-"no te da vergüenza?"

-"Me estas poniendo a mi también caliente..."

-"Que te tiene así cuéntame... dime...."

-Ahhh, uiiiiiii,

-"me vengo"... si..siiiii ¡¡¡¡ahaahhhhha!!!

-Aparentemente su amiga Tami, había entrado en el mismo juego y estaba jadeando y masturbándose, aunque no sabia en que situación tenían a Lalita, ella nunca fue capaz de contarle a ninguna de sus amigas lo que había ocurrido allí. Aun mas nunca tocó el tema y Tami hizo lo propio.

De pronto no pudo contenerse mas, sintió como si se desocupara por dentro, las convulsiones de su vagina se irradiaban al cerebro por la espina dorsal y a todo su cuerpo, toda ella, estaba experimentando el mas rico de los orgasmos, la lengua de Mario sostenía el clítoris, que tenia vida propia crecía y vibraba con cada arremetida, llevando el compás un dedo seguía entrando y saliendo cada vez mas rápido, el otro dedo se había logrado introducir pero solo hasta la primera falange, sabia a ciencia cierta que era un estreno, todo ello lo era, el punto era de no retorno.

Su amiga la llamaba desde el otro lado del teléfono...

-Lalita... LALITA!! ...

-"Queeeee, uhiiii... hahahahaaaaaaa"

-"Me corro, si, si.... me estoy viniendo... y apretaba los labios...."

-"que rico.... ahaaaaaiiii.!!

Se quedó por unos instantes como paralizada, todo su cuerpo en tensión, y fue fluyendo como desinflándose, los deseos locos que la habían invadido ya no se agitaban aceleradamente, recibían unos fluidos que eran la mejor prueba de lo que habían hecho.

En un momento Lalita, le colgó impetuosa el teléfono a su amiga con una despedida corta y rara, paulatinamente recobraba la calma. Nuevamente su mente se puso en orden y sin siquiera voltearlo a mirar salió de la habitación de la misma manera en que entro, en la puerta se encontró de frente con su hermano, trató en vano de seguir sin prestarle atención, Mario estaba sentado en la cama asustado y no supo que decirle a su amigo quien con una risa maliciosa miraba primero a uno y luego al otro...

-Picarones, aquí que paso preguntó sonriendo socarronamente y simulando estar bravo y haciendo mala cara?

-Nada, respondieron asustados los dos al tiempo.

Sin embargo el rostro de ambos los delataba, Lalita ahora pálida, salió rápido y se escondió literalmente en su habitación, El cuerpo estaba en paz era ahora su mente la que la estaba mortificando, como había sido capaz de no decir nada, de autorizar con su silencio lo que allí ocurrió, aunque claro lo había disfrutado enormemente y ya estaba pensando como o con quien repetirlo...

La verdad, después de ese suceso, no cruzaron una sola palabra sobre el tema, aun mas nunca ninguno de los dos hizo alusión alguna a lo vivido, a Mario la daba pena mirarla a la cara y ni que decir de Lalita

Mario no supo que decir, su amigo lo miraba y lo que podía observar era su rostro descompuesto, un olor delator se respiraba en la habitación, el bulto en su entrepierna daba claros indicios del desastre ya que una marca húmeda rodeaba la parte frontal de la pantaloneta, al final lo único que respondió fue:

-Si algo pasó aquí no fue culpa mía, la culpa fue de tu hermana, y en su mente completo "la muy zorra...."

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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